jueves, 28 de enero de 2010

40º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA NEVANDO EN LA GUINEA



40º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA
NEVANDO EN LA GUINEA
NºXL 27-01-2.010

EDITORIAL XL
El Siglo de las Luces


Fue Alejo Carpentier quien nos trasladó en su novela «El Siglo de las Luces» a la época de la Revolución Francesa y a sus efectos en una de las colonias de Francia, Haití. Segundo país en independizarse, después de los Estados Unidos, en América fue también el primer país de población negra que accedió al estatus de Estado soberano. No era sin embargo el único: Etiopía, en África, nunca perdió su independencia, salvo en los siniestros años de ocupación fascista italiana. Pero el que fuera la primera población negra en América en asumir su destino convierte a este trozo de la antigua isla de La Española, así bautizada por Colón, en un caso único. Antes había habido la experiencia de los cimarrones, el propio Alejo Carpentier escribió un relato sobre uno, que en los rincones recónditos del continente, sobre todo en Brasil, Colombia y Venezuela, organizaban sus propias comunidades, los conocidos como palenques en la América de habla española o quilombos en Brasil.

Hoy vuelve a estar Haití en el primer plano de la información. El terrible terremoto sufrido en aquella tierra ha afectado a una población empobrecida, martirizada por tiranos como la compuesta por la saga de los Duvalier, expoliada por intereses económicos, expulsada a la periferia de un mundo que algunos nos lo han dividido en primero, segundo, tercer o cuarto, como si el mundo fueran cuatro y no uno solo. Ya se ha repetido en más de una ocasión hasta convertirse en un tópico: Haití está hoy en boca de todos, pero pronto volverá al lugar en donde estuvo, el olvido, y esos niños rescatados estos días de las ruinas de los edificios regresarán a la miseria y dejarán de ser el centro de los focos. Como siempre ha sido, por otro lado.

Que la experiencia haitiana, producto de aquel maravilloso y esperanzador siglo de las luces, haya acabado convertido en uno de los países más pobres del mundo dice muy poco de la capacidad del ser humano en mejorar su mundo. La humanidad, es la lección que parece deducirse de todo esto, es incapaz de organizarse para que los individuos puedan mejorar su vida como personas y como sociedad. La razón engendra monstruos, decía Goya, y la utopía ha levantado edificios angustiosos, represivos, criminales. A veces no es imposible sucumbir al desánimo.

No obstante, nos llama la atención un dato que se conoce poco y que suele silenciarse en los medios de comunicación. Ante nuestros ojos se nos pasan imágenes de una población que se agita entre la sumisión tópica de una población que espera la ayuda externa como única salvación y unas revueltas fruto de la desesperación y de la marginalidad. Pero existe otra realidad que mantiene la esperanza de aquella independencia ahora lejana, la de ese millón largo de emigrantes haitianos que viven en los Estados Unidos y que se han autoorganizado para garantizar la ayuda a las comunidades y canalizar la crítica al (des)orden del mundo. En Estados Unidos existen grupos haitianos críticos con el sistema y que luchan por un país distinto al que tienen, que critican en el corazón del imperio las políticas hacia el Patio trasero y que no se dejan engatusar porque la piel del ocupante de la Casa Blanca se parezca algo a la suya, porque al fin y al cabo tampoco es esta la cuestión importante, porque a la gente, al fin y al cabo, se le debe juzgar por sus acciones y no por el color de su piel.

La cuestión es cómo organizamos los países, como montamos sociedades libres para seres humanos libres, como establecemos nuevos valores para mejorar las relaciones entre las personas. Tiene mucho que ver con lo más directo a nuestras vidas, a nuestras individualidades, pero en esa dimensión que vincula lo personal y lo colectivo. Creemos que la cultura tiene mucho que decir sobre esto.

No tenemos, como en tantas cosas, la fórmula secreta para cambiar el mundo, pero creemos que el camino correcto no es el oficial, sino el subterráneo, ese magma de solidaridad y de ayuda mutua que brota por debajo del ruido convencional. El terremoto de Haití nos muestra una realidad ingrata, aterradora. Oficialmente, se han repetido las mismas palabras de siempre, los discursos habituales, los que buscan complacer las conciencias, eso sólo nos añade mayor insatisfacción. Seguir cuestionando el mundo y sus representaciones se convierte en algo imprescindible y urgente.




PUENTE AÉREO: BARCELONA-MADRID

Un viaje en avión resulta para mí
un miedo, (un pánico), que me acompaña en todo el trayecto.
Pero esta vez no fue así, esta vez,
en mi vuelo Barcelona-Madrid me acompañaban
unas cuantas personas famosas, unas personas pensé,
que si yo iba a morir en un accidente aéreo
ellas también morirían. Uno de los famosos era Garbajosa,
y todo el equipo de básquet del Real Madrid.
Ya imaginaba el gran sepelio o funeral de estado
por la muerte de doscientos pasajeros,
y entre ellos, los jugadores del Real Madrid.
Me imaginaba a Florentino poniendo una corona,
me imaginaba también a Di Estefano con su bastón,
a Fernando Romay (con su enorme presencia)
asistiendo a la capilla ardiente con los 200 ataúdes,
(unos más grandes que otros),
me imaginaba las declaraciones de gente del deporte,
me imaginaba todo ese valle de lágrimas
representado por toda una nación en sus tres días de luto oficial,
todos los jugadores de la ACB,
entre ellos los hermanos Gasol, ya que,
el que se estrellaran los jugadores del Madrid
era algo inusitado, era una mala suerte tan jodidamente
peculiar, que eso hacía que yo estuviera tranquilo.
Volar me proporcionaba una seguridad, una calma,
que lo podía hacer, siempre y cuando, estuvieran también ellos.
A ellos me refiero a los jugadores del Real Madrid.
Me imaginaba a toda la afición llorando y lamentando
la pérdida mía y la de los jugadores de básquet.
Porque al lamentar la de los jugadores
también lamentarían la mía, porque yo también soy persona
y sería frívolo lamentar la pérdida de los jugadores
y no la mía, también sería una víctima, pensé.
Por suerte el avión no se estrelló, los pasajeros
aplaudieron al aterrizar, incluido los jugadores del Madrid.
Por suerte teníamos buenos pilotos
y a todo el equipo de básquet del Real Madrid.
Los jugadores venían contentos, habían ganado
al Manresa. Y eso se respiraba en el ambiente.


Por Cecilio Olivero Muñoz


Penumbra


Fue durante el primer curso de la carrera. Por aquella época mi vida era muy solitaria. Dos años antes, en el Instituto, había decidido no tener amigos. Ahora no sé muy bien por qué lo decidí. En parte por timidez, imagino, pero también había un planteamiento filosófico, de vida. Por suerte, la gente tampoco se fijaba mucho en mí. Pasé desapercibido. Eso me evitó acosos o sentirme acomplejado. Cuando comencé la universidad ya me había habituado a esa soledad, al contacto mínimo con los demás. Iba a clases y algunas tardes me las pasaba en la biblioteca, leyendo, a veces escribiendo. Llegaba a casa y cenaba. Me refugiaba en mi cuarto, de nuevo con mis libros o a veces me acostaba y escuchaba la radio, las noticias de la noche o algún programa de literatura. Mi madre no me decía nada, apenas lo básico, que era la hora de la cena, que comprase algo al día siguiente cuando volviera, qué tal las clases. Los viernes me solía dejar un par de billetes en la mesa de la cocina. Tengo la impresión de que siempre había sido así nuestra vida. Yo apenas gastaba, algún café en el bar de la facultad o en el Café Atlántico. Cuando lograba reunir algún dinero me compraba libros. A ello contribuyó que encontrara un pequeño trabajo para una editorial, como lector. No era gran cosa, me pasaban manuscritos y yo debía preparar un informe sobre la idoneidad del texto. A veces me hacían caso, las más. Pagaban poco, siempre por informe, aunque aquello me permitía leer y era algo que iba ingresando. Resultaba además mejor que trabajar de camarero o cualquier otra cosa. Los fines de semana paseaba por la tarde, si hacía bueno leía en algún parque o me pasaba un rato más largo en el Café. A las ocho volvía a casa.
Mi madre por su parte tampoco hacía mucha vida social. Trabajaba por las mañanas en una oficina. Por la tarde leía, escuchaba música clásica o veía televisión. Nunca venían visitas. Tal vez mi decisión de aislarme estaba en mis genes, una herencia genética, algo así, y que formaba parte de mi clan pasando de generación en generación. De mi padre no se hablaba nunca y apenas era para mí un recuerdo vago. Mi hermano hacía tiempo que se había marchado al extranjero y jamás supe a qué se dedicaba. De vez en cuando llamaba por teléfono. Hablaba con mi madre cuando era ella quien respondía o conmigo cuando respondía yo. Comentaba que estaba bien, que no había problemas. Yo a veces sospechaba que llevaba mala vida. Pero no lo sabía con certeza, era más bien una intuición sin base alguna. Tampoco me interesaba mucho. No habíamos sido de niños ese tipo de hermano que estuvieran todo el rato juntos. No es que nos lleváramos mal. Simplemente, nos ignorábamos.
En febrero estaba en la biblioteca y al levantar la vista observé que me miraba. Enrojecí un poco. Ella volvió a su libro. Yo, al mío. Cuando salí de la sala ella me estaba esperando.
- Sueles venir mucho por aquí. -me dijo. No había tono de pregunta en su voz. Se trataba mas bien de una afirmación.
- Sí -referí-, estudio aquí. -mi comentario, sin quererlo, resultó arisco, pensé, me sentí obligado a dar más explicaciones- Me gusta además esta biblioteca.
- A mí también. -comentó.
Anduvimos hacia el metro. Me explicó que ella cursaba tercero de letras. Yo estoy en primero, comenté. Me preguntó por los profesores. Me dio algunos consejos. Ya en el vagón se interesó por los autores que leía y que me gustaban. Coincidimos en la opinión sobre algunos. Se bajó unas paradas antes que la mía, creo que para seguir con una conexión. Me sentí algo extraño por aquel repentino contacto. No estaba acostumbrado a charlar con la gente más allá de las conversaciones rutinarias. De repente alguien, una chica, mostraba interés por mí y no podía menos que sentirme no poco turbado. Quise quitarle importancia cuando salí del metro.
Volvimos a coincidir. No me disgustaban esos encuentros. No obstante, creo que tampoco me sentía en exceso a gusto. En todo caso, me dejaba llevar, como me ocurría por lo demás con todos los aspectos de mi vida. Era algo a lo que no me ocupaba mucho tiempo, reflexionar sobre mi vida, no me planteaba si era bueno o malo, aquel encuentro como cualquier otro asunto, o si resultaba oportuno o inadecuado mantener una relación con aquella compañera de estudios que, por otro lado, tampoco iba mucho más allá de una mera relación superficial.
O al menos eso es lo que yo creía. Una tarde, ya cerca de la estación de metro, me besó. Para un momento, me ordenó y me besó entonces. No es que me escandalizara, ni mucho menos, no soy un mojigato, aunque claro que me extrañó, no creí que hubiera dado yo motivo para que mostrara ese afecto.
- Y esto por qué -pregunté.
- Es un modo de darte las gracias. -me dijo.
- Por qué tienes que darme las gracias.
- No te has dado cuenta de que eres la única persona con quien hablo. -no podría decir si me lo preguntó o lo afirmaba.
Tampoco me había dado cuenta, la verdad, aunque no quise decírselo, por no herirla y porque descubría de repente que teníamos algo en común. Hasta ese momento no me había planteado que alguien pudiera llevar una vida como la mía. No es que renegara de la misma, simplemente era consciente de que no era muy habitual, Al fin y al cabo observaba a los demás y veía ese mapa de relaciones que se daban a mi alrededor. No es que me interesara mucho las vidas ajenas, pero era inevitable apreciar los cambios que se iban produciendo. Al fin y al cabo pasaba muchas horas en la universidad y no era tampoco raro que me preguntase si yo sería capaz de vivir como los demás.
Pese a todo, aquel beso no significó un cambio. Seguimos yendo juntos al metro, viajábamos hasta la estación concreta en que ella se bajaba y desaparecía, a veces coincidíamos en el bar de la facultad, tomábamos un café, charlábamos de libros. Casi nunca entrábamos en temas personales, casi siempre charlábamos, cuando no de libros, de lo referente al ambiente, a la tensión, a lo más cotidiano.
Un día la noté distinta. No sé si triste o contenta. Ella misma me respondió sin formularle ninguna pregunta.
- Hoy es mi cumpleaños. -me dijo.
- Felicidades.
- Gracias.
Cuando salió del metro me dio un beso breve y húmedo. Al día siguiente le regalé un libro. Sus ojos enrojecieron.
El curso iba acabando y nos veíamos con más frecuencia en la biblioteca. Sin planteárnoslo, comenzamos a ponernos en la misma mesa. El primero en llegar le guardaba al otro el sitio. Deben de pensar que somos novios, tuve para mí que pensarían los demás. Me importaba poco, pero me hizo gracia la idea. No hacía caso a murmuraciones y comentarios, algunos sin duda malintencionados o estúpidos. Por otro lado, hacía días una prima de mi madre había llamado a casa, era una de las pocas parientes con quien mi madre tenía contacto. Respondí yo al teléfono. Pareció alegrarse de hablar conmigo. Tendrás novia, me preguntó. Pensé en ella. Respondí que no. Claro que no era una idea que me asaltara con frecuencia, a veces se me ocurría pensar en ello, nada más.
El último día de clase me dio un papel con su número de teléfono. Llámame un día, sugirió. La telefoneé a mediados de Julio. Quedamos en el Café Atlántico. Cuando la vi, la encontré especialmente bonita. Sin duda influía que lleváramos dos semanas sin vernos. Lógicamente, hablamos de los libros que habíamos leído esos días, que no eran pocos. Qué más has hecho, me preguntó de pronto. Poco más, le respondí, y era verdad, mi vida seguía igual, aunque sin clases, por lo que leía un poco más, la editorial me había dado algunos manuscritos para todo el verano. No tenía más perspectivas.
- ¿Y tú? -pregunté.
No me respondió en concreto. Se quedaba en la ciudad, eso sí, me dijo, todo el verano. Eso nos permitió seguir viéndonos una o dos veces por semana, siempre por las tardes, en el café Atlántico. Éramos dos conocidos que charlábamos de libros pero que no sabíamos mucho más uno del otro, nada íntimo, privado.
En agosto le dije de venir a casa. No lo hice de un modo preparado, se me ocurrió de pronto mientras charlábamos. Mi madre se había marchado unos días, estaba solo en la casa. Me prestarás ese libro, me dijo. Era, supuse, su forma de aceptar. Tomamos el metro como siempre, pero esa vez ella no se bajó en su parada. Subimos al tercero. La casa estaba en penumbra y no hacía calor dentro. Fue viendo los libros que se amontonaban en mi cuarto y en las estanterías del pasillo. Hojeó algunos. Esa tarde me di cuenta de que era realmente bonita. Pero no me lo pareció como en aquel primer encuentro de verano. Me atraía su belleza de un modo nuevo, agudo.
- ¿Quieres cenar algo? -pregunté.
Se acercó a mí y me besó. Fue un beso largo, intenso. Fuimos a mi cuarto y nos estiramos en la cama. No decíamos nada. Nos besábamos y acariciábamos como si siempre lo hubiésemos hecho así. Luego permanecimos quietos, abrazados, en silencio, inmersos en la oscuridad de la noche. Cuando acaricié sus mejillas, noté la humedad de sus lágrimas.
- ¿Lloras?¿Por qué?
Me explicó entonces su vida. Me habló de su niñez, de su juventud. Muchas cosas las podía entender, nadie mejor que yo para podérselas entender. A veces me sorprendía las coincidencias de los sentimientos y veía ahora que no era sólo cosas de los libros. Noté que a medida que su relato se acercaba en el tiempo, le costaba más hablar. Se pensaba más las palabras.
- Soy puta. -Me dijo tras un breve silencio- Lo habrás oído.
- Sí.
- ¿No te importa?
- No lo sé. -respondí.
Se abrazó más a mí. Pensé en preguntarle si a ella le importaba. Pero no lo hice. Tal vez era un juicio de valor lo que le pedía con ello, un gesto paternalista, y no era eso lo que quería. Ni yo ni ella seguramente. Se quedó a dormir conmigo. A la mañana se marchó. Volvimos a encontrarnos unos días después en el Café Atlántico. De nuevo regresamos a nuestros libros, a nuestras charlas. Nos sosegaba, qué duda cabe, aquella rutina.

Juan A. Herrero Díez


LIMA: CIUDAD DE VELOCIDAD

El indio sigue siendo indio aunque lo persiga
la raza de los saciados vestidos con terno de corte italiano,
los niños exigen el capricho americano
a padres trabajadores esclavizados a una tarjeta de crédito
con la astucia negra del pájaro cuco,
las mujeres gimen por los chupatintas que presumen,
presumen de una dádiva chica y sin herencia
que sus hijos pretenderán tener
en pos de la plegaria de brea que dan al viejo-lobo de la patria.
Los negros bailan moviendo su cucu,
pues lo aprendieron en Chincha y allí baila hasta el gato,
y desafían a la promesa hueca del caballo sin dientes
pues siempre una mentira es menos que una canción,
las rosas buscan su espina en el escaparate eléctrico
porque allí se miente con descaro y es siempre
una mentira dulce, que da placer creerla.
La misa se ha vuelto dieta ciega para el que necesita
saber, saber cuál es la razón y el porqué
de cuando se pudre por desgana hasta el llanto,
el horizonte debe ser tan mentira
como que los pelícanos se disfrazan de pollo,
los senderos deben ser tan verdad
como que los sueños se esfuman en el aire,
será verdad el origen de la patata,
aunque una mentira es la gracia que viste al santo.
Los poetas huyen de su canción porque temen la risa
de un pueblo sin justicia,
aunque la justicia no exista ni para ellos ni para nadie,
la brújula se seca ante el viento
y el plomo está sediento de sangre ajena,
porque el paraíso es un huerto sin fruto
y la flor florece en el azar de una naturaleza distraída.
La perdiz discrepa con el cuy sobre la proteína seca,
los desmayos son cosa de maricones
cuando el empleado de banca discrepa sobre el logaritmo resentido que acoge al yermo erial que fue trinchera,
la burla es tan inmediata como el gas que se respira
cuando se esnifa la oportunidad en pequeños pedazos de Biblia.
Me he vengado de la blanca estirpe de matarifes
que en el barrio de San Isidro custodiaban el olor a sombra,
he sacrificado mi sacrificio de silencio y luna
para que en Miraflores no mientan a la llaga de mi frente,
he traicionado a los fantasmas del Real Felipe
para que la cáscara de mi lamento no sea de luz,
prefiero ser odiado a que me odien
cuando sea un niño puro y tonto,
y me ejecuten los borrachos de paz,
porque hasta la paz cansa, y se aburre la misma paloma del cielo.
Los autos, las combis, y los micro-buses
siguen un río tan sucio y profundo
que las huellas de los conquistadores se apagaron de agua,
es frenética esta ciudad gris, es horrible esta anarquía,
esta anarquía pequeña que el cholo soporta en sus venas
y cuando besa a la calavera muere un suspiro de amor
estremecido por un amor imposible,
la noche de Lima es una noche cascabelera,
noche de cascabeles y de magia con sabor a todo,
es noche sensual y obscena
que coquetea lasciva y racial bajo un cielo sin estrellas,
coquetea asombrosa y esbelta
ante la caricia de una noche austral,
coquetea sencilla y hermosa bajo un cielo
que le exige prostituirse y ella olvida, y sigue siendo.



Por Cecilio Olivero Muñoz

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SELECCIÓN DE POEMAS
POR FRANCISCO JESÚS MUÑOZ SOLER

ABSORBER LA PERMANENTE VITALIDAD

Absorber la permanente vitalidad
de la trascendencia de lo cotidiano,
del día a día pausado
vivo, armonioso, pero callado
que pasa sin hacer ruido
pero va llenando los posos
de nuestros adentros
de las esencias que nos hacen ser
y sentirnos persona.





LA DENSA CORPOREIDAD DE MI MEMORIA

La densa corporeidad de mi memoria
bulle en el hermoso caldero
donde se cuecen los olores
de mis realidades y sueños,
es tanto su bagaje y la fina línea
entre verdad y ensoñación
es tan imperceptible
que se han mezclado
formando un magma
tan verdadero y lúcido
que no se podrían rescatar
sus sabores y texturas originales.

ESTE LUGAR CONFORMADO POR UN ENTRAMADO

Ese lugar conformado por un entramado
de realidades y ensoñaciones,
aromatizado por vibrantes olores
y sustantivas emociones
llena los espacios de mi amada vida.

QUE SERÁ DE LA RICA

Que será de la rica
y sustantiva esencia
de mi acaudalada memoria,
donde hallará cobijo
sus magníficos nutrientes
cuando la vasija
que los contiene
deje de vibrar y se reseque.



COMO DENOMINAR EL INTANGIBLE

Como denominar el intangible
espacio donde mis emociones
hallarán descanso
cuando mi lugar desaparezca.

RARA ES LA VEZ

Rara es la vez
que no me arranca
una sonrisa
el ilustre poeta
de mi amada tierra
con su deje
de irónica ocurrencia.
Disfruto leyendo
sus breves crónicas
que se desgranan cayendo
hasta formar columnas
que se adosan
en los pilares
que sujetan mis alforjas.
Empiezo de buena mañana
con refrescantes sonrisas
rellenas de mermelada
del nutritivo sabor
de la realidad cachorreña
que solo da la cosecha
de Don Manuel de Alcántara.

RECONOZCO EL BULLICIO

Reconozco el bullicio
que burbujea en mis entrañas
activado por la ilusión
que me ha generado
el hecho trascendente
de que estoy siendo examinado
por una preeminente
agencia literaria,
ojalá encuentre en ella
el reconocimiento de la valía
de mi ya abultada obra
y esta pueda acceder
a intelectos ansiosos e interesados
en poesía sensible y comprometida.
Reconozco que me gustaría
ser reconocido como poeta
porque así me siento
y sin desmerecer
la vanidad de mi ego
humano al fin
lo que realmente me sacude
es la esperanza de que mis inquietudes
trascienda a personas
y sentirme útil.
Pero seguiré escribiendo
porque sale de mí
como necesidad vital
y regeneradora de mi mismo
sea cual sea
la realidad de los hechos
en mi espera de primavera,
al menos hasta que la curiosidad
siga alimentando mis sueños.

SI LOS SONIDOS DE LAS PALABRAS

Si los sonidos de las palabras
sus ecos, entonaciones y matices,
se hubiesen podido mantener en el tiempo
suspendidos, levitando en un espacio
intemporal, anaeróbico y modélico,
entonces podríamos rescatar
originales versos en su contexto,
de sus encapsulados descansos,
con toda la riqueza de sus léxicos
en su punto, con su acento
de la mismísima boca
que lo expulsó de sus adentros,
satisfacer nuestros tímpanos
con la orfebrería de Góngora
o la maravillosa ironía de Quevedo.

SIEMBRA CONTINUA SIN DESMAYO NI REMEDIO

Siembra continua sin desmayo ni remedio
en las voluntades de los intelectos
para que sigan surgiendo las emociones
de las múltiples y ricas variaciones
que ofrecen los fabulosos mundos
surgidos de las aristas de las palabras
de sus sonidos, de sus silencios,
pulirlas hasta dotarlas del armamento preciso
áspides inyectoras del veneno mortífero
que aniquile el empobrecimiento del léxico,
de sus contenidos, sus emociones y su limo.

CUANTAS LÚCIDAS Y EMOTIVAS HISTORIAS

Cuantas lúcidas y emotivas historias
enriquecerán mis días
cuando alcance el júbilo,
seguramente un mínimo número
de las que aparentemente sestean
en los cuidados estantes
donde las fui acunando
con riguroso y esmerado mimo,
serán legión las que exhalaran
desde sus bellos y cuidados lomos
miradas denodadamente suplicantes
quedaran sepultadas por lágrimas
de sus inconsolables lloros,
con sus anegadas aguas
transportaran mis básales hilos
convertidos en calcinadas exequias
o en fugaces haces luminosos
hacia el concentrado hueco
donde abonaré con mis esencias
el agujero negro de los sentidos.

COMO LUCES DE MI CIUDAD CAMINO

Como luces de mi ciudad camino,
nunca a habido más centrifugas
y a la vez formaron un centro
más integrado en la armonía de sí mismo,
los extravíos emocionales
que dominan la cósmica de mi tiempo
me hacen sentir el absurdo del exilio
en mis propios pasos, en mis inicios
negándome mi historia, carácter y designio,
ser arrabal en mi sombra
en las esquinas que doblan las luces
que traspasan mis córneas
y sostiene el centro de mi mismo;
no lloraran mis esencias,
consolaran mis vástagos, añoraran mis vestigios,
ser extranjero en las normas
de quienes fugazmente tropiezan
con mis contemporáneas luces
no perturba mi sentido intimo,
el dominio del compartido espacio
no da derecho ni poder
para descomponer ni magnífico crisol
que conforme se aleja reverbera sobre si mismo
formando haces de maravillosos sueños
esos que instalan el territorio de mi vida.

ONDULÁNDOSE SOBRE SI MISMA

Ondulándose sobre si misma
envuelve su cercano espacio
con el atrayente sabor
de su perfumada estética,
desprendiendo aromas
por los perfiles de sus rasgos
retenida estática
de intima percepción.

EN UNA MARÍTIMA PALMERA

En una marítima palmera
y por una esquina fijada
una foto con la cabeza volteada
mira al mar desde los tiempos
en que una desgarrada doliente
mantenía el ánimo de la búsqueda,
con la derrota anunciada
por la iniquidad conclusa
aguarda a sucumbir
ante la gravedad de la certeza,
aún traslada
traspasadoras luces de auroras
hacía el término de la raya
para superar el vértigo
de una luz sin mañanas,
y mientras impulsado por ella escribo
ahíta de sostener miradas
se deja descender
y enfrentándose al cielo
concluye su obra malograda

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SELECCIÓN DE POEMAS
POR LUIS CHINCHILLA ELIZONDO

PIEL DEL NEÓFITO POETA


¿ Porqué será que no escribe el poeta?
Acaso la noche helada no le ha vuelto a ver.
Dime niño,
¿Dónde esta el poeta?
Dicen que se fue, para no volver,
Ya no quiso soñar…

Sus manos estaban frías,
Porque las nubes no se juntaban a conversar,
¡ Sí !,
Los sueños están en el aire,
Sólo hay que mirarlos sin molestar.

¿ Pero dime niño?
Si las palabras se escondieron,
Para no sentir el frío de sus manos
¡ No ¡
Ellas se embriagaron por su partida,
Y se fueron, para el mundo recorrer.

¿ Dime?, si es que no escribirá el poeta,
Porque alguien lastimo sus letras.
¡ Sí ¡
Parece que un Amado y experimentado poeta,
menosprecio los sueños y la letra del
Neófito poeta.


¡ Niño ¡
La poesía no ha muerto,
Seguirá siempre viva
Respetando los sueños
De quien escriba.

Ven niño poeta,
Sigue escribiendo a la luna,
Aunque sus versos sean amargos
No desprecies a ninguna.

¿ Dime niño,
Quien es el dueño de la poesía y la letra?
Sin el sueño de los amantes,
La poesía no existiera.

Para que las noches no sean eternas,
Debo escribir lo que el alma ordena.
Creyendo que la poesía descansa en los sueños
De las personas nobles y buenas.

Luis Chinchilla Elizondo 08/09/2009
Grecia, Alajuela, Costa Rica

NATURALEZA





Te invito a pasear
Por este viejo camino
Donde la maldad del ser humano
Aún no ha llegado.

Empapados de tiempos de bondad,
La sombra nos refresca
Y la tierra parece suplicar.

Con el paso del viento
Los bambúes parecen hablar,
Al caer la lluvia,
La sedienta tierra
Vuelve a suspirar.

El Cielo lleno de paz,
La quietud une nuestras miradas
Llenas de sinceridad.

Con un puñado de sentimientos
Al lado del camino, dices,
¡ las flores son páginas
Que reflejan la verdad!.


Pétalos de rosa nos miran
Como a niños,
Que vienen y van.

La ciencia y la prisa
Ya no están más,
Sólo las piedras del río
Bajo el agua cristalina,
Con los rayos del sol
Parecen brillar.

Sigamos luchando naturaleza
Para seguir cultivando vuestra belleza
Que los años no apaguen el H2O.

Las nacientes no desaparezcan,
La lluvia quede impresa,
En las generaciones
Que están por llegar.


Luis Alberto Chinchilla Elizondo 16/08/2009
Grecia, Alajuela, Costa Rica, correo electrónico: luischin_63@hotmail.com
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SELECCIÓN DE POEMAS
POR MARIO MELÉNDEZ
(Linares, CHILE, 1971)

SEÑORES DEL SUR

Señores del sur
he comprometido mis raíces con ustedes
mi palabra llegará como un río
a recoger la tierra y su origen
Llámenme agricultor
cuando el trigo se despierte
cuando cruja la semilla
y el invierno se levante en una mano
Llámenme soldado
cuando el agua y la piedra se reúnan
entonces seré el puñal
que desgarre ceniza y envoltura
No digan al Maule como me llamo
me reconocerá por la voz
por los susurros que mis labios
llevarán hasta su lecho
No digan nada en Constitución
o en Pelluhue o en Chanco o en Curanipe
mi nombre fue encontrado en una ola
no es necesario que digan nada
Señores del sur
mi casa es mi mejor emblema
Pueden ver a través de las ventanas
o a través de mis ojos
lo que les tengo preparado
Abriré de una en una mis heridas
y escupiré poemas en vez de sangre
y a todos les diré mi nombre
Porque no quiero ver a Pedro
arrinconado en un museo
o a Manuel Francisco
retenido en una boca
Ellos sabían cantar
eran dos vientos de distinto oficio
dos gotas que el Maule
sacudió con violencia
Y yo ¿quién soy?
algo tengo de todos
cara de pan o de hormiga
muslos comprometidos
con el sabor de la tierra
hombros de padre
dientes de inquilino o de patrón
Soy una flor con espinas
y pétalos de mármol
un poema preparado
con la lluvia de cada día



VINCENT 1993

a Vicente Huidobro

El gran poeta de las vanidades
se mira al espejo y dice
no hay otro mejor que yo
no hay otro más hermoso y delicado
más burlón, paradojal e irresistible
Y cuando voy por las calles
me persiguen y me piden autógrafos
se aglutinan en torno mío o se desmayan
porque soy más inmortal que las agujas
y en mi boca suspiran las estrellas
Así, cada montaña es un pelo en mi oreja
y cada nube una escalera de emergencia
donde subo y bajo como un mago
persiguiendo su conejo sin darle jamás alcance
No obstante los helicópteros me adoran
me adoran también las escolares que diviso de reojo
me adora el trapecista de un circo desahuciado
me adora la azafata de un vuelo imaginario
me adoran los enanos, los duendes, los fantasmas
y todos gritan “Ahí va Vicente, ahí va
con su cara encerrada en un sombrero
ahí va, el que se orina en los astros
el que respira copihues
y cambia de color hasta volverse inaguantable”
Y yo me río como un Buda chocho
cuando arrojan flores a mis pies
y me lleno de números telefónicos
y de mujeres que darían sus propios pechos
por rozar mi frente de amante multitudinario
o por mirar mis cabellos salidos de un arcoiris de fruta
Tengo unos cuantos lunares en francés
y un gato que me habla en un idioma póstumo
y un perro que me muerde y me lame las antenas
y un cilantro preguntando quién soy
y yo le digo “No me busques
no hagas caso de la rosa deshojada
tú tienes tu propia sabiduría
tu propio olor
tu apellido en la cazuela del domingo
y no necesitas ser tan hermoso
para que ellos te respeten
cuando con sólo probarte
tienes ganado el cielo
y un espacio en mi garganta”
Ahora me marcho en mi paracaídas
me marcho en mi aeronave de plumas anónimas
me marcho a pellizcarle las nalgas a un piano
a dormir una siesta en un ataúd de huevo


QUE SALGA EL INDIO ENTRE LAS PIEDRAS

Que salga el Guayasamín que cada uno tenemos
que salga el indio entre las piedras, médula a médula
el gran precipicio que somos, la gran llaga ecuatoriana
y lo que cae del ojo al cielo, y lo que arruga el aire
y lo que sale de nosotros mismos como una rosa deforme
y lo que araña más adentro que salga
que salga el trueno, la bocanada, el relámpago
la hebra furiosa y tuerta que mira sangrar el alma
y aquí, en esta jaula ardiente que es América de luto
están pendientes los nombres de aquellas manos clavadas
de aquellos pies desahuciados, de aquellos huesos de humo
de aquel sueño arrojado al gran ataúd del miedo
o simplemente del árbol con sus ramas infinitamente secas
Porque no estamos muertos, no estamos
y hay uno que ahora brinca por encima de los sables
y hay uno que bebe fuego y lleva alas de ceniza
y hay uno que agrieta el río con su cráneo universal
y hay uno que dice yo, yo soy el indio entre las piedras
y todo el horror humano se me apaga en el cuerpo
y tengo lágrimas y penas
y el corazón como una luna borracha
y el esqueleto dormido, y la mandíbula tiesa
y a mi oído brama el perro de las noches podridas
y a mi boca rueda el beso de la angustia que mata
Y yo pinto, yo pinto con mi voz y con mis uñas repletas
yo pinto con mi oxígeno la cicatriz del viento
raspo la puñalada maldita de los siglos
me sumerjo en el ácido mortal de las pupilas andinas
desnudo el recuerdo de la calavera sombría
y en mí sobreviven las tripas cortadas de cuajo
y cada grito soy yo, cada mejilla nacida del grito
cada suspiro fatal y su patria de aguja
cada mujer, cada hombre
cada animal volteado en la vértebra dramática
todos y cada uno de ellos
y en todas partes la vida como un sol amargo
y yo, hinchado de colores
cierro las alas y duermo sobre la tristeza



UN DÍA VOLVERÉ A TUS OJOS

Un día volveré a tus ojos
y comenzaré de nuevo
volveré con un sonido hueco de metal
y sol mojado
buscaré entre los papeles del tiempo
tu cuerpo verde y tus cabellos de uva
te coronaré en silencio con mi boca
y con mis manos que no terminan
Volveré por ti y por tu sangre estrellada
viendo pasar la tarde como una sombra antigua
algo se romperá allá arriba y no seremos nosotros
algo se quemará de pronto con el eco de tus sábanas
Y volveré más vivo, más puro, más hambriento
y volveré volando y desgarrando plumas
todo lo haré por ti, todo en silencio
que hasta los gallos prolongarán la noche
cuando te vean desnuda



LLÉVAME
Llévame hacia el sur
de tus caderas
donde la humedad
envuelve los árboles
que brotan de tu cuerpo
Llévame a la tierra profunda
que asoma entre tus piernas
a ese pequeño norte de tus senos
Llévame al desierto frío
que amenaza tu boca
al desterrado oasis de tu ombligo
Llévame al oeste de aquellos pies
que fueron míos
de aquellas manos que encerraron
el mar y las montañas
Llévame a otros pueblos
con el primer beso
a la región interminable
de lengua y flores
a ese camino genital
a ese río de ceniza que derramas
Llévame a todas partes, amor
y a todas partes conduce mis dedos
como si tú fueras la patria
y yo, tu único habitante



SI FUERAS CALVA TAMBIÉN TE AMARÍA

Si fueras calva también te amaría
me volvería loco besando tu cabeza
tu pequeña luna dorada
Si fueras calva, oh si fueras calva
te llevaría por el río de la memoria
me sentaría junto al fuego de tus ojos callados
derramaría un cisne en medio de tu frente
Pero la larga y ciega cabellera
el largo aliento de cristal
la larga hebra de ceniza y polen que tú eres
todo lo que la vida se guarda para sí en tus cabellos
lo que la noche te roba en suspiros
todo lo que el color del éxtasis te lame
como en un vuelo relámpago
como en un sol prolongado
como en un juego de luces apiladas en tu cuello
todo eso, amor, y más arriba esta ola
esta corriente, este aire
este racimo de algas enjuagadas al viento
este cordón humano amontonado a ti
esta marea, este soplo
este susurro que me ata hasta las últimas raíces
y lo que nace, y lo que acaba
y lo que cae al gran abismo de tu sangre
lo que no ha sido escrito, amor, todo el misterio
porque en la sombra de tu pelo
yo me ahogo para siempre




PARA MAYOR SEGURIDAD
Vengan a ver mi poesía
no está hecha de material ligero
aguantará perfectamente el invierno
y en verano refrescará
las mentes y los cuerpos
Hay poderosas vigas entre cada verso
hay listones apuntalando mis palabras
Y si la lluvia desea entrar
pondré mis sueños en el techo
y taparé las goteras
con mi propio dolor
LA OTRA
Caperucita nunca imaginó que El Lobo la dejaría por otra.
Nunca hizo caso de los consejos que en materia amorosa le daba
La Abuelita. Por lo que una mañana
El Lobo le dijo: "Caperucita,
quiero terminar contigo. Ya no me excita perseguirte por el bosque;
ya no me agrada disfrazarme de abuelita para que tú me digas
tus tonterías de siempre, que si tengo las orejas grandes y esos
colmillos tan filudos, y yo, como un estúpido,
responda que sonpara oírte, olerte y verte mejor. No, Caperucita, lo nuestro ya
no tiene remedio". Entonces Caperucita, desconcertada por aquella
confesión, se echó a correr tan lejos como pudo pensando en la
clase de mujer que había conquistado el corazón de su amante.
"Es ella, tiene que ser ella", repetía la niña, mientras buscaba
desesperadamente la casa de la anciana. "Abuelita", gritó al fin,
cuando hubo contemplado la figura que yacía en el lecho, "¿cómopudiste hacerme esto?
tú, la amiga en quien yo más confiaba"."Lo siento", dijo la otra,
"nunca pensé quedar embarazada a mi edad,
y menos de alguien tan poco inteligente e imaginativo. No obstante,
él es un lobo responsable, que no dudó por un minuto en ofrecerme
matrimonio al conocer la noticia. Lo siento, Caperucita, tendrás
que buscarte otro. Después de todo, no es este el único lobo
en el mundo, ¿o no?".


MI GATO QUIERE SER POETA
Mi gato quiere ser poeta
y para ello
revisa todos los días mis originales
y los libros que tengo en casa
Él cree que no me doy cuenta
es demasiado orgulloso
para dejar que le ayude
Lleva consigo unos borradores
en los que anota con cuidado
cada cosa que hago y que digo
Ayer no más, en uno de mis recitales
apareció de incógnito entre la gente
vestía camisa a cuadros
y mis viejos zapatos rojos
que no veía hace tiempo
Al terminar la función
se acercó con mi libro en la mano
quería que lo autografiara
y para ello me dio un nombre falso
un tal Silvestre Gatica
Yo le reconocí de inmediato
por sus grandes bigotes y su cola peluda
pero no dije nada
y preferí seguirle la corriente
Luego me deslizó bajo el brazo
uno de sus manuscritos“Léalos cuando pueda, Maestro” me dijo
y se despidió entre elogios y parabienes
Y sucedió que anoche
y como no lograba dormir
levanté con desgano aquel obsequio
para darle una mirada
Era un poema de amor
un hermoso poema de amor
dedicado a Susana
la gatita siamés
que vivía a los pies del sitio
Parecía un texto perfecto
tenía fuerza y ritmo e imaginación
y todos los elementos necesarios
para decir que era un gran poema
y sin duda era un gran poema
un poema como pocas veces había leído
Entonces me entró la rabia
y la envidia y la cólera
y me pilló la madrugada
con el texto entre las manos
sin atreverme a romperlo
o hacerle correcciones
Que Dios me perdone por esto
pero no veo otra salida
mañana echaré mi gato a la calle
y publicaré el poema bajo mi nombre
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SELECCIÓN DE POEMAS
POR OMAR SANTOS
(MÉXICO, 1975)

TERRITORIOS



El lugar donde prohíben los recovecos.
El lugar donde el verbo se hunde en la llamarada.
El lugar donde se olvida el castillo y las emociones.
El lugar donde se ignoran los muñones de la infancia.
El lugar donde octubre es inédita rabia del arcángel.
El lugar donde el espectro escondió el libro y las monedas.
El lugar donde el lunes es cuchilla del profeta.
El lugar donde exhibieron las entrañas del indoblegable.
El lugar donde la linterna es llanto y proferir de la muchacha.
El lugar donde los espejismos son alimento del poeta.
El lugar donde el sexo es un asunto de la sucia moral.
El lugar donde el corcel anunció la orgía de los dioses.
El lugar donde el terrorista pidió el verso antes de la inyección.
El lugar donde nos harán beber el cáliz de nuestra propia sangre.
El lugar donde el que escribe estas vicisitudes se queda quietecito,
en el lecho, negando la máscara más hermosa de la fatalidad.



EL LLAMADO



Ya ves, ya ves, que nos llaman,
que algo muriò en el camino,
unos ojos aterrados nos miran
desde los àrboles,
ya ves, han destrozado la casa
que hemos olvidado al càntaro
y a los niños
como espantapájaros
sin voluntad,
como cobardes indescifrables
que se conforman con la soledad.
Ya ves, ya ves, algo de tì se arrodilla
algo que se enrosca como
extenso alarido,
que nos venden la duda,
que tal vez el vacìo y las tenazas,
y esto que nos fractura la palabra,
y esta noche que no acaba
en la impiedad.
Ya lo ves, ya lo aceptas,
te despeñas, te acongojas
algo nos escupe
algo de nuestro propio origen
nos rechaza.
Ya ves que fácil es cagarse de miedo,
que grandilocuente el ser contemporàneo
acabando con los pèndulos de su razòn.



El TURNO DE USTEDES


Dispongan,
ya no hay confidencias
sobre el jazmìn,
que se diga claro,
pues ya qué,
una hambruna, un cadáver màs.
Ya se acaba la antorcha
de la tranquilidad,
bienvenidos,
pasen ustedes,
ya gozamos de la era
del vòmito,
eviten el bramido y la tardanza,
extiéndase en su desague de indiferencia;
aquì falta escarnio, aquì
un poco de horror familiar,
bienvenidos,
Oh, grandes seres,
esto es la gran opereta
de los insectos.
A su gusto, con cinismo
con tibieza, a sus anchas,
yo ya tuve mi salutación
mis días de cobardìa
y lamentación,
maté afectos,
ignoré con otros
el consejo de los buenos padres,
ahora el fingimiento.
Ahora recitemos esos versos de la partida;
pero amigos, ustedes tomen
su parte, yo paguè, ya decidì,
a lo sumo, ya esto lastima,
amigos, decidan,
esto abofetea, esto es el hartazgo…




LA DIFERENCIA



La diferencia está
en los grilletes,
hombrecito de socavones,
hombrecito de cristal.
Ah, pero no es una alharaca,
es bueno saberlo,
si no hay largas dudas,
no existe otro canto para la soledad.
N o es sensato buscar en el olvido
de los otros,
aunque se cambie de paloma
o de sitio,
la desolación es contundente,
miras la libertad en el horizonte
e irremediablemente
te dan ganas de enloquecer.
La diferencia está
en los grilletes,
aceptarlo,
no excuses, no escapes,
hombrecito de las ciénagas,
si dudas mira esa multitud
que se resquebraja,
la luz del héroe mutilado
o la cárcel de esas miradas;
ah, pero no es una alharaca,
esto es la marca del siglo,
esto es la desventaja.




PERTURBADOR


Pues la noche
de estos maniquíes
es perturbadora,
pues qué grave, qué retroceso,
y es triste señores,
es humo de origen.
Extenso el escenario de latigazos.
El pánico procura más rehenes.
Qué desaliento en esta residencia,
en cada sitio,
señores,
nos han preparado la mortaja,
están preparando los tratados
crueles
señores, qué cicatriz,
calendario de atrocidades inventan,
y se ama el laberinto
como se ama al gusano del circo
o a la puta más feliz.
Claro señores, claro que no es gracioso,
no es un canto en el paraíso,
no tiene que ver con la mujer
que se goza mordiendo el limón.
Pues qué grave señores,
la linterna que se derrama
sobre la palabra tarde,
y qué gracia, con qué voluntad,
vamos todos elegantes,
mientras allá, ovillado entre navajas,
acaban con la ilusión.




MEDITACION DEL ESBIRRO


Me emocionan los árboles de la muchacha,
el globo alegre que cruza los azules,
el grito y el baile que despierta a los puertos
con niños. Me gustan los ancianos
que corrigen sus poemas.
Me gusta el olor de la tabernas
y el pandero de las zorras.
Pero me dieron órdenes,
es fácil el objetivo, es preciso,
tiraré mi piedad, y tendré que arrasar pronto,
ahora no tengo ni Dios ni moral,
y tendré que detonar,
es terrible y absurdo,
pero me dieron órdenes,
ahí está el blanco,
sólo apuntar…

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ENTREVISTA AL CRÍTICO LITERARIO Y POETA
VICENTE LUIS MORA

Por Cecilio Olivero Muñoz

Vicente Luis Mora es una de las mentes más brillantes de este país, no sólo por su faceta excelente como poeta, en la que destaca de entre sus contemporáneos, y no sólo por sus críticas tan sumamente acertadas y sin ningún alarde pretencioso, sino por su extrema erudición y su primoroso virtuosismo. Ha publicado varios libros, de los cuales destaco aquí los que he tenido el placer de degustar, que son: “Singularidades, Ética y Poética de la Literatura Española Actual” (Bartleby, 2.006), “Mester de Cibervía” (pre-textos, 2.000) ganador del premio “Arcipreste de Hita” 1.999, y “Tiempo” (pre-textos, 2.009). Tengo que decir que tanto el ensayo “Singularidades” y los dos poemarios son de una calidad abrumadora, ya que en el ensayo he notado mucho nivel crítico, un nivel crítico que no deja de ser sincero, perspicaz y no deja cabos sueltos, el lenguaje es cercano y habla con conocimiento; especialmente recomendable para poetas, para todo tipo de poetas. La poesía es innovadora, elocuente, y plagada de profunda semilla. En “Tiempo” he notado cierta simplicidad cargada de un profundo lenguaje que emana desde lo más sencillo hasta de lo más remoto; exalta el desierto como símbolo de nuestras vidas solitarias, y de “Mester de Cibervía” debo decir que me han impresionado su intuitiva relevancia, su innovadora temática, su musicalidad y originalidad; no me extraña que fuese premiado.
-Hola Vicente, ¿Qué es para ti la poesía?
Respuesta: Caramba, es curioso que nadie me haya hecho hasta ahora esta pregunta prototípica. Siempre pensé cuál iba a ser mi respuesta el día que alguien me inquiriese al respecto, y nunca llegué a una conclusión interesante, porque es difícil resumir una actividad vital tan profunda y complicada con un par de frases. Digamos que la poesía es para mí la parte más nuclear de la literatura, aquella donde se conjugan una experiencia extrema de lenguaje con una experiencia profunda de conocimiento en aras de una comunicación literaria de la máxima tensión. Definir “lenguaje”, “conocimiento” y “tensión” nos llevaría semanas, pero creo que puede entenderse bien lo que quiero decir.

-Yo escuché hablar de ti por un libro que leí que te resultará familiar, el libro de Fernández Mallo “Postpoesía” y me dejó estupefacto tu acertada opinión sobre los concursos de poesía:
-¿Qué opinas de los concursos?
Respuesta: Opino que los concursos están bien o no son perniciosos única y exclusivamente cuando concurren estos presupuestos: 1) Los miembros del jurado de verdad no conocen de forma previa el nombre de los autores ni las obras presentadas. 2) El representante de la editorial tiene voz, pero no voto. 3) El editor de esa editorial no ha animado a presentarse al certamen, con garantías o promesas de por medio, a un poeta al que quiere “colocar” en su catálogo sin arriesgarse económicamente. 4) El representante de la institución convocante se limita a estar calladito y mirando. 5) El autor premiado no ha intentado ponerse en contacto con ninguno de los miembros del jurado ni con la institución. 6) El autor premiado no ha escrito el libro pensando en el premio, ni en los nombres que componen el jurado, ni en la dotación económica –si la tiene–, ni ha introducido citas, epígrafes o convenientes señales que puedan hacer pensar a los miembros del jurado que a él le molan los mismos autores que a los miembros del jurado le molan, ni tampoco ha incluido versos de poemarios escritos por miembros del jurado. 7) El premio no provoca ningún envío de jamones de bellota antes, durante o después de las deliberaciones del jurado.

Todo lo que se puedo decir sobre este tema lo dejó bien escrito Juan Bonilla en su memorable relato “Bases del Premio Mastodonte de Novela” en Veinticinco años de éxitos (La Carbonería, 1993; Pre-Textos, 1996).

-¿Qué opinas de la nueva corriente que está creando Agustín Fernández Mallo?
Respuesta: No sé a qué corriente te refieres, puesto que Agustín es un escritor muy personal. Hay jóvenes imitadores de Agustín, de eso sí me he dado cuenta, pero en este caso hablaría más de epígonos o seguidores de él que de corriente como tal. De Agustín, como he apuntado en un artículo reciente sobre su “proyecto Nocilla”, sólo puede decirse lo que él señala de la Coca-Cola: no puede compararse con nadie.

- En tu libro “Singularidades” citas varios nombres que dices que son el auténtico parnaso de oro de la poesía española actual, ¿Qué condiciones tiene que tener un poeta actual para estar en ese parnaso?
Respuesta: En la actualidad es fácil, sigue siendo suficiente hacer la pelota a una serie bastante larga de poetas y críticos –casi los mismos que citaba en el libro– y dejarse utilizar convenientemente y a discreción por ellos.

- En este libro dices también que un poeta postmoderno tiene no sólo que haber leído a los clásicos, sino que tiene también que conocer temáticas de física, tecnología, ciencia, filosofía y muchas materias más: ¿Qué me puedes decir acerca de este tema?
Respuesta: No creo que dijera en ningún momento “poeta posmoderno” sino poeta a secas. Salvo rarísimas excepciones, los mejores poetas, artistas, narradores, ensayistas, críticos o dramaturgos de cualquier época y cultura podían contarse sistemáticamente entre las personas más cultas, estudiosas, inteligentes e inquietas de su tiempo.

- También he leído de ti que la narrativa española actual está anclada en parámetros decimonónicos, ¿Cuáles son para ti los escritores de novela que quizá pueden salvarse de esta “regresión temporal”?
Respuesta: Uy, pregunta trampa. No malintencionada, claro, sino letal de responder, puesto que por buena memoria que tenga uno siempre se dejará alguien fuera. Prefiero remitirme a mi índice de críticas literarias publicadas durante los últimos 15 años.

- ¿Qué opinas acerca del apropiacionismo del que nos habla Fernández Mallo en su ensayo? ¿Cómo debería enfocarse a tu parecer?
Respuesta: El apropiacionismo es una técnica artística, como el propio Mallo recordaba desde las primeras versiones de su Postpoética, cuya utilización se remonta a los años setenta del pasado siglo. Puede verse a este respecto el esclarecedor ensayo de Juan Martín Prada, La apropiación posmoderna. Arte, práctica apropiacionista y teoría de la posmodernidad (Fundamentos, 2001). Hay un recurrente ciclo tendencial, que paradójicamente engloba, cuando se da, desde ciertas vanguardias a ciertas variantes reaccionarias en lo literario, a considerar que todo está agotado como creación ex novo y que la aparición de algo nuevo sólo puede venir de copiar, plagiar, glosar o reorganizar elementos ya existentes. Cuando estas líneas estéticas, como la de Agustín, consisten en mirar con ojos nuevos lo ya hecho, me parecen de gran interés. Cuando suponen, y estoy harto de verlo en poesía, única y exclusivamente un refrito malo y plagiario de lo bueno (e incluso malo) ya existente, me producen un profundo sueño o una dolorosa ardentía, según la época del año.

- He visto que vives en Estados Unidos, ¿Qué poetas estadounidenses nos invitarías a leer? ¿Crees que los poetas estadounidenses si que están a la altura del postmodernismo tardío?
Respuesta: Lamento decir que no he aprovechado mi estancia aquí para profundizar en poesía, tenía otras cosas que hacer y en mi escaso tiempo libre he preferido leer narrativa estadounidense. De cuando en cuando hojeo revistas poéticas locales, pero no tengo ninguna “atención” especial puesta; uno no puede estar pendiente de España, Latinoamérica y Estados Unidos al mismo tiempo y con cierta profundidad sin volverse loco o sin ser millonario o sin trabajar en una universidad que le pague a uno los libros. He descubierto algunos poetas chicanos muy interesantes, como Demetria Martínez o Levi Romero, aunque dudo que sean fáciles de leer desde España.

-En tu ensayo “Singularidades”, nos dices que en España no hubo nunca modernismo, ¿Por qué lo crees?
Respuesta: Creo que mejor me remito al ensayo, porque es una de las líneas de fondo del libro y no puedo aquí resumirla sin superficializarla.

- He escuchado decir que en España ha hecho mucho daño a la poesía la forma de trasmitirla, es decir, la manera oral de trasmitir la poesía, ¿qué opinas al respecto?
Respuesta: No puedo opinar, porque tendría que leer o escuchar el completo razonamiento que daba esa persona al respecto. En principio, un modo de transmisión no tendría por qué dañar nada; más peligrosos son los modos de interpretación, que sí que han hecho daño, y mucho, a la poesía española.


-¿Qué opinas del verso rimado como tal? ¿Por qué crees que ya no se usa y se usa más la poesía narrativa?
Respuesta: A mí el verso rimado no me parece mal, incluso lo he practicado a menudo y tengo un libro inédito –seguramente por fortuna para todos– de sonetos. Pero reconozco que hay que ser muy original y muy brillante para que un poema rimado no parezca anacrónico y desfasado en 2010.

-¿Qué opinas del éxito de la novela sobre televisión de Manuel Vilas “Aire Nuestro”?
Respuesta: No vivo en España y no conocía el éxito; Vilas me comentó hace poco que iba a salir una segunda edición, pero no tenía más noticias. Me alegro por él; para mi vergüenza, todavía no he podido leer el libro. En este momento tengo 221 libros, recién contados, recibidos y pendientes de lectura.

-Tú has usado una nueva tecnología como lo es Internet como tema literario o entorno para expresar tu poética, ¿crees que la poesía actual debe de seguir por esos cauces? ¿qué opinas de la poesía en generaciones anteriores a la nuestra?
Respuesta: Yo no me atrevería a decir qué “debe” o “tiene” que hacer la poesía actual (salvo tener calidad, eso sí se le debe exigir): no soy ningún pope y como detesto recibir órdenes evito darlas. Creo que los nuevos medios son interesantes, eso es todo, y que traen riqueza de posibilidades.
La pregunta sobre “generaciones anteriores” es difícil de responder; creo que me remito de nuevo a mi trayectoria crítica, que daría una luz aproximada a la respuesta.

-Y por último, ¿has dicho todo lo que había que decir sobre la poesía española actual?
Respuesta: Tengo la sensación de que todavía no he empezado a decir lo que tengo que decir sobre la poesía española, pero si todo va bien, quizá no haya que esperar mucho para romper a hablar. Para empezar, todavía no he publicado mi tesis doctoral, por ejemplo, así que imagínese lo que me queda –inédito o todavía no escrito–por decir.

Gracias por tus respuestas, tan acertadas como siempre, y quiero que sepas que esperamos con interés tus obras.



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SELECCIÓN DE POEMAS PERUCHOS
POR CECILIO OLIVERO MUÑOZ

CREENCIAS DEL PERÚ

Dicen los peruanos viejos, los venidos de todas partes,
los portadores de la sabiduría ancestral,
que proteger la casa con una calavera de ser humano
ahuyenta a los ladrones, y a los invasores del hogar.
Dicen las mujeres de la casa,
las mujeres vencidas por la cucaña y las mañanas repetidas,
que una escoba detrás de una puerta
hace que el que molesta se vaya con una prisa que asombra.
Dicen los que vieron a la muerte de cerca
que pasarle un huevo a un niño por todo su cuerpo
le cura de muchos miedos, y le saca el mal de ojo.
Dicen las matronas de los hospitales
que ponerle a los niños recién nacidos un lazo rojo
en la muñeca lo protege del mal de ojo
y de otras malas artes que es menester sacar.
Alguien dijo: a los remedios del pueblo los bendice Dios,
por eso el pueblo escucha y divulga
y la sabiduría popular es tan vieja como el polvo,
el polvo que somos y seremos, la tradición colectiva
es la herencia del antiguo hechicero,
ese que protegía a su tribu
y con su visión les enseñaba el camino a seguir
en la senda de la noche de los tiempos.


LA TARDE

Canallas y mal nacidos
tejen la escoria del olvido,
la tarde oculta te llora
buscando lugar y hora,
la tarde siempre ahí,
la tarde es un maniquí.
Bastardos y conspiradores,
estraperlistas y detractores,
se ponen amarillos los ojos
y amarillos los antojos,
buscas religión sin dios,
matas al lecho donde dos
se amaron en tu desprecio
pues el sabor agrio tiene precio,
la tarde es buena contigo,
te busca en la tarde aquel amigo
que pretende hacer historia
en el día en que tu gloria
es maraña nada más,
es un pecado que detrás
de tu remedio de llaga ciega
porque la madrugada te siega
todo aquello que fue tuyo
ya que sientes frío murmullo,
ya que sientes la desgana
entre ti, la tila y el pijama.
Sólo te queda la tarde
porque a las tres aquel alarde
es fiesta sin gargantilla,
es temprana pesadilla,
donde se miran dos hermanos
quitándose padrastros de sus manos,
se retuercen los orgullos,
lo tuyo es mío, lo mío tuyo,
recordamos las canciones,
recordamos tentaciones,
nos ponen los sabañones
desde los dedos a los talones,
nos ponen las mentiras
en las caricias que tú me inspiras,
anuncian su otredad
vírgenes frígidas de la barbaridad,
se suman todas las tardes
entre te quieros y besos cobardes.
Llevas las esquirlas de un pasado
entre lo que más has amado,
la tarde siempre presente
en crepúsculos de aguardiente,
rumias quien te ha traicionado,
el débil nace que ni pintado,
los mundos de Yupi se fueron,
entre borlas nos impusieron
aquello que no queremos
entre pactos y patatas con huevo,
eres ajena, eres cercana,
como la tarde de tu desgana,
al final ella paga el pato
pero se ríe de tu desacato,
victoria estremecida,
baja la calle, a cada cual su herida,
los resplandores son de la noche
y para ella todo es derroche,
los niños van al colegio
y a las cinco el sacrilegio,
te desmayas de puntualidad
entre la esperanza y la orfandad.


VIVIR EL PERÚ

Vivir el Perú es ir a cualquier provincia peruana
e ir por una carretera de arena
(lo que ellos llaman “trocha”).
Vivir el Perú es irte a un hospital de la seguridad social
y encontrarte allí con un inmenso dolor humano
y una larga espera que desemboca en la desesperanza,
donde nadie te atiende,
te dejan morirte, para luego, comprender que mejor sería
haberte ido a una clínica,
pero despiertas del sueño,
y te dices que qué chucha clínica si no tienes plata.
Vivir el Perú es ir en un taxi Tico por la Avenida de la Marina
y comprender que la muerte está cerca
y que sería muy poco digno
morir enlatado como una sardina en conserva.
Vivir el Perú es La Odisea terrible de agarrar una combi
y justo cuando la agarras te subes en ella
y el conductor da un acelerón y te sacas la chucha
y se ríen todos menos tú.
Vivir el Perú es agarrar (por no caminar) un Moto-Taxi
y ves que tu vida corre peligro,
aunque lo agarrarás otra vez, por que caminar cansa.
Vivir el Perú es sacarte un documento
y hacer una cola de dos horas, te piden plata,
soportas calor, soportas olores,
y cuando crees que ya has terminado,
te dicen que tienes que pagar una tasa de 45 soles.
Vivir el Perú es ducharte con agua fría,
es alquilar una lavadora para lavar tu ropa,
es comprarte la ropa en Gamarra,
es irte a Miraflores para hacer turismo
y luego encontrarte con que ningún taxi te lleva al Callao.
Vivir el Perú es cruzar una calle
y ver que tu vida te pasa como dicen que te pasa
un instante antes de morir.
Vivir el Perú es un miedo constante a que te asalten,
te arranchen la cámara, te pidan limosna,
(te pidan colaboración),
te intenten embaucar, te quiten la vida.
Vivir el Perú es que crean que por vivir en España
ya eres o deberías ser millonario;
vivir el Perú es vivir el sabor con extrema intensidad,
vivir el Perú es ver diariamente mujeres bellas,
vivir el Perú es vivir con gente cálida, sencilla y hospitalaria,
vivir el Perú es la alegría en un salsódromo, en una peña,
salir a comer y enamorarte de sus materias primas.
Vivir el Perú es montarte en un taxi que es una carcocha.
Vivir el Perú es enamorarte del Perú;
vivir el Perú es vivir todas las razas,
es sentirte (a veces) como en casa.
Vivir el Perú es comer marcianos, comer en carretilla,
disfrutar de unos anticuchos, después un moliente,
luego unos ricos picarones, tomar algarrobina,
tomar un pisco en Santiago Queirolo, vivir el Perú
es no saber ni que hora, ni que día, ni que tarde es.
Vivir el Perú es conocer un pueblo olvidado,
un pueblo entre muralla de cal y pasado de arena.
Vivir el Perú es encontrarte con que existen billetes falsos,
gaseosas “bambas”, y demasiada piratería.
Vivir el Perú es volverte loco para encontrar un taxi
que quiera ir al BARRIO CINCO.
Vivir el Perú es coimear a un policía porque vas borracho.
Coimear a una funcionaria para que te haga un documento,
vivir el Perú es vivir al límite,
aunque es hermoso estar tan vivo.



UN TAXI DISTINTO

Entre la ciudad de Lima y el Callao debe haber miles de taxis.
Algunos legales y otros ilegales.
Cada mil taxistas encuentras uno que es una filosofía andante.
Se conocen la ciudad palmo a palmo,
te muestran el suburbio, el corazón de la ciudad,
los lugares de alterne, los mejores restaurantes,
y encima, te dan conversación.
Siempre que me subo a un taxi ocurre un sortilegio
de liberadas suertes amparadas todas en un azar selectivo.
Hay taxistas mal dormidos, otros con halitosis mañanera
en plena noche de viernes, los hay refugiados en la música,
los hay con miedo, los hay mujeriegos, moralistas,
los hay también vergonzosos, los hay dicharacheros,
los hay filósofos naturales, son los mejores.
Andan conociendo la ciudad, refugiándose en la carrocería,
divagando su palabra desde donde se nutre la mirada,
maravilla de las virtudes, ellos saben
que no existe nada nuevo bajo la luz del sol.
La noche los engulle como un montón de basura
que desea ser tragada, devorada, los hace añicos.
-Oiga señor: ¿conoce algún lugar donde tomar una copa?-
-Señor, ¿usted sabe un sitio donde haya buen ambiente?-
TAXISTA: Yo le llevaré al lugar apropiado que usted busca.
Y el TAXISTA hizo el milagro.


LA NOCHE Y EL GUACHIMÁN

Rompedor de silencios en la noche.
Busca el ladrón su breve ausencia,
busca el perro su noche callada.
Ramillete de silbidos, descuidos
australes hasta la aurora.
Música lánguida del guachimán,
teje un sueño tranquilo su vigilia.
Su vigilia es estrella solitaria,
la alondra lo conoce demasiado
y su silbo suena para la confianza.

GERUNDIO MOSTACERO

Andando, anda andando la silueta vencida,
floreciendo de entre negruras el rosado vientre,
se maquilla el apetito como un símil de aurora;
la noche, toda mujer, lo anda entendiendo
entre mitades de agua evaporada.
Mientras la hembra, le arranca la ilusión
de ser mujer como un gemido de yegua,
como un suspiro de parturienta que concluye.
Le arranca el derecho de su nombre insatisfecho,
le arrebata el derecho y el sueño de su naturaleza,
el magma equivocado, el acto estéril de no-crear,
la verdad de sombra yerma que abre las piernas;
recelosa de la culpa que la sostiene,
ella anuncia su auto-destrucción sucediendo,
podrás ser madre y tener la concha cruda
pero yo tengo el gas espirituoso del vino de Baco
y el hechizo salpicando de borrachos delirando.


LOS CAMINOS SE HICIERON
CON AGUA, VIENTO Y FRÍO

Comprendo que te sientas cansado de oír la misma canción,
pero el hombre se cansa de ser hombre,
se cansa por tanto, de la nana que mecen los lamentos
que multiplican la fobia y el tedio y la hacen única derrota,
de la hogaza de pan que se le arranca,
del camino con desasosiego sufriente, de la realidad huérfana
que lo arrodilla, del callo y la llaga dolorosa de sus pies,
de la molesta mota de polvo en sus ojos lagrimosos,
del suspiro vacío que lo hace dudar, del paso que se da
en pos de nada, de los amigos que se cansan del trabajo,
del mar salvaje que se enajena,
de la mano amiga con intenciones deshonestas,
se cansa, amigo, el sol de ser sol, la tormenta de ser calma,
se cansa la verdad de estar desnuda,
pero el mundo rueda y rueda en su inercia natural,
el león no sabe por qué debe de comer,
el árbol no conoce el peso que sostiene,
la razón es una sola y es sencilla,
el azul del cielo es un camaleón hecho de galaxia,
los niños pueden ser verdugos de lo puro,
y un hombre puede ser su único enemigo.
La realidad se crea en nuestro interior
como una página en blanco en las manos de un niño,
pinta los garabatos que quiere, pero los pinta en su ilusión.
Quiero volver al azul infantil que ignora
y volver a pintar mi ilusión de virginal palabra
y asesinar la canción leguleya que aprendí mientras andaba.


LA VERDAD DEL PERÚ

Este rico y hermoso país es dos
en uno solo.
Es la opulenta y amurallada
raza de caucásicos,
que vive y anda a la suya.
También es la mayoría de nadies
mestizos, cholos, y morenos,
que están en la gastronomía, la música,
el baile, la cultura criolla.
Ellos son la verdadera cara del Perú.
Los demás, los blancos, andan alardeando
en su escaparate televisivo,
hablan de la cultura universal, o eso creo.

domingo, 3 de enero de 2010

39º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA NEVANDO EN LA GUINEA



39º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA
NEVANDO EN LA GUINEA*
NºXXXIX 02-01-2.010

*Número dedicado a Zoila Rosa Villar Otero, con esperanzas.

EDITORIAL XXXIX
La poética de la crisis

Se acaba el 2009 y comienza el 2010. Si hay una palabra que protagoniza este cambio de año, es la palabra crisis. No es para tomárselo a broma, nada más lejos de nuestra intención: muchas personas, sus familias y su entorno lo pasan mal, el desaliento es enorme, la falta de expectativas resulta angustiosa. Al mismo tiempo, para un amplio número de personas, no lo olvidemos, la situación no ha empeorado por la sencilla razón de haber sido siempre mala, incluso en épocas de bonanza. La crisis supone un retroceso para los sectores más desfavorecidos, los que siempre pagan el pato. Entonces, ¿por qué hablamos de poética?

Porque la crisis (re)plantea muchas cosas y sobre todo cuestiona el (des)orden de este mundo. Porque nos enfrenta a una realidad que en épocas de bonanza se distorsionó. Porque nos lleva a mirar nuestra situación con crítica, sin falsa satisfacción. Porque nos obliga a pensar en profundidad. Desde luego, no creemos que la pobreza sea romántica ni atrayente. Pero cuando muchos países se creían los amos del mundo, verse en dificultades les permite ponerse en su propia realidad.

Y eso tiene mucho de poético.

El sistema capitalista más neoliberal ha querido despojarnos de la cultura en beneficio del lucro, de la reflexión a favor de lo rentable, lo ha convertido todo en negocio y si algo no servía para sus fines, se dejaba fuera. La reforma universitaria en Europa, el denominado Plan Bolonia, es una prueba de ello: el saber supeditado a la rentabilidad, la cultura ensombrecida por las hojas de resultados.

Si esta crisis nos permite abrir los ojos colectivos, bienvenida sea. No nos alegramos del sufrimiento de mucha gente, pero sí que hemos de saludar que las cosas se relativicen y reflexionemos sobre nuestras capacidades. Sólo así la cultura saldrá reforzada. Porque cuestionar la realidad conlleva dar alas al pensamiento. Eso nos llevará a una época más creativa.

Cuestionar el (des)orden del mundo nos hace libres. Pero hemos de tener herramientas para poder llevar a cabo dicho cuestionamiento. De ahí que hayamos dedicado algunas editoriales al preocupante estado de la educación. Es evidente que al poder le interesa que la gente salga de la escuela dóciles, por tanto incultos. Un individuo culto es un individuo que puede llegar a conocerse a sí mismo y a su entorno, no hay nada más peligroso para el poder: un ser humano con herramientas para pensar y sacar conclusiones le da más miedo que todos los fanáticos armados, porque éstos son una baza para la represión; aquel, por el contrario, puede cuestionarle.

De allí que desde Nevando en la Guinea deseemos prosperidad para el 2010, sí, pero sobre todo reflexión, cultura, poesía, todas ellas armas subversivas que nos alientan a cuestionarlo todo. Por tanto, a ser mejores.



NO ME ENCONTRARON

Federico, ¿dónde está tu voz?
¿dónde está tu suspiro carnal y trémulo?
¿qué voz se esconde tras tu piano alegre?
Esa voz inusitada que busca a tu nombre
en los senderos de mortaja y de silencio sometido.
La voz del poeta silenciada tras el vínculo
de sangre, de páramo y de teorema punzante
que avisa de que el hombre es oscuridad y abismo,
es injusticia y venganza que espera traicionera,
(la rencilla es más poderosa que el griterío del mujerío).
Tu voz es una noche que parte entre el misterio,
una noche donde la pólvora del cazador
te encuentra rodeado de vírgenes profanas
y sirenas de mares nuevos que lo yermo acaparan
y rezan salmos a la inercia de tus párpados,
tus párpados cerrados, entre ceniza y musgo,
tierra donde la tierra es sólo el horizonte,
es hoyo de nadir arrodillado,
es linde con su límite dormido.
Esta sombra lleva tu nombre tatuado de símbolo
y desnudez floral, patio vacío es tu mutismo,
parturienta de noches en toque de queda,
tu canto parte desde las entrañas de la Tierra.
Eres voz cautiva con toda su libertad sedienta.
Soy poeta por ti, divino poeta sin voz,
soy poeta perdido entre la incógnita fría,
te ruego el abrazo del mar a su costa,
te doy mi firmamento compacto
entre constelación inquieta y escalofrío de astro,
que indaga en tu susurro de canción e imagen tardía,
sendero rumiante que escojo en tu pulso,
pulso de rabia redonda y gitana donde la espiga
quiere ser pájaro vertical, y el sueño
quiere ser doliente calma en la siesta bajo el roble,
silencio es tu voz de cenit y paisaje que dormita
con toda la hermosura de mi plegaria encendida,
que como tú, está predestinada al silencio
del vinilo y el magnetófono
de las psicofonías que buscan la voz asesinada.


Por Cecilio Olivero Muñoz





Pensamiento positivo


- La cuestión es tener un pensamiento positivo. -me dijo, yo me la quedé mirando, extrañado, como si me hablara otro idioma ininteligible- Por ejemplo, quitarte ese miedo que te atenaza.
- No es tan fácil -repliqué-, tú no eliges el miedo, sino que el miedo te elige a ti. -En realidad, no me apetecía mantener una conversación psicológica con una recién licenciada en psicología que conservaba además toda la pasión por su disciplina.
- Ya, pero se trata de mantener controlado todo ese miedo … -Y aquí comenzó un monólogo del que simplemente me desentendí.
Beatriz era sin duda una mujer maravillosa, atractiva, poco neurótica, inteligente, hablaba de literatura con conocimiento, el de quien ha leído mucho y bien. El único problema es que consideraba que los problemas, todos, tenían solución. Sobre todo los que ella creía poder curar.
No me había enamorado. Sólo sentía una enorme confianza y comodidad junto a ella. Desde que la conocí, me la presentó Sara, charlamos largo y tendido muchas tardes que nos encontrábamos en el Café Atlántico. Ambos vivíamos cerca, por lo que nuestros encuentros comenzaron a ser frecuentes. Nos reuníamos casi a diario y sólo cuando algún compromiso se lo impedía dejábamos de vernos. Esas tardes, cuando no la veía, la echaba de menos. Nuestros encuentros se habían convertido en una costumbre que me gustaba conservar.
De allí a cenar de tanto en tanto fue un paso fácil de dar. Los dos vivíamos solos, nadie nos esperaba. Estrechamos nuestra amistad con eso que Matías llamaba, había elaborado incluso una curiosa tesis, derecho a roce, sin que habláramos / teorizáramos sobre esas relaciones que no nos planteábamos siquiera, simplemente sucedían. Pero es curioso que a partir de aquella vinculación digamos que más carnal empezamos a hablar más de nuestras almas. Hasta ese momento nuestras conversaciones habían girado sobre todo sobre cine, novelas, autores, poetas y libros en general. De tanto en tanto charlábamos de amistades comunes. Pero fue acostarnos una noche, de esa primera noche ya había pasado dos o tres semanas, y comenzar a indagar sobre estados de alma, dolores de espíritu y otros males interiores. Por su parte, claro, que para mí tales menesteres apenas despertaban un mínimo interés, escaso por lo demás. Aunque ella decía que sí, que me ocupaba mucho de todo ello en mis relatos, algunos de ellos inéditos se los había dado a leer, y en la novela publicada poco antes de que la conociese.
- ¿Has leído mi novela? -pregunté sorprendido, no era yo muy dado a hablar de mi obra y a ella ni siquiera se lo había comentado, que ya tenía una novela publicada con una difusión harto discreta.
- Sí, me pareció fascinante, por cierto.
Esa noche parecía dispuesta a sorprenderme: no sólo me había empezado a psicoanalizar hablándome de mis temores, sino que sabía más cosas de mí de las que yo mismo le había informado.
- Volvamos a mis temores. -Le dije no sin sorna.
- Ves, ese es el problema, nunca quieres hablar de ti, de tus cosas, es como si hubieses levantado un muro.
Temí que de repente se mostrara neurótica. Cierto que tenía un poco de razón, que yo intentaba siempre mantenerme alejado de los demás, que nunca me había gustado mostrar mi interior más allá de lo que uno ha de mostrar por fuerza, no siempre, cuando escribe, pero justo lo que me había gustado de ella era que sabía mantenerse fuera de esa tendencia a querer rebuscar en el interior de los otros.
- Eres un maniaco depresivo, aunque no lo sepas.
Disimulé mi enfado por aquel comentario. No era cuestión de enfadarme con la única mujer con quien, hasta ese momento, mantenía una relación absolutamente satisfactoria. Pero no me gustó que me dijera eso. ¿Quién si no uno mismo para conocerse y saber lo que se era y lo que no? Reconozco que poseo una tendencia enorme a la melancolía, pero nada que ver con lo de maniaco depresivo.
Opté por acariciarla, besarla y callar. Sin duda fue la mejor opción. Ella me siguió y dejó de hablarme de almas heridas, pensamientos positivos y otras florituras. No obstante, en el fondo, no pudo menos que dejarme preocupado. Me aterraba que supiera más de mí mismo que yo.

Juan A. Herrero Díez



BREVES HISTORIAS
(La importancia de lo que puedan decirte)

A veces vas a una boda con tu mujer
y un bocazas te critica porque escribes versos por las noches
y te reprocha que deberías estar jodiendo
-quizá como él lo haría- pero haces oídos sordos
y follas cuando quieres, o cuando le vienen las ganas a tu mujer.
A veces alguien te inoportuna con una impertinencia,
a veces es tu cuñado, otras un amigo, otras Pepito Grillo,
y muchas veces tienes que callarte, porque si no el barro
sería tantas veces por ti masticado, que buff, -y eso tú ya lo sabes-
y callas y pasas la página, como si nada hubiese ocurrido.
A veces te avergüenzas porque sales en pijama a la calle,
y vas a comprar el pan, entonces se pone la panadería abarrotada,
se va llenando de gente, unos te miran sonriendo,
tú pones cara de enfadado, te miras en los ventanales,
y piensas que más te valía haberte vestido.
A veces vas en el coche y te vienen súbitas ganas de orinar,
te desesperas conduciendo, te mueves para calmarte,
y ves que no puedes más, y meas en cualquier sitio,
y justo en plena meada pasa una anciana con un perrito.
A veces paseas por Lima “la bella-la horrible”, y de repente,
te apetece comer algo, ves un puesto de perritos calientes,
y la mujer del puesto te pregunta que de dónde eres,
tú le dices que español y ella te contesta:
que eres uno de los que se llevaron el oro del Perú.
A veces vas a un recital de poesía y están todos fascinados,
no por ti, sino por un poeta venido de Barcelona,
beben todos de su fuente, los deja boquiabiertos,
el poema trataba de la soledad del mundo.
A veces estás nervioso por algo y te preguntas por qué ¿?
Te preguntas si eres tú el culpable de sus males,
haces el milagro de sostener con dos dedos tu verdad,
aunque te vienen súbitas ganas de apretar el gatillo,
pero piensas en hacerlo cuando todo acabe,
te despides de ellos, y los miras a la cara,
y ellos no lo hacen por si acaso la realidad les escupa.
A veces ves a un amigo que hacía tiempo ya no veías,
haces por saludarlo y él finge no conocerte,
piensas en lo que has cambiado, o si tanto has engordado,
aunque la verdad es otra muy, muy diferente.
A veces vas al psiquiatra y en la sala de espera
todo el mundo te mira con sumo interés,
piensas si algo les debes por qué quieren cobrártelo
justamente en el único día que quisieras morir,
piensas que por favor te llamen, que todo termine deprisa,
y cuando ves al doctor un sol gigantesco te abraza,
pero cuando ves al doctor comprendes
que en la calle siempre hace más frío
y el doctor acaba llamando a otra persona,
no te queda otra que seguir esperando en la sala de espera.


Por Cecilio Olivero Muñoz



************************************************
Continuación del No-Libro escrito por Juan M. G.

Noche

Anochece y hace buen tiempo. Estupendo.
Me complazco plácido en el cielo llovido.
Tengo donde dirigirme, lo que significa que la escena actual es estéril.
Tengo convicción, que por otra parte, quiere decir que no tengo nada a la vista.
Plenitud rítmica: pronuncio voz apagada, extinguida y terminante, y a fe mía, disimula crueldad (dirán tristeza).
El cielo llovido (me apaga, extingue y fulmina) me apunta: fiera, desafiado, baldosa suelta, linaje oscuro, intenso y devoto. Todo esto quiere decir: qué gloria y qué pena, qué mísera ironía.
Pertenezco, a fe mía, a una espantosa señal endiablada, que me consume incipiente, incumple promesas y enluta.
La fútil existencia prestada languidece, y es bien sabido, que anochece y hace buen tiempo.

***


Inhara


“Conjuro”, jamás mejor dicho.
Labios de ceniza, ojos de siglos…
Que el Ángel de sueños desplomó su vieja estrella,
De colores sólo vistos cuando duerme;
Allí eterniza en plenitud poses vehementes,
Por la fantasía soñada de infundados astros,
(Anillos de humo y lluvia de estrellas).
La descolorida luz diluye la noche al llamarte,
Pálida de prisa, harta espera
En uno de esos días de soles de medianoche,
En un mundo resuelto a declinarte,
Por la triste razón que decepciona;
(Demasiada gente, demasiadas horas)

***

Canción


Avanzaba claro y tenaz,
Calzado con la salvación condenada y espectral,
Célebre por su secreta tristeza,
Que evidencia en su crueldad.

Con alas rotas en los talones
Y el sol a mano, confuso
Recuerda insensible un sueño
Que dio sentido al ocaso.

Se sepulta perdonado,
Con su timidez mejor dispuesta
Mientras mancha al sol suave
Del arranque del olvido.

Despuntando pleno extravío
De esperar eternamente
Bajo esplendores de roseta
La pasión que más prospera.

Inmóvil se extenderá soñando
Mostrando las piernas torpes
Y cualquiera de estos días
Pesará por fin su fin.


***



Hoy

Esta mañana lo primero que pensé fue en esas palabras…
“¿nos vemos mañana?”
¡Cuan maravillosa declaración!
En lugar de posponer la cita infinitas veces como creí en un principio, (cosa que nunca ocurrió), por fin nos conoceríamos.
Todo me era exaltación, y me di cuenta de lo que se desplegaba a los ojos desmentiría los plausibles incógnitas.
Yo había llegado temprano aquel día (y todos los demás también), el punto de encuentro fue en callao y corrientes, ella había decidido que sea en un café a tal hora. Yo llevaba nimiedades: algún dibujo, una carta y un poema.
Salí apurado, por más que estaba llegando temprano.
Fui pensando posibles temas de conversación, por más que tuviéramos visiones, gustos, tanto en común, ¿qué me podía significar eso? Eso no la entretendría…
A mitad de camino no pude evitar pensar en posibles fines, hasta llegar a los adversos,
¿Y si fuera un recibimiento inconcluso…? Es decir… ¿si no aparecía ella? Aún así, yo ya estaba en camino y llegando, sólo me faltaba esperar que se hiciera la hora.
Ya había tenido que combinar colectivos, después tuve que cruzar esas avenidas anchas… ¡justo, justo lo que no me gusta!
Pero por fin, el lugar dicho. Traté de darme ánimos, relajarme y procurar estar auxiliado por alguna fuerza del destino; aún así no logre calmarme lo suficiente, no me sentía cómodo… hasta me impedí irme varias veces, porque a fin de cuentas ¿quién me creía yo acaso? …


***

Final I

Unos 10 minutos antes de la hora acordada (yo había llegado 30 min. antes), llegó al sitio en su feminidad más amplia una belleza seductora que invadió todo el sitio.
Habíamos dicho de sentarnos en una mesa cercana a la puerta de entrada, y de ser posible junto a la misma. Y así lo hizo, el lugar estaba libre y se adueñó de aquella mesa sin decir nada a nadie, parecía esperar encontrarse con alguien. Hasta me pareció ver que bajo su natural gracia, estaba de buen humor.
Para cuando se hizo la hora exacta, la miraba y sabía. Aquello reclamaba.
Yo empecé a pensar en la operación…
Entonces me pareció frágil, quizás no habría tenido un buen día ¿qué imagen podía yo darle ahora? Me levanté de mi sitio, pagué lo que consumí y me dirigí donde ella para cruzar de golpe la puerta. Entonces esperaba que entrara alguien, no que saliera, así que ni me notó.
No supe más nada de aquella.
La reacción que tengo ahora pensando en ello…ah, sería imposible entrar en detalles.


***


Final II

Como estaba ocupada incluso cada hora del día, era casi imposible poder verla.
Al principio me sentía hasta víctima de una broma cruel, de su autoría o del destino.
Sin embargo, había prometido darme cita en aquel café, que según creía al pie de la letra “me lo debía”.
Quizás por eso no podía evitar sentirme así, yo saliendo 2 horas antes con tal de poder verla, y cuando por fin me lo concedía, yo no era más que una de sus múltiples actividades, quizás una de “las que hacen diferente cada día” (la ultima cosa que quisiera sentirme!). De hecho, ni nos tuteábamos. Aún así, no me habría ido satisfecho de no llegar al cometido: averiguar su verdadero nombre.
Unos 10 minutos antes de la hora acordada (yo había llegado 30 min. antes), me avanzó distraído esta muchacha que no me explico dónde salió
-ya llegué- sentenció
Como me aturdió su presencia, además de frustrar mis planes de fuga, solo acerté decirle torpe: “sí, me doy cuenta”.
Del 1er vistazo, puedo decir que su piel blanquísima me seducía y sus antebrazos tenían cierto influjo indecente.
Hablamos de todo y con simpatía. Recuerdo que especialmente expliqué el asunto de “gracia” que ella entendía como sinónimo de bromista, cuando en verdad es una cualidad, un atractivo, un encanto, una naturalidad plena y hasta un don divino, y yo se lo adjudicaba todo. Habría comentado que gracia es hija de Venus, y personifica la belleza seductora, pero no lo creí propicio.
Obviamente caímos en el infame tema de la edad, que siempre me ha desfavorecido el asunto, pero por suerte ni mención de la nubosidad.
Me invadían pensamientos de Chaplin! Pero lejos de por querer evadirme de la charla, ella me resultaba un gran estímulo. Me miraba fría y perpleja en mis emociones, no comprendía lo que significaba para mí, y yo tampoco.

De Chaplin insistía recordar sus clichés: “Je vous adore.
Je vous ai aimé la premiére fois que je vous ai vu.”

Pero además de inoportunos e inútiles, resultaban impronunciables.

Yo estaba embrujado por ella: incrédulo del destino, tanta dulzura, tanta minuciosidad, me avergonzaban y amargaban.
-vos esperás demasiado-dijo solemne en algún momento, no respondía a lo que hablábamos, pero fue de lo más coherente.
No entendí su observación en todo su significado. Entonces, tuvo que irse.






Final inspirado en episodio de “mi autobiografía”, del gran Charles Chaplin.



***




Sueño y mentira


¿Qué hacer? No tiene sentido

Su manera siempre joven
Y a menudo atenta
Su gracia indócil
Que tanto inquieta.

Y un poco a veces
Se victimisa
Y su mirada tiembla
Y se revela ausente.

Cuanto posa en plenitud es inútil
Como quien ya no puede
Como si fuera gigante
Perderse en el “da lo mismo”.

Y yace, presa, se aleja
Golpea en la tarde azul
Y por primera vez la escuchas
Pero ya es inútil.

No oirá mi queja
Que florece en lo profundo de mí
Como quien llega y no puede
Darse paso a cumplir.

Y que ha llegado al despliegue
Donde rescata su obrar
Que al paso de las promesas
Se tilda en aparentar.

Hasta que un día reflexionas,
Y te das cuenta que es perfecta.
Y prueba que no fue más
Que un sueño y una mentira.


***



Faustina

Decía llamarse Faustina, pero se identificaba como Fer… esa aparente contradicción fue lo primero que noté en ella que llamara mi atención.
Lo recuerdo bien, la charla resultó aburridísima, hasta el colmo que me tomé la libertad de comer en medio de la misma. Ella bromeó con el asunto, por mi desconsideración y (según ella) mi mal gusto, entonces rió: “Já”; seco, cortante, frío, certero.
Yo dije amar su risa en algún momento; no se si me entenderán, pero era perversamente simpática, y subrayé que no estaba siendo irónico. Debió apreciar mucho el cumplido, porque de ahí en más se rió constantemente. Siempre una oración perfectamente pronunciada, para finalizar con un hiriente jaque gritando su “Já”.
Hablaba paradójicamente. En determinado momento noté que creía en anchas llevarme la delantera, pese lo cual seguí ignorándola, porque “no valía la pena” pensé. Se me ocurrió leerle algunos de mis poemas, los cuales escuchó con desdén, sin el menor asomo de disimulo. Un rato más adelante ella ofreció, según cómo pudo recordar, uno de los suyos (sería justo decir un fragmento de uno), que no se comprendía en su totalidad, faltaban palabras, salteaba secciones enteras, y las consecuencias no correspondían con lo anteriormente dicho.
Sería incapaz de repetirlo, tanto por mi desgana al escucharlo, como por lo confuso del texto. Aún así, bosquejo un modelo según como lo recuerdo:

“Renacía el corcel-viento….
El espanto clareaba…
Transcurría el tiempo extinto…
Mirada fijada atrás….
La pendeja.

La muy pendeja.”
(El poema era un poco más extenso. Tampoco sabría señalar correctamente donde es que termina)

Ella creyó con toda su modestia, haber estado brillante. Según me explicó, se trataba de la llegada de la primavera. Comenté que era evidente. Dijo haberlo escrito en su periodo creativo que tuvo hasta cerca de los 12 años, siendo de sus 10 años o antes. Había llegado estar en el círculo literario y granjearse favores, comentó orgullosa. Al parecer yo tenía que aprender de ella.
También dijo gustarle el teatro, pero al nombrarle obras como “esperando a Godot” de Beckett, o “el deseo atrapado por la cola” de Picasso (las cuales desconozco en absoluto, pero por su carácter de populares bien me figuro sus nombres), no salió airosa al interrogatorio y confesó ser inculta en la materia.

Primero me desconcertó saber que estaba en pareja. Dato más inesperado para mí, que hacían ya 6 años nada menos, y peor aún, decía “amarlo y ser amiga del sr.” (La frase sonaba poco feliz). Para aludir a una figura, su historia no me resultaba redonda, no me cerraba por ningún lado.
Se me fue insinuando que ella me conocía más que lo que admitíamos. Caí en la cuenta de que la charla que se daba a lugar era un constante guiño, aunque no entendía como podía ser, no tenía ningún sentido, ¿Qué significaba aquello? Era todo tan explícito, y a la vez inexplicable.
Bromeé por algún motivo que ni recuerdo sobre lo lejos que vivíamos, la escasa posibilidad de cruzarnos, y allí los dos, superando toda estadística. Se animó mínimamente la charla, pero todavía era un bodrio, cuando fue tan inquietante al oírle decir “aferrarse a la distancia es una actitud tan pobre…”, para rematar luego con su interrogativo “Já”. Pedí que argumentara, ante lo cual re-preguntó algo… la acusé de vaga y ambigua. Sólo rió.
“Es raro encontrar gente como vos”, su cumplido me dio mucha rabia.
¿Qué podía pensar de ello? Llegado el momento decidí seguirle el juego. Yo también respondí con los guiños correspondientes, y para mi sorpresa, de manera cada vez más afilada y certera ella. No podía tratarse de una casualidad, bajo ningún concepto. Aún así, no me explicaba lo que sucedía… ¿Qué explicación podía darse?
Yo a la vez, pensaba tanto en ella…
Llegamos hasta a hablar de bombones, que (según dijo) jamás le habían regalado.
Convencido del todo por sus comentarios bromistas como “me acabo de dar cuenta, nos vigilan” (Y demás palabras sueltas que capté como “comunicado”) no cabía más duda respecto a ella. Decidí ser franco, pero me salió pésimo. Le advertí de mi sorpresa ante todo lo que me contaba; así logré ofenderla.
Insistía en que me disculpe, se había irritado (quizás) por mis comentarios sobre la duración de su noviazgo o algo por el estilo, y de hecho ofrecí mis disculpas, pero (según parece) un tanto bromeando, cosa que tomó muy a mal. Cuando quise arreglarlo, sólo empeoré el asunto: la situación se repetía cabalmente. Yo no entendía que hacer. Que era imprecisa, ya lo había señalado, y lo tenía bien presente.
Lo tenía tan en claro que me llevó a ese punto, sus palabras fueron “te doy otra oportunidad para disculparte”. Con eso lo admitía todo, pero todavía se prestaba a confusión.
La situación era irreal y me rehusé a creer, puede decirse que actué de mala fe cuando dije necio “me niego”…“Sos dejado negarte” o algo así de grandilocuente fue lo que ella retrucó (y por supuesto que rió).
El ambiente cambió por completo en ese preciso instante, no habría más complicidades, su resolución no me daba lugar a dudas. Hasta casi confundí sus nombres, y por poco no me contuve de decir todo lo que quería soltarle.
Sí, su risa ya me era odiosa y bien se lo dije. Entonces me achacó de ser yo el ambiguo. Cuando me decidí por restarle protagonismo, solamente me había prestado a su juego de alienación sin darme cuenta. Constantemente creí estar a punto de entenderlo todo, pero nada más lejos de la realidad.
Era ya de madrugada y quise irme, me perturbaba la situación. Le pregunté con caballerosidad cuando era que terminaba su noche, aún pensaba acompañarla, y respondió como premeditadamente “mi noche termina cuando empieza tu día… -Hizo una pausa- y cuando te despiertes te darás cuenta que no fui más que un sueño, el más bello de todos”. Me desconcertó con su lirismo, sólo acoté que era gentil y cruel, y eso cerraba todo (no se porque esas palabras).
Hacia el fin de la cita, creía saber que quería de mí y no me atemorizaba. “¿Entonces, como sigue esta charla?” dije cómplice, palabras pronunciadas y contempladas antes, y que no podía olvidar de ningún modo. De no ser un incauto, habría dado fe esta vez que sería menos fácil, pero no… Tuve que repetir la pregunta, ella volvió desviar el tema.
El fin estaba a mano, de modo que empezó con sus conclusiones y enumeró:
Que era mal escritor, mala persona, mal amigo, mal compañero (esta en particular me dolió), etc. No me quejé, y hasta puede decirse que asentí. Fue muy persuasiva. “Me decepcionaste, en cierto sentido” dijo... tuvo algo de consideración al ser imprecisa allí.
Como para consolarme, me dijo que podía ser mucho mejor. No le creí.
Yo sólo esperaba el fin, y significó un alivio realmente. Aquella noche de nuevo: ella y yo; por fin recibiría mis bombones y escucharía mi “adiós”.


***
X


El rayo de luna y rosas, entre casas y palacios, terminó por desvanecerse en un punto lejano e indescifrable, mientras bajaba la lluvia, que la mitad llenó de sueños y de frío.
Así, con los ojos cerrados y oyéndolo todo, en su lúcida inmersión, soledad sólo se abisma, pese a la exigencia despótica (léase lunfarda) de la tirana experiencia (léase poeta), del impulso decisivo oculto, llamado sueño.

***
XX


Me hubiera gustado ver su cuerpo, sus maneras y su gracia,
Ser presa de todo cuanto le circunda y rodea,
Mientras se adueña del ideal, joven y cruel.

Llevaría el mundo prestado en su bolsillo, y sin espanto ni juego,
Dulce y encantadora, sería instrumento vibrante
De encantos y majestades, que fraguan su desconcierto sobre la fluida amante.

El tiempo, torpe y pesado, se enluta y tiñe
Los decorados de la fútil existencia incipiente languidecen
El delirio atroz de tus brazos encantados…

***

XXX


No hay nada más claro que entender, allí estabas: en las nubes, visión celeste, con tus pies en la luna.
Y una piedra grabó delante un puente, en un incierto desierto, implacable y que remuerde, que me sucede alrededor en cordones, y asumido en arruinarme, consientes.

***
Z

Sentida pérdida, sonrisa tenue
Y por costumbre prefiero arder.
Ante mis ojos, la muestra;
Separas la vista y la dicha…
Y pienso mejor dos veces.
No por creer en algo y confiarme al azar,
Despunte la perdida del sentido.
No porque encuentre salida, entonces huya.
La disensión en inmensa
Y el desconcierto intenso.
***


Sin ritmo y ningún sentido

¿Sabes cómo te imagino, a veces? Tendida resuelta a recitar letras, sin ritmo y ningún sentido, con una expresión vaga y sin tiempo.
Tus ojos dulces (la fuente de la expresión vaga) te delatan, te dan a conocer. Pero revelan sutiles, que son en gran medida desconocidos.
No sé bien con que efecto, y quizás (aunque no lo crea) me equivoque, porque tal como adornada, yacen en tiempo perdido y estrellas, riegan tu luz en llanto y hacen de su rocío joyas.
En el vuelo de una tarde, perseguís la dulce noche, y al segundo, realizada.
Cómplice, tus besos sin piedad queman en al azul del tiempo.
¿Sabrás que te creo una canción?



***

Su voz es siempre el poder tenue, donde mueren las excusas.
La huella del tiempo se expresa en papel, el corazón cansado halla sitio entre las hojas


Una espera se presenta y amerita ser escrita.


Citas y comentarios la confían temblor del aire, en su ternura desatada.
La historia de sentimientos rítmicos y excedentes,
La dulzura conjugada en tercera persona.


***



Cuando suspende el hombre su triste pensamiento
Y cae en manos de la música

Vuélvese en sueño a tal punto a su acecho
Que ha de tomar por fortuna que mienta su voz

No conocerá la tumba su desgracia
Y ni un soplo de paz dará alivio

Crecerán sus miedos, con todo derecho
Y adorará sus ilusiones de por vida

Cuando el éxtasis se abre paso en el silencio
Nutre las esperanzas, da reposo



No han sonado las notas fugitivas que inquieten
Un débil espacio se asombra no ser sentido


***

La noche avanza, puntual.
Cuarenta y ocho horas después, sale el sol.
Sol poniente, prejuicio de una tarde mística.
Crepúsculo con música.
Deseo, cansancio.
Los sentidos se alzan, se inclinan, se encierran en sí.
Sueño de una mujer que se angustia.
Efecto nocturno, canción de otoño.
Nueva aurora boreal.
Dicho es todo, tutela invisible:
Todo es ficción al reexaminarse.
Los pasos al contacto, perpetuos desde el reflejo.
O del ayer.
Fin intranquilo, en abril de mi infancia.
Ensueños claros como claveles, fábulas de fuentes que no entienden de dolor.
Música y tristeza, dos sediciones. Sólo hasta ahí puedo llegar.
Infieles pechos dormidos, de pronto, los pasos.
La súplica. Imagen impecable.
Se desliza la memoria, de noche.
De lejos, con ternura.
Voluptuosa llora.
Enlutada sin tregua, detrás de un amor infantil.
Ya es tarde para primicias.
Se enciende, luego se aleja.
Sus ojos le hablan a la luna de luto.
Esto, escrito en pasado.
Mi orgullo rústico, errante, incomprendido.
Red del día, indócil.
Más brillante que libre, sostuvo:
La vaguedad es clave para la precisión. El olvido es una creencia, que ignoro.
Pienso en la verdad y otras mentiras. Ya nada merece el recuerdo (quiero decir,antes sí).
La noche avanza conforme. No por nada se irá en silencio.
Bronce y sueño. Resignación, desencuentro. Cansancio, sueño
Correspondiente.
Perdida en su actitud bastante vista. Descontenta, temerosa, deleite.
A una mujer le angustian mis poemas.



***

El amor secreto es una mezcla tan rara de mañana con oficio de poeta (poesía entendida así como la distancia, entre un sueño sin realizar y un gesto sin entenderse).
Las decisiones, pequeñas creencias, conforman (a distancia, siempre a distancia)
su elemento como ausencia, la derrota en su motivo.

La inpasión es otro modo de sentir así las cosas.

Por verte y más, oculto un fuego.
Reposa el mundo en tu copa. Tu corona.

Viaje en el viaje. Ligera caricia en tus manos de luz. Se reparte, se acerca a donde voy.
Por dormir, precisamente no existo. Escucho la voz inaccesible de este nudo, cerrado y grueso.
Los ojos colmados de luna. Ni tus ojos ni tu voz. Ni mi escondido amor secreto
infinito esclavo de la tristeza. Mañana el juego comienza otra vez.
Instrumento en mis manos. Vicio más bien que oficio.

Sus breves alas, lentas, acallan la ilusión que no es. Como lleno de lejanías, traigo a colación esta nota que te dejo. Sonido inútil bajo las sombras.
Abandono el deseo. La noche, constantemente necesaria, brilla por última vez.
No puedo respirar más.

Entre tus manos, algo a veces se oye quebrandosé.


***


Ninguna muerte entre las manos, ningún instante en las tres y diez. Ningún espejo descubría la inutilidad de su propia imagen.
Podrido de estrofas, requiero versos.

Triunfo iluso sobre la tristeza.

Las hojas que llevo, siempre en mi bolsillo, no habrán de ser leídas. Siempre atadas.

Conozco de nombre las calles. Los árboles escuchan mi secreto.
Posible llamado a las alturas, por rendirse.
A mi primera pregunta dijo que sí. Dejó de mantenerse desconocida.
Lo único que le quedaba era belleza.

Quiero.
Notas que olvido y releo. Que tacho y paso en limpio. Que guardo y regalo. Poemas que quemo. Secretos, confesiones, quejas. Insinúo

Llevaba encima poemas.
Alba que no será. Flor enjaulada lenta. Voz derramada en llanto.
Te extraño, lo confieso. Entre duerme y vestirse, se mira como un regalo.
Sospecho incluso por las dudas. Agosto conmigo.
Sin tiempo, desata los espacios. Pone orden al descanso, interrumpe los miedos. Atenta contra mi soledad, la amenaza. Duelen los juegos cuando terminan.
Ternura ajena a mi presencia.
Hablando de ti, me confundo.

Se llevaba puesto el océano. Rechazaba los retornos, los ecos y lo eterno. Se prendía de las horas, para después perderlas. Levantaba un monumento a la vida, sufriendo. Su mirada viajera no se detenía. Aún vuela por la luna, sin saber la hora.

Esquina en forma de cruz.
En la puerta de su sonrisa. Doy un paso. Sin esperanzas de convencerme.

Mi enemigo ese lugar
Tan extraño y común
Llevaba encima una enseñanza desconocida.

Viene la noche, dormida. Con los ojos cerrados. En ellos nadan un río sin cauce.
Viste ramas romance, silencios muere de frío. Por no llevar un paraguas
equivoca un llanto genuino. Colgando un suspiro, mi adiós.

Acaso una sonrisa sea todo lo que espera el poeta
Que encuentra irónica la gramática, lo profundo

Puente universal a un abismo ancho gentil


Acaso una sonrisa es todo lo que espera el poeta.
***
Otoño al oído.

Las velas conspiran por última vez.
Muy a menudo.
La eternidad llega a su fin.

A penas indeleble, tu pensamiento deductivo me rechaza.
Acto cerrado. Aquí tiempos de nostalgia.
Como ya casi. Ya.

Escribe amaneceres siempre intactos. Duerme. Callando me dice todo, ya veo.

Colores pálidos, quisiera abolirlos.

Música en silencio, perdida en el aire de mi sueño.
Noche vacía y en pie. Mi vida.

Rumor a tientas, casi dulce.
Silbando a tumbos, se desenlaza hacia un sueño. Andando.

La música dormida, ardiente y delgada. Mil labios te acarician caída.

Por celebrarte en palabras
Prácticamente extraña. Dame tiempo noche y silencio. Y enséñame a ser poeta.



***





-Dibujaba un cielo al regresar, al alcance de un verso. Parecía la proclama de recuerdos, distancias y olvidos. Visto apenas, llevaba en la voz sonámbulos versos misteriosos, mezcla de ilusión y consuelo. La esperanza hacía un lugar sólo a modo de prólogo. El corpus era distinto. En fin. Lo cierto es que no lo entiendo Charpentier,
¿y quién lo entiende? Hago silencio.

-Hace bien. La poesía es un relieve del silencio. Esteban Charpentier.


***


Juega. Sus osados dedos se divierten, encontrándose en su espesa cabellera.
Esa selva infinita, donde ya han pasado otras manos y otros besos, la misma emoción.
Sabe que no es suya, lo es sólo por un instante.


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SELECCIÓN DE POEMAS
POR ENRIQUE GRACIA TRINIDAD

"EPPUR SI MUOVE"

La ropa a veces, mientras duermo, se me marcha a la calle,
juega en parques lejanos y navega columpios,
siempre termina en algún bar
donde a los camareros, anfibios de fatiga, no les importa nada
que las últimas copas de la noche
resbalen por un cuello de camisa que no lleva cabeza.
Suelen ser húmedas las calles,
por eso viene luego mi ropa destemplada, tose por el pasillo,
y me despierta,
cuenta extrañas historias de relojes
acudiendo a su cita con el tiempo de nadie. Casi nunca la entiendo.
Dice que hay un ilustre papagayo
que se mira las plumas en el borde afilado de las últimas luces.
Entre sueños me esfuerzo en regañarla,
le digo que no es hora de andar con cuentos raros,
que como tantas veces me quedaré despierto por su culpa.
Ella siempre sonríe como un niño más triste y más travieso que la Luna,
y se vuelve a dormir
en el respaldo de una silla.


(De “Crónicas del laberinto”)

ARTE CISORIA
(Con agradecimiento a Enrique de Villena, claro) (1)


Quisiera hacer un verso con filo de cuchillo para cortar el pan. Algo daga de asalto, como el hacha sin culpa de un verdugo que no encontró otro oficio.

No un verso sanguinario sino un verso certero, afilado y agudo para tajar, hender, abrir sin pausa, rajar sin detenerse.

Un verso que en silencio haga trizas el aire, desnude la razón, abra en canal, despiece, penetre sin cesar, hiera lo que hay que herir.

Verso para cortar tan diestro y tan exacto como lo quiso aquel juez de Venecia: "¡una libra de carne! ¡ni una gota de sangre!"

Eficiente navaja que separe las horas, su distancia, el papel donde anidan los versos que son grieta, raspadura, arañazo en la espalda de la vida que se aleja sin tregua.

Un verso como el filo de una hoz con sus
hambres de mies y rama seca, curvilínea guadaña puntiaguda. Quiero decir espada para escena de cine (no me digáis que es falso, lo sé, pero ¿quién sabe?)

Verso, cuchilla ciega, para cortar el pan, o la carne, o el tiempo.


(De “Siempre tiempo”)



(1) Enrique de Villena (1384-1434), interesante polígrafo, siempre rodeado por la leyenda, merece nuestra gratitud por haber escrito uno de nuestros primeros libros de “técnica” poética titulado Arte de trovar. Hombre culto medieval, fue a un tiempo un humanista del prerrenacimiento. Además de interesantes traducciones clásicas y libros curiosos sobre astrología y magia, escribió también nuestra más antigua obra sobre el arte culinario, a la que hace referencia este poema: Arte cisoria o Tratado del arte de cortar con cuchillo.

RAZÓN DE ESCRIBIR

Escribir para un tiempo
en el que no estaremos para nadie,
y en el más favorable de los casos
seremos una máscara de polvo
maquillando los libros de alguna estantería.
Escribir para un siglo, si es que llega,
menos oscuro y torpe que este siglo.
Dejar impresa la memoria:
papel, disquetes, vidrio, cerámica esmaltada,
ámbar, cuarzo o moléculas de gas.
Hacer que las palabras naveguen al futuro
como si fuesen barcos de papel
que sobrevivan hoy a su naufragio.

Escribir por si alguien, algún día,
tiene un dolor de corazón idéntico
o sufre una alegría semejante.

(De “Siempre tiempo”)

CALLE MADRID
(JUNTO A PLAZA DE LA VILLA)



No vive nadie en esta calle,
sin portales, sin niños que marchen al colegio,
sin mujeres que vuelvan del trabajo,
sin automóviles, ni gatos, ni comercios,
sin árbol, ni geranio, ni señales,
sin un escaparate,
sin un adiós, vecino... hasta mañana, amigo.

Vacía como el tiempo de la siesta de agosto,
como el ojo del náufrago,
como la espalda del deseo.

Calle que esta ciudad se dio a si misma
para que nadie diga que presume.



(Del libro inédito “Mentidero de Madrid”)


GLORIETA DEL ÁNGEL CAÍDO

“...este pobre cabrito del sótano
me sirve si acaso de merienda.
No voy a darle mi alma
a un tipejo envidioso.”
(Enrique Valle)


Para vender mi alma a este fulano
tendría que hacer —él— muchos más méritos.
Y, para qué engañarnos, el muy torpe
anda desorientado en estos tiempos,
el mismo Vaticano le confunde
—“ahora existe”, “ahora no”, ¿qué juego es este?—.
Así no hay quien apruebe oposiciones
a notario del mal y sus infiernos.
Cualquier político del tres al cuarto,
aspirante a fingidas democracias
le deja como a un niño con pañales;
cualquier malvado de los que circulan
ahora por el mundo, le supera.
No hay hijo de vecino que no luzca
más méritos, más cuernos y más rabo,
más pezuñas y más olor a azufre.
Cayó del cielo y ahora de la tierra:
¿dónde se va a meter el pobre diablo?

No le hace caso ni su madre,
así que el alma me la guardo, y punto,
para alguna ocasión que lo merezca.



(Del libro inédito “Mentidero de Madrid”)


CALLE ANTONIO MACHADO


Hoy soñé que soñaba lo que estaba soñando. Otra vez el espejo impertinente dedicado a su indigna tarea de observarnos.
Son muchos los espejos de Madrid, tantos que se confunden con el aire, tienen la mueca del olvido, los reflejos de un rancio desacuerdo, la agobiada esperanza de los tristes.
Seguí soñando aunque no estoy seguro de si estaba dormido o en vigilia, de si era en realidad sueño o deseo. Y me atrapó la tarde.

Estas calles lejanas de sí mismas, siempre esperan la tarde para alzar la vida, para urdir las patrañas más hermosas. Entonces la ciudad siempre te encuentra descuidado, te zarandea, te aprisiona los ojos, te descubre la espalda en que pensabas marcharte sin mirarla.

Cuando empieza la noche, no es la noche, es la tarde que se ha puesto sincera.

(Del libro inédito “Mentidero de Madrid”)

EL SILENCIO DE LOS CORDEROS (Jonathan Demme)

CARTA AL DOCTOR HANNIBAL LECTER (ISLAS BAHAMAS)


Muy señor mío:
Le envío unos bombones de licor
aunque sé que prefiere carne humana,
pero aún no la venden, que yo sepa.
Si está libre, quisiera contratarle
para una próxima película.
Dispongo de polillas de la muerte
bien cebadas con miel,
y he guardado un montón
de láminas del Duomo de Florencia.
Prometo efectos especiales de lo más truculento
y algún bolígrafo olvidado.
“Quid pro quo”,
usted hará de malo y de bueno a la vez.

(A Jodie Foster,
alias Clarisa Starling, ni palabra)


(Del libro inédito “Butaca de entresuelo”)

EL SÉPTIMO SELLO (Ingmar Bergman)



Da igual que viéndote perdido
derribes el tablero de ajedrez,
la muerte nunca olvida
dónde estaban las piezas.


(Del libro inédito “Butaca de entresuelo”)

UNA NOCHE EN LA ÓPERA (Sam Wood)



El mundo es un repleto camarote
donde ya no cabemos,
y alguien sigue pidiendo huevos duros.
Total, ¡y qué más da!

Insisto: No cabemos.

Cuando abran la puerta
se va a armar la de dios en el pasillo.



(Del libro inédito “Butaca de entresuelo”)


SONETO APÓCRIFO DE UNA VECINA DE L. A.
DE CUENCA, HARTA DE CONSPIRACIONES
DE OPERETA EN SU DESCANSILLO
“NUESTRA VECINA
(A Javier del Prado)
Tiene, Javier, nuestra vecina un talle
que resucita a un muerto, y unos ojos
que derriten el plomo y dan antojos
a quien se los tropieza por la calle.

Hay que trazar un plan que no nos falle
para descerrajarle los cerrojos
y pasear en triunfo sus despojos
cuidando hasta el más mínimo detalle.

Tú en el portal y yo en el descansillo,
siempre al acecho, cristalina media
velándonos la cara y un cuchillo

afilado. Si Dios no lo remedia,
de la vecina haremos picadillo
y de un cuento vulgar una tragedia.”

(Luis Alberto de Cuenca)

Menudo vecindario me ha tocado
en suerte. No me explico cómo puedo
salir del ascensor, bajar sin miedo
la escalera, si un tal Javier del Prado

y un poeta famoso y descarado
andan urdiendo planes con denuedo
para hacerme escabeche. Y lo hacen quedo,
huidizo el cuerpo, el rostro enmascarado.

En el portal ocultan su colmillo
acechando el palmito de mi menda
y dicen que han de hacerme picadillo.

Mujer al fin, decido la contienda:
No hagáis más el canelo en el pasillo
y pasad a mi casa que hay merienda.


(Inédito en libro. Soneto dedicado a mi amigo Luis A. de Cuenca que responde a otro sonetos suyo)

PENSÁNDOLO BIEN


Es oficio de vértigo este asunto
de acuchillar palabras al papel,
juego de locos,
inútil alboroto de campanas,
pretencioso ejercicio que no sabe
si vive sueños o si arrastra vida.

La verdadera profesión
de los poetas
debería ser el silencio.

(Del libro inédito “El peluquero de Midas”)

CONSEJO MALVADO

(Cuenta la leyenda que el gran poeta Li Po escribía versos

en pequeños papeles y los arrojaba al agua, disfrutando
al ver que sus discípulos casi se ahogaban para rescatarlos)

Imitar a Li Po es sin duda elegante:
escribir unos versos y hacer con ellos barcos de papel
que la corriente del río se lleve poco a poco..
Exquisito, sin duda,
pero procura tú ser cuidadoso
y guardar lo que escribes,
que bastantes basuras se arrojan a las aguas.


(Del libro inédito “El peluquero de Midas”)

NO (*)

No hay bandera que valga un sólo muerto.
No hay fe que se sujete con el crimen.
No hay dios que se merezca un sacrificio.
No hay patria que se gane con mentiras.
No hay futuro que viva sobre el miedo.
No hay tradición que ampare la ignominia.
No hay honor que se lave con la sangre.
No hay razón que requiera la miseria.
No hay paz que se alimente de venganza.
No hay progreso que exija la injusticia.
No hay voz que justifique una mordaza.
No hay justicia que llegue de una herida.
No hay libertad que nazca en la vergüenza.


(*) Este poema fue incluido en la antología “Contra el olvido”, editada con ocasión de los sangrientos atentados del 11 de marzo de 2004, en las estaciones de Atocha, El Pozo y Santa Eugenia, de Madrid.

(Del último libro “Pentimento” 2009)

NOTICIA

Alguien vino a decirme que el último unicornio tiene el lomo ensangrentado, la mirada turbia, las crines enredadas en la parra de tiempo.
Dicen que cuando muera, comenzará en el mundo una terrible edad oscura.
La noticia debe ser muy antigua porque esa oscuridad hace ya tiempo que nos envuelve.


(Del último libro “Pentimento” 2009)





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SELECCIÓN DE POEMAS
POR AMADO STORNI (Jaime Fernández)


YO POR TI


YO por ti contaría las estrellas
y una de ellas, la más bella,
la guardaría para ti.

Yo por ti como unos labios sin dueño
haría tuyos mis sueños
para estar dentro de ti.

Yo por ti me rompería en mil pedazos
yo tan lejos de tus brazos
y sin saber donde ir.

Yo por ti le robaría al mar las olas
para que cuando esté sola
todo me recuerde a ti.

No me culpes de no haber sabido
ser la musa de tu inspiración
el Amor es cosa de Cupido y hoy juega contigo…
y con mi corazón.

Y saber donde estás cada momento
si mi aliento es el aliento
que tu Amor respira en mi.

Y saber si a la sombra de tu olvido
alguna vez tu has sentido
lo que siento yo por ti.

En mi corazón.




AGARRADO A LA CINTURA DE TU RISA


AGARRADO a la cintura de tu risa
hipnotizado por los pliegues de tu falda
deambulante como un gato en las cornisas
dibujando corazones en tu espalda.

Inventándome “te quieros” de tornillo
arrastrado como un sapo que no salta
me he metido tus besos en los bolsillos
para que cuando no estés no te eche en falta.

He invertido mi talento en acertijos
con los besos que tus labios no me han dado
el amor nunca ha tenido un sueldo fijo,
la pasión es un bombón envenenado.

Intentando razonar con los espejos
me emborracho con licor de agua bendita
solo sigo siendo fiel a los consejos
que me dan las hojas de las margaritas.

Tanto amor
descorchado en tantas noches de locura
apagado por los rayitos del sol
reciclado en los cubos de la basura.

No seré yo quien te cuente
que un corazón que no ve es como un corazón que no siente
que aunque el mundo crea en mí cuando me tocas
esta noche tus besos no dormirán sobre mi boca.

No seré yo quién te diga
que llevo a cuestas tu amor como una hormiga
que cargué a la espalda mil granos de trigo
aunque este invierno corazón
yo no lo pasaré contigo.


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SELECCIÓN DE POEMAS
POR PATRICIO RASCÓN FERNÁNDEZ

Tres palos


Una dolencia crónica
Libró a mi mujer de algo tan abominable
O más
Que la enfermedad

El trabajo

Que dignifiquen esa palabra
Todo lo que quieran
Los ignorantes
Y los interesados en que la ignominia prevalezca
Pero
El sustantivo trabajo
Viene del verbo trabajar
Y este vocablo procede
Del latín tripaliere

Tripaliere viene de tripallium

Tripalium era un yugo hecho con tres palos
En los cuales amarraban a los esclavos
No para cubrirlos de dignidad
Sino para azotarlos
***
Salud mental (2)

El siquiatra me dobló la dosis de antidepresivos
Y me concertó una cita con la sicóloga

Ni se le pasó por la cabeza recetarme una renta digna
Que me permitiera emprender una vida
Y alejarme del trabajo asalariado

Velaba por el negocio

No podía permitirse el lujo
De dejarme salir de allí sano
***
Navidad rojinegra

Tu uniforme es rojo
Y el mío negro
Como las plumas de los gallos de pelea
De quienes hablaba en su canción Chicho Sánchez Ferlosio

Pura coincidencia
Papá Noel

Nuestro reñidero es un centro comercial
Nunca nos miramos a los ojos
Y nos acostamos
Cuando sale el sol

Sin cantar
****************************************************
SELECCIÓN DE POEMAS
POR LUCILA SORIA (ARGENTINA)


Transformación


La fortaleza
se perfila en mi cuerpo
ignoro de donde viene.
¿Será herencia de la tierra
de mis raíces indias?

Hay días
que voces claras
venidas desde lejos
me llaman.
Mi universo
se transforma.

Quiero correr
a su encuentro ancestral
danzar con ellos
emitir gritos
sostenidos de libertad.

Veo crecer
mis alas
y emerger vívida
entre esas manos
y esos rostros
dueños de todos los soles.
***
Negros aerosoles

Voces complejas
se escuchan en mi puerta.
El sol se ha ido ya.
La noche ingresa desafiante.
Los aerosoles de la vida
pintaron mi día de azabache.
Las nubes
se unen con los grises
para hacer más oscuro
ese momento
y quedan…
están en mi.
Hay un vacío de palabras.
Busco un atajo
vuelvo a mi mundo
soy yo.
Sin miradas indiscretas
ni palabras cóncavas
ni alegrías mentidas.
Tengo la manía de una risa
que intenta claridad
en las tormentas.
Yo, que soy altisonante
me acostumbré al silencio
y a la soledad
que me acompaña.
Quiero dormir, soñar, volver
y cuando abra los ojos
en la aurora
mi plegaria sea un canto
de alabanza.
*******************************************************************
SELECCIÓN DE POEMAS
POR CECILIO OLIVERO MUÑOZ

COMO CHINO EN QUIEBRA

Fumar y fumar, era todo lo que hacía.
Los cigarrillos llenaban mi aura
de un humo gris y azulado, pensar y pensar.
En Perú cada vez que un chino quebraba,
dicen los que lo vieron, que fumaba más de la cuenta.
Yo ahora estoy en quiebra, estoy y no estoy,
estoy inmerso en una crisis totalmente existencial.
Fumo y fumo, no sé qué destino me aguarda.
La lógica se suspende como una voluta de humo,
una nube de espesura física
que puede que acabe conmigo, pero es lo único
que ya puedo hacer. Es lo único que me queda.
El espacio físico del tabaco.
La incógnita de un futuro incierto,
la verdad desnuda que generan las cifras.
Me veo escribiendo este poema que grita,
como gritan los hombres desesperados, nadie oye,
pero intento dar consuelo a este caos sembrado a plazos,
a esta calada al cigarro de la autocomplacencia.


***

NO-FUTURO

Soñé que un calor seco
poblaba el universo;
la gravedad es un secador de pelo
inflando un globo agujereado;
no existen indicios de un futuro
sin hacer conciencia de un presente.


***

EL DIOS DE LA CONCIENCIA
Y SU FRUTO.

Paredes en simetría con la verdad
desembocan al mismo paso y a la ventura,
dios equivocado, dios de la orfandad,
todo presagio y remordimiento se cura.
Diestra mano y dicha en reciprocidad,
huele a sangre ajena tu hermosura,
existe el dios de la diversa libertad,
existe el párpado abierto, la travesura,
existe culpa, rayo de dios es electricidad,
existe un dios profano sin dentadura.
Caes a un infierno de dura hostilidad,
caes al inverso páramo de la cordura,
te limitas entre bárbara contrariedad,
le echas carne al filón de la lisura,
subes de un espasmo a tu gran ciudad,
donde todo es litigio con su locura.
Creo en un dios de abstracta veracidad,
creo en la física de magma de la Tierra pura,
creo en la conciencia y en la realidad
por eso se anda en una luz del todo oscura.
Veo en tu alma toda la profundidad,
veo en ti una religión demasiado dura,
si aprendes de todo su naturalidad,
aprenderás que el ser de su mal no cura,
aprenderás que la espiga también es pan,
aprenderás que no todo poeta es cura.
Prefiero ser consciente de mi saciedad,
prefiero mirarte desde la flor madura,
tú sabes cual es mi temida debilidad,
ya que asomas y hallas una cerradura,
yo me apropio de tu huella de divinidad,
del perfume que precio paga a mi atadura,
pero dios ve cual es aquella equidad
y es por eso que nacemos para la desventura.

***


ENTRE ERICA Y VILA-MATAS

Cogimos mi coche para irnos a Barcelona,
al lugar donde vivía por entonces mi suegra,
nosotros vivimos en Torre-Romeu (Sabadell),
a unos 23 km. de la ciudad que tanto odio.
Íbamos en el coche y mi mujer estaba
un tanto preocupada y consternada,
su madre llevaba en Barcelona siete años,
uno más que nuestro matrimonio, seis más
que ella misma; tenía que irse por motivos
ajenos a su voluntad, por motivos de salud.
Era muy triste contemplar a Erica así,
se me hacía difícil mirarla sin abrumarme;
lleguemos a la Travessera de Dalt,
me acordé de los libros de Vila-Matas,
él la llama “Travessera del Mal”, debe ser,
ya que es una travesía con mucho tráfico,
también trasiego de peatones, porque cerca
está el Parc Güell de Gaudí, mucho turista,
sobretodo mochilero, mucho japonés,
mi mujer se bajó, iba a por el equipaje,
yo me quedé en el coche fumando,
miraba a la gente pasar, miraba los pisos,
altos con balcones, pisos grises y tristes,
pensé que en uno de ellos estaría él,
el gran Vila-Matas ficcionando su vida,
o también haciendo suyas las vivencias
de otros, de seres conocidos, autoficción.
Mi autoficción debería ser muy distinta
a la suya, mi suegra se marchaba, se iba,
sentía tristeza por la causa por lo que se iba,
hubiera preferido que se fuera como otras veces,
de vacaciones, por mero ocio, por disfrute,
salí del coche, ya estaba agobiado, impaciente,
estaba cansado de tanta espera, muy cansado,
mi mujer no venía, tardaba, preparaba quizá,
todo el equipaje que mi suegra acumuló
en los siete años de vida en Travessera,
me puse entre el límite imaginario del borde
de mi coche y el borde de la calzada
de la tremenda pista de Travessera del Mal,
me acordé de que Vila-Matas dice en sus escritos
que vive en un apartamento pequeño; me paré,
me paré en seco, justamente un autobús pasó,
justamente delante de mí, casi me atropella,
me pasó rozando, me quedé aturdido,
¿qué hubiera pasado si me llega a atropellar?
Me atormentaba la idea de la colisión
entre el autobús y yo, ya que el conductor
era imposible que me hubiera visto, perplejidad,
y al mismo tiempo, espanto, horror, asombro,
me hubiese hecho picadillo, imaginad a mi mujer
venir con tanto equipaje y yo muerto en el borde,
qué espanto de cadáver, qué horror de fiambre,
el autobús pasó a una velocidad considerable.
Pensé otra vez en Vila-Matas, pensé en mi mujer,
pensé en mi suegra, pensé en mí,
-la vida es un segundo nada más-, es brevedad
a veces de un zarpazo, otras un goteo continuo,
la muerte está ahí en cada pestañeo que damos,
pestañeos breves, muy breves; vino mi mujer:
¿qué haces fuera del coche? Te van a atropellar.
-La verdad tiene la estructura de la ficción-
Alguien lo dijo, quizá Vila-Matas, o otro, no sé.



***


UNA BOLA RODANDO
EN EL PISO DE ARRIBA

Estando en casa solo y en penumbra,
un invierno es frío y espesa la melancolía.
Mi apartamento está oscuro y mi soledad
medita cerca de una estufa eléctrica,
el silencio es un ecosistema necesario
para quien lo anda buscando,
de pronto cae la bola y suena rodante
en el suelo, parece que la regalen
al comprar un apartamento con vecindad,
me pregunto por qué una bola
suena en el piso de los de arriba,
ahora que es de noche y la ciudad duerme.
Como esa bola que rueda en el silencio
así suena para ti mi corazón,
crees que lo que suena es una bola,
aunque pudiera ser cualquier otra cosa.


***

QUE NO LA LLAMEN BELÉN, BELÉN

Princesa del pueblo te llaman,
pero existe pueblo y existe populacho,
dices matar por tu hija
pero te llenas la andorga en tu ceguera,
eras imitada por actores en necesidad
y ahora (operada) imitas tú a esos actores,
el destino te destina al juguete roto
para cuando se canse el vulgo de lo mismo;
la televisión se enciende y se apaga
y tú serás un electrodoméstico usado
que molesta cuando opina sobre su banalidad.
Tu vanidad desemboca en tu banalidad.
Que no la llamen Belén, Belén,
que no viene. No, no viene.
Aunque por un cheque con más de dos ceros
es otra cosa. ¡¡¡Menudo Personaje!!!

***

EN EL MANICOMIO

Ves que hay locos que no lo son tanto,
Otros son locos desde/hasta la eternidad,
Ruina, pesadilla, retroceso y espanto,
Adelanto(des)igualdad, asocial sociedad.

Si callo, si cierro la boca, si me achanto,
Si hago, (des)hago, contra la contrariedad,
Unos en dosis de veneno buscan cuanto
Les otorgue la señora de la lenta equidad.

Vacuidad desde el rincón de tu orfandad,
Eres ángel profano y morboso santo,
Eres el NO del bullicio gregario de bar,

Huyes de tanto en tanto, eres fugacidad,
Eres el NO de la libertad del llanto,
Eres fatalidad que te asoma de par en par,

Torpe palabra precisa, torpe oportunidad,
Eres habitación y cerrajería a cal y canto,
Aprendes otra verdad, después de tanto dar.
(Después de haber dado tanto)

Comprendes que el mar siempre es mar.

***

POEMA PARA LOS SANTOS INOCENTES

Me repugna el pan que di, la misa que yo os debo,
la plegaria que aprendí, cortar aquel crisantemo,
el broche donde a vos me uní, se me eriza en frío el cabello,
la paz que supliqué, la intención de aquellos rezos,
sentirme engañado otra vez, la flor muere en lamentos,
la paz replica su dicha, el calvario siempre adentro,
alta y sorda pared, ciego el agnus dei ambidiestro,
para y por mí, por y para quién, se hace ira este sosiego.

[JA, JA, JA, JA, JA, JA, JA, yo también me sé reír.]

(es una broma)

***


MADRE SIN DESCANSO

Por Cecilio Olivero Muñoz

A mi suegra.

35 días después del 30 de enero
nació una noche en el Callao
Doña Zoila Rosa Villar Otero
entre dos hermanas y dulce melao.
Tuvo adolescencia alegre y buena,
hermano pequeño muy colorao,
lejos estaba de oxidadas cadenas
y al colegio iba como está mandao.
De muchacha pregonaba alegría,
remedio tenía para la pena,
mirada pura, ella la sostenía,
se sonreía coqueta y serena,
bella muchacha, vals de zalamería,
linda flor perucha en tu luna nueva,
risa, sazón, belleza de luz y platería,
dulce rincón proscrito donde Eva
mecía matriarcados de Ave María,
reina del cocinar, ese altar la eleva,
entre comida criolla y baño maría
corona de gualdas tu cabello lleva,
y en tu cintura fina es pura joyería,
y en tu corazón la magia es buena,
y en tu horizonte es bella la florería,
y es tu verdad de miel mansa colmena.
Si se pone su traje de pedrerías
va a traer cuatro hijas de piel suave,
ella tuvo cuatro Marías,
por eso Dios y todos saben
que ángeles puros desatarías;
si sabes a mar, si afloras sales,
dibujas lunas en tu imaginería
y en tu corazón todas te laten.
Madre de todas las Rosalías
entre dichas coses los males,
las llevas al colegio entre tropelías,
ya que dicen que todas lo valen,
ya que dicen que por ellas aflorarías
para hacer una enagua de naturales
besos calientes que engarzarías,
y un suspiro de prisas vegetales
que en la cocina de Sara enseñarías
a tus niñas lo que tú tanto vales,
lo que tú por demás sabías
en polladas y vísperas de Carnavales,
y es esa dicha, esa fresca alegría,
cuando vienen inviernos australes
vienen primaveras con todos sus días,
vienen alondras a tus ventanales,
y en ti no existe la guachafería,
y en ti hay esencias del todo estivales.