martes, 1 de febrero de 2011

8º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA NEVANDO EN LA GUINEA



8º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA

DIGITAL MENSUAL
NEVANDO EN LA GUINEA
LII de la 2ª Etapa/01-02-2011

EDITORIAL LII
Jaime Salinas

Ha muerto Jaime Salinas. Ante todo fue un transformador en el mundo editorial, consiguió que en España se introdujera el libro de bolsillo y de este modo logró que se expandiera mejor la literatura y la cultura en general en un momento, además, en que la población había comenzado a gozar de altos niveles de alfabetización y por tanto aumentaba el número de lectores. Podemos comparar este avance de los libros de bolsillo con las posibilidades que dan hoy las nuevas tecnologías -el libro electrónico, Internet, la difusión potencial en el sinfín de canales televisivos-, aunque nos tememos que, si bien el libro de bolsillo fue una mejora que permitió una mejor difusión de la lectura harto palpable, no vemos el mismo fenómeno en lo que a las nueves tecnologías se refiere.

Jaime Salinas era hombre culto y bien comunicado con la cultura de su tiempo. No sólo fue un animador literario en España, también intervino vehementemente en fortalecer los lazos entre la literatura de las dos orillas, la de España y la de América Latina. No en vano, estuvo vinculado a Alianza Editorial y Alfaguara, dos editoriales españolas que han incluido a numerosos escritores americanos y colaboró con Carlos Barral, otro de los grandes nombres españoles relacionados con aquel continente y comprometido con la difusión de su literatura.

Ya hemos comentado alguna que otra vez que somos conscientes de que una editorial precisa, como cualquier otra empresa, contar con un balance de beneficios que permita vivir decentemente a sus trabajadores y colaboradores, pero también que una editorial ha de estar comprometida con la cultura de un país, de una lengua. Precisamos buenas editoriales, del tamaño que sea, pero que ofrezcan calidad, mimen a los autores y a los lectores, sepan contribuir al fortalecimiento cultural del país en el que se desarrolle su actividad. Poco nos importa el tamaño en realidad: hay editoriales pequeñas cuya labor es más que encomiable; hay grandes editoriales que en vez de libros podrían producir churros o dedales y no se notaría mucho la diferencia.

Jaime Salinas era de los editores conscientes del material con que trabajaba y la importancia que tenían los libros más allá del beneficio que podían reportar. Introdujo el hábito de incluir el nombre del traductor cuando se trataba de obras en otro idioma y reforzó el diseño de los volúmenes, lo que demuestra hasta que punto le daba importancia a todas las personas que intervenían en el proceso de producción material del libro.

Aunque era hijo del poeta Pedro Salinas, no escribía, fue ante todo un animador cultural de primer orden, alguien que forma parte de la cultura de otro modo, no en la creación, pero sí en la difusión, algo que es realmente importante y cuyo recuerdo hemos de mantener siempre muy vivo. En un momento en el que al conglomerado de empresas del sector industrial se le llama “industrias culturales” es importante tener en cuenta la aportación de hombres como él, que poseían una perspectiva netamente humanista.

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UNA TARDE CUALQUIERA

Por Cecilio Olivero Muñoz



Íbamos a comprar caballo, íbamos casi de rodillas

como dos gorriones de extrarradio

hacia el extrarradio del mismo extrarradio,

como dos ángeles tontos a comer basura,

como dos peces secos en el interior,

cruzábamos las manos y rezábamos falsa plegaria,

íbamos en coche sin pensar en más nadie,

queríamos nuestra dosis como un pan caliente,

teníamos la sed de islas con agua en la cuchara,

dotábamos la vena de minucias y gangrena.

Estábamos al límite de sueños trasnochados,

íbamos como dos ciegos niños al pozo de Can Tunis,

presagiábamos la aurora al empezar la tarde,

nuestra tarde en una plaza con el tedio a nuestro lado,

era invierno y el cielo tenía tanto gris en su cima

que no paraban los felices en la calle ni un ratito,

lleguemos y vimos desde la autopista

a la policía montada y vimos que el patio

era una custodia en el plomo, no existía el color rosa,

decidimos rodear para entrar por puerta trasera,

andemos y andemos, nerviosos como pájaros,

yo con la mirada en las intenciones futuras,

tú indicándome el camino, nuestro camino helado,

al entrar nos vendían chutas, cundas, pipas y camelos,

el oropel del cementerio ondeaba sibilino

como una bandera izada por todos y por nadie,

las gaviotas a lo lejos asustaban las palomas,

los escalofríos rodeaban la redada de hielo,

trastienda negra de la droga, romería y pesadilla.

Compremos el material, el culo se hizo agua,

ganas que son ganas adentro de la desgana,

al volver al coche otra vez la misma vuelta,

el atajo más largo, otra vez te diste callo,

subimos la rampa atada a un barranco de poca monta,

resbalemos por la cuesta del vicio y la barbarie,

al llegar a la vía de raíles y empedrado,

piedras sobre piedras, seudo-esguinces en los tobillos,

andar por una mala vía es desandar lo consabido,

al pasar la curva decidimos el veneno

y quitarnos la máscara rota y plena de contradicción,

yonquis, maderos y camellos, la misma rueda,

se protege tanto la vida que cuidarse es ya mentira:

vimos un tipo tumbado en mitad de la vía,

yo te dije: saquémoslo de aquí, o lo cogerá un tren.

Tú dijiste: -déjalo ahí, no te metas en marrones.

Lo saqué a rastras como pude, arrastré su pobre paz,

parecía estar el tipo ajeno a cualquier muerte.

Lo juro por los cascabeles vacíos de mi corazón.

Encontremos esquina donde poder darnos droga.

Yo temblaba, le había visto la quijada al diablo.

Era yo quien lo buscaba, pares o nones es el juego,

flashes de los que acostumbrarse, destellos de linterna.

Era mi compañero de chuta y me dijo fríamente:

-Tranquilízate, pues algo habrá hecho,

yo ingenuamente le decía: algún ajuste de cuentas,

tú asentías mientras el mundo ya no te importaba,

estabas absorto otra vez en el útero de tu madre.

Callo que es el callo, lluvia sobre mojado.

Yo me agujereé la vena sin olvidar al tipo.

Me eché todo el pico en el descansillo.

Tú dijiste: ¡¡Te diste mala vía!!

¡¡Qué Sangría!! ¡¡Qué sacrilegio!!

(Morado vía crucis de senderos por mi piel),

un pico fuera de vía es un desperdicio, te dije yo.

Plastificadas bocanadas y monos en el rellano,

amoratados escondites, altares que son falsarios,

el futuro son espejos en los yonquis que te profanan,

Así son los precipicios, Así son estos parajes,

páramos olvidados, eran las horas del dulce exterminio.

Te los recuerdo esta tarde, por sí los olvidaste.



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El error





- No pudimos hacer otra cosa.

- Pero lo dejasteis tirado.

- ¿Qué otra cosa podíamos hacer? Nos sorprendió tanto lo que sucedió que no tuvimos capacidad de respuesta.

Nadie añadió nada más. Me volví a preguntar en mi interior cómo hubiéramos podido evitarlo, aturdido aún como estaba y con no poca culpabilidad por lo sucedido, pero ¿acaso cabía la posibilidad de otra reacción, otra forma de planteárnoslo, otro modo de asumir entonces lo que estaba sucediendo y después lo que ocurrió?, nos los preguntábamos una y otra vez mientras salíamos de allí y sin necesidad de que ahora Oscar nos viniera con monsergas y nos plantara cara sin haber estado él en el banco, que ya veríamos cómo hubiera reaccionado él, me dije, porque una cosa es haberlo vivido, como nosotros, y otra muy distinta verlo desde la distancia. No era desde luego una cuestión cómoda. Quizá habría que preguntarse cómo fue que algo saliera mal cuando todo estaba, a nuestro entender, perfectamente planificado, todo preparado al dedillo sin que ningún detalle se nos escapara. Pero nunca se prepara todo a la perfección, siempre surge algo repentino, incontrolable, como en la vida misma, en un instante apenas.

- Volvédmelo a contar -La voz de Oscar sonó ruda, seca-. No os olvidéis de nada, hasta el detalle más nimio.

Sonaba a que alguien habría de hacer una autocrítica bien pronto. Todos sabíamos cómo funcionaban esas cosas, una asamblea en algún lugar, nunca se sabía de antemano dónde, siempre se indicaba en el último momento, y luego alguien tenía que autoinculparse, fue culpa mía, no presté atención, me equivoqué.

Claro que aquello era grave. Habíamos perdido a un compañero. Lo habíamos visto tirado en el suelo, ensangrentado.

- Pero de dónde porras salió ese fulano. -exclamó Tino.

- Era un policía. -dije yo.

- Cómo lo sabes.

- Lo supongo, en el barrio hay muchos.

- Qué hacía en el banco.

- No lo sé.

- No debía de haber estado allí, tú lo sabes. -aquí Oscar parecía realmente entre enfurecido y decepcionado.

No pude responder. Lo sabía, Oscar y yo lo sabíamos, él no debería de haber estado allí si es que era un policía. Pero tampoco estaba seguro. La policía está siempre en todas partes, pensé. Pero no lo dije. Claro que está en todas partes, me hubiera respondido Oscar, por eso preparamos los golpes al dedillo.

Vaya guerrilla estábamos hechos, murmuró Oscar lo bastante alto como para que le escucháramos, el ejército de Sancho Villa. Con esto no derribamos la dictadura, pensé, no pude menos que darle la razón, ni mucho menos hacemos la revolución. Mucha teoría, muchos contactos, pero luego no vamos a ningún lado. Ni siquiera salíamos en los diarios. Ahora sí, claro, íbamos a salir, seguro, había tema, perdimos a un compañero y la prensa no tardaría en decir que no éramos operativos, no sólo éramos pocos y alejados de la población, además no sabíamos hacer nada, ni un atraco en una sucursal de barrio, hasta los choros más colgados eran capaces de proezas superiores.

Oscar tiró el cigarrillo al suelo. Estaba realmente irritado. No le gustaba que las cosas salieran mal, pero aquello había sido además un desastre. Me miró. Noté el reproche en su mirada.

- No tienes nada que decir. -me preguntó.

Los otros no me miraron. No entendieron el trasfondo de la pregunta. Pensaban que se estaba desahogando conmigo.

- Él no tiene la culpa. -Dijo alguien, creo que Tino.

- Ya lo sé. -replicó Oscar.

De nuevo se hizo un silencio hosco. Me levanté. Me sentía mal y era verdad, consideré, yo debía haber tenido el asunto cerrado: me sentía culpable. Es cierto que no desde un punto de vista técnico, pero había cosas que debía haber previsto. Me puse la chaqueta y miré a Oscar.

- Marchas. -me preguntó.

- Necesito tomar el aire.

- Nos iremos pronto, nos vemos mañana.

- Vale.

Salí a la calle. Como era costumbre, miré hacia ambos lados para asegurarme de que nadie acechaba. Esta vez, además, podían habernos localizado. Quizá no estuviera muerto, sólo herido, y a esta hora la policía le había sacado toda la información posible. Aunque Tino aseguraba que estaba muerto, absolutamente. Pero podían asociarlo a nosotros, pese a todo, yo no lo tenía tan seguro.

Hacía frío. Decidí bajar al barrio portuario. Allí localizaría a Murgaín. Era eso lo que Oscar me estaba diciendo: localiza a tu contacto, que te diga qué porras pasó. Yo era el que lo conocía, el que hablaba con él. Los demás no sabían nada, sólo Oscar y yo. A Oscar le gustaría conocerlo, pero era peligroso, ya estaba muy fichado, resultaba arriesgado que se les viera juntos.

Mientras caminaba por las calles estrechas del barrio portuario, pensé que todo aquello no tenía sentido, ninguno. La gente, además, no se levantaba. Qué porras pasaba en este país, pensé con desánimo. Cualquier sacrificio resultaba nulo. Llegué a la cafetería. Inmenso el local, como siempre lleno, busqué con la mirada. Lo vi en una mesa apartada, leyendo el periódico. Me acerqué.

- Qué pasó. -me preguntó sin mirarme.

- Perdimos a uno. -dije al sentarme frente a él.

- Ya lo sé, me lo dijeron en comisaría. Pero cómo ocurrió.

- Salió un tipo, creo que policía.

- No lo creo, lo hubiera sabido.

- Entonces quién era, tal vez un guardia privado.

- No, tampoco.

- No sé, sea lo que fuere estaba armado.

- Disparó contra vosotros.

- Sí, por sorpresa y le dio al Indio.

Murgaín lanzó una palabrota. Debía de estar enfadado, nunca soltaba tacos, su lengua era siempre pulcra.

- Yo me ocupé de todo -me dijo-, no debía de haber ningún policía y no lo hubo, te lo aseguro, pero algo salió mal, ni una palabra malsonante, mucho menos un juramento sacrílego.

- Nadie te echa la culpa.

- Lo sé, pero es una debilidad, un fallo enorme.

- Supongo que la próxima vez no nos fiaremos tanto.

- Pero es una pérdida terrible.

Pensé en el Indio, tan silencioso, tan discreto. Lamenté no haberle conocido más. Murgaín me miró apenado.

- Estas cosas ocurren.

- Lo sé. Es la vida.

- La próxima vez saldrá bien.

Miré por la ventana. Estaba anocheciendo.



Juan A. Herrero Díez

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SELECCIÓN DE RELATOS BREVES

POR MAXIMILIANO SPREAF



Solemnes



Los viejos que estaban pateando al pibe habían bajado

sonoramente por las escaleras.

Tenían palos, escobas, hasta había uno con un pequeño cuchillo

en su mano derecha.

Eran tres, pequeños, una mujer y dos hombres.

La mujer tenía un porro de marihuana en sus labios, ardiendo.

Tendría unos setenta años, ropa de turista y borceguíes azul

Francia. Era la más violenta, no paraba de sacudir su escoba sobre

la espalda del niño que se retorcía en el piso.

Uno de los hombres tenía un vestido negro, de esos de fiesta

familiar de sábado por la tarde, y una vincha en su pelo gris que

lucia como un trapo de piso que hacia años estaba tirado sobre su

cabeza. Era el del cuchillito, con el escindía la frente del joven

con inscripciones tales como “truhán” y “veneno”. El que

quedaba miraba toda la escena y se babeaba, era el mas anciano,

parecía eterno, un Matusalén suburbano, enloquecido y vil.

Relojeaba por entre unos gruesos lentes la situación y parecía

calentar motores para dar el golpe de gracia con un madero

redondo y negro que tenia entre sus añejas manos. La vereda de

esa calle era un infierno bello, dantesco a más no poder y elevado

a los cielos de la ultraviolencia senil. El pibito no paraba de

recibir golpes, se tomaba la cabeza, la espalda y las piernas, todo

en una veloz y repetitiva acción. Gritaba. Escupía sangre. Lloraba.

Tenia una camisa verde agua que se estaba convirtiendo de a poco

en un harapo grisáceo, entre la mugre de la vereda y su sangre.

La vieja del porro ardiente se estaba quedando sin escoba ya, se

deshacía en sus manos, convirtiéndose en astillas que quedaban

en el piso y el cuerpo del pobre niño. De pronto el mas anciano, el

que se babeaba, que ya se había orinado encima también, pego un

grito tremendo, como un relámpago: “Basta ya!!! Salgan!!!

……..Que ahora es solo mío !!!!!”

Su voz era nueva, jovial, fuertísima, hacia dudar de la realidad

horrible que mostraba.

Elevo el madero redondo por sobre su cabeza, se arrodillo junto al

joven, que aun era golpeado ya débilmente por la vieja de los

borceguíes azul Francia y con un golpe certero, seco y

endiablado, le partió la cabeza al pequeño. Se escucho un ruido

como de un pomelo estrellado contra una pared, y un

pequeñísimo quejido de muerte. El ancianisimo se levanto a duras

penas, contemplando la masacre, sudado, meado y aturdido. Sin

decir una palabra, los tres viejos subieron las escaleras,

ayudándose entre ellos, a duras penas, con una sonrisa radiante en

sus caras. El viejo del cuchillito dijo: “Solemne será tu madre,

pendejo desubicado…….” Y escupió el piso mientras se

acomodaba el vestido.



***



Enamorado



Entre todos llevaron el pedazo de madera adentro de la casa y lo

pusieron en el piso del comedor. Los hermanos lo miraban ahora

con curiosidad. El viejo les había dicho que se los regalaba solo si

lo iban a cuidar bien, porque dentro del leño vivían las mariposas

que el había rescatado de su estomago cuando era joven y estaba

enamorado. Ellos accedieron y se quedaron con el madero. El

viejo pronto se fue, rápido, dando saltitos y riendo despacio.

Ahora querían ver las dichosas mariposas. Pero el pedazo de

tronco era un solo bloque macizo. Era imposible que algo

sobreviviera ahí dentro. Lo observaron unos minutos y se dieron

cuenta que el viejo los había engañado. Nunca pudo sacar las

mariposas de su panza y meterlas ahí dentro. Lo que si pudo hacer

fue dejar de sentir, y crear un misterio envuelto para regalo en un

pedazo de madera. Nunca iban a saber si alguna vez en verdad

estuvo enamorado.



***



El Perro



Se levanto temprano porque le pedían a gritos que abra la puerta.

Alguien golpeaba y gritaba en su puerta esa mañana.

No entendía, estaba aturdida de sueño todavía, con la resaca de la

noche anterior. Tanteo con su mano derecha el celular, que se

había convertido hacia unos años ya en su reloj despertador, eran

las siete y media de la mañana. Generalmente a esa hora ella era

nadie. No existía.

Habían pasado meses desde el día que se quedo sin trabajo.

Mirando el celular, y escuchando los golpes y los gritos,

recordaba la caminata de regreso a su casa en la mañana que la

despidieron diciéndole que había finalizado su contrato con la

empresa. Se lo venia venir, hacia unas semanas varias de sus

compañeras de trabajo le decían que estaban cerca de los tres

meses de contrato y que en cualquier momento quedaban

afuera.,sin posibilidades de seguir trabajando ya que la empresa

tenia planes de reducir personal porque las cosas no andaban del

todo bien.

Los gritos y los golpes seguían. Era una mujer la del otro lado de

la puerta. Se la notaba desesperada, no paraba de dar fortísimos

golpes en la chapa de la puerta, como si quisiera derribarla. Ella

no alcanzaba a distinguir si era una voz conocida, ni siquiera

podía distinguir lo que gritaba. Trato de levantarse, busco con los

ojos casi cerrados algo de ropa. No veía nada. Los golpes se

hacían cada vez más violentos. Se sumaron varias voces.

Hombres y mujeres que gritaban con desesperación. Logro

entender que lo que decían era su nombre. Martina. Pero nada

mas, las demás palabras se morían en el intento de ser descifradas

por su cerebro, que en ese momento solo atinaba a poner en

funcionamiento débilmente sus piernas. Intentaba abrir más los

ojos, en esa intentona alcanzo a distinguir un resplandor que lo

atribuyo rápidamente a la ventana que tenia al lado casi de su

cama y por la que se metía a diario el sol y el ruido de los pibes

que jugaban en la calle, como era costumbre en su barrio.

Se recostó de nuevo, viendo que no había reacción en su cuerpo

para hacer nada.

Empezó a divagar, a recordar el barrio de cuando era una nena.

Todo había cambiado ahora. Desde la arquitectura hasta la misma

gente del barrio. La gente era distinta. Cuando era una niña había

jugado mucho en una especie de bosque de eucaliptos que había a

unas cuadras de su casa. Era todo un misterio entrar ahí y

descubrir las cosas que pasaban. Se acordaba de haber escuchado

las historias más escabrosas y más inverosímiles que

supuestamente habían pasado allí.

Desde hombres lobos, hasta suicidas frustrados que se colgaban

de los añosos árboles, haciendo una muy mala elección para

terminar con su vida. Porque es sabido que las ramas de los

eucaliptos son de las que más fácil se quiebran cuando el árbol ya

tiene varios años, y era así que en su intento lo único que lograban

era partirse en dos una pierna o la cadera.

Recordó que una vez caminando por los senderos que la misma

gente de tanto pasar una y otra vez habían dibujado entre los

árboles, encontró, no ya un suicida tratando de acabar con su

sufrimiento, sino un perro de gran tamaño, un doberman, atado

por el cuello con un grueso alambre y oscilando de un lado al otro

colgado de una gruesa rama. Se quedo paralizada de miedo ante la

escena. El perro aun estaba vivo y agonizaba lentamente. Se

pregunto quien le había hecho eso, y automáticamente le vino a la

cabeza la imagen de Vilma, su vecina, que odiaba a los perros y

mas de una vez la había escuchado decir que habría que matarlos

a todos o llamar de una buena vez a la perrera para que viniera

con sus lazos a llevárselos del barrio. Se quedo mirando el perro

colgado, aterrada. Sabía que no podía hacer nada. No tenia el

valor siquiera de acercarse un poco mas al animal. Hasta tenía

miedo de que al tratar de liberarlo o con solo acercarse, el perro se

soltara de golpe y la atacara. Comenzó a correr, alejándose

velozmente de ahí, mientras las lágrimas se agolpaban en sus

ojos.

Los golpes en la puerta se trasladaron también a la ventana.

Estallo el vidrio y la saco de sus recuerdos.

La casa se quemaba. Como su niñez.



***

Lunes



Nublado, aburrido, malpensado día el de hoy. No va a haber sol

que saque a relucir las carnes grises de los viejos y los psicópatas.

El se canso de su propia culpa y colgó una soga al amparo de su

inconciencia.

Ella no quiere que la lastimen más diciéndole narigona de mierda.

El despisto en una relación demasiado fuerte para su destino de

cartonero.

Ella ve que acostarse con su padre no fue la solución a ninguno de

sus problemas.

El se acuerda de la nena que dejo caer al vacío.

Ella se arranco la cabeza una noche y mato de veintidós puñaladas

su dignidad.

El corre sin mirar a los costados.

Ella se tropezó con su propio abrazo y se lo llevo de parranda.

El no la quiere ni cruzar porque no sabría que decirle.

Somos todos.



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SELECCIÓN DE POEMAS

POR FRANCISCO JESÚS MUÑOZ SOLER*

*Próxima entrevista en Nevando en la Guinea



DESDE LA MÁGICA UNIDAD DE MI VIDA



Desde la mágica unidad de mi vida

rebosante de la fragilidad que le es propia

me aglutino e intento conocer el sentido

de mi efímera existencia,

la que he preñado de principios y objetivos

para intentar no deberme nada

cuando la gran hacedora de la naturaleza

me reclame para ejecutar su causa

dar fin a todo lo nacido,

pero mientras esa inevitable cita no me alcance

sigo construyendo el camino de mi destino

drenándolo con amor, afirmándolo con razones

y despejando su libertad de salteadores,

en esa tarea estoy, que esa capaz de lograrlo

se sabrá en el menos esperado de los momentos,

ahora sigo abierto al camino del conocimiento

y al de la vida con todos mis mejores afectos.



***



VENTEAR DESDE LA PRIVILEGIADA POSICIÓN



Ventear desde la privilegiada posición

que su sensibilidad le otorga

y observar con cuidado detalle

los acontecimientos que en el mundo se desarrollan,

para lanzarse sobre ellos

y destriparlos hasta diseccionar todos sus miembros

es la misión del auténtico poeta

debe ser perro de su tiempo.



***



VIVIR EN MARES DE ZOZOBRA



Vivir en mares de zozobra,

tormentas y tribulaciones

no es el único destino

que lleva a los hombres

al puerto de la creatividad

ni siquiera es única la senda

de la azarosa y dulce ventura,

pues el talento, la sensibilidad y la emoción

al margen de los caminos que oyen los humanos

debe ser intensamente canalizado

para bucear en las inquietudes del alma humana,

en esa búsqueda llena de dedicación y esfuerzo

debe lograrse la satisfacción en el hallazgo,

ser poeta es ser notario de las emociones de su tiempo,

enfrentándose a la vida

empapándose y absorbiendo el elixir

de la creatividad poética.



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DESDE SAN MARTÍN DE LOS ANDES

PATAGONIA (ARGENTINA)

ANA MARÍA MANCEDA



LA DUEÑA DEL MUNDO



Es irónico, al menos risueño, ir en un bus hacia el trabajo

una mañana de primavera y sentirse la dueña del mundo

porque sí, porque los ojos inmensos brillan , el cerebro bulle de proyectos y las hormonas esclavizan el cuerpo.

Soy la dueña del mundo. Vivo al límite, por eso he llorado y he escrito un poema esta mañana, tan solo esta mañana por la guerra de Viet-Nam.

El otro día, la semana pasada fue por lo de la FAO.¡ Hay hambre en el mundo! Mientras la lluvia cae insobornable sobre la historia, arrasando las espigas y las esperanzas. La sequía acecha, el desierto acecha. Y los pájaros cantan sobre la tierra.

Soy la dueña del mundo, no me alcanza el tiempo, aún a los dueños del mundo no les alcanza el tiempo.

Por la tarde, mientras el sol se cuelga e insiste empujando los vitrales del subsuelo , ayudado por los aromas de las flores del bosque que abraza a la Facultad, me sorprende extasiada mirando por el microscopio ; una célula vegetal o la espora de un hongo o el perfecto cristal de una roca.

Yo extasiada, y no me alcanza el tiempo.

Por la noche el azar me lleva , el tiempo tampoco alcanza

las estrellas se alejan, mis manos, mi cuerpo no pueden seguirlas

quizás mi cerebro. sí mi cerebro, sí mi cerebro.

Amanece. La dueña del mundo comienza su ebullición.

Ocurren tantas cosas en el planeta y la familia sigue la estúpida, nociva

tarea de autodestruirse, mientras ocurren tantas cosas en el planeta.

La lluvia cae y el desierto acecha. Los pájaros siempre cantan.

Olores, jazmines, río , noche húmeda. sabores, panchos, pizzas, asados.

Crepúsculo y cerveza. Amores. Libros, libros, libros. Música, amigos,

se juega a ser hippie, bellos, comprometidos. Recitamos poemas en francés.

Es irónico, al menos risueño ir en un bus y sentirse, porque sí,

la dueña del mundo. Hace mucho, mucho tiempo. Ahora es más irónico aún.

Amanece, caen copos de nieve en mi jardín

en la cama, un cuaderno, una lapicera y mi cerebro

sí , mi cerebro ¡ Flasch! Y soy la dueña del mundo.******



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SELECCIÓN DE POEMAS (2011)

POR PABLO VOLUMEN





El de Alabama



Lo teníamos preparado,

lo habíamos ensayado

no sé cuántas veces.



Era tan fácil como tocar

esa canción de los Simon y Garfunkel,

como quedarte en la cama por la mañana,

como decirle que sí a la rubia,

como decirle que sí a la morena,

como decir que sí

al trago que te ofrece tu colega.



Era tan fácil

como no decir nada,

como decir

que nos lo había enseñado

el de Alabama.



***



Ya sabes...



tenía lo poco

de los que se quedan

hasta las tantas,

que eran demasiados.



tenía el sonido

de las paredes

que atraviesan voces,

cuadros caídos.



tenía la pregunta

que me gustaba

cuando se mesaba el pelo,

cuando se cruzaba

en viajes cortos.



tenía algunas palabras,

no sé cuántos años

y muchos escritos.



Ella tenía algo,

y yo,

algo que decir.



***



El círculo



Annabel Lee se levantaba sin rechistar

e iba directa al centro de la ciudad

para celebrar la meada matinal

en el agujero vertical de la Luna.



Después se frotaba los ojos

con sus manos de cuarzo

para rayar la piedra de esos párpados

que sufren sobrepeso.



La flor de lis nos llamaba la atención

aunque no éramos Boy Scouts,

y el reloj de la torre pasaba las horas

cerca de la puerta de la Cámara Municipal.



La bandera de la unión se enarbolaba,

se mecía en lo alto de la torre,

ondeaba sus cruces.



El oxígeno se sentía fatigado

y se apoyaba en la barandilla

para bajar las escaleras,

acercándose al círculo,

donde una multitud de críos

hacía un corro con la manos sueltas.



Disfrutaban de la fuente sin memoria,

riendo, persiguiéndose,

mojándose el uno al otro,

echando agua a las palomas.



Los padres hacían la tangente,

con la toalla preparada,

orgullosos de sus hijos.



Los que iban a la par

eran independientes,

eran individuos,

iban a su bola,

estaban en otro plano,

mintiéndose al oído,

tapándose la boca.



Cerca de mí

una familia Pakistaní

en la base de un banco,

comiendo helado,

helados,

pensando sólo en el helado,

empezando a la vez,

terminando a la vez,

totalmente sincronizados.



Los indigentes me miraban,

paseaban a mi lado,

tosiendo para disimular,

ofreciéndome limosna.



Pero el lápiz no escribía,

se lo gastaba todo en bebida,

lejos,

muy cerca del círculo,

bebiendo vino,

tomando nota.



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MARÍA ISABEL BUGNON

(ESCRITOS)



Palabras



El amanecer se llena,

De colores y sonidos.

Tus palabras me hechizan,

a través de tu música.

Tus pensamientos de poeta tienen,

la magia de hacer pensar,

me invitan a soñar.

Solo me tengo que animar a volar,

subida en un murmullo de palabras,

palabras que forman rondas,

enredan a mi corazón,

lo hacen sentir

reír, soñar, amar,

palabras transformadas,

en poesías.



***

SUEÑOS DE AMOR

(MICRORELATO)



Los pensamientos hilvanan sueños, su corazón henchido de felicidad añorando el

momento de desplegar sus alas ,emprender su vuelo hacia la libertad total, empezar

una nueva vida, soñar con un amanecer rojizo, noches tranquilas en las cuales, el toro

del Paraná sale a buscar su sustento diario.

Allí en las riberas construirá su morada .

En el taller, mientras modela cada pieza de madera, lo acompañara un mate ,

amigo fiel que sabe de sus alegrías ,tristezas , penas del corazón .

El susurro del río que se duerme recostado en las barrancas,

el vuelo de las garzas dejara una estela, en el infinito azul.

La flor del Irupé, danzara en el espejo de cristal deslizándose suavemente, el lapacho

en flor tendera una alfombra blanca ,sobre ella depositara su cuerpo, se entregara

al descanso después de una larga jornada.

Cerraras los ojos, vendrá a tu mente la figura esbelta ,vestida con una túnica blanca,

Iluminada por la suave luz de las estrellas, en su pelo lleva una bincha de flores de

Ceibo, en la cintura un cinto de caracoles.

Sus pies descalzos ,se hunden en la arena, que los acaricia suavemente ,la brisa juega

Con sus cabellos ,los rayos de luz de la luna ,besan dulcemente su piel, se acerca hasta

su lecho, siente el aroma de su piel, la alza en sus brazos ,depositándola suavemente

sobre la alfombra de flores del lapacho blanco.

Allí muy despacito bebe el néctar de sus labios ,aspira el perfume de su cuerpo,

Sus dedos se deleitan en cada pliegue, acariciándolo como si

Tensara las cuerdas de su guitarra, sus gemidos son melodías hecha zamba que se

Pierden en la noche estrellada.

Sus cuerpos unidos, acunados por el murmullo del río Paraná que corre mansamente,

Llevándose el perfume de una noche de sueño y amor.



Ganador a la excelencia del poeta, en el concurso del poeta virtual en la pagina, poetas iberoamericanos.



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QUISPE Y UKARA



Se despertó muy temprano ,se sentó en la cama ,cepillo su larga cabellera color azabache, tomo su desaville rosa ,cubrió su cuerpo desnudo, se acercó a la ventana ,abrió lentamente sus postigos para dejar pasar la claridad de tan bella mañana , observo su jardín un poco opacado por el frío del invierno, saludo a sus plantas

Con un ¡buenos días hermosas! como lo hacia todas las mañanas .

Se sentía rara , como que ese día seria especial, que marcaría a fuego su vida, uña nueva etapa estaba por empezar para ella .

Prendió su ordenador ,mientras se hacia un café, cuando entro a su correo personal ,algo le llamo la atención , en You Tube un tema de los nocheros ,”cae una lagrima” su grupo musical folklórico que mas le gustaba por el romanticismo de sus canciones.

Se lo mandaba alguien que no tenia nombre ,algo un poco misterioso, le siguió el juego ,pero ella sentía que en su estomago danzaban mariposas, debajo de su desavillé rosa, su piel se erizaba , transpiraba ,cuando al abrir su ordenador y encontrarlo allí en un murmullo de palabras llenas de ternura y erotismo.

Una mañana al entrar grande fue su sorpresa al no encontrar ningún mensaje ,pero si allí estaba el, ese hombre misterioso que le llenaba el alma de poemas ,su corazón se abalanzaba dentro de su pecho.

El le dijo buenos días ,¿Cómo estas? ella respondió ,bien .¿quien eres? El le dijo, un admirador ,te sigo desde hace mucho tiempo ,por casualidad logre averiguar tu correo y acá estoy tratando de entablar una bella amistad con una mujer como tu ,inteligente ,educada simpática y muy interesante.

A ella no le pareció mal ,llegaban las seis de la mañana y estaba allí esperándolo, se fue convirtiendo en la cita diaria , era como un brebaje ,que tenia que tomar para estar todo el día feliz.

Pasaba el tiempo y empezaban a conocerse cada día mas ,ella quería saber como se llamaba ,el le dijo ,¿Por qué no me pones tu un nombre? ella acepto con gran alegría y lo bautizo QUISPE (brillo, esplendor, espíritu solidario)le causo gracia ,pero lo acepto con cariño, también el quería saber su nombre ,le contesto lo mismo ,puedes ponerme el que mas te guste y así nació UKARA (rocío de la mañana)porque el la imaginaba como si fuera una reina, frágil, transparente, una cabellera azabache, larga cayendo sobre los hombros como una cascada ,deslizándose hasta la cintura, una túnica blanca larga ,con los pies descalzos caminando sobre las barrancas del Paraná.

Ukara fue tejiendo esa hermosa historia de amor sobre ese ser misterioso ,el cual ella le llamaba QUISPE.

Cuando hablaba con Quispe ,el la colmada de palabras dulces de momentos simples,

Pero inolvidables.

Un día UKARA le declaro su amor a ese ser especial , a su QUISPE, grande fue su sorpresa cuando QUISPE le dijo que solo la quería como una amiga ,que ella era especial para el, pero no la amaba ,no quería verla sufrir .

Por días y noches UKARA, deambulo por la orilla del río, sus aguas cristalinas le devolvían una imagen triste ,abatida por el sufrimiento.

Una mañana encontró en su ordenador una carta de QUISPE que le decía que se iba de viaje a disfrutar de unas merecidas vacaciones, UKARA sintió que su corazón se rompía en pedazos , las astillas de ese amor se desintegraban en el espacio, sus ojos no podían evitar que las lagrimas brotaran a mares ,se deslizaran y bañaran ese rostro angelical.

Se sentía tan desganada ,su alma oscura y fría ,no encontraba sentido a su vida ,la soledad le robaba la cordura, cuando mas sola su alma estaba ,mas débil la razón.

Imaginaba el mar ,sus olas elevarse ,envolver ese barco de sueños que esperaba con tantas ansias ,el sol se va escondiendo muy despacito sobre un horizonte rojizo, el cielo oscureciendo lentamente ,la noche empieza a deslizar su manto oscuro sobre la tierra, la oscuridad parecía cubrir su mente en tristeza, soledad, desazón, dolor ,angustia.

QUISPE se había marchado con una despedida fría ,inclusive le decía que no sabia si regresaría porque no quería que UKARA sufriera.

UKARA lo esperaba día y noche en su ordenador ,era la única cosa que acortaba esa distancia que la separaba de ese amor no correspondido.

UKARA paseaba su tristeza ,por las noches caminaba por las barrancas del Paraná imaginando amaneceres junto a QUISPE, pensándolo ,preguntándose en donde estaría ,si pensaría el ella ,si otra mujer calentaría su cama, besaría sus labios ,bebería el sudor de su cuerpo ,dibujaría ese cuerpo moreno con sus dedos .

QUISPE volvió de su viaje ,la busco para contarle lo que había disfrutado de sus vacaciones ,pero no la encontró allí, UKARA ya no entraba a su ordenador , no revisaba sus correos, porque sabia que el ya no le escribía

Ese amor a la distancia le robaba el sueño por la noches, la llenaba de alegría con solo pensarlo ,imaginaba que quizás algún día lograrían conocerse y QUISPE llegar a amarla .

En el invierno Argentino el llegaba a visitar a sus familiares ,le había prometido a UKARA que la llamaría por teléfono ,concertarían una cita ,buscarían un lugar paradisíaco y cenarían a la luz de las velas ,UKARA lo amaba tanto que creía en todo lo que QUISPE le decía ,espero esa llamada ,todo fue en vano ,el llego visito su familia ,sus amores que tenia a montones ,mujeres que el ilusionaba con sus palabras hermosas.

UKARA, era tan grande el amor que sentía por QUISPE que no se daba cuenta que el jugaba con sus sentimientos sinceros ,puros, verdaderos.

QUISPE regreso a su país sin avisarle nada ,desde allí le escribió un mensaje diciéndole que no había tenido tiempo de llamarla ,que volvería en primavera y se encontrarían, que lo espere, pero UKARA sentía que la vida se le iba, que no tenia sentido seguir esperándolo.

Empezó a decaer ,de su rostro se fue borrando esa hermosa sonrisa que tenia ,de sus ojos negros el brillo de felicidad se fue opacando por la tristeza, su corazón ya no quería seguir mas.

QUISPE le había dejado una herida que sangraba día y noche debilitando su alma , inmersa en esa soledad que sentía la encontró la parka ,dormida en las barrancas del río Paraná.

El cielo recibió un ángel ,esa reina que murió de amor por QUISPE, ese hombre que no supo o no pudo amarla como ella lo amaba .



KAMALI



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SELECCIÓN DE POEMAS

POR CRISTIAN CLAUDIO CASADEY JARAI

Pensamientos



Piensas en palabras vacías

Que de alguna manera

Intentan llenar tus pensamientos

Pero no lo consiguen

Siempre siguen vacías

No hay nada

No hay nada

Solo frustración

Frustración e impotencia

Impotencia y frustración

Pues es la cruel realidad

Y no se puede escapar de ella.



***



Vendedores de mentiras

Vendedores de promesas

Que ninguna se respetará

Que ninguna se cumplirá

Más palabras vacías

Más frases sin sentido

Solo armonía

Desprovista de centros tonales

Solo ritmo

Sin pulso firme

Solo melodías

Puramente atonales.



***



Mi perro es fascista

Se despierta y entona Faccetta Nera

Se pone su camisa negra

Y sueña con conquistar Abisinia

Mi perro es fascista

Se acuesta y canta Giovinezza

Acomoda su fascio

Y sueña con revivir el Imperio Romano

Mi perro es fascista

Ante los problemas silba Me ne fregó

Organiza su corporación

Y lee a Evola…

Es un perro extraño…



***



Escucho por Internet la radio

Radio 10

Y el negro Oro sigue haciendo apología del pornoperonismo

Él mismo es un pornoperonista

Peronismo prostituido

Desnudo de ideología

Vendido al dinero

Pornoperonismo

Cuyo máximo exponente

Es una gran meretriz

Que lleva el destino de la nación

Hacia el Apocalipsis.



***



Cualquier juez sucio

Corrupto e infame

Puede llegar alto

Muy alto

Pues con dinero todo se puede

Sin dinero solo hay cárcel

Y censura

Y silencio

Nada peor que un abogado

Nada peor que un notario

Inmundicias que corroen al mundo

Con sus excrementos filosóficos

Con su ambición desmedida

Con su amoralidad soberana.



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CÁBALAS Y OCULTACIONES



Por Cecilio Olivero Muñoz



CONCLUSIÓN



A mi padre.



La tranquilidad de la vida es fragmentada,

la ilusión de la vida es un breve momento,

un breve momento es la soledad buscada

y la soledad hallada es un largo fragmento,

la verdad buscada es hallazgo y descontento,

descontento y fragmento es la dicha hallada,

la reencontrada se guarda en el sentimiento,

la felicidad y la libertad son cima igualada,

caducidad fechada en continuo detrimento,

la muerte es la última compañera asegurada,

es lo único perpetuo entre tanto fragmento.



***



LA BICICLETA



Veo a mi bicicleta gastada

como se la come el tiempo,

allí en su rincón sin usarse,

el tiempo se la traga

y yo la miro y me canso

de mirarla quieta y polvorienta,

parece un hombre olvidado,

olvidado por la vida.



***



SOPA DE LETRAS



Si ser normal es ser mediocre

Si ser mediocre no es normal

Si ser subnormal es ser mediocre

Si llamamos al mediocre anormal

Si ser anormal ahora es óbice

Si hacer óbice es mediocridad

Si ser mediocre también es óbice

Hacemos óbice por la superioridad

Si la superioridad no es óbice

¿¿La supremacía no es divinidad??

¿¿Lo divino es mera deidad??

¿¿Nombrar Verdad??¿¿Hombre o ProNombre??

¿¿Qué es lo normal?? ¿¿Cuál es el nombre??

-Hombre Banal-

Si ser banal es ser mediocre

¿¿¿También es óbice la banalidad???

Si la banalidad es vana mediocridad

¿¿Es vano el hombre y su vanidad??

La vanidad resume al hombre

Lo peculiar omite el nombre

Y hace óbice en la peculiaridad

Yo me conformo con ser peculiar

Si tienes la peculiaridad de ser mediocre

Yo quiero ser mediocridad

Si la mediocridad es también óbice

¿¿¿Por qué no puedo ser normal???

Ser sin nombrar, Ser sin nombre

Ser un hombre, Ser sin más



***



EL HOMBRE MECÁNICO



La noche del primer Sábado de Mayo,

A las 23.16 -¿cómo es posible?-

Aparecerás entre humo y mediana luz,

Aparecerás como el polvo azul en un ladrillo,

Como una aurora que presume de inalcanzable,

Como el esperma de una ballena penetrada.

Aparecerás transeúnte y silencioso,

Meridional y transitorio,

Circunstancial e insultante.

Querrás acaparar toda nuestra atención.

Nos enseñarás a ver lo que no queremos ver.

Conseguirás aburrirnos como siempre.

Verás nacer una estrella entre adalides

de bohemia, plagados ellos de vacuidad,

Creerás pertenecer a no sé qué causa

ejemplar y alucinante, temporal e improvisada,

con no sé qué éticas harás honores cegados

entre no sé qué destino abanderado,

de no sé qué moral creerás tener la norma

domesticada bajo tu compañía edulcorada,

pero serás el mismo hombre pelmazo,

el mismo plasta de todos mis Sábados nocturnos,

aquel que sin conocer el trayecto

lo sigue con suma perfección,

aquel que se deja llevar por la mística

del hay que probarlo todo,

aquel hombre mecánico

que vino por estos lugares hace doce años

y lo echemos a la calle a patadas

y se fue tan inercialmente como antes vino.

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