miércoles, 6 de mayo de 2009

31º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA NEVANDO EN LA GUINEA



31º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA
NEVANDO EN LA GUINEA
NºXXXI 06-05-2.009

EDITORIAL XXXI
Apocalipsis primavera / otoño

Tradicionalmente, la primavera se ha asociado con el inicio de la vida. Muchas son los mitos que así lo recogen, por ejemplo en nuestra tradición cristiana la Semana Santa culmina con la resurrección y el anuncio de una nueva etapa de esperanza y vida. No es el único caso y todos conocemos mitos que dan a esta estación un simbolismo especial. La literatura por su parte ha relacionado en numerosas ocasiones la primavera con la belleza. No es extraño, los paisajes embellecen, el buen tiempo invita a la relación, a la fiesta inclusive, y es lógico que esta estación del año posea esa atracción y la entendamos como una alegoría de lo bello y lo feliz.

Para otra parte del mundo, en el cono sur, no lo podemos olvidar, aunque tendamos a mirar el mundo desde nuestro etnocentrismo europeo y occidental, es el otoño lo que se inicia, una estación que, aun cuando sea el reverso de la anterior, tampoco está exenta de encanto. No son pocos los relatos que hablan de este periodo, recordamos a Julio Ramón Ribeyro, muchos de cuyos relatos describen esta estación en Lima.

Sin embargo, todo apunta a que en este 2009 el recuerdo de la primavera o el otoño, según donde se halle uno, va a ser absolutamente negativo. La crisis se ha acentuado y supone para millones de personas la tragedia del desempleo, la incertidumbre ante el futuro y, en el peor de los casos, la pobreza, incluso la miseria. Los mercados de los países más ricos se tambalean y mucho nos tememos que repercutirá en otros continentes. Sabemos que una gran fuente de ingresos para muchas regiones del planeta son las remesas de dinero que envían los emigrantes y que se reducirán en gran medida por la pérdida de empleo. Esta situación ha despertado un enorme crisis social. Además, contemplamos perplejos una nueva pandemia, una mutación de la gripe, que ha añadido una mayor confusión y la sensación general de que estamos al borde del abismo.

A nadie se le escapa que este nuevo siglo, el siglo XXI, ha empezado con mal pie. Comenzó con el tremendo atentado de Nueva York y hasta hoy el balance no deja de mostrar el lado más atroz de la humanidad. El primer decenio del siglo no podía ser más aterrador, guerras, miseria, divisiones, atentados, fanatismos en todos los campos, y las pocas esperanzas que pudiéramos vislumbrar apenas son pequeñas islas que poca luz dan al conjunto. Hace poco, en la Cumbre de las Américas, el Presidente Chávez le regaló al nuevo presidente norteamericano, Obama, un libro de Eduardo Galeano, «Las Venas Abiertas de América Latina», esperamos, pese a nuestro ya conocido escepticismo, que el flamante presidente sea un buen y atento lector.

No queremos dar una visión fatalista de la realidad, pero ésta se empeña en mostrarnos el peor de sus rostros. Nos encantaría dar un mensaje optimista en este mes de Mayo que empezamos ahora. Pero vez de eso, debemos hacer un llamamiento a toda la humanidad, desde nuestro humilde rincón literario, para que podamos aportar un poco de raciocinio a tanta locura. Hay que aportar una reflexión sobre lo que pasa y plantear un cambio radical en todos los aspectos. Creemos que la literatura y la cultura en su conjunto son una buena base para trastocar el (des)orden de este mundo. Y lo esperamos, aun cuando a veces nos tememos lo peor.


EL PARQUE


Allí, donde todavía parece
Que cortaron el árbol con tu inicial
Ayer,
Donde está mi medio nombre unas cuantas
Veces,
En ese parque aprendí:
Que no te puedes fiar de nadie.
Aprendí:
Que no hay flor ni ilusión que dure
Dos primaveras.
Aprendí:
Que la verdad de los ojos está
Tan cerca
De la solitaria verdad de la boca
Que la mañana
Es inocente de toda culpa
Y mientras tanto,
Vé partir su palpitar blanco
Mientras cae la tarde
Con un mirar,
Que delata un receloso
Ya te lo dije
A una noche de
Estrellas sonrientes
Que se van, todas juntas,
Del polvo al soplo.
Y la mentira es muchas.

Por Cecilio Olivero Muñoz


ME CONSUMO

Vivimos en una sociedad
De consumo,
Consumo y consumo
Comida, bebida y ocio;
Se consume mi cigarrillo,
Se consume mi vida
Y yo consumo vida.
Valga la redundancia
Y valga ella, para consumirme
Un poco más de lo que
Ya consumida estaba.

Por Cecilio Olivero Muñoz


A MEDIA TARDE


Fue Mara quien me llamó para contármelo. Ha pasado algo, me dijo con voz entrecortada. Había estado llorando, se le notaba en la voz, y posiblemente volvería a llorar, pensé, después de hablar conmigo o mientras me lo contase. Intuí que ciertamente la noticia debía de ser trágica, algo terrible, añadió Mara tras un breve silencio. No sé por qué en ese momento me vino a la cabeza Raúl, aunque se conocían no eran amigos, ni siquiera estrechos colaboradores, al menos es lo que pensábamos todos mientras Raúl trabajó en la empresa, claro que no serían los primeros en tener algo en secreto, una discreta relación, cosas más raras se han visto, pero para nosotros sólo coincidían en la oficina, como coincidíamos todos en algún momento, intercambiaban saludos, comentarios, a veces la veíamos sonreír, Raúl era un tipo afable, simpático, un tanto guasón en esa época, antes de que le cesaran y cuando todo parecía que le iba bien, luego cada uno de ellos seguía con sus tareas, nada indicaba al fin y al cabo que hubiese algo, yo no lo creo, y tampoco nos cebábamos con ellos, como cotilleábamos en ocasiones de otros romances pretendidamente reservados, pero cuando Mara me llamó hubo una intuición, algo que me llevó a pensar que aquello horrible que había ocurrido tenía que ver con Raúl. Lo había visto poco antes, me lo encontré por la calle y le noté decaído. Le habían echado del trabajo de malos modos y después de años de entrega absoluta. Todos estuvimos de acuerdo, lo de Raúl mostraba hasta qué punto la ingratitud dominaba las relaciones de la empresa con nosotros y, aun cuando éramos conscientes de que la nuestra, como cualquier otra empresa, no tenía corazón, esperábamos que las cosas transcurrieran de otro modo, aunque nadie dijo nada, ninguno comentó lo desagradable de aquel despido sin apenas explicaciones, un estúpido por tópico “es lo que hay” que produjo breves palabras de desagrado, pero en absoluto en tono de queja, a media voz, menos aún dirigidas al director, dominaba un dócil silencio que sólo se manifestaba en comentarios en los pasillos.
Mara tardó un poco en comenzar a relatármelo, como si necesitara mi pregunta, qué pasó, o tal vez porque tuvo que aguantarse los sollozos. Me dijo que Raúl había entrado a media tarde en el despacho, ella no lo vio llegar, pero los compañeros que estaban en sus mesas y que lo vieron se sorprendieron un poco por lo inesperado de su visita, aunque la aparente calma de su rostro no despertó la menor sospecha de lo que estaba a punto de ocurrir. Saludó a los compañeros, algunos no lo habían vuelto a ver desde que dejó su puesto, mejor dicho, desde que lo despidieron, y aun cuando lo notaron serio, desde luego no era el mismo que antes, nada en él hacía barruntar algo extraño, me dijo Mara que le dijeron, parecía relajado, algo más delgado, comentó alguien, pero nada hizo presagiar la tragedia y sin duda, supusieron algunos, estaba allí por algo administrativo o burocrático, algún documento pendiente de firmar seguramente, a pesar de que había pasado su tiempo desde que se marchara, medio año más o menos. Se dirigió al despacho del director, al fondo, saludó a la secretaria y tal vez aquí fue el único momento en que él mostró una leve sonrisa, puede que misteriosa, quizá en el momento en que ella le dijo ella que no tenía cita con el director, que estaba ocupado, que no podía recibirle, y él respondió, al decir de alguien que estaba cerca, me advirtió Mara, dándole al relato sin quererlo un tono novelesco, que no le importaba lo que estuviese haciendo, que tenía que verlo y lo iba a ver, se dirigió a la puerta, la secretaria se quedó quieta un instante, sorprendida, no estaba preparada para gestos así, y sólo cuando ya Raúl sujetaba el pomo de la puerta y se paró unos segundos, como si se lo pensara o puede que tomara fuerza para el siguiente paso, la secretaria intentó llamar al director, avisarle de la inesperada visita.
Nadie sabe a ciencia cierta que ocurrió en el despacho. Pasados unos cinco minutos se escucharon las detonaciones, fueron cuatro, cinco o seis, nadie se pone de acuerdo, me dijo Mara, luego se impuso un silencio de aquellos que se pueden calificar de plúmbeo, como si el tiempo se hubiese detenido y ya nada fuese a ocurrir en la vida. La puerta no se abrió y tal vez todos esperaban que se abriera de pronto y que Raúl surgiera en algún momento tras ella, ya con una sonrisa abierta y complacida, y con él el director, pero la puerta seguía sin abrirse y todos sintieron la convicción de que había que entrar en aquella sala y saber qué había pasado. La secretaria temblaba. Algunos compañeros se levantaron de sus sillas, de un modo mecánico, como si hubiera habido una palanca invisible, me dijo Mara, pero se quedaron inmóviles, titubearon, llegué en ese instante, susurró casi, y se notaba la tensión en la sala. Guardó silencio y yo me quedé en ascuas, pensando que Mara hubiera podido ser una brillante narradora si no fuera porque lo que me contaba era cierto, absolutamente cierto y no uno de esos relatos de terror que tanto gustan a cierta edad. Alguien entró en el despacho, no recuerdo quién comentó, y salió de inmediato, pálido, demacrado, pensé que sería la expresión exacta. Llamad a la policía, a una ambulancia, gritó. Dentro, dos cadáveres mudos. Eso es lo que pasó, terminó Mara y entonces se calló a la espera seguramente de que yo dijese algo, pero yo me quedé callado, no acababa muy bien de entender lo que me había contado, no la sucesión de hechos, sino el significado de todos ellos, aunque mejor sería decir que no supe cómo incorporarlo a mi vida, a mi presente concreto, a mi cabeza incapaz de asumir lo escuchado, eso estaba sucediendo, en cierto modo, en los aledaños de mi vida. No, me corregí a mí mismo, no en los aledaños, sino en mi vida, en la vida real que me afectaba más directamente, no era una noticia de Dakota, de Carolina del Sur ni de Idaho, la había protagonizado alguien que yo conocía, con testigos que yo veía a diario y una víctima con quien yo había hablado unas horas antes y tuve para mí que uno no está acostumbrado a tales hechos que son más bien materia televisiva y lejana. Intenté entender a Raúl, ponerme en su piel para comprender cómo había llegado a ese punto, pero hay momentos en que costaba esta aproximación, sin duda la desesperación le había conducido a un nivel de locura que resultaba difícil de acotar, de contemplar en toda su amplitud, y yo no era capaz de sentir ese grado de intensidad emocional.
Estás allí, me preguntó Mara y con ello me estaba exigiendo una respuesta, unas palabras, tal vez una explicación que yo, a ciencia cierta, no podía darle. Escuché un breve y reprimido sollozo. Dónde estás, le pregunté. En la oficina todavía, contestó. Voy para allá. Colgué. Tardé unos minutos en reaccionar y salí de casa sin tener claro nada, aunque horrorizado por la sensación de que, sin entender el por qué, yo hubiera podido haber estado en el lugar de Raúl.


Juan A. Herrero Díez


PERRA VIDA

En estos momentos estoy
Que no voy ni para atrás
Ni para delante.
Voy a casa, la que fue
Mi casa donde nací
Y no me queda otra que
Volver a la casa que me
Ha dado vida. ¡Perra vida!
Toda la vida venerando
A la que fue mi familia
Y no me queda otra que
Venerar a la que es hoy
Mi familia. ¡Perra vida!
Hoy escuché el grito
De rabia de mi mujer
Y sentí el aliento frío
De mi adorable madre.
¡Perra vida de intereses!
¿Qué razón me queda
si yo mismo me contradigo?
Y, ¿Por qué me contradigo?
Por que no sé para que lado
Tirar, o si para la casa de mi
Madre, ya desentendida de mí,
Hasta caer en el defecto
De la cruel torpeza o la casa
De mi mujer que se atormenta
De forma cínica por amores
Baratos que no valen ni
La mirada de odio y rencor
Que puedas ofrecerles.
Yo sé lo que me pasa:
Me pasa que se juntan todas
Las verdades en una mentira,
Me pasa que el miedo, unido
A la esperanza y unida
A la malicia morbosa me hacen
Despertar de un sueño que
¡Perra vida! Toma y dale,
dale y saca, suma y sigue,
resta y busca, jode y jode.
Se me junta el hambre con
La gana de comerme el mundo.
Se me acaba la paciencia
Y no desespero ante mi duda.
Mi duda, mi gran duda.
Esa puta parada en una esquina
A la que se le cruza el dicho de:
¡Perra vida! ¡Perra vida!


Por Cecilio Olivero Muñoz



ME DEJARON SOLO… ¿AMISTAD?


Recuerdo que hace tiempo
Me escupiste a la cara,
Comprendí muchas cosas.
La gente es tan malvada,
Que no conoce todavía
La libertad… que se jodan.
Yo si la conozco, por eso
Me cuesta tanto vivir sin ella.
Esa gente que va por ahí
Mirando, absorbiendo,
Alimentándose de las penas,
Los miedos y los fracasos
Son la mera imagen tosca
De la pobreza de espíritu,
Son la pobre virtud de los
Que no tienen alma buena,
Son los carcamales perfectos
Para quemar, para joder.
Tengo tanto odio en mi cuerpo
Que sudo estricnina, venenoso
Sendero fui a coger, yo, asqueroso
Inocentón del tres al quince. Vértigo.
Vertiginosos son los senderos
Que claman a las gentes primitivas.
Yo, alquimista de tentaciones
A contra luz he aprendido algo:
Todo me duele, me duele el odio,
El rencor y el miedo que tengo
Haya en el pensamiento, y que ya,
No encuentro la punta a los alfileres.

Por Cecilio Olivero Muñoz

SONATA DE ESPERANZA
Dedicado a mis hijos: Brianda Lucia y Héctor Ernesto.

Por amor a mis hijos, a los niños y a la vida,
lancé al azar dentro de botellitas de viento,
las semillas de mis sueños: en metáforas y versos.

La vida me enseñó a enviarle cartas al destino
¡Jamás aprendí a dialogar, con el silencio de las paredes!
ni encontré soluciones, en las celdas de los laberintos invisibles.
Aprendí de lo esotérico, de la naturaleza, del amor;
digerí realidades azotando las calles como un azotamundo
y escuchando las anécdotas de los filósofos de la vida;
así ustedes se favorecerían vivenciando otras oportunidades.
Aprendieron a descubrir horizontes y a vivir con fogosidad la vida
conociendo países, culturas… amando y viviendo sin angustias
¡Gracias a la sombra amorosa y esfuerzos de su amada madre!

Nunca crean todo o que dicen los libros, ni la historia.
Los medios de comunicación siempre han sido los pregoneros,
de ese lado oscuro que poco se conoce o divulga de la vida.
Algunos mienten, cual vulgares murtes que deshonran la palabra
¡Cada uno de ustedes, tiene que escribir su propia historia!

Jamás pierdan la oportunidad de aprender de los azotavida,
que embistieron con sueños: huracanes y tempestades;
de la ciencia diestra de quienes araron la vida con sus manos;
en una plática, un adulto mayor por humilde que sea,
les legará su sabiduría y experiencias… en ¡historias fantásticas!
y les permitirá prevenir: el cometer los mismos errores.

2

El poeta canta la inspiración de las musas, de sus ninfas;
rimando y midiendo los versos tramados por los suspiros
del corazón y del alma, que destilan y condensan la savia
o la esencia de la vida, en cántaros de la gaya ciencia.

Hay que hablarle al hombre y comunicarse con la multitud;
que la fantasía mágica de las palabras, nos haga uno a todos;
¡Que la vida deje de ser: ese mar de mierda! ¡infernal pudridero!
del que nos habló ex monseñor Guzmán, Eutiquio o sus abuelos.
Disfruten del placer de pensar, hablar o actuar,
jugando con las contingencias del azar
y derrotando los absurdos del destino,
hasta izar sus propias banderas sobre el Everest de sus sueños.
Comprométanse en dejar el mundo un poco mejor del heredado;
nunca duden en hacer o apoyar siempre: ¡algo por la vida!

Sueñen mirando la luna, las estrellas y fíjense metas ambiciosas; siempre encontrarán sosiego y razones difíciles en la existencia
¿Serán el cielo y el infierno, simples conceptos o espejismos,
para que el hombre soporte la vida y no se bestialice?

No crean en la verdad absoluta de las palabras;
pueden ser mentiras bien dichas o repetidas mil veces,
hasta que terminan transformadas en verdades o en historia.
Aprendan a escuchar y a conocer las dos caras de todo;
Lo indivisible es déspotamente relativo: como el bien y el mal.
Tienen que aprender a elegir y tomar siempre lo bueno;
quitando la no esencia de las insignificantes opiniones,
de vivencias equivocadas del mal o del error;
nada bueno se puede cimentar sobre la injusticia,
así la verdad veces desengañe como ilusiones quimeras.
Nunca dejen de escuchar al infalible corazón, al alma de su madre, el consejo su padre, a los recuerdos de sus abuelos…
¡Nunca olviden las palabras visionarias del tío Guillermo!

Aprendan a hablar, pero si nadie les escucha: ¡Griten!
Hasta que aprendan a oír los sordos y a hablar los mudos
¡Entonces esos hombres serán libertos y aprenderán a volar!

3

Deben acostumbrarse al brillo natural de la luz,
a vivir intensamente los momentos de sus existencias;
lo simple es hermoso y lo leve, les enseñará a pensar en grande.
Una marquilla consumista, muchas veces alucina a la estupidez
¡Nunca permitan que la ambición les confunda o enceguezca,
más en una paradójica Babel, como en la que vivimos!
Todo encierra su propia verdad, una razón y un sentido lógico;
Nada se da o es porque sí, sin razón o acción sin consecuencia,
así creamos que brota enigmáticamente del sueño de un destino.

Los sentidos les permitirá apreciar la piel de la vida
y esos maravillosos milagros que desvirtúan al ateísmo,
así confundamos a veces al amor, con el Sol o las montañas.
Los grandes logros están hechos de invaluables pequeñeces;
un poco más puede ser demasiado y algunos excesos,
les pueden echar a perder sus sueños, al igual que las carencias
¡Solo los verdaderos valores, les conducirán al éxito!

Día a día, la tierra pierde más el verde esperanza;
la sonrisa y la alegría desaparecen con el desencanto;
el grito revolucionario y libertario, resuena cual utopía.
Los principios y la moral, deben ser su rosa de los vientos.
El destino exitoso no puede depender de la oferta y demanda
de vicios o negocios, que prostituyen como el peor cáncer.
Nada ni nadie atenta más contra la salud de las instituciones,
que el carcoma que las corroe, cuando crece dentro de ellas.
Las sociedades se marginan del desarrollo emprendedor,
cuando se burocratizan y dejan de ser proactivos sus ciudadanos

Las hojas caídas no solo significan otoño,
también puede ser un árbol caído.
Nunca crean en todo lo que no han visto;
tienen que aprender a ver siempre más allá, con sus corazones.
La verdadera historia debe ser la raíz y el principio,
de una memoria que jamás se debe borrar o ignorar;
La tradición es la antología de la vida, su disco duro;
la experiencia y el aprendizaje, promedian e imponen una cultura
Recuerden: Las grandes innovaciones han nacido casi por azar.

4

No dejen pasar las ocasiones de fisgonear la vida con intensidad,
ni teman tomar decisiones, ni pierdan el tiempo en rezos;
Dios no vende lotes en el cielo por diezmos o indulgencias;
ustedes son pequeños Dioses y pueden ser creadores;
sus destinos dependen: de sus manos y de sus corazones.
Tienen que creer siempre más, en lo que no ven ni verán;
La paz del espíritu les da la credibilidad y confianza necesaria;
aprendan a sentir la expresión profunda de sus sentimientos;
el fanatismo enceguece y camufla los abismos con su ignorancia.

La verdad se aleja cada vez más de las Iglesias;
Jamás Dios predicó con recados, que el hombre puso en su boca;
El hombre nunca alcanzará a hablar o a pensar como él.
¿Siempre existirán malditos engendrados, cual errores de Dios!
Alimañas que afrentan el buen nombre de familias y del país.

Tienen que aprender a hacer compatibles: la carne y los rezos;
es absurdo que un clérigo tuviera que aprender
a empuñar y disparar una metralla contra prójimos
o que un exmonseñor se tuviera que quitar la sotana,
por enseñarnos y poder predicar: que primero esta el hombre
y que el relativismo de la verdad, nace de un misterio.
Con limosnas nunca se solucionarán los problemas sociales,
así crean que invierten en la cuota inicial de un lote en el cielo.
Aprendan a arar, a pescar, a cazar con sus propias manos;
no existe felicidad más grande que enseñar y ayudar al prójimo.

5
¡Nacer es el mayor y más hermoso milagro de la vida!
Nada es más grande: que el crear luz y sueños de la savia
Un hijo fruto de su sangre, siempre será: ¡hermosa perla!
¡Germen de sus ilusiones y vino de sus estirpes!
Para asombrar la vida, ¡han nacido con estrella!
¿Para qué azorarla, en vez de maravillarla?
Debemos construir el mañana, a partir de ahoras;
así tengan que excavar hasta las raíces, la tierra;
cimentar más profundo de lo imaginado para soportar:
los pesos de las estructuras de sus existencias.

La vida como las ideas o la naturaleza,
reverdece donde late la esperanza y un mañana;
aparece en el mundo cual manantial fuente de vida,
para saciar sedientos, desesperados o perdedores.
La carne que conforma sus cuerpos, les enseñará y exigirá:
¡El disfrute de los paraísos y maravillas de la vida!
Hay tanto para extasiarse en ella,
que no vale la pena reducirla a quimeras
o dejar de vivirla con intensidad, por creer en otras vidas.

Aprendan a desnudarse para sumergirse en sus sueños;
tomen siempre un nuevo aire para soportar la vida,
sin ahogarse, claudicar o reventarse antes de tiempo.
La existencia: ¡siempre será un breve sueño!
No malgasten el tiempo, intentando descifrar: el bien o el mal;
la vida, el amor, la muerte o la felicidad;
ni aquellos absurdos misterios que nacieron
del cuestionamiento o especulaciones del hombre.
El nombre ni la razón, no importan, si todo es lo que es;
la vida encierra intrínsicamente, siempre la verdad;
una lógica natural e infalible, ajustada a leyes naturales.

Tienen que explorar y conocer el mundo de las sombras,
para aprender a comprender, apreciar y amar la existencia.
Jamás es tarde para educarse, reconocer y besar la vida;
¡a suspirar con el aroma de las esperanzas vivas!
Todo en la coexistencia, tiene su momento preciso;
ese ahora o nunca, que decidirá en un segundo: ¡sus destinos!

Es difícil aprender a vivir, devorándose una biblioteca;
así como nadie ama más la vida, que quién la esta perdiendo.
Tienen que vivenciar y disfrutar del espíritu de las aventuras;
Las grandes satisfacciones, siempre conllevan sus riesgos;
permítanle a otros acercarse a sus mundos
y conocer las respuestas de sus almas;
los deseos o voluntades de sus cuerpos, de sus instintos;
nunca olviden que todos somos un todo: como cuerpo y espíritu.

Aprendan a fluir como un afluente, buscando siempre su mar.
Si desean ser océano: ¡tienen que dejar de pensar como río!
quizás tengan que ser creatura, cualquier cosa o flor,
antes de ser llegar a ser: ¡un inmenso cardumen de sueños!
No permitan que la zozobra, se devore la música de sus días;
nunca se enamoren solo de la carne, de la piel o del sexo;
para ser más que vulgares chacales o depredadores carniceros.

6

Sin amor todos somos cadáveres o nos hacemos asesinos.
Si la razón más profunda de la vida: es el amor,
no es quimérico engalanarla ni romper la soledad
con una amante entusiasta y apasionada como el fuego.
Nunca estarán a salvo de las tentaciones circunstanciales
¡Los sentimientos siempre serán imprevisibles!
Apasionados como desiertos ardientes o hembras en llamas
Recuerden: Un orgasmo es la cópula de la vida con su esencia.

El amor como la verdad, tiene que ser cristalino
más no absorbente, fresco y abundante
como bebedero de oasis o una ultima esperanza.
Jamás se enamoren en exceso, hasta perder la cabeza;
el que se enceguece por amor: ¡se idiotiza!
Aprender a enamorarse con la magia demencial
de un orgasmo: ¡es tocar las estrellas con el corazón!

El placer debe recorrerles como sensaciones eyaculadoras;
ábranse sin enmendar las puertas del imperio de sus sentidos;
descifren valores para traducir los conceptos: Bueno y malo,
en función del engrandecimiento, brillo y pasos de sus vidas. Háganse sentir como sus grandes amores y antorchas;
mojones para no encallar y llegar a salvo, sin naufragar.
Regálense siempre felicidades, a cambio de nada;
crezcan a la luz del Sol y no a la sombra de sus parejas;
Enriquezcan sus vidas con todo aquello que han añorado
¡Llénenlas de felicidad con magia e invenciones creativas!

Aprendan a tocar y reconocer la belleza natural del cuerpo;
a sentir la piel y vivir el deseo sin enmendaduras.
Enciendan con besos sus ilusiones y calienten con caricias,
sus corazones y sus cuerpos, en la soledad o en el invierno.
Embriáguense con el hechizo de los besuqueos amorosos;
ensueñen sus pasiones y déjense arrullar por los sueños.

Solo sintiendo los latidos de sus corazones,
conocerán las intensidades con las que se puede sentir la vida
Permítanse tocarse en silencio, descúbranse;
cierren los ojos, sueñen, resistan hasta donde más puedan;
tienen que regalarse: ¡todo lo que llevan, atrapado dentro!
Tienen que quedar siempre: ¡Viendo lunas cuarto menguante!
El día que se diga: Estoy cansado o me duele la cabeza,
empiecen a preocuparse, porque un o una amante:
No conoce el cansancio y ¡jamás le duele la cabeza!

Aprender a vivir enamorado, es mágico como un viaje cósmico
¡Fascinante como topar una rosa, en una desértica estrella!
Nada pierde más al hombre, que la indiferencia de un amor;
les puede herir hasta arruinar sus vidas,
si no aprenden a reconocer, lo ridículo que existe en él.
Que no muera nadie más de mal de amor
¡que nadie vuelva a morir con el corazón destrozado!
Nunca arruinen la vida de un ser humano,
por vivir egoístamente: ¡una fugaz ilusión cometa!

7

Siéntanse como el futuro y esperanza de un mañana,
de una nueva sociedad, de un nuevo mundo;
los perdedores piensan y actúan, buscando su fracaso.
Ustedes nacieron con la estrella de los triunfadores;
de quienes saborearán el éxito como una costumbre;
El conformismo arrastra con sus gemidos a la perdición;
deben aprender a vestir, ser, pensar y actuar
con espíritu triunfador: sin dejar de ser ustedes mismos
¡Nunca venderán sus almas a ningún precio, al demonio!

Todos somos tan intrascendentales e insignificantes a veces,
que nos desencanta la poca importancia de los importantes.
Ningún hombre puede andar sin dejar de tocar la tierra,
pero se puede llegar a ser más: que un temeroso o mediocre.
Mírense en todos los espejos y a todos siéntanlos en ustedes,
nadie es más ni menos que otros;
cada uno desarrolla un mundo, con su visión y proyección;
el destino no pende de la sino o de un Dios titiritero;
¡solo de esos permanentes exitosos, que se deben crear!

Nunca opinen ni hablen mal del ausente;
solo los mediocres denigran de los hombres con valores.
Siempre hay que ver el todo y nunca una sola parte
¡Lo trivial siempre será indiferente, para el verdadero hombre!
Jamás dejen de pensar, de soñar, de fijarse metas ambiciosas;
cuestiónense permanentemente en busca de la verdad;
Nunca nieguen o ignoren sus errores, aprendan de ellos;
solo serán grandes, aprendiendo a correr riesgos calculados.

Sé que pueden ser Sol y aurora;
esperanza y mañana del mañana.
Néctar para las nuevas generaciones,
limpiando siempre los peligros de sus caminos
Aprender a escuchar, es comprender y amar al prójimo;
sentir su piel, es compartir sus sentimientos.
La cópula es la comunión del alma con el espíritu de la vida;
enloquezcan sus sentidos, acariciando la piel del alma
Pueden engendrar al nuevo hombre,
raíz cimiente de un mañana con esperanza,
con enseñanzas y un nuevo ejemplo.
La indiferencia, el silencio, los excesos de libertad,
no pueden seguir perdiendo a nuestros jóvenes.

Tenemos que volver la mirada hacia el campo.
Las máquinas deshumanizan y mecanizan al hombre;
La electrónica y la informática lo robotizan, lo cosifican,
como si fuésemos engendros ¡unidades de consumo!
Desalmados murtes que venden la dignidad, por una bicoca.

Disfruten las ideas que acarician sus desnudeces,
como los arrumacos de la vida que son el aire y el agua.
Ninguna careta les hará Arlequines
ni les preemitirá pasar desapercibidos;
siéntanse orgullosos de poder andar siempre
con la frente bien en alto, sin la vergüenza del mediocre;
Desconfíen de quién no sepa estrechar la mano,
falsee la voz o evite mirar a los ojos como los murtes.

Respeten siempre al hombre y a la mujer;
a la rata y a la pulga, así como al caballo,
al perro, al pájaro, al águila y hasta los insectos
¡Toda la obra de la naturaleza: tiene derecho a la vida!
Dios no puede negar su obra ni sus errores,
así parezca que engendro ebrio: a la vida;
el error y el mal son pruebas de la libertad del hombre
y de su compromiso, con el reescribir su destino.
Todos los mal nacidos, son frutos de la pasión estiércolera
¡Hay que aprender a perdonar, así no todo se pueda olvidar!

Piensen siempre como los más grandes y exitosos;
siéntanse como algunas de las personas más bellas.
Nada ni nadie es más grande que uno, ni nos pueden pisotear
La cima siempre estará más próxima, de lo que se cree;
no existen imposibles, sino pesimistas o invidentes,
porque las oportunidades están esparcidas por el mundo.

8

Jamás hieran a nadie con palabras o con hechos;
Nadie pelea por pelear y menos para perder
¿Por qué fomentar y engendrar el odio?
Las heridas que se ulceran, jamás sanan
Hay alimañas humanas que solo aprenden,
a base de castigo como animales o bestias.

Hay ideas que conquistaron más, siendo simples palabras;
que muchos que empuñaron las armas con rencor y amargura
¿Cómo se puede volver a verle el rostro a un hijo,
al llevarlo al reclutamiento, para vivir la infernal guerra?
Solo nacieron para perder los guerreros,
que lucharon sin ideales altruistas o por causas innobles;
¡las guerras son a muerte y dejan amargos imborrables!

¡Solo las personas grandes se inmortalizan!
los otros mueren como simples cenizas en los cementerios
El verdadero hombre sempiterno ¡Jamás será finito!
sus ideas y sus obras: siempre serán simiente y sana semilla.
Solo morirán los mediocres en la memoria del tiempo;
los que transitaron raptando o de incógnitos por la vida;
los que nunca aprendieron a convivir como seres socializados
con la brisa, el río, las noches, la naturaleza o las estrellas.

La vergüenza solo debe acobardar a los medianejos;
a los maricas o a los que no saben hacer honor de las deudas;
Los que deben algo, presienten pasos y la sombra de Busiraco
¡El terror los acechará en todas las esquinas y en los rincones!
Es malo tener que aprender de la muerte talionera,
ahora que aprendimos a convivir con ella;
ya ni nos asusta, así no se pueda camuflar impune con la vida;
acechará en callejones sin salida o en pabellones de la muerte.

La muerte tiene que enseñarles a pensar, en el amor;
En él se ilustrarán sobre el placer de las pequeñas muertes;
el por qué las amantes resucitan: ¡con sonrisa de primavera!
La naturaleza desboca con odio toda su energía
para castigar la soberbia y los abusos del hombre;
solo la modestia y la moderación les permitirá,
disfrutar de ensueños y evitar el vivir tragedias apocalípticas.

La guerra sembró de muerte y desesperanza la tierra,
como la erupción del volcán, el terremoto o el huracán,
¡Asesinos que pasan chillando histéricos como parcas locas!
Luchar es peligroso, tanto como pensar;
Puedes no hacerlo y seguir tu camino,
pero los inmortales jamás rehuyeron al compromiso,
ni se escondieron y se conformaron con vivir el momento,
atrincherados tras noticieros o investigaciones periodísticas.

Voy a abrir de par en par las compuertas
de la ventana acantilera de los suicidas;
Para que fluya la vida como el viento por las venas.
Unos nacen cuando mueren y la mayoría nacen muertos.
La brisa de las ideas, refresca como la caricia de un beso.
¡Nacieron para jamás morir, si son semillas vivas de vida!

Loca y desnuda noche:
¡Abrázame fuerte, noche de senos desnudos!
Abrázame fuerte:
Noche de luceros y quasar de grandes estrellas.
Que crezca el amor por la vida
en los pechos y en todos los corazones
No hay que malgastar el tiempo,
viviendo lo que muchos llaman vida.
Aprendan a ser siempre esencia de la verdad,
pero nunca pretendan saber más que demasiado;
muchos aprendieron a ser malos, ignorados o maldecidos,
en lugar de ser buscados, admirados o abanderados.


Con todo mi aprecio y humanista amor

Héctor “El Perro Vagabundo” Cediel
hcediel@yahoo.com


LEVÁNTATE Y ANDA


LÁZARO, levántate y anda, despierta

que el mundo está esperando para darte

la savia del Amor donde saciarte,

los labios de una boca siempre abierta.


Lázaro, levántate y anda, despierta

que el sueño de soñar quiere entregarte

la llave de ese Amor que por amarte

de par en par te abre todas las puertas.


Aquí te espera el miedo, la razón,

las drogas, la rutina, el aguacero,

los besos sin Amor, la sal, las dietas.


Aquí te espera el crimen, la oración,

el llanto, la pasión de invernadero,

la Vida que acabó con los poetas.



AMADO STORNI (Jaime Fernández)




JUVENTUD


A lo estéril se vence floreciendo,

a la envidia se vence prosperando,

a la Muerte se vence conquistando

la Vida cada vez que estés muriendo.


A los sueños se vence despertando,

al orgullo se vence sometiendo,

al desamor se vence descubriendo

que es Amor lo que siempre estás buscando.


Luchar lo imposible ahora que podéis

porque ser joven empuja a la lucha

y la lucha siempre empuja a vivir.


Y aunque os critiquen no os desaniméis.

Es mucho más sordo aquel que no escucha

que el infeliz que nunca pudo oir.


AMADO STORNI (Jaime Fernández)



NOSTALGIA


COMPAÑEROS de juerga y diversión

del placer y el Amor más engañoso

fuisteis para el alma lo más hermoso

y un cáncer para el pobre corazón.


Deslumbrado por las luces de neón

que dieron Vida al yo más caprichoso

hoy sueño con volver a ser dichoso,

hoy sueño con volver a la razón.


Nostalgia de los años, la hermosura

se me ha ido apolillando en los reversos

de la Vida. Y los sueños, más discretos,


no paran de buscar en la basura

las estrofas sobrantes de mis versos.

¡Qué mal riman el hambre y los sonetos!


AMADO STORNI (Jaime Fernández)



UN CORAZÓN


FAMÉLICO de besos, mendigo de ilusiones,

inválido, dormido, fugaz y aventurero,

intrépido, distante, misógino, sincero,

culpable de sangrarme la Vida a borbotones.


Deudor de mis sentidos, testigo de ficciones,

soberbio, distraído, vulgar y cazallero,

noctámbulo, confuso, disléxico, embustero,

bulímico, sarcástico, prozac de mis pasiones.


Indómito de sueños, irónico, indeciso,

la esencia de mis besos, daltónico, aburrido,

la huella de mis pasos, esclavo de Cupido.


Quien bebe de mi sangre sin yo darle permiso,

guardián en sus latidos de mi dolor la llave.

Esto es un corazón. Quien lo tiene bien lo sabe.


AMADO STORNI (Jaime Fernández)

DAME


DAME el dolor, la flor que se marchita,

el vaso que de Amor nunca se llena,

el sol y la luna, el mar y la arena,

la Vida que se muere y resucita.


Dame la Libertad que hemos perdido,

el adiós que en tus labios se atraganta,

la voz que desafina en mi garganta,

la semilla que brota del olvido.


Dame un corazón tan necesitado

de ilusión como lo está el mío. Dame

un porqué, un pudo ser, un todavía.


Dame ese latido que aletargado

no sepa que me llama cuando llame,

dame un beso y te haré una poesía.


AMADO STORNI (Jaime Fernández)


PADRE QUE ENSEÑAS

¡Padre! ¡Padre! ¡Padre!
Yo no quiero saber dividir
Ni tampoco multiplicar
Ni sumar ni restar
Yo quiero unir palabras
Que se llevan mal unas
Con otras
Y eso nada más quiero
Unir palabras
Unas feas y otras malas
Y quiero unirlas para hacer
Frases con ellas
Y no para contarlas
Y al unir palabras
Uniré al cielo
en el horizonte lejano
con la mar helada.
A mi lado hay un poeta
Y delante otro más
Y detrás otros más
Y si yo muero habrá más
Poetas que mueran por unir,
Por unir palabras.
En un mundo de números
Quebrados
Que sentencian un límite.


Por Cecilio Olivero Muñoz