miércoles, 2 de diciembre de 2009

38º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA NEVANDO EN LA GUINEA




38º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA
NEVANDO EN LA GUINEA
NºXXXVIII 02-12-2.009

EDITORIAL XXXVIII
Francisco Ayala

A principios de Noviembre moría Francisco Ayala. Perteneciente por edad, por cultura y por sensibilidad a la denominada Generación del 27 o de la República, fue el último sobreviviente de aquel momento cumbre en la cultura española. Qué duda cabe, aun cuando pudiéramos llegar a tener ciertas discrepancias y puntualizaciones respecto a cuestiones políticas o sociales con aquel régimen y con sus protagonistas, que ese momento histórico, el de los años de la IIª República Española, fue la culminación de unas décadas esplendorosas que, como ya hemos comentado en alguna ocasión, se han calificado de edad de plata y que supuso un momento de evidente esplendor cultural y político que se tradujo también en un esfuerzo enorme por mejora la sociedad.

Francisco Ayala ha encarnado a la perfección el tipo de ser humano que surgió en esos años. No podemos olvidar en este sentido que una cultura colectiva se sustenta en individuos que aportan a la colectividad sus propios anhelos, sus estudios, sus reflexiones y sus propias ideas. Atento a los hechos que le rodeaban, de una vasta cultura, el escritor granadino y madrileño de adopción supo aprehender y crecer gracias a un contexto colectivo por la que sentimos no poca añoranza.

Mucho se ha escrito sobre el ambiente cultural de aquellos años. La escritora Josefina Aldecoa ha conseguido rememorarlo en algunas de sus novelas. Hubo un gran movimiento cultural, no olvidemos que llegaron a coincidir durante algunos años escritores pertenecientes a corrientes y grupos culturales diferentes, como el realismo, el naturalismo, la Generación del 98, los surrealismos o la, entonces, jovencísima Generación del 27, pero también hubo un enorme esfuerzo pedagógica y social por extender la cultura a las capas populares de la sociedad española, hasta entonces despojada de la educación básica, reservada a sectores privilegiados.

En este contexto, Francisco Ayala fue un liberal en el sentido más progresista del término. Pero sobre todo fue un hombre de una enorme curiosidad por la sociedad, la literatura, el arte, la política, y logró aportar una obra literaria y teórica sin duda fundamental. No sabemos qué pensaría del ambiente cultural de España en los últimos años de su vida y que sin duda seguiría con interés. Evidentemente, el país al que regresó no era el mismo que tuvo que abandonar, también él afectado, tras la guerra (in)civil y los años de dictadura funesta, ya no hubo el mismo crecimiento pedagógico, más bien al contrario, mucho nos tememos que en el asunto de la educación, de las escuelas y la Universidad las cosas hayan retrocedido, y no existe en modo alguno ese ambiente cultural de los años treinta. También es verdad que son tiempos distintos y hemos de aceptarlo así, pero no podemos dejar de echar una mirada a aquellos años y sentir una mínima envidia, envidia sana en todo caso.

Alianza Editorial está recuperando en su colección Biblioteca Ayala las obras de este escritor, esfuerzo que no podemos menos que agradecer y alabar. Recomendamos leer todos sus libros, por supuesto, y sobre todo sumergirse en su «Recuerdos y Olvidos», un testimonio sin duda imprescindible para conocer su trayectoria humana y el entorno en el que vivió. Nos permitirá acercarnos a una de las figuras humana e intelectualmente más importantes en la cultura española.



CONVERSANDO
CON LA TELEVISIÓN
(no-crónica)

[Buenas noches, empieza el programa
el juego de tu vida, donde los “concursantes”
tienen que decirnos toda la verdad
para subir de nivel y ganarse unos Euros;
mi nombre es Enma Suárez y damos
la Bienvenida a Jose Antonio…
han venido para hacerle compañía su madre Elena,
su esposa Matilde, y su hijo y su hija, Jose Antonio y Ana…]
¿Qué clase de catadura moral
pueden tener los “concursantes” de este programa?
¿Qué catadura moral tienen los creadores?
¿Y qué clase de moral tienen los que lo ven?
Cada noche vienen a sentarse frente a ti
una tonelada de basura que mira desde su infierno
de rosas pisoteadas y besos dormidos,
mil palomas que degüellan a la luz de los ojos,
un millón de ancianos que dormitan su estéril promesa
con los perros que babean una cáscara de bombilla.
Cada noche se asesinan fragancias tras la pantalla
y se cosen un corazón amarillo los guardianes
de tus arcas de acero que te hacen cojear de súbita fiebre;
cada noche se consigue la proeza de la llaga sumergida
y se desvive una madre furiosa sobre tus agujas de escarcha,
siempre existe una derrotada existencia en las rodillas
y en los codos duros de los actores en paro;
los vértigos que producen tus anaqueles vacíos
los encuentra una simplona en los soportales
de las tinieblas del campo abierto.
[…VOZ DE ENMA: ¿Darías la vida
por alguno de tus hijos? (pensando) (¿?)Respuesta: NO
(Suspense)-Voz de Fondo: VERDAD-…APLAUSOS…
VOZ DE ENMA: vemos a tus hijos Jose Antonio y Ana
un tanto abrumados y consternados pero, ¿a quién importa?...
MÁS APLAUSOS… MUCHOS APLAUSOS…]
¿A quién le puede importar eso?
Y si no da la vida por sus hijos, ¿Qué opinan
sus hijos de lo que opina su padre acerca de ellos?
¿Qué clase de mercachifle chusquero es la persona
que comercia con el sentimiento de otros?
Soy el rey de mi sala de estar, y mientras
son otros, los tristes paraísos de mi antesala repleta de carcoma,
soy un rey que percibe las mejillas de cristal que sostienen
los sueños de plasma giratorio y cámaras resignadas.
¡Qué fabulosa es tu noche cincelando preguntas!
¡Qué fríos son tus te quieros casi arrodillados!
Os quiero por que me cantáis mentiras pequeñas
en todas mis solapas, donde en el ojal me pongo
un clavel marchito a fuerza de latigazos y escupitajos,
y se deslumbra un parnaso de oro sobre tu ventana indiscreta.
Se apropian los caballeros sin estirpe de mi hambruna
y la convierten en espejo eterno desde mi boca
hasta las efigies de mujeres solitarias y desteñidas.
Busco la cópula exacta de los alientos en un segundo de paz
y busco al caducado compás de los marcapasos desnudos.
Ya no te quiero ni en broma por que me tomo en serio
a la mortaja que te cubre la mirada y viste de plata
a la madre vencida de guantazos, y también al niño polaco
que lo escupen cuando ya se ha hecho millonario.
¡Venid todos a verlo! ¡El espectáculo es maravilloso!
[…VOZ DE ENMA:¿Has mantenido relaciones
sexuales sin que lo supiera tu esposa con varios hombres?
(pensando, silencio absoluto)Respuesta: SI
(suspense)-Voz de Fondo: VERDAD-…APLAUSOS
VOZ DE ENMA: veo que tu esposa Matilde está muy nerviosa, y tu madre está muy avergonzada, la pobre,
aunque no importa: has pasado de nivel Jose Antonio…
APLAUSOS…MUCHOS APLAUSOS…]
¿Se puede ser más egoísta e inconsciente que confesar
tu homosexualidad delante de tu esposa,
madre e hijos y no preocuparse por lo que sienten?
Los luceros plagados de soledad patean la lata del aburrimiento,
los niños dejados a su suerte ven divertida tu loca burbuja
que explota en los puertos sedientos del miedo,
donde todo se extrae porque la gaviota que se suicida
se muere por un guiño de tus bucólicos eructos de campesino.
Los borrachos del mediodía no conocen tu sombra
y los muertos sepultaron su suspiro viendo tu gemido
florecer desde los musgos del error casual que se destroza.
Ya nadie tiene misericordia por la orfandad despatarrada,
ni de la castañera preñada de arrugas y sabañones,
ni de los basureros que silban en el duro invierno.
Ahora las casadas con toreros son las balas cansadas
de las pistolas de hielo que bostezan a quemarropa
y que se hacen con la ceniza del mundo feliz
y se vuelven heroínas de un pueblo con desmemoria analfabeta.
Ahora los terratenientes visten de Armani y llevan gomas en el pelo mientras mastican la bilis de los heridos y los atropellados.
Somos la carroña del mundo, la mugre encendida de los chatarreros, la cloaca que hierve en las calles,
Somos por que queremos serlo
y seguimos siendo por que casi no nos metemos con nadie.
¡Así va el mundo! ¡Así va el mundo! ¡Así!
[…VOZ DE ENMA: vamos a la última pregunta
y ya pasas al siguiente nivel:
¿sabe tu esposa que contrataste los servicios de un chico joven
a través de los anuncios por palabras de un diario de provincias?
(silencio absoluto, pensando), Respuesta: NO
(suspense)-Voz de Fondo: VERDAD-
…APLAUSOS…MUCHOS APLAUSOS…
VOZ DE ENMA: Bien, pues has pasado al siguiente
nivel, osease, que te llevas la suma
de 10.000 € y ahora te pregunto:
¿quieres pasar al siguiente nivel? (pensando, silencio)
Respuesta: SIIIIIIIIIIII…APLAUSOS]
El dinero es la suplantación moral
para quien no lo tiene y los que lo tienen
suplantan su moral con más dinero, entonces:
MORAL + DINERO = ZERO EN DIGNIDAD
En consecuencia: tratan como a verdaderos imbéciles
a los que dinero no tienen, los que lo tienen
con tener dinero ya compran dignidad, la suya y la de otros.
Los pecados flotan en el aire porque nos roban las plegarias,
en el aire, en los eriales, en los ataúdes, en los mapas,
en los floripondios desnutridos, en los gemidos del enfermo,
en los hospitales fríos y desmantelados de mundo,
en los cuerpos que indagan una noche
entre tus luces de verdad transitoria, de locura ya vista,
de risa sarcástica y a la vez prostituta, que disimula su variz,
que disimula su breve sentimiento y lo hace canción repetida.
Ya no quiero besar tu nombre, ni lamer tus mentiras,
ya no me creo los sainetes ni los spots ni los sketchs,
ya no me creo tu beso redondo y azulado en mi ombligo,
ni los noticieros que avisan del miedo,
ni los programas que enseñan a suspirar.
¡Se levanta la veda! ¡Se levanta como una mar salvaje!
[… VOZ DE ENMA: Has pasado de nivel
ahora solamente tienes que ser sincero,
¿Es verdad que te comes los mocos cuando nadie te ve
y además sientes repugnancia por tu anciana madre
y te masturbas con tu vecino calvo del cuarto piso?
(silencio y nerviosismo), Respuesta: NO
(suspense) –Voz de Fondo: MENTIRA…-
VOZ DE ENMA: lo sentimos Jose Antonio pero así es el juego…muchas gracias por venir,
has perdido todo el dinero acumulado hasta ahora y
a los televidentes les emplazamos hasta
la semana que viene que les ofreceremos otra edición del programa “El juego de tu Vida”…
APLAUSOS…APLAUSOS CON EUFORIA]
Este programa me recuerda a juego de trileros,
a juego de bingos oscuros, a ruleta sesgada,
a ruleta rusa, a concurso con tongo,
a mafia encubierta, siempre pierde el mismo.
Todos se quedan con cara de haber confesado
todos sus secretos más íntimos y haberlos confesado
gratuitamente, por nada, Zero.
MORALEJA: antes de jugarte la vida de otros
por un pico, piensa a quién haces el corazón añicos.
Te desnudan con una vara de medir, te abochornan
con acicates y pensamientos desmigajados,
somos lo que no quieren ellos ser,
nos mienten con una sombra de zapato,
nos pervierten la cena con media luz prometida,
nos enseñan a mudar los colores,
nos estudian y nos abren la maleta,
nos escampan del cielo anaranjado.
No nos quieren. Admítelo.

(…continuará…)

Por Cecilio Olivero Muñoz


El paciente


Comencé a notarle de nuevo cansado, aturdido. Dos días atrás parecía haber asumido su situación. Hoy, sin embargo, no comprendía nada, el mundo se le caía a pedazos. No lo entiendo, doctor, me dijo, ya es demasiado castigo haberlo vivido, recordarlo. No comenté nada. Preferí que fuera él quien hablara. Tardé mucho en poder dormir de nuevo, comentó, con frecuencia me despertaba sudando, nervioso, angustiado. Cerró los ojos, como si ahora se esforzara en quedarse dormido, allí, delante de mí, pero en realidad es que volvía a contemplar las imágenes. Y cuando lo conseguía, continuó hablándome, siempre muy bajo, más para sí que para mí, en una confesión repentina que me extrañó, cuando podía dormir, por ejemplo, más de una hora seguida, aunque nunca más de dos, me despertaba con un agujero dentro de mí, inmenso, amargo, hiriente. Una guerra nunca es limpia, admitió de pronto a modo de excusa, no puede pedirse algo imposible. Yo estaba de acuerdo. Pero no estaba allí para filosofar. Ni siquiera para polemizar sobre la guerra. Simplemente me habían pedido que le atendiera y, a poder ser, que llegara al juicio con un mínimo de cordura. Pero sobre todo que llegara vivo. Cabía posibilidades de que se suicidara. A nadie se le escapaba que cuando llegó se lo planteaba y aún, al cabo de unas semanas, cuando atrás quedaba ya muy lejos la guerra colonial, lo consideraba con gravedad, porque al fin y al cabo regresó con una mezcla de sentimiento de culpa, asistí a demasiadas barbaridades, me dijo, muchas de ellas obras mías, y me describió algunas, sangrientas, brutales, y una sensación, real, no ficticia, dolorosa, de haber traicionado a la patria, que era por lo que se le acusaba, y que reconoció él mismo desde el principio, y cabía la posibilidad de que se le condenara por ello. El abogado iba a basar su defensa en el estado mental del acusado. No le quedaban muchas otras posibilidades. El encargo que me daba el tribunal es que conociera su estado mental. Mi informe, el que todavía estaba en mi cabeza, iba a hablar mucho de culpabilidad y de choque traumático con la realidad. No podía menos que entenderlo así desde el punto de vista médico y psiquiátrico: uno va a la guerra creyendo que defiende el orden y el bien, y se encuentra de pronto con que ese nosotros que dicen que es la patria posee un lado siniestro, criminal, y te mueve además a llevar a cabo cosas que nunca imaginarías que pudieras realizar. El reflejo de la realidad nos da una imagen a menudo horrible. También de nosotros mismos.
No obstante, he de reconocer que al principio yo pecaba de parcial en lo humano y en lo político. Sin embargo, no es mi misión ser objetivo, mi finalidad aquí es determinar la salud de los presos y acusados, con independencia de lo que yo piense de ellos y de sus actos. En su caso, su condición de militar del imperio me echaba para atrás. Ni que decir tiene que en mi vida civil, fuera de la fría objetividad que debía guardar en los juzgados, me opuse en con toda mi fuerza a que nuestro amado país, amado por decreto gubernativo, fuera el guardíán de Occidente. No llevábamos la civilización, nada más lejos de la verdad. Sacábamos sus riquezas con descarada naturalidad, las de los otros pueblos, su mano de obra, y la de sus tierras, sus materias primas, era el orden de las cosas, se nos decía, la consecuencia lógica de la Historia, que nosotros domináramos el mundo, que no quedara resquicio sin estar nosotros presentes. Ni que decir tiene que yo no me tragaba todas esas mentiras evidentes. Al principio, de un modo emocional, luego con mayor ahínco. En su momento di un paso en la universidad, me afilié al Partido Comunista, no soportaba las injusticias y no quería quedarme en las meras condenas morales. Y aquella militancia fue la expresión entonces de mi disconformidad con el caos del mundo, con un orden que para mí era más bien desorden. Sin duda, de haberlo conocido en aquellos años, hubiéramos chocado. Hijo de militares, afín al Régimen, asumió su destino en las colonias como un deber para con la Patria, con la civilización. No soportaba la pretensión de las guerrillas de romper el cordón umbilical que unía aquellas tierras con la metrópoli. Aunque fuera ilógico. Por ello aceptó sin reparos su incorporación al ejército colonial en un momento en el que resultaba evidente la confrontación. Y allí es donde chocó con una realidad que no se podía ocultar.
Mi misión no era ni de lejos la de juzgar su comportamiento, menos aún sus planteamientos de vida o ideológicos. Se me había encargado un informe sobre su mente, sobre su locura o sobre la ausencia de la misma para que los jueces pudieran analizar los hechos y deducir una sentencia. Hasta ese momento siempre cumplí con mi deber mediante la profesional objetividad que se me reclamaba, pero reconozco que, aun cuando había pasado mucho tiempo desde mi militancia comunista, no podía sentir menos que una profunda animadversión por los hechos que me relató y un sentimiento análogo de rebeldía a la que me movió por entonces a una militancia radicalizada por momentos. Ordenó torturas y ejecuciones masivas, se paseó por ciudades y aldeas casi como un emperador de la antigüedad o como el caudillo de una banda de vándalos, todo ello en nombre de la civilización y de la patria. Un día, sin venir aparentemente a cuento, se puso en contra de su propia metrópoli y atacó a sus superiores. Ni que decir tiene que toda la maquinaria de guerra que hasta entonces le había apoyado y lo sostenía como a un héroe le combatió con toda su fuerza y el rebelde sucumbió sin pena ni gloria, aunque con una multitud de muertes a su espalda.
Ahora se enfrentaba a un juicio por la rebelión, no por lo que la había precedido, y yo estaba llamado a dictaminar no sé muy bien qué. Intentaba ver en él a un hombre tal como lo conseguía en otros casos, pero no podía dejar de ver al asesino que a mí me horrorizaba cuando leía sobre sus triunfales paseos coloniales en la prensa y me producía un inmenso rechazo. Recordaba que mientras sus proezas estaban en boca de todos yo sentía vergüenza de pertenecer a la misma comunidad que aquel matarife. Pero no podía dejarme llevar por la pasión, aunque algo en mí me invitaba a ello, debía de abandonar mi frialdad actual, regresar a mi sensibilidad emocional de mis años estudiantiles y con ese ánimo renovado acudir al tribunal antes del juicio y dejar el caso, plantearles claramente que yo no era el médico adecuado para sacarles de la duda y calificar al acusado, a mi paciente, de bárbaro contemporáneo, por muchas justificaciones que él mismo quisiera dar u otros desearan aportar y aportaban, a pesar de que desde el punto de vista clínico era consciente de sus razones.
No lo hice, sin embargo. Imagino que el tiempo nos lleva a no enfrentarnos con tanto ahínco a cuestiones morales y convivir con el horror. Escribí un informe diáfano y completo. Mi conclusión carece de importancia ahora mismo, es lo que intento al menos. A veces no quiero contemplar el mal en su más cotidiana normalidad.

Juan A. Herrero Díez




MONÓLOGO TRAS
UNA DISCUSIÓN

Cada discusión es un delito que cometemos
los dos contra los dos y los dos contra nuestra sombra;
los dos nos asesinamos la mirada, nos desgarramos
el alma como perros azuzados por niños de extrarradio;
cada vez que discutimos nuestros gritos
avisan a la guardia civil, suplican a las castas nobles,
y presentimos fría herrumbre en nuestra almohada.
Un oscuro subsuelo nos traspasa como cicuta
nuestras muñecas y los tobillos quieren volar de rabia,
y la cólera se torna morada
como los lirios sin padre, como los cristos que escapan de la cruz.
Cada vez que discutimos una niña te busca
la sombra en el monedero sucio,
un monolito de hielo se rompe a pedazos por la ira,
los mares se ciegan de desnudos, por que se desmayan
buscando un consejo oxidado del cazador ilustre,
del hombre sano con estudios sobre matemática del caos,
del empresario helado con negocios que lo acaloran.
Nuestros hijos se abrazan al reloj impenitente
que anuncia la destrucción de la tarde
y una paloma con falsa mansedumbre
se busca la herida roída por los ratones sin espacio.
Nuestros cuerpos son callos de rocío
que reniegan de toda nuestra visión interior
y vuelan como pájaros en bandada histérica
por los pasillos de la noche, que gime como una adolescente.
Nuestros cuchillos nos abren la garganta
y en los mataderos escuchan el bronco lamento
de forenses que se preguntan por el precio de la encrucijada,
los redobles de una milicia absurda e improvisada
andan exiliados por las cañerías del cine club
y de toda lejana y fugitiva tripa donde embuten al sueño.
Es difícil vivir la crisis para dos personas que están en crisis,
se entretienen buscando una lámpara sin genio ni brillo,
se dicen que se quieren con un cadáver en el plato.
Mundos son mundos sin en el mundo.
Auroras son auroras sin su aurora.
Por las mañanas me escapo a los montes
y me vuelvo justiciero de los enchufes quemados,
y de los virus cibernéticos que no quieren los temerosos
de cometer un infradelito sobre la salud pública y putrefacta,
me hago outsider en las habitaciones donde no estás tú,
me hurgan en la memoria aquellos desvanes fríos
de aquella casa donde tenías que ir de rodillas
por si una de aquellas vigas te partía la cabeza.
Las fuentes se desesperan por que siempre pisan el mismo charco
y un pelotón de fusilamiento acude a fusilar
a la batalla roja de la mala sangre y a la mal follada rabia negra.
Me desnudo cuando ya nadie nos mira, porque siento frío
y cuando se distrae la concurrencia lisiada
me fumo un canuto en el balcón del invierno,
donde hace un frío que pela, y después te quejas
cuando me besas los labios y dices que tengo una cara rara.
Cuando el flujo eléctrico y la onda radiactiva
vienen agarraditos de la mano y simulan ser la pareja ideal,
se me acercan unas ganas locas de apretar el botón rojo
que abre la compuerta y deja caer la bomba atómica.
Soy aquel cigarrillo que de apurado da quemadura en los labios,
soy otro protagonista de una crónica negra
en la sección de sucesos del diario amarillo de antes de ayer,
soy la rabia de los marineros filipinos que atracan descalzos
en el puerto de tu querido Callao y un pandillero les roba la cartera y se ven impotentes por que no pueden correr tras él.
Soy el orgasmo con dolorosa rampa de la insatisfacción,
soy el fingido suspiro de dos comadres alcahuetas
que cruzan a la vez sus piernas y soy el latido falso
que oculta el sombrero prestado de los horteras que van
de bohemios y son novelistas y fingen erudición y van a la tele.
Pero no me arrepiento porque ya es tarde
y por que he aprendido que el amor en su esquina desea tormenta
y que podía haber sido peor; si hubiese dado con una arpía
que después de haberse comido mi corazón
se enjuagara la boca con listerine y escupiera esa realidad al váter.
Por eso te quiero. Porque todavía no escupes.


Por Cecilio Olivero Muñoz

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SELECCIÓN DE POEMAS
POR TERESA PALAZZO CONTI

DEAMBULAR

Muchas nieves
marché como demente
para asir claridades.


Mi perfil
rozaba la muerte
usurpadora de abrazos.


Una condena
anunciada
tapizaba mi reino
y en cada vibración
otro asesino hechizaba al asombro.


Esgrimiendo un presagio de vida,
una voz verdadera
intimó en mis espaldas
y fui albergue
de mi propia presencia renacida.
T.P.C.

PANTOMIMAS



Y van ciegos de mí.


Soy una ausente.


Entre quiebras de hielo
mi palabra finge
plenitud de marea alcanzada.


El invierno ausculta sus latidos
y un llanto que se estrena
fractura todo orden.


Mi realidad
se llaga
con las antorchas de la tarde
y yo busco la altura de lo absurdo
para impulsar mi marcha.
T.P.C.


LA PROFECÍA


Un grito que rotula el universo
se impone entre las formas ígneas
de mis pesadillas.

Se abre un libro de queja en la memoria
y vuelvo a un tiempo
que es antorcha
en cárceles de mármol.

Hay un perfil con desniveles
en carillas añosas;
jardines de pájaros desnudos;
ocasos que se duermen en aljibes
y ojos que se agotan
en espejos inútiles.

Con letras centinelas
armo pocas palabras
y rechazo las muertes
que anteceden a mis pasos.

Algún recuerdo modificado
deja en el camino
una estela,
y el eco del instante último,
cuando todavía alguien me nombraba
entre las cosas vivas,
intenta el aprendizaje
de una profecía
que no me atrevo a asumir.

T.P.C

Todos los derechos reservados a nombre de Teresa Palazzo Conti
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PRESENTACIÓN DEL NO-LIBRO
DE JUAN G.

Advertencia





Este pequeño no-libro se hizo como un experimento surrealista, y debe de seguir haciéndose así.
Consiste en que cada persona que lo recibe tiene que agregarle algo nuevo, ya sea un dibujo, una palabra, un poema, lo que sea (pero tachones no!).
La consigna es pasarlo de mano en mano y que el azar nos rija, de modo que se arme algo totalmente nuevo, un gran collage o cadáver exquisito; totalmente imprevisible, absurdo y genuino.



Prólogo I





No siempre fue prudente, como el tumulto exagerado por las fantasías señadas, itinerantes e intermitentes; talento y carácter, obra y artista: consuelo de tantos!
Su exaltación entusiasta era tanto embriagadora, como mi disgusto y su tedio, eran cosas que antes, con esos sentimientos, me habrían valido, a priori, un mortal efecto mágico.
Su ritmo absurdo y genuino me aspiraba a la formula "yo creo!" que me faltaba decirle con gestos, temía su tan desgraciado brillo, benévolo como aquel, que por el contrario y demás, siendo otra cosa que todo, se concreto en lo anterior y lo ultimo, en lo nuevo y en ninguno, tan solo por chispas capaces del eterno sufrir y tendenciar, mientras que los deseos infalibles, ese fenómeno imaginario, nos evidencian el paraíso.
Y así, víctima de considerandos, meridional y reducida a la espera, aún, no acepta condiciones a costa de ramas y raíces del amor, hasta que la decapiten por fin.




Prólogo II





Caracterizadamente original y trágica se me presentaba la escena; como las cosas más terribles del manifiesto designio de nuestra voluntad, que por su infinitud no terminara más que, en cierto sentido, la perfección maquinista.
Desde este punto de vista, nos tropezamos con la apariencia del soberano contraste, o lo que es peor, la mismísima vida! ese tirano que simboliza el impulso irresistible de la divinidad al abismo, el penetrar en todo aquello que se refiere a la confusión y a la apariencia, a la posibilidad de abstracta del descuido infundado…Para poder descubrir la distancia entre la aureola y la desmesura, entre el precio de una desgracia y la suerte de un espejismo.


Críticas a este no-libro





Habla el clasicista:

La ambivalencia genera rechazo, y es esto lo que asistimos. Por algún motivo x (llámese “razón”), aislamos elementos, la situación espacial, el sentimiento que nos produce y despierta, el detalle que pasamos por alto y la interpretación que en general damos o no. Tal parece que la integridad del conjunto es netamente casual y sin la menor importancia. Esto recuerda al comienzo de los objetos surrealistas por Marcel Duchamp: los “objetos confeccionados” (ready-made), son objetos comunes que adquieren sentido al darles un titulo y adquieren jerarquía artística por el solo hecho de la elección del artista. Concepto típicamente moderno, la disociación y la negación reunidas.


Habla el surrealista:

Lo inaudito en el lujo se asemeja. Lo vano es la alegría de esta aureola. Qué inaudito.
No hay brote de queja, todo es contemplación espectral y sin razón, oculta bajo la dimensión capaz creadora, que la invención sugiere.
Insinúa un atlas que ha sido roto y no me explico más donde me encuentro.
Como un recuerdo de un día en la vida
Un día de sol tras una siesta.
Se vistió para alegrar al presente, un sueño que no se deja soñar, y un canto que nadie escucha.
A lo Duchamp: Himno suspirado de la disociación y la negación reunidas.



Habla el insatisfecho:

Supe que existía y de inmediato perdí interés.
Cambió con cada vistazo, y la recuerdo bien: sigue siendo la misma.
Vistosa y sombría, bella y gentil, la clara confusión donde moran las siestas: sueño, bostezo y luz.
Habiéndose ido en vano, no es otra cosa que la vaga luna blanca.
Sí, la recuerdo bien: La inquietud de no tenerte, noche, día y aurora, me resulta cruel.
Dibujo tu nombre en letras, y me inquietan cada vez.
Bella, sombría y gentil: A veces lo que creemos conocer ni siquiera existe.

Noche

Anochece y hace buen tiempo. Estupendo.
Me complazco plácido en el cielo llovido.
Tengo donde dirigirme, lo que significa que la escena actual es estéril.
Tengo convicción, que por otra parte, quiere decir que no tengo nada a la vista.
Plenitud rítmica: pronuncio voz apagada, extinguida y terminante, y a fe mía, disimula crueldad (dirán tristeza).
El cielo llovido (me apaga, extingue y fulmina) me apunta: fiera, desafiado, baldosa suelta, linaje oscuro, intenso y devoto. Todo esto quiere decir: qué gloria y qué pena, qué mísera ironía.
Pertenezco, a fe mía, a una espantosa señal endiablada, que me consume incipiente, incumple promesas y enluta.
La fútil existencia prestada languidece, y es bien sabido, que anochece y hace buen tiempo.

(Continuará)


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TRES POEMAS INÉDITOS
DE OMAR ALBERTO SANTOS BALÁN

Y ESTO QUE NO SE EXPLICA



Y la estirpe de la impiedad y los crímenes comerciantes
de la desmemoria y el suplicio que instalaron su catedral
de penumbras que levantaron los muros de la infamia
perpetraron el insano circo el espectáculo enloquecido
de la quimera para que se borre del cuerpo la plegaria
para que se extravíen las amorosas monedas del infante
y este sarcasmo inagotable de la estatua y este estúpido
autoaniquilarse este maldito fango donde se bebe donde
acaso se arrodilla la especie.

Y el corredor donde llegaban las joyas del impuro el
inenarrable guiñapo de los elegidos donde una cuchilla
o una hiriente carcajada son pertenencias del insano poder
amantes de esa feroz deidad que combate en nuestras noches
que castiga a nuestra sangre de esos dioses innobles
que nos niegan las sinagogas de la palabra las madrugadas
del fruto y el proverbio.

Y este boulevard de apariciones estallido de palabras
torpe salutación de la embriaguez esto que pasó por
la patria anegada de señales brava argucia que no pidió
permiso habla de lo alto dice de lo bajo ya sea del beso
en el álamo ya se sacude por el grito y este péndulo
de emociones gratitud del vértigo ya aparece en el jardín
de la casa ya se agita por el oscuro hachazo por el filo
distraído.

Y esto que no quiso ser país de hambruna ni cuerpo de guerra
ni siniestra piel de suicidio esto que avisa del tratado cruel
de los encierros del poeta porque esto llegó del círculo
del candelabro de la conciencia y esta sangre que calló la furia
débil remanso de la historia esta humedad de los signos
ha llegado como abrazo que nos conoce es lanza de verbo
que ruega que no se desentiendan ha llegado como planta
amable unicornio fatigado que no se desentiendan del recoveco
Oh grandes seres cuerpos del barrunto que alguien nos explique…




EL ANTES PERO DE LA NOCHE


La noche en que bendecías, en que te abrías
como un remanso hondo e insaciable, como
bello oasis de la carnalidad, y yo tratando de esconder
el gemido de la criatura, la emoción que sella al peregrino,

la noche pero del antes

La noche en que nuestras frentes eligieron la hermosura
y la nube increíble, el primer roce, el mensaje obsceno
en el rincón de los cuarteles, y las ganas de nuestros labios
alejándonos del mundo, y esa lujuria de mis manos
rodeándote la cadera, a pesar de los fragores,
las conjeturas, los insomnes oficiales y su blasfemias,

la noche pero del antes

La noche de tu abatimiento: como la bastarda hija de
Jerusalem, desertaste, luego la noche en que traías
los escombros, los despojos de tu tierra Santa
sobre la espalda, y luego las vendas, la toalla,
el baño amable, y de pronto tú desnudándome,
y yo sembrándote, a distancia del cerco, mientras afuera
el cráneo partido del niño, las entrañas regadas del
rapsoda, la arboleda aplastada por los regimientos del odio,

la noche pero del antes

La noche en que llegaban zumbidos, avisos atroces,
nubes de escalofrío y la casa y los corredores eran
asunto de estrategias, de intrusos que veneraban
el lenguaje implacable, entonces mi verso hablando de tu nuca
ese tu silencio defendiendo el canto, lo alado de la vida y
la nostalgia de la frase; ese nuestro cántico que dejamos
sobre los años de la página como último gozo de la carne.




LOS HOMBRECILLOS DE LA MADRUGADA


Los hombrecillos
de la madrugada,
observan
la nube de la civilización.
Atónitos,
atados a un presentimiento,
sentados sobre el escombro
de sus preocupaciones,
los hombrecillos perciben
el grito y la catástrofe.
recuerdan del día
el ruego y las enfermedades,
pero no elevan
otro canto,
no se encuentran, no deciden,
desde hace cien años
hacen lo mismo,
atónitos,
sin dignidad sin canto,
los hombrecillos
de la madrugada
sollozan
frente a la nube de la civilización.


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SELECCIÓN DE POEMAS
POR MARIO MELÉNDEZ

ARTE POÉTICA


Una vaca pasta en nuestra memoria
la sangre escapa de las ubres
el paisaje es muerto de un disparo

La vaca insiste con su rutina
su cola espanta el aburrimiento
el paisaje resucita en cámara lenta

La vaca abandona el paisaje
continuamos escuchando los mugidos
nuestra memoria pasta ahora
en esa inmensa soledad

El paisaje deja nuestra memoria
las palabras cambian de nombre
nos quedamos llorando
sobre la página en blanco

La vaca pasta ahora en el vacío
las palabras están montadas sobre ella
el lenguaje se burla de nosotros



LA PORTADORA

Ella sacó a pasear las palabras
y las palabras mordieron a los niños
y los niños le contaron a sus padres
y los padres cargaron sus pistolas
y abrieron fuego sobre las palabras
y las palabras gimieron, aullaron
lamieron lentamente sus ciegas heridas
hasta que al fin cayeron de bruces
sobre la tierra desangrada
Y vino la muerte entonces
vestida con su mejor atuendo
y detúvose en la casa del poeta
para llamarlo con gritos desesperados
y abrió la puerta el poeta
sin sospechar de qué se trataba
y vio a la muerte colgada de su sombra
y sollozando
“Acompáñame”, le dijo aquélla
“porque hoy estamos de duelo”
“Y quién ha muerto”, preguntó el poeta
“Pues tú”, respondió la muerte
y le extendió los brazos
para darle el pésame



RECUERDOS DEL FUTURO

Mi hermana me despertó muy temprano
esa mañana y me dijo
“Levántate, tienes que venir a ver esto
el mar se ha llenado de estrellas”
Maravillado por aquella revelación
me vestí apresuradamente y pensé
“Si el mar se ha llenado de estrellas
yo debo tomar el primer avión
y recoger todos los peces del cielo”



PRECAUCIONES DE ÚLTIMA HORA

Debo cuidarme de los gusanos
cuando me entierren
lo más seguro
es que hablen mal de mí
que escupan sobre mis poemas
y orinen las flores frescas
que adornarán mi tumba
llegado sea el caso
que hasta devoren mis huesos
me arranquen los intestinos
o en el colmo de la injusticia
se roben mi diente de oro
y todo esto porque en vida
jamás escribí sobre ellos



SINFONÍA NEGRA

Eva colgaba sus muertos de la ventana
para que el aire lamiera los rostros
preñados de cicatrices
Ella miraba esos rostros y sonreía
mientras el viento empujaba sus senos
hacia la noche agusanada
Una orgía de aromas sacudía el silencio
donde ella se deseaba a sí misma
y entre suspiros y adioses
un grillo ciego desmalezaba
sus antiguos violines
Nadie se acercaba a Eva
cuando daba de mamar a sus muertos
la cólera y el frío
se disputaban su adolescencia
el orgasmo daba paso al horror
el deseo a la sangre
y pequeñas criaturas violentas
despegaban de su vientre
poblando los amaneceres
de luto y de pesadillas
Luego
cuando todo quedaba en calma
y las sombras por fin
regresaban a su origen
Eva guardaba sus muertos
besándolos en la boca
y dormía desnuda sobre ellos
hasta la próxima luna llena



LA ÚLTIMA CENA

Y el gusano mordió mi cuerpo
y dando gracias
lo repartió entre los suyos diciendo
“Hermanos
éste es el cuerpo de un poeta
tomad y comed todos de él
pero hacedlo con respeto
cuidad de no dañar sus cabellos
o sus ojos o sus labios
los guardaremos como reliquia
y cobraremos entrada por verlos”

Mientras esto ocurría
algunos arreglaban las flores
otros medían la hondura de la fosa
y los más osados insultaban a los deudos
o simplemente dormían a la sombra de un espino

Pero una vez acabado el banquete
el mismo gusano tomó mi sangre
y dando gracias también
la repartió entre los suyos diciendo
“Hermanos
ésta es la sangre de un poeta
sangre que será entregada a vosotros
para el regocijo de vuestras almas
bebamos todos hasta caer borrachos
y recuerden
el último en quedar de pie
reunirá los restos del difunto”

Y el último en quedar de pie
no solamente reunió los restos del difunto
los ojos, los labios, los cabellos
y una parte apreciable del estómago
y los muslos que no fueron devorados
junto con las ropas
y uno que otro objeto de valor
sino que además escribió con sangre
con la misma sangre derramada
escribió sobre la lápida
“Aquí yace Mario Meléndez
un poeta
las palabras no vinieron a despedirlo
desde ahora los gusanos hablaremos por él”


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SELECCIÓN DE POEMAS
POR FRANCISCO JESÚS MUÑOZ SOLER

LA LENTA HUIDA DE LAS HORAS

“Huye sin percibirse, lento el día,
y la hora secreta y recatada
con silencio se acerca…

FRANCISCO DE QUEVEDO

1-
En entrañable escenario de urbano desierto
retirado en la paz que de su claridad mana
a través de sus profundas y alargadas ventanas
mi música callada y mis argumentos,
intento llenar de dicha mi ánima, fortalecerla
con baños de contemplación y ricos recuerdos
aderezados con bellos y canoros ritmos
intenso soñar de vibrantes y espumosas olas
“que mejora la lenta huida de las horas.”

2-

Alimento engañado para orugas en silencio
germino en fugaces días, aunque no me lo creo
a pesar que saludo a la parca en confianza
nos conocimos en puntuales y amargos eventos
pero ha ido aminorando su distancia
conforme le crece su capa de mortaja
“que barnizará con el sedimento de mi limo.”

3-

Vencer ese temor de miserias y espantos
ese espacio tenebroso de desconocidas ascuas infinitas
que nutrimos al dictado que todo lo iguala
cuándo me enfrente le diré, serás mi consuelo
llévame a tu mar de continuas pérdidas
allí encontraré sustento, la gracia
“que elevará mi ánima con pies de barro.”


ANCHO, PROFUNDO, DENSO, CORPÓREO

Ancho, profundo, denso, corpóreo,
unidad en sí mismo, forjador de territorio,
amazónico cobijo y transportador pródigo
del material del que se construyen los sueños.
Escenario de ensoñaciones de sofistas y aguirres,
de curso lento, abrupto, demoledor, sereno
proveedor y fagocitador de imperios,
de enigmáticos dorados terrenales y eternos.
Unos transitan por ambiciosas arterias
impulsoras de deforestación y miserias
emporio del hoy de unos pocos
ciénaga pútrida de un mañana de todos
otros encuentran la llave del punto G de los diafragmas
espacio donde se cultivan etéreos placeres
esos que para gozarlos es necesario creer que existen,
sueños de bogadores de espacios con sentido y calmos.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Hallar el limo forjador de la abertura del punto enigmático
donde la cuajadura del alma transciende cercana
y sentirse humano genera el sentido mágico
de lo fugaz y lo eterno a la vez.




¿NO SÉ SI ME LLEVARÁ A LA ROCA?


“De nuevo Amor, bajo sus párpados oscuros
fijando en mí las tiernas miradas de sus ojos.”

ÍBICO


¿No sé si me llevará a la roca?
para en mi ignominioso desespero
precipitarme en las gélidas engullidoras
voraces acólitas de Afrodita encantadora
nutricio magma de vencidos por hechizos
que diestros se creían de engaños,
deseo no divisar jamás Leucadia
que ya tuve ración de brebaje
por Cipris extendido en mis entrañas
con temerosa prudencio cedo a las miradas
que fulgen con haces de ternura inextricable
en el íntimo recinto de mi alma,
no sé si me llevará a la escapada
la hermosa luz que bulle bajo los oscuros
pero no quiero perecer en la hondonada
que fija la monótona cerviz de la indiferencia
no seguiré sentado cual Penélope sin Ulises
y la gran fealdad espante las miradas.


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SELECCIÓN DE POEMAS POSTPOÉTICOS
POR CECILIO OLIVERO MUÑOZ

AMAPOLA
(APROPIACIÓN INDEBIDA)


[Amapola, lindísima amapola

Será siempre mi alma

Tuya sola…

Yo te quiero amada niña mía

Igual que ama la flor la luz del día.]

Afloras en el sofá, siempre sola,
Afloras sin molestar
Entre televisión y montones de ropa;
Afloras amapola tú sola.

[Amapola, lindísima amapola

No seas tan ingrata

¡Mírame!

Amapola, amapola

¿Cómo puedes tú vivir tan sola…?]

Sintonizas a deshora, Amapola,
Cien desmayos en tu aurora
Y te migas la agonía
Con margarina y galletas de soda.


[Amapola, lindísima amapola

No seas tan ingrata

¡Mírame!

Amapola, amapola

¿Cómo puedes tú vivir tan sola…?]

Amapola, preferida eres, mi Amapola,
Ni la Margarita, ni la Magnolia,
Mucho menos la Adelfa venenosa,
Sólo tú, lindísima Amapola…
Sólo tú.

STRANGE FRUIT
(APROPIACIÓN INDEBIDA)

A Baldomero Montes Romero, In Memoriam.


Baldomero Montes Romero
Salió para no perder y todo perderlo,
Salió para ofrecer, para entenderlo,
Para primero aprender y después desaprenderlo.

[Southern trees bear strange fruit,

Blood on the leaves and blood at the root,

Black bodies swinging in the southern breeze,

Strange fruit hanging from the poplar trees.]

Baldomero quería verse también
Entre trozos de corazón y estos tristes versos,
Quería mirarse los pies desde lejos
Y entender la canción que le latía adentro.

[Pastoral scene of the gallant south,

Of the bulging eyes and the twisted mouth,

Scent of magnolias, sweet and fresh,

Then the sudden smell of burning flesh.]

Baldomero fue a la égloga siempre fiel,
A la elegía, a la epístola y al romancero,
Fue a la luna tan fiel y tan fiel a terceros…
Fue lo que quiso ser y nadie puso nunca peros.


[Here is fruit for the crows to pluck,

For the rain to gather, for the wind to suck,

For the sun to rot, for the trees to drop,

Here is a strange and bitter crop...]

Aquí acaba la canción sin Baldomero,
Aquí acaba esta extraña fruta, este triste zero,
Aquí se resume también un cancionero
De tiempos pasados siendo fiel
A la noche, a un caballo y a fríos eneros.

Entre corchetes: “Strange Fruit” de Nina Simone, también de Billy Holliday.



SONRISA PIXELADA

La eternidad es fragmento y efluvio de un ciber-chat infinito
donde las palabras que se dicen en ese chat
van hacia una confusión de cómputos e incoherencias,
entonces imagino tu sonrisa pixelada porque no entiendo
a la curva fácil de tus labios, no entiendo su abstracción,
y por no entenderlo, Pido clemencia para la tecnología torpe,
pido una cremallera para el preámbulo de los besos redondos,
quiero pensar en la gloria pequeña
de los hikikomoris que se encierran ciegos por causas invisibles que envuelven a toda esta ciudad sin sueño,
quiero creer que la polución es parte de nuestro no rotundo,
quiero emular con mi tacto la curva desangelada del poliéster,
la curva desangelada en aquella sonrisa pixelada
que pretende gustar a mis ojos, a mis dedos, a mi click, a mi nick,
En el mundo se sueña con el calor fetal del génesis
que busca una semilla abierta y busca al páramo oculto del sol,
cáscara de la parábola, renacer incierto de un vestigio,
cumbre de la alegría, sentimiento y caricia caliente,
perla de la gracia blanca, teorema con paz, alegre y sencilla,
simulacro de cariño azul, de la pequeña luz de las canciones,
sueño cruzado desde la quijada, copia pirata de la felicidad,
sampler de sueño edulcorado, fiesta de cruces sin sombra,
arrobas de corazón rojo, partes de Mega-Bytes sin aurora,
Lógica y cibernética de la ternura, fruta de la cópula electrónica,
tic trémulo del caracol, sombra de la soledad que se despereza,
locura del cosquilleo, viaje al centro original de mi alcoba,
brevedad de globo que se desinfla, sonrisa pixelada,
sonrisa fugaz con la velocidad de un beso, rosa de todas las casualidades,
Esa es la gloria de los niños, el agua viva y la carne,
y del Internet, que es el espejo de lo que somos y de lo no somos,
y de lo que no queremos ser,




LO QUE LA CIENCIA YA SABE

Ayer fui a mi visita mensual con mi psiquiatra.
Él estaba tranquilo conmigo, aunque distante,
pero me trasmitía confianza; su consulta es:
una habitación de dos por tres con un escritorio mediano
donde hay un ordenador no del todo obsoleto;
a la derecha,
una estantería con libros dedicados a materias sobre la mente
(si es que estudiar la mente es una materia),
(yo considero que es tratar de estudiar lo abstracto, la nada),
a la izquierda hay cuadros pintados por pacientes (o eso creo),
los historiales médicos por el suelo, aunque relativamente ordenados,
y una ventana detrás de él que da hacia un jardín.
Empieza con la pregunta del millón de Euros:
-Bien Cecilio, ¿cómo va?-
Mire Doctor, apunté:
la vida me suma y me resta, la vida se asume
y te cuesta, la vida te escatima la cuenta.
Soy un hombre al límite de lo estupefacto,
me gusta y me disgusta esta soledad,
me estudio y me indago para decirle algo,
me considero víctima de mi propia prohibición.
Asumo que sumar para vivir te resta algo,
resumo, que restar sin prescindir es un milagro,
escribo para asimilarlo y no para pasar el rato,
(cada poema es un cuadro, cada verso un trazo).
Ingiero pastillas para dormir, para redimir,
para asumir, para sustituir, para admitir,
para vivir, para no sucumbir, y vuelvo a ingerir.
Intento (sin éxito) parecerme a aquel, a él sin piel,
a Fidel, a lo fiel, a la miel, a la hiel y a ti, siempre a ti.
Me derrumbo, sucumbo al enésimo tumbo,
me interrumpo, me quedo sin mundo,
me pierdo y después me busco.
Quisiera ser feliz, que este sueño tenga fin,
que esta mirada (tan mía) sea (a todo) afín,
a la trama, a las ramas, a Tintín,
a los bares, a los pares, al sweet dream,
al refugio, al artilugio, a Steve Mcqueen,
al parnaso, a mi vaso, a Pepe Agustín,
al hastío, al trapío, a mi mundo ruin,
quisiera decir mil cosas, quisiera vivir, vivir,
quisiera deshacerme de este nubarrón gris,
deshacerme de muchas cosas, dejar de insistir,
tirar a la pica la sopa sosa, dejar de sufrir,
cogerle gusto a las cosas hermosas, ser feliz,
esto se mira pero no se toca, esto se toca
pero no se saborea, esto se saborea pero no se traga,
esto se traga, pero qué¿?…¿¡qué!?
Cuando miré al frente me encontré con el Doctor dormido:
-Doctor, Doctor, se ha quedado dormido- le dije yo.
-No, no, no es eso, es que me he quedado traspuesto-
-pero te he escuchado perfectamente- se excusó.
-Bueno, y entonces…¿? ¿qué opina?-le pregunté.
Le voy a cambiar la pauta. –me dijo-
ESTO ES AGOTADOR-Luego dicen que vivo bien-protesté.
-¡Qué mala es la ignorancia!¡Qué mala!-
dijo el Doctor bostezando y firmando las recetas.