sábado, 24 de febrero de 2024

Suicidas atormentadas-Cecilio Olivero Muñoz

 


A mayor sufrimiento en vida del poeta o la poeta que se suicida, mayores serán las dádivas y los homenajes póstumos. Pero si en vida no le hacían ni caso, después de muertas todo serán elogios.

 Hablaré de mujeres poetas. Por ejemplo, Alejandra Pizarnik, en vida no querían su poesía, aburría, cansaba, bostezaban de tedio, pero, una vez muerta, todo eran halagos y reconocimientos. Cuando ya no le iban a servir de nada. Porque dejó este mundo apartándose del carnaval rutinario. Otro caso que me llama la atención es Virginia Woolf. En vida era una lesbiana loca con esquizofrenia y justo cuando murió ahogada en un río todo devino lisonjas y buenas críticas. Se tiene muy poco en cuenta y nadie dice nada, pero estas mujeres están relegadas al olvido en vida y tienen el denominador común de que vivas no eran leídas, y fueron suicidas ejemplares. También ocurre el caso de Sylvia Plath. Hasta que no murió por el monóxido de carbono del horno de gas no tuvo ningún reconocimiento. Y todas eran unas grandes poetas, pero la vida ha sido mala e injusta con estas mujeres. 

Decía Jim Morrison: —quieren tu muerte, hecho pedazos (…). Y sí es así la vida de un escritor/a, no vale la pena el agasajo estando ya muerta. Hay mujeres, muy buenas poetas, que imitan a estas tres mujeres. Pero, en fin, peor es que no hablen de ti ni muerto. No es cuestión de vanidad, es justicia poética.

 Es malévolo el porvenir hipócrita hacia estas mujeres y huelga decir que tanto hombres y mujeres suicidas han escrito con ese destello tan extremadamente brillante por tener la valentía de plasmarlo en negro sobre blanco. Eran poetas atormentadas, su legado es el mayor homenaje que podemos tener, leerlos, disfrutadlos, aunque ellas no estén presentes está su palabra valiente. 

Decía Shakespeare: —quien se quita la vida se quita el miedo a la muerte. 

 

 

sábado, 17 de febrero de 2024

Reseña Literaria (Juan A. Herdi)

 


Lorena Salazar Masso

Maldeniña

Editorial Tránsito, 2023

 

Hace tres años la conocimos con una novela que fue todo un descubrimiento: Una herida llena de peces, sin duda uno de los grandes títulos de este lustro, una de esas obras primas que llaman la atención por su calidad y por la intensidad de su texto. Entonces muchos intuimos que estábamos ante una escritora extraordinaria que daría mucho de qué hablar. Así ha sido: Lorena Salazar Masso nos vuelve ahora a maravillar con su segunda novela, Maldeniña, y nos ha vuelto a sorprender con un relato en el que destaca la atmósfera de un mundo en decadencia, visto desde los ojos de una niña que procura aprehender lo que le rodea. 

Malvive la niña en un hotel gestionado aparentemente por su padre, entre ausencias que no lo son tanto y personajes borrosos aunque perfectamente delineados. Todo ello en una ciudad afantasmada en la que la vida parece diluida. Esta escritora colombiana se caracteriza sin duda por esto, por crear una atmósfera apabullante y que ocupa un espacio fundamental en el relato, puede incluso que sea el tema de la novela, la atmósfera, ese vínculo que nos ata a lo que nos envuelve, a un mundo que tal vez no nos pertenece, con unos personajes que se unen de un modo extraño, una decadencia que se impone como una neblina que lo sumerge todo, y que a todas luces resulta fundamental para que ese artefacto que es la novela encandile al lector. 

Contribuye sin duda un estilo cuidado y directo, frases desnudas, sin ornamentos, y muy precisas, una forma de contar que logra atrapar al lector, con esa precisión del lenguaje de quien domina la escritura y el idioma. Permítaseme el tópico: es algo propio de los autores colombianos, su dominio del idioma, el de un país con una riqueza del castellano sin igual y que se vuelve toda una característica de su literatura, a todas luces una de las principales en este idioma.

De ese modo vamos acompañando ese proceso de la niña que asiste a la disolución del mundo que le circunda. Al igual de lo que ocurrió con su primera novela, el lector disfrutará del texto y de lo que se cuenta en ella, una novela breve que es toda una joya literaria que el lector sabrá sin duda degustar. 

sábado, 10 de febrero de 2024

Aprender a estar solo-Cecilio Olivero Muñoz


…y tendrás que aprender a vivir contigo mismo, a estar solo. A veces es peor la soledad con pareja, ¿qué digo a veces? Siempre. Por eso la escritura es terapéutica, y leer te hace más acompañado. Escribir sin miedo y escribiendo aquello que te dices a ti mismo es la base de una buena escritura. La escritura tiene como denominador común que la soledad es el destino de tu propia metamorfosis. Y todos los individuos están relegados a cruzar por la metamorfosis del alma. Y todo lo que pueda enmendar la soledad vale la pena. El momento de la realización, de escribir palabra tras palabra te hace más solitario, pero demonios, ¿de qué sirve la compañía? Escribo demasiado sobre la soledad, y en realidad no estoy solo. Estoy conmigo. Estar contigo ante un buen libro o escuchando un audiolibro es el hecho más solitario y a la vez la cosa más emblemática en el hecho real de estar acompañado. Quien está solo no es porque lo merezca, es porque ha elegido esa opción. Y siempre, y digo bien, siempre, es la única decisión que merece la pena. Todo está escrito, es todo cuestión de parafrasear o suscribir aquello por lo que luchaste con uñas y dientes. He leído a escritores que se repiten, o caen en el reducto de la epigonía. Es importante ser valiente escribiendo, lo que es inadmisible es estar siempre llorando y compadeciéndote de ti mismo. Este mundo tiene como verdad que si dejas de ser solitario, te conviertes en un ser sometido, en una persona prisionera, aunque vivas en un hogar acristalado. Y la verdad no siempre es lo que opina la mayoría. Por un lado está la verdad, que te ofrece o soledad o pocas amistades, y por otro lado está la posibilidad de la mayoría. Ese es el motivo del porqué el mundo es una mentira. Se niega la mayor siempre. Y mientras vamos caminando dejamos caminos nuevos, vamos abriendo una ruta, ya sea escribiendo, leyendo o escuchando. Todo se compone de lo que entendamos por soledad. Muchas veces es la verdadera razón del porqué se vuelve loca la gente, pero también es el momento preciso del desengaño y por ende de recuperar la cordura…

 


 

miércoles, 24 de enero de 2024

La palabra gratis-Cecilio Olivero Muñoz

 



La palabra gratis pone cachonda a mucha gente. Yo escribo, pero creo que mis libros no tienen ningún interés. Ni como concursante ni como referencia, ya que ponen el acento en las enfermedades psíquicas. El estigma normalmente no proviene únicamente de gente denominada “normal”.  También proviene como reclusión social. Nada es gratis en esta vida, y el precio siempre lo he pagado yo o mis padres, y me refiero a mis libros. Vivo una vida tan precaria que me arranco las muelas que se me van a caer con las manos. Hoy le he dicho a la asistente social que, si el precio de mis lágrimas escribiendo Diez plegarias atendidas debía ser gratuito, ya que entiendo que no vale la pena regalar mis libros, aunque sean malos. La gente no lee ni las ventanas de diálogo en Internet, ¿por qué tendrían que leer mis libros? Y más aún conociendo la naturaleza que me persigue como una sombra. Hablando de sombras, para los que no lean libros les doy mi más sentido pésame, esa frase no es mía, es de Javier Cercas, el escritor da en el clavo. Ya que considero que por esa frase y por algunos libros es uno de los mejores escritores de España en la actualidad. Cuando digo lo de quitarme las muelas con las manos no exagero. Es verídico. Fui a un dentista de los baratos y me cobró cien euros. Con cien euros hago una compra en el supermercado cojonuda. En fin, que no está el horno para bollos y menos aún pare regalar libros que nadie lee y que piensan que a mí me los regalan, aunque yo no diría tanto, hay algunas personas que sí merecen que les regale libros. Y yo me siento agradecido cuando me dicen que los han leído.