miércoles, 20 de agosto de 2008

CANCIÓN PARA UNA NIÑA



CANCIÓN PARA UNA NIÑA.
Mi niña tiene una pena
en el corazón de agua,
y se le hace caracola
en calles de ruido y mirada.
Mi niña es alegría tan sola...
cuando la verdad es nada,
es lagartija sin cola,
es cola recien cortada.
Ella sufre alejada y tan sola...;
mi niña nunca es envidiada.
Se calienta si se incomoda
(a rota lengua sosegada...).
Luna cuidala de las mareas
de las teas y las alhambradas,
y cuidala de antiguos estrategas
y ocultas murallas rasas.
Niña, niña, sin triste mecenas,
niña santa, perversa y sacra,
niña de espejo de luna y agua;
¡dime niña, si se remedia!
el ronco del mar cuando calla
y el pálido color que asedia,
la astuta flecha que calma,
la vuelta en dos y una y media
latido de volcán el mar brama.
-Dime niña luz del fuego-
semilla que abre pura su agua,
cenicero que se vacia y apego,
cumbre entre sudor y palabra.
Si el amor es uno y solo ruego
¿Qué me aguarda de su alma
si soy vida ante el muro ciego?
¿por qué esa ruleta rusa dispara?
La confusa parodia del miedo
y al despertar es ceniza, herida y brasa.
Por Cecilio Olivero Muñoz

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