viernes, 27 de febrero de 2009

28º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA NEVANDO EN LA GUINEA



28º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA
NEVANDO EN LA GUINEA
NºXXVIII 27-02-2.009

EDITORIAL XXVIII

CIFRAS Y LETRAS
¿CRISIS O TOMADURA DE PELO?

Circula un correo por Internet que habla muy explícitamente y sin ninguna demagogia sobre la crisis y creemos en “Nevando en la Guinea” que merecen unas líneas como éstas. El correo dice que un televidente llamó al noticiero de la CNN tras la noticia de que el gobierno estadounidense iba a inyectar (con el dinero del pueblo) la cuantiosa suma de 700.000 millones de dólares sin contar los 500.000 millones de dólares ya entregados a la banca con anterioridad. Y sin contar otros miles de millones de Euros que van a donar los gobiernos europeos. Y el televidente hizo un cálculo sencillo y real como la vida misma. El televidente calculó lo siguiente: si dividimos esos 700.000 millones de dólares por los 6.700 millones de habitantes que el mundo tiene, tocarían para cada uno de los seres de esta bola azul delirante e injusta que es el planeta TIERRA, la atractiva cifra de 104 millones de dólares por persona. Osease, que tocarían para cada uno 104 millones de dólares; que creo yo, que con esas cifras una persona viviría más bien que mal. Con ese dinero en el bolsillo de cada ser humano se acabaría la pobreza en el mundo. Pero eso no es todo. Para hacerlo más cercano: en España se sabe que el gobierno ha comprado la deuda a los bancos y les ha donado la cantidad de 30.000 millones de Euros hace muy poco tiempo, y todo para (dicen) para evitar el colapso financiero. Pues bien, esos 30.000 millones de Euros divididos por 46.063.511 habitantes que ocupan el territorio español (según los datos del censo municipal del 2.008) alumbran la friolera cantidad de 652,18 millones de Euros para cada contribuyente. Pero el cálculo va más allá, suponiendo que cada familia española e inmigrante tuviese 4 miembros corresponderían para cada familia la suma de 2.500,72 millones de Euros. Ahora yo les hago unas sencillas preguntas: ¿por qué aguantar más mentiras? ¿por qué aguantar tanta manipulación? ¿por qué aguantar no llegar a fin de mes por que las hipotecas siegan nuestros salarios? ¿por qué de tanta hambre en el mundo? ¿por qué no se reparte esa riqueza? ¿por qué unos tienen que vivir con opulencia y otros sin las mínimas necesidades? ¿por qué de tanta pantomima? ¡BASTA YA! ¡SEÑORES, NOS ESTÁN ENGAÑANDO!



POEMAS GRISES

Esos poemas rebosantes
de gris
son razón oportuna
para marcar una raya,
son ansiedad cercana
empañando cristales
por alientos desesperados,
son luz que se difumina
en las pupilas del alma,
son esas carencias sufridas
con un solitario color
de fría apariencia.
De un gris a gabardina
y a periódico de antes de ayer.
Como esas grises almas
ocultas tras la niebla,
también gris,
que desdibujan su filo
de luz y su silueta perdida.
Grises como ratas
que absorben el vacío
de los relojes y se van al mundo
buscando veneno que les dé
esa gris agonía lenta
del hombre y su sombra.
Esas horas grises de melancolía
y nostalgia preñada
de confusa etapa
de la naturaleza imposible.
Grises palomas de ciudades
miserables y lejanas,
de satisfacciones soñadas.
Miradas grises y contrincantes
del minuto espeso,
del momento marchito.
Hombres grises que en horarios
de oficina salen vomitando
sus adentros hacia
pasillos de monotonía de ceniza.
Obreros grises, taxistas grises,
Multitudes grises, mujeres grises,
e infinitos grises.
Todo es gris bajo el telón
de carroña y contaminada
discordia.
Hasta los muertos y las rosas
tienen un resumido gris
en la mirada y en el tallo
de espinas.
Por eso estos poemas grises
de lluvia que desafía
tienen una gris bofetada
de estatua y esfinge.
Tienen la gris carcajada
con sed de venganza
que reina triunfante sobre
las sepulturas de ángeles-niños
que dieron su vida
por la utopía del viento.
Grises párpados abiertos
que desnudan su beso
y su apretón de manos
ante la vida traicionera
que muestra su pistola
apuntando las sienes inocentes
que susurran amor.
Palabras grises de licor
y mortaja,
poemas grises de caricia
apagada.
Grises de mundo
y grises del todo y el nada.
Gris desperezo
y gris libertad colgada
del techo.
Gris y más gris,
esa es la vida
de luz que todo cadáver
busca luchando.


Por Cecilio Olivero Muñoz



Desasosiego


Salí de casa de Silvia y no pude menos que sentirme triste. Podría atribuirlo a la tarde que empezaba a declinar, lo que siempre me ponía melancólico, o a que ya había empezado a añorar a mi amiga, con quien mantenía una relación informal aunque intensa. Pero no sería exacto. Siento no ser nada poético, pero las cosas, a veces, no poseen tanta enjundia. Tras el regocijo de la tarde, breve sin duda, volvía a la realidad. Me apesadumbraba mi propia vida. O mejor dicho, mi falta de vida. Porque la que yo llevaba no me producía la más mínima satisfacción. Tenía veintitrés años y me daba la sensación de estar tirando la existencia por la ventana. Miraba a mi alrededor, a mis amigos, a mis conocidos, y todos parecían bregar por su porvenir mientras que yo me dejaba llevar sin tomar nunca una decisión. Y si alguna vez tomaba alguna, no la llevaba a la práctica, lo que viene a ser lo mismo.
Esa tarde la sensación de vacío se hizo más intensa. Mientras caminaba, le empecé a dar vueltas a mi situación, a mi falta de ánimo, a mi desasosiego. Me daba cuenta de que mi existencia no tenía motivaciones ni sentido. Tal vez suene en exceso trascendente, pero era así. Fue tan fuerte la zozobra que hube de sentarme en un banco. Miré a mi alrededor, mis ojos se humedecieron. Estaba tirando mi vida, el tiempo se me escapaba entre los dedos. Resultaba imprescindible que cambiara, necesitaba valor para afrontar los cambios, asumirlos de una vez, llevarlos a la práctica. Pero intuía que iba a desfallecer de nuevo en el momento más importante.
Se me hacía urgente, por ejemplo, hablar con mi padre, en ese mismo instante lo decidí de pronto, porque no podía ser que me organizara la vida como si fuera la suya y no la mía. Me armé de valor durante unos minutos, aunque no tenía certeza de que en el momento clave, cuando entrase en casa, se desinflara toda mi fuerza. Sabía además que se quejaría, era previsible que acudiera a su pesar, a su amargura, al tiempo vivido por él, tan nefasto, mírate en mí, me diría, un fracaso, no quiero que tú seas igual, afirmaría y sería para mí como una colleja. Me hundiría. Me haría sentir culpable. Sé lo que te conviene, repetiría, como tantas veces, antes de que pudiese sincerarme. Yo dejaría correr entonces mi intención de hablar con él, como si no cupiera posibilidad alguna de salir adelante. No tardaría en hundirme porque no era capaz de salir de esa realidad.
Había pasado ya tantas veces.
Pensé en Silvia. Tal vez ella tuviera razón al aceptar las cosas como venían. Falta de ambiciones, trabajaba en su biblioteca sin más preocupaciones que las más inmediatas. No le daba vueltas a nada y no parecía hundirse tampoco con una realidad que a mí ya me resultaba insoportable.
Deseé también que alguien se sentara a mi lado y me formulara las claves para entender lo que me pasaba y apuntar el camino por el que debería avanzar. Pero la gente cruzaba ante mí sin incidir en mi vida. ¿Dónde estaban esos momentos simbólicos en los que, de pronto, todo se te aparece evidente? Quizá sólo fueran un recurso literario, en la realidad no había escapatoria posible.
Me levanté y seguí mi camino. Se había hecho de noche. Refrescó. Vi un café y me entraron ganas de entrar y recogerme un rato más antes de volver a casa. Me ayudaría, me dije, a retomar algo del valor recién perdido.

Juan A. Herrero Díez



ESPERANZA CIEGA

A las madres y a sus hijos
nacidos con discapacidad intelectual.

Todas las madres
que están en estado
de buena esperanza
caminan a ciegas
esos nueve meses,
todas anhelan un hijo sano.
El capricho del destino
rueda sus dados de azar en la espera,
mientras la naturaleza,
es libre voluntad su semilla.
Lotería del cromosoma,
rosa rojiza de la vida y la ciencia
entre espina doliente
y amor orgánico y pureza concebida
busca sendero de hormiga y presencia,
la misma pregunta de incógnita
y misterio tras la cáscara
es la prisa del sueño ligero
dejando siempre claro
que
nadie quiere sufrir
esa oscura crueldad del hombre
y ninguna madre
desea sufrir por un hijo
tras el momento de peligro que existe
en esta vida de locura temporal
y enfermedad fulminante.
Las madres sufren la llaga
entre el péndulo niquelado
y la azarosa célula
de pulpa y de escondrijo
que crece y se multiplica
hacia la vida misteriosa
que parte de la luz y el témpano efervescente.
El embarazo
viene como agua en silencio
y la madre
coge su gran manojo
de ilusiones blancas y fugaces
y se contempla viva
en la silueta redonda
de efluvio y origen.
Un hijo es siempre un hijo
pues lo ganas tú a él,
y si eres buena madre,
él a ti.
Por eso duele
cuando él sufre,
cuando pasa hambre o tiene frío,
cuando es derrotado,
cuando cae,
y la muerte es un espanto,
del cual, se le aparta de ella,
intentando disimular
el preocupado aliento
que te empuja a la sombra.
De esa muerte,
nadie nunca preparado,
brota el caliente suspiro
y se ruega a un Dios del desorden
la tediosa alegría
que todo el mundo merece.


Por Cecilio Olivero Muñoz


HASTA QUE TENGAMOS QUE DECIR ADIOS…

Dedicado a Hilda Acosta

Tengo que descifrar las cartas astrales o el significado de mis sueños; curiosamente nunca volví a tener pesadillas ni sueños húmedos; pero me encanta interpretar con más pasión a la vida y escuchar los gritos de los silencios de las pieles de mis amigas o las historias fantásticas que callaron por tanto tiempo sus vaginas. Los sentimientos y el sosiego son como la sístole y la diástole, en la danza amorosa de las ingles; ese amoroso y violento apareamiento de los cuerpos y de las sombras, ese espirar, inspirar, espirar, inspirar… que nos conducen de su mano a caminar sobre el mar y las nubes… Hay mundos fantásticos por descubrir en las situaciones más absurdas y extremas; no es bueno quedarnos quietos; solo la actividad nos permite vencer esa gelidez que nos consiente avanzar o realizar nuestros sueños… el reposo es sano, cuando la fatiga nos sofoca como si respiráramos fuego. La sabiduría nos ha robado esa humildad de reconocer nuestra insignificancia, frente a la majestuosidad de la naturaleza… tenemos la opción de amar y crecer, si aprendemos y aceptamos que somos efímeros… sensibles a los vientos del destino… que nuestro destino es pasar como el viento o las aves migratorias.

Tenemos que aprender a buscar y a reencontrarnos con la belleza de la vida, de los paisajes, con la desnudez de nuestros cuerpos… desnudarnos completamente y desnudarnos para zambullirnos dentro de las aguas cristalinas del mar y el azul de las miradas del cielo. No nos lamentemos de lo que heredamos o de la realidad que vivimos; pensemos en lo que le podremos dar a heredar a nuestros hijos, un mundo mejor; quizás tengamos que pagar un alto precio por errores que nunca cometimos, pero no podemos desperdiciar ni un segundo, intentando recuperar el daño que le hemos hecho a la naturaleza como especie y la dignidad del hombre, ese apasionado animal que se ha dejado arrastrar por los instintos mas bajos y salvajes, hasta elegir el raptar como los murtes. La belleza debe ser natural, la mujer como hembra no necesita de perfumes, maquillajes, operaciones, tinturas, tatuajes, prendas para lucir más hermosas o exóticas; la belleza natural es hermosa como una aurora o un fastuoso crepúsculo de la vida… todas las estaciones de la vida son bellas, cuando aprendemos a descifrar sus versos; tenemos que dejar que el mar fluya como la vida, porque es el tiempo el que se encargará de alimentar su caudal…el destino se encomienda de aportarle afluentes…hasta que se convierte en un majestuoso sendero de vida…en un arteria indispensable o trascendental. Hay tanta belleza en el otoño, en esos contrastes amarillos, naranjas, rojos, verdes e incipientes grises y ocres… así muta la vida; igualmente todo se recicla, se vigoriza y se revitaliza como un amor fresco y con ilusiones, para plasmar en realidades en la intimidad.

No podemos seguir pensando en solo tomar frutos de la vida, sin sembrar semillas para cosechar con abundancia, nuevas esperanzas. Desde hoy, no debemos desvelarnos por el pasado ni por el futuro; debemos vivir con una apasionada sabiduría: el hoy y el ahora. Grandes lecciones recibimos de la naturaleza que no caza por cazar, ni asesina por asesinar, sino que toma exactamente lo que necesita; los animales generan sus viviendas sin destruir los paisajes, sin cementar los valles, contaminar los ríos, sin contaminar el aire o mutilar las montañas… solo viendo con ojos bondadosos y con amor a la naturaleza, descubrimos una belleza que crece y que amerita que nos extasiemos contemplándola. La naturaleza no necesita esforzarse para arrancarnos suspiros o expresiones de asombro; así deberíamos actuar mujeres y hombres, nunca alterar nuestra belleza natural ni avergonzarnos de nuestros cuerpos… integrarnos a los paisajes… compartir con generosidad todos los espacios de nuestros cuerpos, a las miradas que deseen observarnos sin malicia… tenemos que aprender a observarnos sin ruborizarnos… Nudelot no debe ser una utopía, ni un sueño de o para un exclusivo grupo…tenemos que generar paraísos donde el hombre se pueda reencontrar con sus estados primarios y naturales… la desnudez es el traje que nos permite soñar despiertos… la belleza es un concepto que nos permite volver a fantasear e imaginar despiertos… el amor y la amistad tienen que eslabonarse con la pasión de los colores, de los pétalos… así como una rosa roja inspira versos, amorosos pensamientos y es casi imposible que florezca en pútridos pantanos.

No podemos seguir sobreviviendo y vegetando como parásitos, viviendo por inercia sin sueños ni ilusiones; tenemos que aprender a volar como los pájaros, a nadar como los peces; no temerle a las tormentas ni a las olas en la alta mar… ni a los iceberg estigmatizados por el hundimiento del Titanic… simplemente alejémonos de las personas con espíritus opacos, tristes, solitarios… para que su mala energía no nos influya… la vida siempre será: más realista de lo que imaginamos y menos surrealista de lo que pensamos.

EL LOCO
2008-10-03
Por Héctor J. Cediel Guzmán


Cabeza de perro en el muro

Por Jorge Rodríguez Lagos


Venían a toda carrera con una vara en las manos,

el sudor era una pequeña tormenta en sus infantiles caritas.

- ¿de dónde vienen mis amores? / pregunté / tan agitadas.

- De por ahí, papi ; de por ahí / respondieron.

- de por ahí ¿dónde? / volví a preguntar /dejando a un lado la maquinade escribir.

- de pelear con esta varita /respondieron-riéndose/ con la cabezade un perro.

- ¿con la cabeza de un perro ...?-

si papi, un perro tenía la cabeza sobre el muro y gritaba :

¡ hermanos - hermanos! tengo hambre, mucha hambre

¡ hermanos !

- ¿y ustedes entienden el idioma de los perros? /pregunté/

- si papi, así decía.

Tengo hambre tráiganme a esas dos niñas para comérmelas.

Entonces tomamos esta varita para darle en el pico.

-Porque nos quería comer-

CARTAS DE AMOR DE UN ENFERMO DEMENCIALMENTE LOCO

Dedicado a ISABEL TORO “ISATOLUP”

1

Soy un animal enamorado por el vino de las estrellas; un demente enfermo de locura y amartelado al aroma de tu piel; me has acompañado como la lepra durante un rico manojo de años. Se que te han herido algunos versos, pero muchos te acompañarán durante las sombras de las largas jornadas, así sólo haya sido un accidente en tu historia. Mi alma conoció contigo la claridad y la magia de la demencia carmín de los sueños, en una modesta y solitaria habitación, que ya llevo grabada para siempre en mi corazón; alquilada a extraños forasteros, a medrosos pasajeros que siempre ingresan sin más equipaje que los disfraces que llevan puestos… nómadas siempre sin un rumbo por destino… sólo deliran sus pasos errabundos… como el cansancio de las huellas que dejan estampadas el dolor y el desencanto los enfermos mentales, por los pasillos de los sanatorios… Revoloteamos como caballos de fuego y te amé de rodillas… y te amé así o asá en silencio y te adoré con palabras soeces. Me conmoviste con embarazos indescriptibles y culilleros; atemorizantes como todos los compromisos no deseados con el futuro; y sin embargo, te seguí jineteando como a una ardorosa sierva salvaje. Te resucité como a una sonata muerta; bramamos como animales retozando o como las ramas de los árboles otoñales o las alas de las mariposas cuando se abren al abandonar las crisálidas; como un glúteo furioso cuando ansía ser empalado y escarmentado por la saliva del fuego; o los labios vaginales al rendirse sin capitular al deseo. Tus sentimientos de mármol, pudren al verde de mis risas; me he impregnado con la alegría de los pájaros, con el musgo de las llamas virginales de las durmientes que en la oscuridad se ensalvajan. Me ha derruido el silencio del amor; florece la tristeza como el amarillo de una tarde de invierno, cuando el dolor no es más que una sonrisa loca, extasiada por las mentiras piadosas que intentan en vano mitigar el daño. El fin sólo nos muestra el rostro otoñal de la vida que se escapa como una rata murte acobardada por la vergüenza. Ya no eres la mujer bella y apacible que conocí; siento apagado el fulgor de tu pasión y sin sentido tus ligeros azores... esas necedades que devastan mi deseo por ti.

EL LOCO

Por Héctor J. Cediel Guzmán




BENDICIONES DE LA LLUVIA
(poesía infantil)


UNA TARDE ALLÁ EN EL CIELO
LAS NUBES SE CANSARON DE SOSTENER
LAS GOTITAS DE AGUA QUE POR MUCHO TIEMPO
HABÍAN GUARDADO EN SUS ADENTROS.

Y LAS NUBES LLORARON Y LLORARON
HASTA QUE LLEGÓ LA MAÑANA,
LOS HILOS DE LLUVIA CRISTALINA
BAJABAN POR MI VENTANA.

HOY DESPERTÉ MUY TEMPRANO
Y DESDE MI CAMA,
ESCUCHÉ EL CANTO DEL ARROYO
QUE SE CONFUNDÍA CON EL DEL YIGÜIRRO
EN LA RAMA DE AQUEL HIGUERÓN.

MIRÉ EL AMBIENTE MUY DISTINTO,
EL AIRE MÁS FRESCO
Y LAS FLORES, SONREÍAN PORQUE EL AGUA HABÍA
BAÑADO SUS COLORES DE ROJO AMAPOLA.

MANANTIALES QUE NACEN EN EL ESPESO BOSQUE
CONSERVEN SU PUREZA,
PORQUE EN SUS AGUAS TRANQUILAS Y FRESCAS
ESTÁ LA ESPERANZA DE CONTINUAR LA VIDA
EN ESTE PLANETA.

-Luis Alberto Chinchilla Elizondo-
Grecia, Alajuela, Costa Rica
Correo electrónico: luischin_63@hotmail.com
1er ganador del 1er concurso
de poesía ofrecido por la revista cultural
“Espíritu Literario”.





“A LAS DOCE”

- ¿Qué te pasa Matías que estás tan triste? – Nada mama – A mi no me vas a engañar. A vos te pasa algo. ¿Estás cansado? Si ya no vas a la escuela. Hasta tu burrito está descansando.
Ahora que estamos solos, contame que te pasa. ¿Tienes fiebre? – No mama, sólo tengo una cosita aquí (se señala el pecho). – Así ¿y qué es eso? – No sé, pero cuando hemos ido a la ciudad con la Srta. Chichí, en la televisión decían a cada rato que iba a llegar Papá Noel, con muchos regalos y nosotros no lo hemos visto, por aquí nunca ha venido. - ¿Y eso te pone triste? – Si, porque quisiera que mis hermanitos y yo también tengamos regalos coloridos y que todo esté pintado de colorado, verde y dorado. Y un árbol grande lleno de regalos, tarjetas y cartas, como el de la ciudad.
¡Ay! Matías, es la primera vez que me hablas de esas cosas, yo no sabía que existía ese Papá Noel. Debe ser alguien de otro lado, algún extranjero, porque yo no nunca lo he escuchao nombrar. Y los colores hijo aquí también podemos adornar con talas, tuscas, paraísos, mistoles…
Al oro lo vamos a poner con los ramilletes de las tipas, las quellosisas y las florcitas de las tuscas, y al colorado con todas las flores del geranio que tu papá ha traído de Tucumán. Si, nosotros también tenemos esos colores, Matías. Nada más, que capaz que no los sabemos acomodar bien. Te prometo que yo te lo voy a preparar un árbol grande y hasta le vamos a poner papel celofán, que nos ha mandado tu tía Elena, en la última encomienda de Buenos Aires.
Y si te parece poco, hasta te lo puedo poner pedacitos de lana de colores de la última manta que estoy tejiendo para venderla.
- Está bien mama, no se preocupe tanto. Yo de flojo nomás mi puesto triste, por esas cosas que ni conocemos nosotros. ¡Pero es que me han gustado tanto los colores y los brillos…!
- Hijo, usted tiene que estudiar mucho. Me ha dicho la Srta. Chichí que es muy capaz, así que después va a ir a la ciudad para estudiar. Se va a recibir para poder comprar y adornar todos los árboles que quiera, mi muchachito. Y ahí también sabrá bien quien es ese Papá Noel.
Nosotros también vamos a celebrar el nacimiento del Niñito como todos los años. La bendición hijo, y vaya nomás a dormir, ahora es tiempo de descanso.
Al día siguiente. Matías estaba pensativo y su mamá volvió a arremeter con las preguntas - ¿Y ahora qué pasa hijo? ¿Siempre preocupado? – bah mama, ni yo mismo sé que me pasa. Hoy me he puesto a pensar que como somos pobres y no hay trabajo mi papá nunca está en la casa. Si no va pa’ la cosecha de la papa, va para el maíz, el algodón o la caña de azúcar. Yo hago cosas de hombre, porque casi no hay hombre en la casa.
- Matías vos sos un niño y debes vivir así como un niño. No quiero que hagas tareas de grande, porque vos no sos un hombre. Te faltan años, mi muchachito. A mi me gusta mucho cuando juegas con tus hermanos al “oíto chipaco”, a las bolitas y a las escondidas. Hasta cuando la Carmen se anima a contar saltiando y yo me río de lejos.
- Tu papá tiene que irse porque si él no trabaja ¿de qué vamos a vivir? Vos tienes razón, pero yo demoro para terminar un frazadón. Y eso no alcanza hijo, cada vez es más difícil todo. Con la gracia de Dios, ustedes son sanitos, fuertes, mis buenos compañeritos.
Matías la besa con inmenso amor a su mamá y queda un rato abrazándola.
- Mama hoy mi estao acordando todo el día del abuelo Zacarías y me he ido a rezarle en la cruz, donde ha caído muerto, de tanto y tanto hachar quebrachos y nadie nos ha pagao por su vida. Nadie, mama. Y tan bueno que era. Nunca me voy a olvidar de sus hermosos cuentos de animales; ¡Y cómo los contaba! Sobre todo el del zorro, que les ganaba siempre con sus picardías y sus andadas.
Cada vez que me acuerdo de mi abuelito, le doy gracias a mi Diosito de que mi papá no sea hachero. Me duele el alma cuando oigo el ruido del hacha en el potrero de Don Elpidio. ¡Este hombre si que se está acabando la vida! Siempre lo estoy espiando, porque tengo miedo que le pase lo del abuelo y no tenga quien lo ayude. Está tan solo. No tiene ni siquiera un nietito a quien acariciar, pobrecito.
Su madre se acerca, le acaricia el pelo, le besa las manitas pequeñas y callosas y lo acuna en su regazo. – Ya va a llegar el día en que tu papá podrá encontrar un trabajo aquí cerca de nuestra casa, para que no tenga que irse nunca más. Si para nosotros m’hijito, también tiene que llegar la oportunidad de vivir mejor. Lo más importante, Matías, es que nos queremos mucho y que somos muy unidos.
- Mamita, yo no estoy desconforme con nada, les agradezco a mi papá y a usted por todo lo que hacen. Yo sólo quiero que estemos siempre juntos. Como ahora que ha llegado diciembre y todo parece más lindo, la casa, las plantas, las flores y esas ganas de mi papá de hacer todo y de que estemos alegres y contentos.
El niño amaneció alegre y salió corriendo a buscar las mishquilas (chilalo) que había visto el día anterior, cuando había ido a buscar las cabras con Tomás y la Carmen. ¿Pero por qué se apuraba tanto? Es que quería llevar las vasijitas para ponerlas en la mesa del pesebre que había preparado su madre.
Tenía miedo de que alguien encontrara su tesoro. Había visto a otros niños que andaban jugando por ahí.
Nunca había sido mezquino, pero ese día quería comer toda la miel. ¿Será que esto es pecado? Mi mama dice que se debe compartir todo con los hermanos para que Diosito no se enoje. Es la primera vez que tengo ganas de comer todo solito. ¡Hoy no le voy a hacer caso a mi mama!
Unos pájaros pasaron raudamente por su lado y se posaron en un frondoso algarrobo. Estiró la gomera y al mismo tiempo cayó herido un quetubí. Un escalofrío se apoderó del cuerpito de Matías. Levantó a la avecita casi moribunda la sopló, acunó y la puso debajo de su camisa. Todo fue inútil. El animalito murió pese al calor del pecho del niño.
Un ruido en medio de la gramilla lo hizo volver la cabeza estrepitosamente - ¿Quién está ahí? ¿Sos vos Tomás, que me quieres hacer asustar? – Una voz firme y con dulzura le respondió – No soy Tomás. Soy alguien al que no vas a ver, pero quiero que me escuches bien lo que digo. No debes matar a los pajaritos. Ni ser mezquino. ¿Por qué quieres dejar a tus hermanitos sin miel, si a ellos también les gusta?
- Yo siempre les llevo para ellos, pero hoy, no se porque he querido que sea todo para mí. No lo voy a hacer nunca más.
- Si dices que no lo harás, yo te creo porque sé que eres un niño bueno y de nobles sentimientos. Se te nota en tu carita dulce.
Ahora corré hasta donde está la miel y encontrarás muchísimas tinajitas. Tené cuidado para no romperlas y llevale a toda tu familia.
- Dígame primero, ¿Quién es usted y por qué no puedo verlo?
- Esta noche cuando sean las doce y se escuchen las campanas de la capillita ahí estaré yo. Apareceré ante vos y sabrás quien soy.
- ¡Ah! entonces es Jesucito, porque Él va a nacer esta noche.
Mi mama ha hecho un pesebre con maderitas, ramitas, chalas y palitos y una hermosa cunita con espinas de vinal y pastito seco. Todo está lindito y vamos a estar muy alegres, porque va a nacer el Niñito. Nosotros le vamos a cantar y bailar y mi papá va a tocar la guitarra.
¿Seguro que va a estar conmigo? No se olvide que yo lo voy a estar esperando. ¡Ah! le voy a regalar la única pelota que tengo. Me la ha dao la Srta. Chichí en la escuela, cuando el último día de clases he leído bien la lectura de la Navidad.

Por Lucila Soria
Santiago del Estero-Argentina



Poesías extraídas del poemario titulado “EL SOL DEL CORAZÓN” de Juan Fran Núñez Parreño.

Beber y vivir de ti


Y con mis ojos

te admiraré

y admiraré

tus ojos

hasta que me inunde

de tu brillo

y ya sólo beba

y ya sólo viva

de tu luz.

Y con mis manos

te sentiré

y sentiré

tus manos

hasta que me inunde

de tu calor

y ya sólo beba

y ya sólo viva

de tu abrigo.

Y con mi lenguate recorreré

y recorreré

tu lengua

hasta que me inunde

de tu saliva

y ya sólo beba y ya sólo viva

de tu agua.




Si te vas...


Cuando aún no había Sol

tú ya eras luz,

cuando todo era silencio

tú ya eras risa,

no había tierra

ni agua

y ya eras oro

y vino.

Llegaron los labios

y la mirada

y tú ya eras beso

y cuerpo.

Apareciste tú

y nació el amor.

Si te vas

se irán las estrellas

y el Sol

y ya no habrá

noches ni amaneceres

para el amor.

Si te vas

se irá el mar

y el viento

y ya no habrá

playas ni otoños

para el amor.

Si te vas

se irán las flores

y los corazones

y ya no habrá

perfumes ni latidos

para el amor.Si te vas

se irá la música

y la miel

y ya no habrá

canciones ni dulces

para el amor.

Si te vas

ya nunca habrá amor.



Pase lo que pase


Pase lo que pase

siempre te amaré,

aunque se apague el Sol

y venga la oscuridad infinita,

aunque la Tierra sea un desierto de hielo

o un mar de arena,

aunque no quede pan ni agua

ni casas para vivir,

pase lo que pase

siempre te amaré,

aunque estemos lejos

en los polos opuestos del Universo,

aunque mis sentidos queden ciegos

y ya no te pueda sentir,

aunque no me quieras

y me odies y me mates,

aunque me muera

y deje de ser,

pase lo que pase

siempre te amaré,

aunque nunca hubieses existido

y nunca te hubiese conocido

te habría amado siempre

y siempre te amaré

pase lo que pase

por que mi amor por ti

es eterno.



Sal del Sol


Sal del Sol,

la sal salió,

llevabas la llave de la lluvia

y llovió,

palpa la pulpa del papel,

clávame el clavel,

baja ya abajo,

yo bajé tan bajo...

bajo el debajo,

calma mi culpa,

calma mi alma,

palpa mi alma,

yo ahora lloro.

Te amo mi ama,

ámame a mí

ya mismo,

ámame aquí,

ámame más,

mímame más,

mírame más,

te amo mi llama,

llámame más,

lléname más,

lámeme sin lema,

rémame sin remos,

te amo alma mía.



Por Juan Fran Núñez Parreño



UN BOLSILLO EN CRISIS
ES UNA BREVE CRISIS DEL CORAZÓN


Te llaman porvenir
porque no vienes nunca...

Ángel González

Y te llaman crisis porque eres una puta
sin rostro,
un personaje de lupanar clandestino,
un montón de mierda
que quiere ser Dios.
Un bolsillo en crisis
es una breve crisis del corazón,
porque las putas van al mercado,
porque el mercado
es un bullicio de total prostitución,
donde se vende y se compra
la vida,
se sustituye oropel por gramos de ceguera,
porque la mezquindad es un kilo
de noses rotundos,
porque se disfrazan las voluntades blancas,
porque los voceros gritan
como perros de rabia,
porque los ceros son noventa y nueves
hipócritas,
porque el redondeo es la boca del lobo,
porque la trampa está oculta
en el aire que se respira,
porque la codicia se sobreentiende,
porque sin bolsillo pleno
no hay corazón que te responda,
porque los mercados son murallas
para algunos,
porque se tira lo que no se quiere
y se desprecia al que pide fiado,
porque los minutos son Euros
que respiran ante el tedio del mundo,
porque las sogas y el patíbulo
son una vereda abierta para el pobre
que de forma gratuita su opinión le niegan.


Por Cecilio Olivero Muñoz

domingo, 22 de febrero de 2009

27º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA NEVANDO EN LA GUINEA



27º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA
NEVANDO EN LA GUINEA
NºXXVII 20-02-2.009


EDITORIAL XXVII
La literatura y la vida

En una entrevista que cierra la antología de relatos «El Pez Volador» -editorial Página de Espuma, 2008, mencionada en nuestra sección Bombolom-, el escritor Hipólito G. Navarro comenta la forma en que se adentró en la lectura y por tanto en la literatura. Nos cuenta el escritor una juventud dura, con una realidad poco amable y un episodio familiar, la muerte de su padre, que resulta a todas luces poco grato, si no deprimente. En este contexto, la lectura se convierte en un refugio, en un lugar donde se siente resguardado, fuera de esa realidad.

No es la primera vez que oímos que la literatura sirve a algunas personas para seguir viviendo a pesar de la fatalidad, que las salva de la locura o del dolor. El narrador peruano Reibeyro mencionó alguna vez la anécdota de un soldado hispano en la guerra de Vietnam que halló cierto sosiego en un libro de relatos. La literatura deviene así un salvavidas ante una existencia que nos puede llevar a desmoronarnos, la literatura también como terapia ante nuestros propios fantasmas internos y que brotan sin duda por el contacto con la vida. No es descabellado, así, reconocer que la literatura tiene algo mágico y seguramente hunde sus raíces en aquellos contadores de relatos que reunían a la tribu a su alrededor para narrar viejas historias, antiguos mitos, que envolvían al grupo en un halo de misterio, en un arcano, y le daba consistencia y sentido al grupo.

Porque todos los pueblos poseen sus mitos, sus leyendas, sus cuentos simbólicos. A todos los niños de todas las etnias se les cuenta historias que le enseñan las claves de la existencia. El escritor francés Anatole France sugirió, además, que todas las historias del mundo cuentan, en realidad, la misma historia. Porque al fin y al cabo todos los pueblos, al igual que todos los individuos, se mueven por las mismas motivaciones en este mundo: sobrevivir, amar y ser amado, entender la vida y por tanto la muerte.

De ahí que no entendamos el empeño de sacar la literatura de la cotidianidad, convertirla en un mero entretenimiento ocioso. La literatura forma parte de la vida, le da claves a los niños para absorber el mundo que les rodea y permite a los adultos establecer lazos con la vida, la suya propia y la colectiva. La necesidad de una poética lo cubre todo, incluso la ciencia ha de acudir a la poesía para explicarse, ¿acaso no es poético el concepto de «agujeros negros», que no son agujeros ni son negros?

Sacar la literatura de la vida es como intentar limitar el juego en la infancia, son necesarios. En este sentido, nos aterra que el capitalismo haya querido convertir los libros en un mero objeto de compraventa y que las universidades o las enseñanzas básicas y secundarias quieran desterrar las asignaturas de letras porque el actual mercado no considera que la formación en humanidades sea rentable.

Esperamos que la actual crisis que tantas cosas está cuestionando permita un replanteamiento de estas cuestiones y que la literatura vuelva a ocupar su papel, tanto en la vida más privada de las personas como en la colectiva. Un porvenir sin literatura seguramente no merece vivirse.










PAPAFRITA Y PAPANATAS

Papa frita con tomate,
te ruego me perdones,
Papa frita exquisita
es la vida un duro empate.
Papanatas y ensalada,
olivas y un entrante,
te quiero como antes,
Papanatas mis miradas,
Papa frita con pringada
tienes hijo botarate,
tienes allí en tu mirada
dulzura en el semblante.
Papa frita tus galletas migadas,
Papito de mi arte,
Papanatas filigranas,
Papa frita es gigante.
Papa frita con programas,
caja tonta, cajón desastre,
Papas fritas son hermanas
de la prima de un Don nadie.
Papa frita con migraña,
Papanatas con Don aire,
Papa frita las mañanas
no conocen disparate.
Papa frita la telaraña,
Papa-lengua ten delante
la tele desde la mañana,
luego dice chocolate.
Papa frita de mi alma,
Papanatas es flipante,
díscolo de la campana,
díscolo y ser caminante.
Papanatas, Papanatas,
Papanatas sin petate,
Papa fritas de mi entraña,
Papanatas y chocolate,
Papanatas su maraña,
Papas fritas con tomate.

Por Cecilio Olivero Muñoz



La herencia


Cuando mi padre murió todos contaban con que yo continuara con el negocio familiar. Después de diez años trabajando codo con codo junto a él había conseguido experiencia, conocimiento y rutina en una tarea que acabé por dominar por completo. Nada se me escapaba, ni la gestión de la tienda ni el manejo del taller. Además, era justo eso lo que mi padre había deseado toda su vida. No en vano comencé a trabajar en la empresa nada más acabar el instituto. No tuve opción. A lo largo de toda mi infancia y mi juventud mi padre me había repetido una y mil veces la coletilla «cuando trabajes en la empresa …» y a continuación añadía miles de variantes, siempre positivas, grandiosas y exultantes, sin duda con la intención de convencerme de mi destino e impedir cualquier posible disidencia. Era como si no cupiera alternativa alguna. No la había de hecho para él, nunca me preguntó sobre mis preferencias, mis propias expectativas vitales, mis anhelos, como si fuera evidente mi futuro estrechamente ligado a su propia obra, una extensión de su propia vida. Resulta difícil verse de otra forma cuando te bombardean de esa forma. Yo sentía su ilusión y las esperanzas que se hacía para conmigo. Tú no te preocupes de nada, me decía con frecuencia, te dejaré la empresa bien constituida.
Durante diez años acepté su decisión sin rechistar. Su insistencia había desbaratado cualquier atisbo de rebeldía en mí. Cumplía con los horarios, con las gestiones, con mis funciones y nadie sospechaba que tuviera la más mínima discordancia con aquella rutina que se sucedía día tras día, que duró diez años. Pero por dentro deseaba otra cosa. No pocas fueron las ocasiones en que me dejaba llevar por miles de ensoñaciones y me imaginaba ejerciendo otras profesiones u oficios y viviendo en otra ciudad, tal vez en otro país. Pero acudí todos los días a mi puesto en la empresa, de algún modo consciente de que no podía defraudar a mi padre.
Mientras le enterraba tomé la decisión. Era como si llevara tiempo meditándolo aun sin ser plenamente consciente de ello porque no me costó nada asumir que no iba a seguir gestionando el negocio. Incluso supe que al principio debía actuar con discreción ya que mi madre podía ofenderse porque dejara de repente lo que ella consideraría a todas luces mi deber. A los pocos días del entierro contacté con un abogado que me asesoró sobre todas las posibilidades. Sólo cuando tuve todo bien atado y ya contaba con todos los documentos para firmar una vez que todas las partes asumieran y aceptaran mi decisión la hice pública no sin cierto temor.
Tienda y taller quedarían divididos. La primera la vendería a una cadena que ya había mostrado su interés y que me ofrecía un dinero incluso superior al que realmente podría obtener con cualquier otro hipotético cliente. El taller lo cedería a los cinco trabajadores que constituirían una cooperativa. Sabía que la oferta la aceptarían porque alguna vez la habían barajado en vida de mi padre con la idea de reducir impuestos sin que nunca llegaran a concretarlo, recordaba pese a todo que ellos no veían con malos ojos dicha posibilidad. Para animarlos, contacté con la cadena que deseaba comprar la tienda y les puse la condición, presente en el contrato de compraventa que, si lo llegábamos a formalizar, tendrían a la cooperativa como uno de los proveedores. No se negaron. El último detalle era contentar a mi madre ante lo que sería un enorme disgusto. Para suavizar la sorpresa que iba a causarla, todo el dinero que obtendría de la tienda se lo daría a ella. Yo no lo necesitaba: durante los diez años de trabajo había conseguido ahorrar una buena porción de mi salario, contaba además con la herencia. Ese dinero suavizaría sin duda el enojo por mi partida. También entraría como socia no trabajadora en la cooperativa, lo que le supondría un ingreso anual fijo a añadir a su pensión.
- Y tú qué piensas hacer. -Me preguntó cuando le comenté mi idea y una vez se despejó de la sorpresa y el disgusto que no disimuló lo más mínimo, y aceptó que era una decisión que yo no estaba dispuesto a discutir en absoluto.
- No lo sé.
Y no lo sabía en absoluto. Necesitaba un cambio, era más que una intuición, se trataba de una certeza. Aquellos diez años me habían dejado un poso de cierta amargura y sabía que si permanecía allí, en la pequeña ciudad, acabaría sucumbiendo a un profundo pesar. Pero no tenía ni idea de lo que iba a hacer.
La resolución la tomé un día del mismo modo cómo había decidido lo anterior, casi sin darme cuenta, como si lo hubiera estado meditando sin ser consciente de ello. Un buen día compré un billete. Se lo dije a mi madre. Me sorprendió que no se mostrara hostil a ese nuevo cambio. Lo aceptó como si viera y reconociera que era lo que tenía que hacer, lo que debí de haber hecho diez años atrás. Y me marché.
Me dije que iba a vivir muchas de aquellas vidas que durante años imaginé. Lo intenté incluso. Ahora sé, sin embargo, que están perdidas, definitivamente. Me conformo no obstante con encontrar algo que me permita estar bien conmigo mismo. En eso estoy. No sé si lo lograré.


Juan A. Herrero Díez




EN EL HUERTO

Cavando bajo un sol
te mirábamos los dos,
mientras la tierra, toda tuya,
la domabas dando bulla.
Eras sudor de estrella
y eras la voluntad aquella
que extrañaba vernos
entre tomates y ajos tiernos.
Todo tú eras campesino,
tu domingo era don divino,
y entre semana era hierro
tu labor de paz y encierro.
Trabajador del sí rotundo,
hombre fiel al viejo mundo,
anhelas sólo lo tranquilo
del laurel y el tilo.
Buscas la raíz del consuelo
cuando cavas en el suelo,
donde pisa la lombriz
con toda tu verdad motriz.
La acequia es tu gran obra
que al momento y a su hora
sigue el agua pertinaz
ese rastro de antigua faz.
Tu hoz es enorme corazón
que busca una razón
donde se corta la mitad
de esa luz en contrariedad.
La cabaña es sombra vieja
y tu mirar sin la queja
corta la caña y con maña
deshace teleraña y maraña.
Agacha el lomo de hombre
pues cosechas tu nombre
entre la llaga y el callo,
pues sigue tu mirar el rayo
del sol que distraido
encuentra en tu tierra ruido,
con la entraña sumergida
de tu carne morena sufrida.
Eres campesino por que veo
en tus ojos el pestañeo
del escozor que da el sudor
y te escuece aquel dolor
que la tajada y el tajo sembró
aunque tienes tornasol
que en tus manos dice no
cuando llora seco el sol.

Por Cecilio Olivero Muñoz


BARRIO LEJANO


Jiro Taniguchi

El universo medía ochenta metros cuadrados. Disponía de una cocina minúscula en la que embadurnar las tardes, su voz que olía a violeta, un balcón a la avenida desde el que comprobar que ningún cuerpo desobedecía a su órbita.
Retiro mi escafandra. Identifico el sofá marrón, las flores de aspirina, el espejo de cuerpo frente al que repasar la lección de la mañana. He pasado doce meses —exactos— ajena a estas paredes.
Enlazo objetos con recuerdos: el macetero de plástico prologando la noche, el tocadiscos inservible aquel mes de enero. Y parece que, al fondo del pasillo, con un libro en la mano, una niña aún disfruta repitiendo las palabras en voz alta.


Por Elena Medel


POEMA AL CAMPESINO

POEMA, ES EL CAMINAR DE UN CAMPESINO
CON SU CARGA A CUESTAS,
LLEVANDO SU SANO ALIMENTO ENVUELTO EN HOJA
COMO EN AQUELLOS TIEMPOS,
CAMPESINO, NO OLVIDES LA ALFORJA
QUE CON EL CANTO DEL GALLO,
HACEN UN BUEN COMPLEMENTO.

CAMPESINO QUE CON SUDOR ABONAS LA TIERRA,
NO TODOS TE HAN OLVIDADO,
TE RECUERDO A LA HORA DE IR A LA MESA.
CAMPESINO, DE VOZ SENCILLA Y SIEMPRE DISCRETA,
NO OLVIDES QUE LA LIMA Y EL MACHETE,
LOS HAS DE GUARDAR SIEMPRE EN LA CUBIERTA.

CAMPESINO, QUE LA FANTASIA DE TUS HIJOS
TE HAGA SOÑAR, AL DESCANSAR BAJO UNA PALMERA
Y PORQUÉ NO, TAMBIÉN AL LLEGAR A LA ERA.
AUNQUE CON LOS PANTALONES REMENDADOS,
VIVES MEJOR QUE LOS DE AFUERA.

CAMPESINO, SIEMPRE HAY ALGUIEN QUE TE ESPERA
AL REGRESAR A CASA CANSADO
CON TU SEMBLANTE LLENO DE ESPERANZAS Y
EN TU MANO VALIENTE EL GARABATO Y HERRAMIENTA,
LOS NIÑOS YA LLEGARON DE LA ESCUELA.

CAMPESINO EJEMPLAR QUE LÁBRAS LA TIERRA,
CÓMO NO MIRARTE,
SI SOMOS DE LA PURITICA CEPA.

-Luis Alberto Chinchilla Elizondo-
Grecia, Alajuela, Costa Rica
Correo electrónico: luischin_63@hotmail.com

1er premio del 1er concurso de poesía
de la Revista Cultural
“Espíritu Literario”.


MANIFIESTO POR LA SOLIDARIDAD


QUIENES SOMOS:
Los que suscribimos este manifiesto somos ciudadanos en el pleno uso de nuestros derechos civiles, y titulares de la soberanía popular, de la cual emanan los poderes del Estado.
Los firmantes nos dirigimos a todos los ciudadanos del mundo, conocedores de la situación de pobreza, hambre y enfermedad en la que se encuentra gran parte de la población humana en un momento histórico, como el actual, en el que se disponen de los suficientes medios políticos, económicos y científicos que pudieran solucionar estos problemas.
Este manifiesto tiene vocación de universalidad, y va dirigido a toda la humanidad, a cada ser humano que habita el planeta, para que tome conciencia de la terrible situación a la que se enfrentan millones de personas y de alguna manera actúe en consecuencia para terminar con esta insostenible situación. Por ello la versión original en español será traducida a diversas lenguas, pues nuestro propósito consiste en hacer oír la voz de la opinión pública en los lugares en las que se toman las decisiones políticas y económicas del mundo.
A QUIÉN NOS DIRIGIMOS:
Nos dirigimos a la clase política gobernante de nuestros países; así como a los más altos mandatarios de las Organizaciones Internacionales, tales como la Organización de las Naciones Unidas, y a los Presidentes y Gobiernos de los países más poderosos económicamente de la Tierra.
LES MANIFESTAMOS:
1.- Que este texto tiene su origen en la constatación de la extrema situación de necesidad y de hambre que sufre una gran parte de la población de la Tierra y en el desigual e injusto reparto de bienes que existe actualmente en el mundo. Entendemos que la ecuanimidad y la armonía en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana, por lo cual es inadmisible que una gran parte de la población mundial tenga que enfrentarse a una realidad tan precaria, a tal grado de injusticia y desigualdad, a tanta hambre, pobreza y desnutrición.
2.- Que consideramos que dicha situación es intrínsecamente perversa y no admisible ni moral ni éticamente, dado que todos los seres humanos nacen libres e iguales. Igualmente, tenemos presente que todos los ciudadanos del mundo tienen esos derechos desde el mismo instante de su nacimiento y no como una promesa futura cuya conquista dependa de la realidad política, social o económica de sus países.
3.- Que defendemos que es completamente injusto, inmoral y un crimen humanitario punible ante los tribunales internacionales y la Historia que, en pleno Siglo XXI, existan seres humanos que pasen hambre en el mundo, y que mueran por ello. Que es un agravante de ese crimen que, existiendo las leyes internacionales suficientes, así como los medios técnicos, económicos y científicos para corregir dicha situación, los que ejercen el poder en el mundo no lleven a cabo las acciones necesarias para solucionar lo que generaciones futuras calificarán de verdadero genocidio en el que serán culpables todos aquellos que, teniendo los medios para solucionar el problema, no los hayan empleado.
4.- Que consideramos que esta injusta situación es contraria al Derecho Natural, a los Derechos Humanos y a las normas de la más elemental ética, y entendemos que ha llegado el momento de que la voz de la opinión pública exija de sus gobernantes el final de tal estado de cosas.
5.- Que el presente manifiesto no es un manifiesto utópico; y que tampoco es un manifiesto político, ni se pretende con el mismo la instauración de un nuevo orden político o socio-económico mundial, ni ningún menoscabo del tejido empresarial, sanitario y social del mundo desarrollado, sino la más elemental justicia con los desfavorecidos.
POR TODO ELLO, EXIGIMOS A NUESTROS GOBERNANTES:
1.- La adopción de medidas inmediatas y urgentes para paliar tal situación de hambre, enfermedad y desnutrición en el tercer mundo. Consideramos que tales medidas no constituyen una utopía, sino que son perfectamente viables y posibles.
2.- Mantener el compromiso de cumplir los Objetivos del Milenio que, establecidos por Naciones Unidas en el año 2000, definen los principios a los que ha de ajustarse la actuación de los países y del sistema económico internacional para superar, con el horizonte fijado en 2015, las injusticias que aquejan a la humanidad.
3.- La realización de acciones solidarias sistemáticas con los países más desfavorecidos y que se establezca un orden lógico y humano de prioridades en la política económica, con proyectos inteligentes que creen riqueza y puestos de trabajo en los países afectados, facilitando un desarrollo sostenible y un progreso que les ayude a la consolidación de una red sanitaria, económica y social estable que haga posible el retorno a una situación de partida igualitaria.
4.- Que se tomen las medidas necesarias para que los países ricos destinen una parte de sus presupuestos a la creación de riqueza, de empresas y de fuentes de trabajo en los países afectados; así como la adopción de un acuerdo internacional, que debería subscribirse en la ONU de obligado cumplimiento para los países desarrollados.
5.- La implantación de un código ético que regule la estrategia de las empresas multinacionales, así como la eliminación de los paraísos fiscales y la aplicación de la tasa Tobin, ú otra similar, a las transacciones comerciales internacionales, que permita crear un fondo de solidaridad gestionado por Naciones Unidas.
6.- No aceptaremos simples declaraciones de principios que no se traduzcan en políticas concretas. En definitiva, APELAMOS al sentido de la generosidad y humanidad de todos, y fundamentalmente de la clase política internacional económicamente poderosa.

Desde la tierra que espera y cree firmemente en la Solidaridad que construya un mundo mejor y más justo, a 30 de enero de 2009".

Este anterior manifiesto ha sido publicado en la siguiente web: http://manifiestoporlasolidaridad.blogspot.com/ Para más información hablen con los coordinadores de la revista en la siguiente dirección de correo electrónico: nevandoenlaguinea@hotmail.com GRACIAS.

Ha sido enviado por Pedro Estudillo Butrón el día 16 de Febrero del 2.009 y se desconoce su autoría.

ESPACIO DESOLADO

Sin pretender juzgar a nadie
simplemente grabar el quieto aire
que alimentaba los habituales destellos
que sacudía las esquinas del tedio,
eso, ni más ni menos
sin pretender juzgar a nadie.

Lezama dixit.

Por Francisco Jesús Muñoz Soler



PARECE QUE ESTOY SOLO

“Cuando lo mismo sueño que estoy solo
tiendo la mano para no ver el vacío".

GASTÓN BAQUERO


Parece que estoy solo
en eterno soliloquio, lejos, muy lejos
de la gran luz de la isla, en penumbra
hacendosa, constructora de silencios
profundos y huecos como mi vacío
fría trampa que me envuelve
como un pertinaz sueño, con caricias
de embeleso que me llevan y me traen
hacia caminos de palmas, fantasmas
de silenciosas ubres que amamantan
el silente rostro de la Nada.
Si, parece que estoy solo
viviendo en un mundo de tinieblas
disidente de un orden cierto, pero sueño
ya que no me queda ni el silencio
ni la gran luz que provoca las sombras
de los mangos, si yo era Gastón
Baquero.

Por Francisco Jesús Muñoz Soler









CON MUDO Y DESCARNADO SILENCIO DE ALMA

“Con aquella desasistida impaciencia mar adentro
dejándonos sólo esta expresión de irónico desencanto
y criolla tristeza: se fue como Matías Pérez”.

ELISEO DIEGO

Con mudo y descarnado silencio de alma
hundido en oscura noche de sueños
furtivo, como lobo desesperado y hambriento
alimentado de sufrimiento e impotencia,
cargado de esperadas tristezas abismales
de lunas que reflejan rayos de ojos
que exhalan negras luces de abismos
rasgadores vidrios de inmensas soledades
y de su alterada sustancia, alejándose
para poder recobrar la perdida esencia
esa con la que nace el puro aire
sin mirar atrás ni amargamente a nadie
pero no olvidando que deja memoria
la que no pueden sustraer a los perdedores.


Por Francisco Jesús Muñoz Soler




La Mar,
TODO Y NADA “Pase Lo Que Pase”,
se seguirá moviendo
.


No pides nada
pero lo mereces todo,
y aunque te diera todo
sería como darte nada
porque tú mereces más.

Mil veces te daría todo
y mil veces sería darte nada,
todo de todo
sería nada de nada.

Darte todo
es nada
para ti
porque tú mereces más.

De nada
haces todo
y de todo
haces mucho más,
pero con todo
aún es nada
porque tú mereces más.

Y si un día yo tuviera
un poco de ti,
tan sólo un poco,
tan poco que casi fuera nada,
para mí sería tenerlo todo
porque yo soy nada
y tú lo eres todo.

Desde la nada
que soy
te quiero más
que a todo
lo que más quiero.


Por Juan Fran Núñez Parreño


TRÁEME

Tráeme unos labios para besar,
besaré donde tú pises, lo haré,
y gritaré “te quiero”, lo diré
si me traes la voz para gritar.

Tráeme unas manos para tocar,
tocaré donde toques, y podré
tocarte. Sólo a ti te miraré
si me traes ojos para mirar.

Tráeme un corazón para sentir
y sentir contigo y sentirte a ti.
Tráeme una vida para vivir,

sólo viviré por y para ti.
Ven, por favor ven, tienes que venir
con lo que más quiero: tráeme a ti.


Por Juan Fran Núñez Parreño





EL TERCER OJO


Los pacificadores están llegando

Están llegando los pacificadores

Niños indigo y niños cristal

El cambio en el planeta

Será totalmente radical

La vibración será otra

Nada será igual

Será la era del niño indigo

Será la era del niño cristal

Ellos están llegando, todo será genial

La nueva era está llegando

Saludemos sus vibraciones

El mundo ya no será violento

Será comandado por el corazón

Todo esto es un tesoro grande

Ellos tendrán el chacra frontal

Ellos tendrán el tercer ojo

Traen la paz, esto es real

La paz vendrá tan mansa

Como los niños pacificadores.



Por Tereza Neumann, Brasil

Traducción de María Cristina Ogalde- Talcahuano




VIBRACIONES Y MISTERIOS


En esos minutos que pasan

rápidos los milagros de la

Vida se repiten

Es prisa

Sofocante carrera

Para donde nos lleva todo esto?

Allá fuera, esta el dorado de esa tarde

Cuando el sol va desvaneciendo

Y reflectando luminosos oros

Las hojas y las ramas de los árboles

Están quietos

No se balancean, no se agitan

Solo de vez en cuando la brisa suave

Sopla en las hojitas

Y ellas se mueven lentamente

Prejuiciosamente

Las calzadas asfaltadas, llenas de hoyos,

Parece que sueltan profundos gemidos

Autos pasan indiferentes

Al escenario de los caminos

Sus dueños para donde van?

Cada cual persigue su objetivo su ideal!

Pero en esta tarde quieta, lenta

Es la perspectiva de un mañana nuevo

Más tarde será de noche

Y después un nuevo día

Después una nueva tarde

Y más tarde será una nueva noche

Y así sucesivamente

Y los seres ignorando las horas

Que pasan rápidas

Por que no paran

Para contemplar

El desvanecimiento de esta tarde

Están demasiado ocupados

Como el duro suelo

Y se olvidan de su entorno

Del cielo, de las nubes

Hay una gran prisa

De llegar a cualquier lugar

Y al mismo tiempo lentitud

Y todos estamos inmersos

En este tiempo y esta hora

Sin el debido mirar

Que ve más lejos

Más allá de las nubes

hay una vibración y un murmullo

Muy parecidos

Más allá de la frágil neblina

Que nos hace sentir desamparados

Y ajenos al Gran Misterio

Mas el gran misterio realiza

La grandiosidad de la belleza

En toda su plenitud

Queremos ver mas lejos?

Entonces alarguemos el mirar

Suavizado por la Gran Vida

Y contemplemos lo bello

Con nuevos ojos y sentiremos

Que vivir es la mayor de las alegrías

De la felicidad

Basta que nos dejemos llevar por los susurros

de los sones inaudibles

y comprenderemosque la vida es el mayor don

y los milagros se repiten

a toda hora

el milagro de encontrarnos aquí y ahora.


©ANINHA CALIGIURI

Traducción: María Cristina Ogalde



ROSAURA

Soy sagitario y me llamo Rosaura
me dijo sintonizando verdades.
Voló una mariposa negra y furtiva
y pasó su sonrisa a pedales.
Existe un tiempo que todo lo cura,
existe tristeza en los carnavales,
existe un placer que te tortura,
existe una piedad en las crueldades.
Rosaura te diría, te diría muchas cosas,
te diría y te quitaría,
te entregaría versos y rosas,
te daría y te quitaría,
la valentía de ser hermosa,
¿te dañaría si te dijera
que eres fuente generosa?
Soy sagitario y me llamo Rosaura
me dijo sintonizando humildades.
Tragó sorpresa, tragó saliva,
arrancó una flor, trajo su mejor sonrisa,
partieron los miedos sus dos mitades,
cruzó la calle a toda prisa.
¡A la hoguera con todas las vanidades!
pero Rosaura es la brisa y nerviosa risa;
una paloma huyó de sus realidades.
Ese día Rosaura anduvo indecisa,
ese día hallé luz en todo y en nadie,
ese día busqué la palabra precisa
y la hallé en el anaquel de lo inolvidable.

Por Cecilio Olivero Muñoz

viernes, 13 de febrero de 2009

26º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA NEVANDO EN LA GUINEA



26º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA
NEVANDO EN LA GUINEA
NºXXVI 13-02-2.009

EDITORIAL XXVI
Estela literaria

Carmen Laforet ganaba en 1944 el Premio Nadal de Literatura con su novela «Nada». Era un año extraño para ganar un premio, hacía cinco años que la Guerra (in)Civil española había terminado, el mundo estaba enfrentado, aunque ya empezaba a deslumbrarse vagamente el final de la guerra mundial. España, tras su conflicto, era un país aislado, empobrecido, repleto de silencios aprensivos y recelos insanos. La novela «Nada» refleja bastante bien la atmósfera del momento.

En lo cultural, una gran parte de los artistas, escritores y pensadores se habían marchado del país y aquellos que permanecieron en él no pudieron evitar la ruptura generacional provocada por la guerra. La recepción de ese premio supuso la aparición de nuevos escritores dentro de las fronteras españolas. Era como si de repente surgieran dos tradiciones literarias españolas, la de los escritores de fuera, que heredaban la riquísima herencia cultural y habían vivido una Edad de Plata de la cultura, y la de los escritores de dentro, que empezaban de cero, que conocían sesgadamente todo lo vivido en el país después de la Generación del 98 y que de repente comenzaban su andadura sin conocer a la generación inmediatamente anterior.

No sabemos si Carmen Laforet fue consciente en algún momento de haber colocado una primera piedra y de dar en cierto modo el toque de salida a una nueva literatura. Surgiría una poesía y una prosa social, después se abriría paso un nuevo experimentalismo narrativo y poético, la novísima poesía, nuevos autores y nuevas formas novelescas. Se hizo presente también la literatura latinoamericana con el denominado boom que uniría lenguajes y relatos de ambos lados del Atlántico.

No obstante, la presencia de Carmen Laforet se fue difuminando con el paso de los años. Escribió más obras, algunas de las cuales no quiso publicar en vida, se encerró en sí misma y vivió un tiempo en el extranjero. A pesar de todo, su novela «Nada» mantuvo el interés de los lectores, tal vez, como escribe Laura Freixas en Cultura/s, porque el tema de esta novela es eterno. Sin duda es una novela que mantiene vivo el mensaje, nunca ha envejecido y ha quedado fuera del circuito literario. Sesenta y cinco años después de recibir el premio, la novela «Nada» conserva una fuerza profunda, Andrea nos sigue impresionando con el relato de ese año en la Barcelona posbélica, nos identificamos con ella, aun cuando nuestras experiencias vitales sean a todas luces diferentes.

Cristina Cerezales, hija de la autora, ha publicado «Música Blanca», un libro sobre su madre. Sin duda dará datos de ella, datos personales, sentimentales e intelectuales. Quizá logre satisfacer la curiosidad de muchos por la escritora, una mujer que quiso vivir al margen de la exposición pública. Hay sin duda una curiosidad sana por las vidas de los escritores y no dudamos de la buena intención de Cristina Cerezales por mostrar una imagen de Carmen Laforet que tal vez permita entender algunas claves. Pero qué duda cabe también que la novela «Nada» representa en cierto modo la fuerza de la literatura, la apuesta personal por escribir y colocarse uno mismo discretamente tras la obra propia.





CARACOL


¿Dónde estás caracol?
¿Adónde te llevarán?
Que no quieres al sol
Ni rondas por la mar.
¿Quieres dejar algo
en un mundo real?
Si, pero no puedo
De mis hijos escapar.
¿Quién te hizo el hijo?
Me lo hice yo mismo
Como hicieron de mí
Y también conmigo.
¿Por qué sales lloviendo?
Por que en casa ajena
Llevo bordado un camino
Que se descose con la voz
Y las risas de los niños.
¿Qué quieres de mí?
Quiero lo que se le negó
Al día sin reír de mi mismo.
¿Y por qué lo quieres?
Por qué la vida me dio casa
Pero no me dio cobijo.
¿De qué huyes caracolillo?
Huyo de aquel que sin reparo
Me mandó a la nada en un suspiro.


Por Cecilio Olivero Muñoz



Dos amigos


Que los dos hombres se enamoraran de la misma mujer resultaba a primera vista cuanto menos inverosímil, claro que no sería la primera vez y con toda seguridad no sería la última. Pero en su caso no parecía ser cierto. Nadie se lo creía del todo si tenía en cuenta el grado de su amistad actual, no era posible que quienes tuvieran una pugna como la que causa el amor por una misma mujer mostrasen hoy tanta amistad, y por ello suponía yo que ese rumor, como cualquier otro rumor, formaba parte de una de esas leyendas que se expanden con rapidez y que no siempre se ajusta a la realidad, por mucho que se dijera que con toda seguridad algo habría, ya saben: cuando el río suena …, y es que a la gente, quiérase o no, gusta de hablar y murmurar. Sobre todo en una ciudad como la nuestra, nada grande, provinciana sin duda y en la que todos nos conocemos bastante. Pero por mucho que se dijera, daba qué pensar todo aquel rumor en torno a ellos.
Lo dicho: lo primero que uno pensaba cuando los veía era que no podía ser lo que se contaba. Nunca hubo dos hombres tan unidos. Yo no viví la historia, de hecho nadie puede decir que la viviera, los conocí en todo caso más tarde, cuando el relato de la misma pertenecía ya a la memoria colectiva y se había formado la leyenda que llegaba posiblemente a distorsionar la realidad. Al mismo tiempo nadie podía afirmar que hubiera sido testigo de aquel amor tan comentado. Sea lo que fuere, Raúl y Sergio estaban inseparablemente unidos no sólo por su afición a la pintura y a las artes, también por el recuerdo de aquella mujer, porque recordaban realmente a una mujer, y de esto sí todos éramos todos testigos, hablaban mucho de ella y su presencia no sólo se encontraba en sus evocaciones constantes, como se dice: públicas y notorias, también en muchos de sus cuadros, los de Sergio, más conocidos, y los de Raúl, apenas contemplados, pertenecientes más a su esfera privada. A nadie se le escapaba que la misma mujer aparecía pintada una y mil veces.
Raúl, descendiente de un clan familiar poseedor de un enorme patrimonio, dirigía la empresa heredada con bastante fortuna (en las dos acepciones del término) y mediante su matrimonio con Lorena López de Arrigalaga había conseguido un capital enorme. Que nadie ponga el más mínimo atisbo de duda: Raúl amaba a Lorena y entre ambos existía una pasión inconmensurable. Sergio, por su parte, nunca se casó y no lo hizo, él mismo lo reconoció, por su incapacidad para la fidelidad. A diferencia de su amigo, él sí que quiso y pudo dedicarse a su principal pasión y pronto fue conocido como pintor, primero en la ciudad y después, gracias en buena medida a su amigo, en el extranjero. Raúl pagó a Sergio exposiciones en galerías prestigiosas, le promocionó por los centros artísticos del país y del extranjero, gozaba de sus éxitos y se convirtió en su mecenas a la manera más clásica. Yo les conocí cuando Sergio poseía un gran renombre. Me había trasladado para trabajar como conservador en el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo, y al poco de llegar ambos se me presentaron en el taller del Museo para presentarme sus respetos. La leyenda los acompañaba.
Pronto Sergio y yo nos hicimos buenos amigos. Él venía con frecuencia al museo para contemplar algunos de sus cuadros preferidos, pintar a menudo en algunos de los jardines que rodeaba el edificio y para charlar conmigo. Cuando gané confianza, no pude menos que preguntar sobre aquella leyenda. Soltó primero una risotada, luego suspiró no sin fingida melancolía, y cuando posó sus ojos sobre los míos y notó que estaba deseoso de saber aquella historia, me la contó.
La conoció, cómo no, en París. De hecho, la conocieron al mismo tiempo. Eran los años de su juventud y los dos habían decidido pasar algunos meses en la capital francesa, Raúl como tiempo de reposo tras sus formidables y exitosos estudios de Economía y Sergio para asistir a unos cursos en un renombrado Instituto de arte. Habían alquilado un apartamento a dos pasos del cementerio de Père Lachaise. Conocieron a otros artistas del mundo entero. Entre ellos, a Rashel. Descubrieron su obra en una galería cercana y les impresionó la finura de sus dibujos. Querían saberlo todo sobre ella y les sorprendió enterarse que se trataba de una mujer de su misma edad. Pero si su obra causó su admiración, su personalidad les cautivó todavía más. Sencilla, sin ínfulas de gran artista, parecía tocada por un genio que no requería de grandes lisonjas. He allí, se dijo Sergio, alguien que vive con su arte y que no va de artista. Se enamoró de ella. Raúl no pudo menos que sentir por ella lo mismo. A él le gustaba la gente que no necesitaba aparentar. Y Rashel era justamente así, sencilla, franca, amena, tímida.
Ambos descubrieron a la par lo que experimentaban por ella y fueron conscientes de que les podía enfrentar. Que les enfrentaba ya de hecho. Esto les provocó no pocas cuitas. Amigos de toda la vida, se percataban ahora del peligro de una ruptura irreparable. Es el gran misterio del amor, me dijo, ese invento de los poetas provenzales que seguía provocando grandes tragedias. Lo agravaba el que Rashel se sentía muy cercana a ambos. Se volvieron los tres inseparables.
- ¿Ella era consciente de lo que sentíais?
- Probablemente
- ¿Y entonces?
Sergio me contó que una tarde lo hablaron. O ella les habló más bien de sus sentimientos hacia ellos. Era una de esas tardes de invierno parisino, hacía frío y el canon impone que el cielo estuviese nublado. Les amaba, reconoció, estaba también enamorada, pero de los dos a la vez. Eso no puede ser, le replicaron, nadie ama a dos personas del mismo modo y a la vez. Allí surgieron sus lágrimas, breves, tímidas, tristes. Los dos volvieron juntos al apartamento y sin hablar. No dijeron nada durante toda la noche, se encerraron en sus cuartos, Sergio con sus cuadros, Raúl con sus libros. A la mañana siguiente tomaron una decisión. Continuaron siendo inseparables, hasta que Rashel se marchó de París. Ellos se fueron a los pocos días.
- ¿No hubo nada entre vosotros más allá …?
- No
- ¿Mantenéis el contacto?
- Siempre por carta, nunca nos volvimos a ver.
Me pareció extraño y bonito, una de esas historias casi místicas propias de otros tiempos.


Juan A. Herrero Díez



NIÑO


Ese niño tiene una voz
Que se unta la garganta
De lo bueno su sabor
Con la dicha y la esperanza.
Pues su corazón late
Por supuestas vanidades
Que tiran al water
Sus nostálgicas voluntades.
¿Por qué? Se pregunta
noche y día, sin respuesta,
a lo que gusta de la verdad
pues miente por vergüenza.
Es cobarde y valiente
Como nadie, ¡ay, niño, niño
del aire! ¿Por qué
de tantas contrariedades?
No te pongas más nervioso
Y controla tus despertares
que ya verás muy piadoso
al mundo y sus deidades,
cuando son como la mar
todos cambian las postales
y tú no cambias por más
que te digan los militares.
Personalidad dices tener
Y tener tienes la sed
Y no tienes más nada, pues ser
No es querer, la palabra tiene alas.
Niño de manos blancas, cara blanca,
Pelo negro y sin alas, adosadas
A la palabra, la mañana es el mañana,
Esa es tu esperanza en un alma
Que decrépita deshace la cábala.


Por Cecilio Olivero Muñoz



HUAIRURO

¡Pero qué suerte la mía!
He encontrado la luz
Que me da a mí la vida
Con los brazos en cruz
Doy gracias por mi dicha.
Rojo y negro, el huairuro
Me otorga la que yo quería,
La prima del Cachirulo
La que vive en Bellavista,
Esa mujer que al mundo
Ya no admira, ni confía
En títeres de Cachiporra
Ni en auroras de Lima,
Pues una flor en su hora
Puede ser la más linda
Bendición que se le otorga
A alguien que no veía
De la luz a la remota
Oscuridad de la melancolía.
¡Pero qué suerte la mía!

Por Cecilio Olivero Muñoz




SEVLLA, TÚ ERES ASÍ


Gracia y salero
cordialidad sin fin
espejo de tu alma
es el Guadalquivir.

Calle de la Pureza
puente de Triana
una copla gitana
canta por ti.

Esperanza y Macarena
Santa Semana
del mes de Abril
el Gran Poder
en tu tierra
quiere morir y vivir.

Barrio de la Macarena
parque de María Luisa
tus claveles y azucenas
echan una sonrisa
para verte feliz.

Eres sin par
alegre y graciosa
por eso en el mundo
no hay otra cosa
más grande que tú.

Flamenca torre del oro
silencio en la Maestranza
valor y arte
delante de un toro
un gallardo torero
brinda por ti.

Catedral y Giralda
rocío y feria
se canta y se baila
por sevillanas
y de Sevilla
sólo se puede decir
la alegría y la fiesta
tienen olor a jazmín.


Sevilla, 14-04-1989
Autor: Víctor Muñoz Jiménez


DESPEDIDA

HIDERALDO MONTENEGRO - BRASIL


No me esperen para la cena

No me esperen en las esquinas

sigan adelante

sacudan los pies,

escobillen los dientes

hagan la fiesta

canten , bailen

y liberen todos sus fantasmas

de mi

y vela no necesitan encender

Digan solamente adiós

y me dejan en paz

que no soy mas de aquí

-Al final, este silencio mío no es convincente?


TRINCHERA


Que vengan las cigüeñas

que vengan los abrazos abiertos

que venga la sonrisa

leve, segura, cierta

que vengan las mentiras,

las verdades, las vergüenzas

que venga el vuelo, el aterrizaje

y los nietos que vengan todos los aeropuertos

que vengan y pasen todos

que necesito continuar

en campo abierto vivo o muerto.


Por Hideraldo Montenegro

Traducción María Cristina Ogalde – Chile

LA RECLUSIÓN SOLITARIA


Soy un recluso más
prisionero de los absurdos
del corazón y del destino.
Estoy encarcelado
junto a la soledad, al silencio
al olvido, al frío...
Estoy penando
por culpa del desprecio....
Continuo cautivo
al recuerdo de tu piel
y a la dulce cena de tus besos.
Tu indeferencia grillera
es inmisericorde.
Pude pasar la vida amándote
después de robarte
un pedazo de corazón.
Ahora soy incorregible,
mi adorada caponera.
No sé si no escuchas
o si ignoras los gritos
de mi alma desde la celda.
He cantado y escrito tu nombre
desde mi reclusión solitaria.
He horadado con las uñas las paredes
he roído el tiempo
y los barrotes del olvido.
He rateado la reclusión solitaria
intentando escapar del ominoso destino.
El sino del amor es trágico, infausto.
Cada tres pasos voy y regreso
hasta que el olvido silencie la memoria.


HECTOR CEDIEL “ EL PERRO VAGABUNDO “
hcediel@yahoo.com


EL ROSTRO DE LA MUERTE

He visto el rostro del dolor,
del sufrimiento más puro y genuino.
Es feo, es desagradable, me ha mirado con desprecio
y se ha reído de mi ignorancia.

He visto el rostro de la impotencia,
traicionera y desquiciante.
No pretendas luchar contra ella,
sólo conseguirás que crezca triunfante.

He visto el rostro del miedo,
aquel que nos persigue desde la infancia.
No hay manera de erradicarlo,
de aplastarlo ni vencerlo.

He visto el rostro de la derrota,
la que te enseña, la que nunca miente.
No intentes abrazarla,
pero muchos menos olvidarla.

He visto el rostro de la desesperanza,
el más amargo, el menos paciente.
Tratar de comprenderlo
es como intentar parar el viento.

He visto el rostro del desconsuelo,
el que mejor conocemos,
siempre nos acompaña,
lo reconocerás por sus lágrimas.


He visto el rostro de la muerte;
es dulce, cálido y apacible.
No es feo, y sí atrayente.
Su mirada es serena, nunca da miedo,
más bien reconforta y nos mueve al silencio.
Su sonrisa es sincera, transmite confianza;
su tez despreocupada
me tranquiliza y me da esperanza.
Usa un lenguaje sencillo,
habla con palabras llanas,
lo dice todo bien claro:
no hay final, tampoco principio,
sólo un largo caminar,
por senderos firmes, conocidos,
y también otros vacilantes y más tristes.
Un mensaje de paz,
por mí bien recibido.


Por Pedro Estudillo Butrón





OH, LUNA, LUNA


OH, Luna, Luna,
Luna hermosa como ninguna,
Luna soñadora, aliada de la ingratitud,
Luna que inspira y roba
Sueños de un amante,

Como no mirarte
Si en la noche fría
Ahí estabas Tú,
Cuando te miré en aquel tren
Iluminaste mi vida,
Miré al Cielo y estabas
Colgando del firmamento,
Adornada con más de mil estrellas.

Lluvia de pensamientos me enamoraron
De tu dulce mirada,
Como manantial de sentimientos
De un primer amor.

OH, Luna, Luna bella.
Con mi amada déjame soñar,
Otra vez con la paz del
Corazón que amé
Y ya no está en mi cielo.

¡Pero tú, Luna!
Si la has visto dile
Que la amo como a ninguna.

OH, Luna, Luna hermosa,
Por qué fuiste así conmigo
Indiferente con el dolor en el alma
De un soñador
Que intenta dormir el silencio
De la soledad.

Perdóname por no saber quererte
Cuando una niña eras
Allá en tu Cielo.
Pero hechízame otra vez…


OH, Luna, Luna
Cuando te miro allá arriba
Siento que a veces lloras
Porque no estás conmigo
Y que en tu corazón
De Luna llena,
Guardas un pedacito
De tu ternura
Para un soñador.

Pero tú allá arriba
Tan sola…
Sólo el mar besa
Tu pálida luz
Con el vaivén de las olas

Nunca cambies Luna de mil amores
Sigue iluminando el camino
De aquellos corazones olvidados
Por el tiempo de luna
En un pasado adorado.

Pero sigamos adelante
OH; Luna hermosa,
Buscando el verdadero amor
Para un día descansar
En el regazo de nuestro Creador.



Luis Alberto Chinchilla Elizondo
Grecia, Alajuela, Costa Rica
Correo electrónico: luischin_63@hotmail.com

1er Ganador del 1er concurso de poesía
ofrecido por la revista cultural:
Espíritu Literario



Resurgir

Embargada,
Poseída,
Por una extraña fuerza,
Voluntad
Arrancada
Desde lo más hondo
Arrastrada
En los recuerdos
De tristes vivencias
Implicada
En guerras
Que hizo suyas
De experiencias doloridas
Intentando resurgir
De cenizas,
De apagados fuegos
Toma de su vida
Las riendas
Y de nuevo
Empieza
Intentando abrir corazones
Con sus historias
Llenas de sentimientos
Y sinsabores

Desgranando palabras
Y el tiempo
En los relojes
Pasando páginas
De un libro viejo
Sintiendo añoranzas
Pasión y fuego
Que grita en letras
Y llora en lágrimas

Decidida ya
Por el camino
Que reflejó su espejo

Abriendo caminos
Apartando piedras
¡escribiendo!


Por Ascensión Rivera


Tu mirada

Ojos de mirada limpia y clara

que lanzan destellos

¡por eso son tan bellos!

ojos que hablan de tu alma

sensible y noble,

de deseos que quizás no alcanzas

sin embargo ¡están llenos de esperanza!

Tu mirada alzada hacia el cielo

¿acaso intentas rescatar un sueño?

Tu mirada se queda prendida

junto con tu alma que se escapa

de todo aquel que te mira

queriéndote dar

todo aquello que te falta.

Por Ascensión Rivera



HACER MIGAS


A mis antiguos amigos.

Nadie quiere hacer migas con mi higo.
¡Cómo quisiera hacer migas sin hache!
También quiero hacer migas con mi higo.
Sólo hago migas con ene.
¡Cómo quisiera hacer migas con a!
Y quisiera tener higos con jota.
Y tener hijos con higo.
Pero falta la eme.
Y hacer migas con a conlleva tener hijos con ge
Y entre higos y migas y haches y enes y con y trigo
Me quedo sin erre y erre que erre conmigo.
Me quedo sin ene para tener con a
Un higo con jota.
Mi madre se llama Mari y mi hermana también
Y yo quiero hacer migas con Mari y contigo.
Pero ni Mari, ni hijos, ni higos, con trigo sin erre
Quisiera migar con ene y pan
No se puede migar sólo con leche y prospera
FELICIDAD.

Por Cecilio Olivero Muñoz

sábado, 7 de febrero de 2009

25º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA NEVANDO EN LA GUINEA



25º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA
NEVANDO EN LA GUINEA
NºXXV 07-02-2.009

EDITORIAL XXV
De nuevo, la inmigración

El Senado Italiano ha aprobado un proyecto de ley del Gobierno de Berlusconi que exige a los médicos de la sanidad pública de Italia denunciar a aquellos inmigrantes sin documentación que acudan a los servicios sanitarios. Pretende también, de aprobarse definitivamente el proyecto, criminalizar con castigos de prisión hasta de cuatro años a aquellas personas que incumplan la orden de expulsión decretada. De paso, se quiere crear un registro de vagabundos.

Berlusconi, sus ministros y los senadores que los apoyan no deben de conocer parte de la literatura italiana y extranjera que desde Edmundo de Amicis, autor de «Marco, de los Apeninos a los Andes», relato incluido en su novela «Corazón», hasta el guatemalteco Dante Liano con su «Pequeña historia de viajes, amores e italianos» han tratado de la emigración italiana en el mundo y, sobre todo, en América Latina. Deben de ignorar que en Argentina o en Uruguay, en el Estado brasileño de Paraná, en Venezuela, Guatemala o los Estados Unidos abundan los nombres italianos. Han olvidado seguramente que en los años cincuenta y sesenta Francia, Gran Bretaña o Alemania se llenaron de trabajadores italianos que, junto a españoles, portugueses y griegos, acudían a los grandes centros industriales a ofrecer su fuerza de trabajo.

Enriquecerse individual o colectivamente tiene este riesgo, el olvido. Se procura borrar de la memoria aquellos momentos de pobreza que se consideran innobles o que puedan ensombrecer el señorío actual. Además, el momento invita a no poca demagogia. La crisis nos insensibiliza ante los problemas ajenos. El populismo nos lleva a medidas que bordean el autoritarismo. Y el silencio, como ha recordado un juez italiano, es el peor cómplice del fascismo.

La historia, que tiene sus momentos irónicos, ha hecho coincidir el inicio del trámite de aprobación de la ley italiana con una huelga de trabajadores británicos que exigía la contratación de nacionales en unos trabajos de ampliación de una refinería en Grimsby frente a trabajadores extranjeros de nacionalidad … italiana.

Nos dirán que al fin y al cabo estos trabajadores se mueven en el marco legal de la Unión Europea a la que pertenecen Gran Bretaña e Italia y que las olas de la emigración a América Latina o a Europa actuaban siempre dentro de la legalidad. Claro que las leyes de extranjería eran o bien inexistentes o bien no tan duras como las que se aprueban hoy en los países de Europa, además de haber habido casos, sin la menor duda, de irregularidad que no se quieren recordar. La memoria tiene estas cosas y a veces se fomentan los olvidos.

Pero resulta todavía más grave querer asociar a ciertos colectivos con la criminalidad. Los inmigrantes o los gitanos no son delincuentes aun cuando haya casos de delincuencia en su seno, del mismo modo que los italianos no son todos mafiosos aun cuando se hayan desarrollado estas bandas en Italia y las hayan exportado a los Estados Unidos. Es tan evidente que nos avergüenza afirmarlo.

No sabemos cómo resolver el problema de las oleadas migratorias que huyen de la miseria. Pero desde luego no es con tópicos ni criminalizaciones injustas cómo se van a afrontar de verdad los problemas, más bien al contrario, los empeoran. Nadie duda de la capacidad de un Estado para legislar sobre la extranjería, pero es legítimo exigir que los problemas humanos se puedan regular con criterios humanos. Y por de pronto no nos parece muy humano que alguien se enferme o llegue a dejarse morir sólo por miedo a ser denunciado.


NOS MEAN ENCIMA
Y LOS DIARIOS DICEN QUE LLUEVE

A Eduardo Galeano, por su visión real
de América-Latina.

Se tiende a hablar entre dientes
cuando es profunda la cobardía,
se tiende a mentir siempre
por intereses sin ningún escrúpulo.
Los chupatintas bailan la murga
tediosa del laberinto circunstancial.
Los hombres somos los inocentes
del siglo de la barbaridad,
donde el ser humano deja de serlo
y se convierte en títere y esclavo.
Todos al servicio global
de la sandía universal
dejamos al hambre personificada
por los rincones del planeta.
Debemos discutir la vida,
debemos afrontar la cara siniestra
de una vida sin vida.
Hoy desperté y quise cambiar al mundo,
hoy desperté y dije no,
quise quitarles a los hombres sus cadenas,
quise mitigar el hambre y el dolor,
quise acabar con las guerras,
quise acabar con la miseria,
quise acabar con la mentira,
quise ser eterno sustento en la mirada,
en el corazón, en las palabras,
y también en el caminar.
Quise acercar estrellas con mi mano,
quise soñar un mundo diferente,
quise ver la paz en las almas sufrientes,
y me creí por un momento Dios,
un Dios perfecto y compasivo,
un Dios eterno y justo,
pero todos me mataron
como a un pobre diablo.

Por Cecilio Olivero Muñoz


La fuga


Tuve suerte. Mi vecino me avisó a tiempo y a dos calles de distancia: la policía había ido a casa y no me había encontrado. Aparentemente, me dijo, se han marchado, pero es probable que te estén esperando, no vayas.
La verdad es que me sorprendió que fuera él justamente, Julio se llamaba, no recuerdo el apellido, quien me diera el aviso. Lo vi venir de frente, algo nervioso, cosas de él, pensé sin darle demasiada importancia, al fin y al cabo no lo conocía apenas y no podría saber si en su vida cotidiana era un hombre nervioso o tranquilo, pero entonces se paró ante mí para hablarme, y esto sí que me extrañó porque nunca habíamos conversado él y yo, todo lo más nos saludábamos como personas de buena educación que viven en el mismo edificio, que se ven en el portal no con excesiva frecuencia, y sobre quien tenía alguna impresión superficial, yo lo catalogaba más bien como el hombre que no se mete nunca en problemas, el hombre masa, que no se plantea la realidad, menos aún la realidad política, y si se la planteaba era para apoyar por encima de cualquier otra consideración el orden y la ley, o sea, al gobierno, sin importarle en exceso su forma o los atropellos que pudiera éste cometer, algo habrán hecho si los han detenido, la política para los políticos, me imaginé que sería a lo que él siempre se ceñiría cuando en los noticieros se hablaban de redadas o de los interminables debates en las Cortes, eran sus principios y me lo imaginaba reafirmándose en ellos las veces que me lo cruzaba en las escaleras o en la calle, cerca de casa, cuando salían temas políticos en las tertulias del bar que frecuentase o ante el televisor, y además confirmaba su carácter rutinario el hecho de convivir con su mujer amantísima y una hija ejemplar, eran la familia modelo, y los domingos sin duda vería el partido de fútbol y tendría un trabajo estable, de los de toda la vida, no sabría cuál a ciencia cierta, ni siquiera me imaginaba cuál podía ser su profesión, trabajaría en un banco o un despacho, consideré sin hacerme mucha idea. Era al fin y la cabo una imagen que yo tenía de él, absolutamente preconcebida.
Por eso me quedé sin saber cómo reaccionar cuando me soltó aquello casi en un susurro y a bocajarro, como si le fuera la vida también a él, la policía, repetí, en mi casa, pensé, y él me lo volvió a decir una vez más, de nuevo en susurros, con temor, sin duda arriesgando incluso su seguridad, porque debía imaginarse, si me avisaba, que yo era un militante político, uno de esos opositores de una organización clandestina, aunque era también posible, si me avisaba sin conocerme, que fuera porque en el fondo simpatizaba con algo, con nuestra causa tal vez, con los objetivos que perseguíamos, incluso llegué a considerar que quizá compartíamos algo más que un edificio de apartamentos. Suerte, murmuró a modo de despedida, apenas lo pude escuchar, y se alejó mirando a todas partes, temeroso de que algún policía camuflado pudiera haber visto la escena, el vecino que advierte al sospechoso de la presencia de los agentes de la ley, que deviene de pronto un cómplice imprescindible en la huida de aquel, porque a todas luces yo hubiera vuelto tranquilamente a casa de no haber recibido la indicación que me advertía que podía ser detenido sin predecirlo ni imaginármelo siquiera y gracias a él me iba a poder escapar de los agentes del orden, y entonces podría recaer sobre él, sobre el cómplice imprescindible, todo el peso de la ley, porque se había puesto por lo menos al mismo nivel que el perseguido, o sea, yo.
Me quedé parado un buen instante sin saber reaccionar. Y ahora qué, me pregunté. Tuve que esforzarme por recordar lo que debía hacer en estos casos. No podía volver a casa, no sólo lo sabía porque me lo acababa de decir aquel hombre, sino porque mil veces habíamos repetido en mi grupo las medidas de seguridad. En mi caso, recordé, lo obligado era acudir a la tienda de Manuel, si era antes de las ocho, o al bar de Ortigueira, si era después o muy temprano, y decir la clave pactada, ellos sabrían cómo actuar. Por la hora fui a la tienda de Manuel, una frutería. No le conocía mucho, habíamos coincidido dos o tres veces, era a todas luces un tipo francote, simpático, pasaba por completo desapercibido y tal vez por ello le habían elegido para casos un tanto complicados, por ejemplo las fugas. Por suerte, la tienda no estaba muy lejos. Entré. Dos mujeres compraban naranjas. Iban juntas. No había nadie más. Él me miró y pareció que no me conocía. Le pregunté si tenían manzanas asturianas y me dijo que esperara un momento. Cobró a las mujeres y luego entró en la trastienda. Me quedé solo, rodeado de cientos de frutas. Me agobié de pronto por la cantidad de cosas que dejaba pendientes, temas personales, de mi trabajo, de la organización. Creo que por un momento pesaban más los asuntos sin resolver que el peligro que estaba corriendo. Manuel salió de la trastienda y me dijo que diera una vuelta, pero que no me acercara a casa, y que en una hora volviera, vería una camioneta gris justo delante de la tienda, pidió que memorizara una matrícula, por suerte no era muy complicada y siempre he tenido además buena memoria, y que montase en ella con normalidad, como si trabajara en la empresa de la que dependía el vehículo. Pero debía ser justo en una hora, ni un minuto antes, ni uno después.
Hay que ver lo que cambia el tiempo cuando vivimos distintas situaciones. Aquella hora me pareció larguísima. Contemplé escaparates, tomé un café, entré en una papelería para comprar un cuaderno y un bolígrafo y aún faltaba tiempo. Tuve que esforzarme los últimos diez minutos para no apresurarme mucho. A la hora exacta regresé. Vi la camioneta. Comprobé la matrícula. Me subí a ella con la absoluta normalidad demandada, como si en los últimos años no hubiera hecho otra cosa que subirme a aquella camioneta gris. En el asiento de conductor un muchacho que nunca antes había visto encendió el motor y nos pusimos en marcha. La frontera no está muy lejos, me dijo. Y fue lo único que le oí decir, porque durante el trayecto no volvió a pronunciar palabra. Llegué a sospechar que todo era un estratagema para entregarme a la policía.
No fue difícil pasar la frontera. Durante dos años viví en el exilio y con frecuencia recordé a Julio, que sin duda había sido quien me salvara de una detención a todas luces segura. Me pregunté una y mil veces por qué había adoptado aquella decisión y en más de una ocasión pregunté a mis compañeros de asilo si sabían quien podría ser aquel hombre que vivía dos pisos por encima del mío, pero nadie pudo darme razón. Si alguna vez volvía, cosa que no siempre contemplaba como seguro o inminente, iba a pasar por su casa no sólo por agradecerle su gesto, sino también, y sobre todo, para saber la motivación del mismo. Pasó el tiempo. Cuando cayó el régimen y se decretó la ley que permitía el regreso de los refugiados con ciertas garantías, creí ver el momento de resolver aquel misterio. Volví al edificio donde había vivido. La portera se alegró al verme. Siempre le había caído bien y en su momento se asustó al ver a todos aquellos agentes que iban en mi busca. Se horrorizó al no volverme a ver e imaginar que algo terrible podía haberme sucedido. Agradecí sus sentimientos. Le pregunté por el vecino en cuestión. Julio, me preguntó no sin cierta sorpresa por su parte porque yo preguntara por él.
- Ya no vive aquí. -me comentó dubitativa.
- ¿Sabe dónde vive?
- Pero, ¿no te enteraste allí fuera?
Mi rostro debió de señalarle que no sabía nada. Me contó que era policía y que lo mataron en un atentado hacía seis meses. Su esposa y su hija se marcharon sin dejar una dirección. Al parecer era un mando de la policía, un fiel al régimen, en la escalera nadie lo sabía y supuse que en aquellos tiempos mucha gente tendría razones para entender una acción así. No pude menos que sentirme extraño. Me había salvado la vida sin conocerme de nada. Tal vez por ser policía estaba al tanto de mis actividades, sin duda me consideraría un enemigo. Pero algo le movió a cambiar mi destino. Lamenté no saber por qué me salvó, algo que sin duda ni llegaría a saber nunca.

Juan A. Herrero Díez




EL OTRO 11 DE SEPTIEMBRE

A Ariel Dorfman,
por su obra “La muerte y la doncella”
y por las víctimas de esos “otros septiembres”.

La vida exige una justicia blanca
que va más allá de lo jurídico y lo humano,
la vida exige un justo destino
que recorre nuestro esqueleto
y lo hace la materia más desvalida que existe
en la faz de la Tierra,
aunque algunos se rían de la justicia blanca
y se rían también de unas víctimas encadenadas al destino
del ¿dónde están?
Pero más allá de los silencios
existe un viento invisible que todo lo vió.
La mar se tragó a miles de ahogados arrojados
de aviones de la muerte,
pero los verdaderos ahogados no son los arrojados
ni tampoco los que morirían en un estadio;
los verdaderos ahogados son ellos,
los asesinos.
Por que se los tragó el olvido
y el destino los ahogó en una mar de olvido justo.
La historia sabe quienes fueron,
la historia ésta vez no la escribirían los vencedores,
la escribirían los vencidos.
Los vencidos, muertos o vivos,
llevan su muerte grabada en los rincones de la memoria.
Llevan una muerte que grita los nombres
de todos los vencidos
que escribieron su mensaje en la mortaja y en su testamento
pusieron como herederos
a los hijos de los otros onces de septiembres
que no quiso la mar tragarse.
La mar se hizo ira eterna y expulsó de su grandeza
a todos sus ahogados y se tragó
a esos ahogadores vestidos de muerte desgarrada
para componer la justicia
que no vieron los pueblos erguirse y ponerse en pie
desde sus restos de ceniza y sangre.


Por Cecilio Olivero Muñoz


SEMENTERIO DE METÀFORAS
Versos de pasión de según un cronopio menor

I

Como dos pájaros de fuego, nos bronceamos desnudos con el frío y la luz de los faroles. Se desprende de una estrella, la oscuridad de la sangre de tus ojos: Verdes como el esplendor de la saliva que se goza los labios, el falo y los testículos. No sé si amor es el tumulto de las marcas carmines de este vergonzoso y delicioso espectáculo. Es una delicia comer pústulas de rosas de tus fatigados pechos. Quiero hablar del amor que seguimos cual practicantes los locos: los bipolares, los anarcos, los blancos y los grises. Quiero hablar de ese amor que desgarra… y pulveriza… y amalgama como masa de arcilla que gime y suspira. Sé que nunca has fingido movimientos furiosos ni has aullado como una loba, cuando alcanzas a tocar las estrellas en un éxtasis amoroso. Te he perseguido como un ciego, porque la culpa ha sido de la cobardía de los silencios y del azul en lontananza de esa esperanza, que nunca más regresará a mis brazos. Deja que mi alma llore, todo el dolor por el tiempo perdido. Mi corazón furioso es de barro y vive como el sereno, en eterna vigilia. Nunca volvamos a reñir; calla como una noche perfecta, mientras te desnudo. Te amo como el mar ama a sus gaviotas, que conviviendo tan cerca, coexisten en un idilio eterno, sin traspasar al reflejo del espejo de sus mundos. Eres impura como el fósforo o la mirada de los pechos que me persiguen. ¡Regálame un verso de desasosiego! ¡Regálame un beso! Me siento como la basura del vino, del atribulado desvelo. Observo en la saliva murte, a los desechos de las fiestas de los burdeles. Por amor a ti, me siento como un gaviero de faro. ¡Mira mis llagas y el dolor remalero de mis testículos!


Por Héctor J. Cediel Guzmán

ONCE DE MARZO DE 2004


ME resigno a ser mayor,

a pensar que hay tanta gente

que pasado el siglo XX

muere y mata por ideas

que no pueden defender.

Mi patria es la bandera

que con nombre de Mujer

ondea en el corazón.


AQUEL jueves de matanza

yo viajaba en el vagón

de aquel tren de Cercanías

que llevaba cada día

mi Futuro y tu Esperanza,

tu rutina y mi Ilusión.


Empezaba bien el día,

el Madrid ganaba al Bayer,

pero inquieta en el andén

tu esperabas a ese tren

que nunca llegó a Entrevías

y yo ya llegaba tarde.







Me gustaba despertar

con el hechizo sonoro

que del tren se desprendía

mientras alguien repetía

por el hilo musical:

“Próxima estación: El Pozo”


No recuerdo nada más.

Solo sé que en el vagón

de aquel tren de Cercanías

mi Vida se despedía

de este mundo al que jamás

entendí ni me entendió.


No recuerdo nada más.

Solo sé que aquel vagón

de aquel tren de Cercanías

se llevaba mi Alegría,

mis ganas de llorar,

la cabeza, el corazón,

la Pasión y la Ansiedad,

la Mentira y la Verdad,

los milagros, las postales,

los pecados capitales,

las estrellas, los colores,

el aroma de las flores,

los recuerdos, la Poesía,

los fracasos, la ironía,

el Olvido y la Memoria,

el querer hacer historia,

las arcadas y las flemas,

el final de este poema.


Sólo quiero que alguien lleve

mi mensaje a la estación

donde espera un corazón

a que yo algún día llegue.


AMADO STORNI
(Jaime Fernández)




PALABRAS PARA LIDIA


HAS nacido entre algodones

con el alma prendida a la Esperanza,

con el alma encharcada de futuros.


Has nacido entre algodones y aún así

serás testigo de que el mundo

gira más deprisa que tus sueños,

que la vida se descose de promesas,

que la vida se desangra de ilusiones.


Andarás por caminos sin atajos

con el alma hipotecada en cada huella,

tendrás octubres,

tendrás otoños,

sentirás que la traición

viaja siempre sin billete.


Aquí te espera el miedo,

la ansiedad,

el vértigo,

las dudas,

la soberbia,

los labios enfermizos de “te quieros”,

la luz artificial,

los arañazos.

Aquí te espera el día,

la razón,

las drogas,

el silencio,

las arcadas,

los besos con sabor a despedida,

el sexo sin Amor,

la indiferencia.


Aprenderás que la pasión tiene nombre y apellidos,

que la verdad es una linda mariposa

que no sabe volar.

Descubrirás que la vida se te escapa a cada instante,

morirás todos los días con el humo del tabaco,

con el ruido de los coches,

con las prisas,

los horarios,

con el lento caminar de la ignorancia.

Sentirás que el cielo del que ya eres parte

se te nubla muy de vez en cuando,

muy de cuando en vez,

que el cielo del que ya eres parte

ni calienta ni ilumina,

y te anula

y te agota


y te yerma de impotencia

porque tienes alas

pero no puedes volar.


Verás que el desengaño nunca llama antes de entrar,

que el orgullo y la inocencia se marchitan con los años,

que el olvido se pasea por las calles del deseo,

de un deseo que no dormirá nunca en tu cama.


O tal vez sí.


Y aún así

comprobarás que haber vivido

es lo mejor que ha podido sucederte.


AMADO STORNI
(Jaime Fernández)


LA MITAD DE LA MITAD


LO mejor que ha podido sucederte

es que tus labios se encontraran

con los labios que buscaban,

que tus labios se encontraran

con los besos que querían.


Y esos besos,

como esquelas de pasión

que ahora te llaman y después te olvidan,

un día se despiden de tus labios

y deambulan impacientes

por el mundo de los labios

en busca de otros labios

a los que violentar

con su lengua los “te quiero”,

otros labios que encharcar

de deseo y de saliva.


Y de todos esos besos

engominados de ansiedad

y sofocados de caricias,

de todos esos besos

que creías que eran tuyos para siempre,

tan solo quedan la mitad.


La mitad de la mitad.

De la mitad.


De

la mitad.


De

la

mitad.


De

la

mi_

tad.

AMADO STORNI
(Jaime Fernández)


FRIDA KAHLO


LA dama de semblante cejijunto,

abanderada de los desencuentros,

del Méjico moderno, independiente,

de los barcos que no llegan a puerto.


La dama que encontró en Diego Rivera

la pincelada a todas sus desdichas,

el sueño de volar sin tener alas,

el corazón voraz y narcisista.


Del genio prisionero en una cama,

del alma embotellada y diferente,

la dama de la portada del Vogue,

del sueño comunista hasta la muerte.


Del saber que morir no cuesta tanto

cuando la vida deja de ser Vida,

la dama del Amor y del Dolor,

del Arte y de la Muerte sigue viva.


Si el mundo ya era un mundo doloroso

lo es mucho más desde que tú no estás.


Si piensas que volver vale la pena

yo te estaré esperando en Coyoacán.


AMADO STORNI
(Jaime Fernández)


ASÍ FUE


Me llevaste a dar un paseo por las nubes

como si fueras el dueño del mundo,

en un día claro y radiante.

¡Y toqué la suavidad de la ilusión!

Sentí tu fuego y pasión

pero me dijiste ¡me estoy quemando!

¡Alejémonos!

Te fuiste rápidamente

y me cogiste de la mano

pero para mí ya era tarde

¡porque yo también me había quemado!

Y en tu rápida carrera por buscar

otros mundos sin explorarme

indicaste las estrellas al pasar.

Sentí tal serenidad en aquellos instantes

que quise allí quedarme, pero contigo.

Mas al girar la cabeza para buscarte

y alargar mi mano queriendo tocarte

solo encontré el vacío porque..

Tú…. ¡tú ya te habías ido!

Me dejaste, de repente y sola

buscando un sol que se ocultó

una luna que no asomó

Y ese sabor dulce de la miel

que pusiste en mis labios

se truncó en el de la hiel, tan amargo.

¿Dónde estás amor?

porque yo aún estoy aquí

buscando un camino para volver

mas es tan profunda mi ceguera

que nada puedo ver.

Con mis lágrimas estoy construyendo

una escalera de cristal

que quiero que sea también espejo

para mirarme al bajar.

Iré dejando peldaño tras peldaño

mi gran desengaño.

Para tus manos vacías, mi olvido.

La carga de mi desconsuelo,

la arrojo en tus brazos caídos.

Para tu boca esos besos

que nunca te pude dar.

Para tu cara una caricia suave

con mis dedos.

A tu corazón yo le dejo

mis gemidos,

mi hambre y mi sed de ti..Y para tu alma…

para tu alma yo entrego

todo lo bello que sentí contigo

y lo cambio por tu gran soledad.

Te dejo partir

con mi mudo reflejo,

con la alegría de mis noches y días.

Te dejo partir

hacia ese mundo inventado

de amores, de mujeres jóvenes

y del buen vivir que tú tienes.

Pero al final de la escalera

no olvides recoger

tu gastada fotografía

de tanto mirarla durante noches y días

y la caja de las cenizas

de ese fuego que durante todo este tiempo

me consumió

porque no quiero que se reaviven jamás

y sé que contigo

¡bien seguras estarán!





Por Ascensión Rivera





EL ESCRITOR

Soy pájaro de noche
surcando los cielos
con gran esfuerzo
en busca de signos y letras
que se dibujan en la mente
y haciéndome reproches
porque ya perdí mis alas.
La luna tenue ilumina
las hojas de papel escritas,
llenas de pensamientos inventados
donde la imaginación se desliza
y los hilos se entrelazan
en la historia real o ficticia
que trae a la memoria
los sentimientos anhelados
los recuerdos perdidos y los encontrados.
Mi mano tiembla dudando ante el deseo
de estremecer o herir
hacer soñar o sufrir
pero sólo son segundos de duda
¡antes de empezar a escribir!


Por Ascensión Rivera


TRISTEZA



Rota la tierra,
resquebrajada,
árboles caídos,
maleza,
que todo lo atrapa.

Enseres abandonados,
muebles raídos,
apilados en un rincón
atrapados en el tiempo
de ausencias.

Un todo que el viento
arrastra
junto con las hojas
desprendidas
de un otoño que viene
y sin embargo
nada cambia..

Huellas de pasos,
tímidos,
flor aplastada
y un olor que se esparce
de primaveras pasadas
por todas partes.

Un árbol con dos raíces
una más corta,
la otra más larga,
y dos ramas rotas.

Cerrada la verja
y también la puerta
cortinas echadas,
deshilachadas,
una silla vieja.

Una mujer de negro
vestida,
con ojos hundidos,
abatida
y falta de sueño,
viene a recibirme.
Las lágrimas se funden
y queman,
junto con los abrazos.

¡Qué frío siento!
¡y qué triste es venir aquí
sin ellos y casi sin ti!
¡madre!.


Por Ascensión Rivera



TUS PALABRAS


A través de tus palabras

y sin darte cuenta¡

¡Yo puedo leer tu alma!

Entre puntos suspensivos

adivino que eres seductor

y posesivo.

Entre subrayados

sé cuándo estás enfadado

aunque digas que no.

Tu desprecio y desdén

abraza los paréntesis

con frenesí.

¡Apasionado eres, sí!

A través del interrogante

tras mis preguntas

veo que eres arrogante

¡y te gusta!

Nunca podrás engañar

a quien entre palabras se desliza

por mucho que luches

porque desnudo tus sentimientos

y quedas ante mí

vulnerable y triste.

Entre mis dedos

arrastro tu sufrimiento

y tocando las letras

¡te acaricio!

Con tu mayúscula

me gritas

y me tiras a la cara tu desamor

con la "negrita"¡Es inútil! ¡Ya no!

Para mí el color negro de tu palabra

machacada con rabia

¡de tu amor me habla!

25/09/2008

Por Ascensión Rivera



TU CABELLO Y DOS LUCEROS


ESE VIENTO, QUE HOY ALBOROTA TU PELO,
ES EL MISMO QUE SE TROPIEZA CON MI TRISTEZA
EN EL ESPACIO Y EL TIEMPO…
CABELLO SEDOSO Y NEGRO ADORNADO
POR DOS LUCEROS.

ESE VIENTO QUE ACARICIA TU PELO
ES EL MISMO QUE LLORA EN SILENCIO
AL RECORDAR LOS ENCANTOS Y ALEGRÍAS
QUE ADORNABAN CON ESPERANZA
AQUELLOS DOS LUCEROS.

ESA BRISA QUE ENTRA POR MI VENTANA,
ES LA QUE ME ARRULLA Y ME HACE DORMIR
CUANDO MIS PENSAMIENTOS SE CANSAN,
Y OTRA VEZ ME HACE SOÑAR
CON EL VIENTO,
EL SUSURRO DEL MAR,
EL AZUL MARINO,
LA BRISA QUE BAÑABA TU CARA
Y LA ROSA QUE ADORNABA
TU PELO Y DOS LUCEROS.


-Luis chinchilla Elizondo-
Grecia, Alajuela, Costa Rica
Correo electrónico: luischin_63@hotmail.com

Primer Ganador del 1er Concurso
de poesía de la Revista Cultural
“Espíritu Literario”.


ESAS MIRADAS QUE CAMINAN

“Mas en los días el vuelo desgarrador de la paloma
embriaga mis ojos con la gracia cruel de las distancias”.

ELISEO DIEGO

Esas miradas que caminan
con pasos de desgarradas nostalgias
en senderos de intangibles jirones
que pesan como la luz de la isla.
Esas miradas de cristalizadas lágrimas
aún antes de manar del surtidor
de sus perdidas cuencas de distancias.
Esas miradas que se sumergen
buscando las antípodas de sus entrañas
en su fondo, en el fondo más hondo
donde el dolor es más polvo.
Esas miradas que como géiser amanecen
del mismísimo centro de si mismas.
Allí, allí donde está el magma de sus ojos.
Esas miradas de suspiros silenciosos
mudos, devorados de sus silabas
secas de rodeada impotencia,
calladas frustraciones de memoria.
Esas miradas de luz del atardecer
frente al mar de los sueños
evaporaciones densas de luz de poniente.

Por Francisco Jesús Muñoz Soler



EL PAPEL ARRUGADO

Sé que un papel resiste
cualquier mentira,
sé que las canciones
son refugio de poeta y lira,
sé que mi mejor canción
de tu mismo aire respira.
El papel arrugado
soporta violencia e ira,
el corazón maltratado
soporta al mundo que gira,
ese ser tan lastimado
que en pena oscura delira,
ese ser tan maniatado
también sufre y respira,
ese ser equivocado
sin que nadie lo corrija,
ese ser tan despistado
qué canción tan distraída...,
ese ser asustado
sin que nadie lo redima,
ese ser despreciado
sin verso que le haga rima.
Quisiera empezar de nuevo,
contigo amor, en otra vida,
quisiera no ser malevo,
quisiera encontrar salida,
a este corazón de perro,
a este caminar deprisa,
a esta soledad de encierro,
a este corazón hecho trizas.
Quisiera contar contigo
en este deambular sin guia,
en esta habitación del recuerdo
en este miedo a la desidia,
quisiera por que yo quiero
cantar esta canción de vida,
quisiera por que lo merezco
otro punto de partida,
quisiera, sí no enloquezco,
una vida a color y divertida.


Por Cecilio Olivero Muñoz