domingo, 2 de diciembre de 2012

30º Número de la revista literaria Nevando en la Guinea





30º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA
DIGITAL MENSUAL
NEVANDO EN LA GUINEA
NºLXXIV desde inicios/01-12-2012

EDITORIAL LXXIV
La Generación de los 50: Caballero Bonald

         Una de las consecuencias de la Guerra (in)civil española fue la de provocar un corte generacional que afectó a todos los ámbitos, pero en gran medida a la cultura. Hubo que comenzar de cero. Ya hemos mencionado alguna vez al historiador y crítico de la literatura José Carlos Mainer que había calificado la etapa entre 1880 y 1936, fecha de inicio del conflicto, como la edad de plata de la literatura española. En ese medio siglo coincidieron varios estilos o corrientes literarias agrupadas en diversas generaciones: realismo y naturalismo, la Generación del 98, el modernismo, el surrealismo y la Generación del 27. La lista de nombres es extensa en esta pléyade de autores que llegaron a coincidir en el tiempo y en el espacio. La Guerra supuso en buena medida la salida de una buena parte de los escritores al exilio, cuando no fue la muerte la que quebró la relación entre los autores y la sociedad, desgraciada muerte en algún caso como el de García Lorca. Muchos de esos escritores ya no volvieron a España y mantuvieron su carrera literaria y cultural, intensa, en otros países. Era la España peregrina, la del Exilio, en gran medida sin conexión con la España del Interior, que quedó aislada.
         Este aislamiento fue absoluto en los primeros diez años posteriores al fin de la Guerra. Afectó a todos los ámbitos de la vida y de lo cotidiano, desde lo más material, lo económico, hasta el saber, el conocimiento, la cultura. Los jóvenes españoles que se adentraban en la literatura en los años cuarenta habían perdido las referencias literarias de las generaciones anteriores, la mayoría de los autores se habían marchado del país y sus obras, en muchos casos, estaban prohibidas o eran de difícil acceso. Ni siquiera podía haber un contacto físico salvo con un puñado de autores de las generaciones anteriores que permanecieron en el interior.
         En efecto, se comenzaba de cero. Los jóvenes que se adentraban en la literatura habían perdido esa posibilidad que daba el contacto directo, el aprender de los maestros, de su propia voz. Pero era evidente que la necesidad de toda sociedad, incluso la que conoce condiciones nefastas y paupérrimas, era la de contar con narradores y poetas que alimentasen la vida literaria del país, el sueño colectivo que es, en cierto modo, la literatura. A los diez años de acabada la guerra irrumpe con fuerza un grupo de poetas y de narradores con una temática social intensa, una preocupación apasionada por el lenguaje e incluso por experimentar con las estructuras de la poesía y de la novela. Es la denominada Generación del 50, cuya lista de nombres es prolífica: entre los poetas, hablamos de Gil de Biedma, de Gamoneda, de Claudio Rodríguez, de José Hierro, de Gabriel Celaya, de Juan Goytisolo entre otros; entre los narradores, hablamos de García Hortelano, de Juan Benet, de Sánchez Ferlosio, de Juan Marsé… La lista es inmensa y no queremos olvidar a nadie, pero resulta imposible completarla aquí.
         La ocasión de referirnos a esta generación nos la brinda la elección de Caballero Bonald, que reúne su condición de poeta y novelista, como Premio Cervantes este año. No queremos dejarnos engatusar por el canto de sirenas de los premios, siempre caprichosos, pero reconocemos que en ocasiones, más allá de la purpurina de la cultura espectáculo, hay premios que nos recuerdan que han existido grupos de escritores que elevaron el nivel, fueron maestros –y la generación de los 50 desde luego lo fueron para los lectores y escritores que en España han sido desde entonces-, actuaron en muchos casos como verdadera generación y han dejado y dejan una huella importante que nos llega hasta nosotros y se mantiene viva.
         Caballero Bonald es un escritor preciso en sus palabras y sus formas. No en vano forma parte de una generación que cuida el idioma, le presta una atención enorme y consigue un lenguaje preciso, bello, sin descuidar por ello la forma. Sin duda es un rasgo generacional. Nos congratulamos del reconocimiento, a pesar de que los premios nos resultan plomizos.

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RASCARME MIENTRAS ORINO
Por Cecilio Olivero Muñoz

BAJO PENA 

¡Qué pena me doy por que soy pobre!
Soy pobre como la ropa
que se hereda de algún muerto,
soy pobre como la mugre apátrida,
soy pobre como la gris paloma,
soy pobre como el pozo
podrido por el cadáver de un perro.
Pero me niego a cubrir este poema
de un sospechoso dramatismo.
Cuando las manecillas del reloj
no han descubierto aún la aurora
entonces te levantas, madre,
entumecida, gastada, resurrecta, valiente.
Pero me niego a agrisar este poema
de un sospechoso victimismo.
Entre el asfalto y el hierro colado
huyo frenéticamente del escándalo,
del ruido cegado de la masa de gente
para conseguir lo no circunscrito.
Si protesto me dan palo,
si me achanto se me suben,
estoy harto de soportar al margen
ese nocivo grito autoritario,
¡cuando pases por mi lado saluda!
Con la cautela semi-cruda,
carente de vocabulario,
para siempre con una sola muda,
con rugido en el estómago.
¡Qué pena me doy por que soy pobre!
Sí, soy pobre en patrimonio,
pero yo no soy un pobrecito,
 soy algo más que nada,
pero algo menos que todo aquello
y no soy un pobre don nadie,
quizá tenga algo de rey y de mendigo,
soy un pobre que poco posee
aunque de valía para nada carece,
proletario de este mundo,
soy pobre, pero no un pobrecito.
Se niega la vergüenza del mundo,
se niega el hambre entre obesidad,
niegas la verdad, y basta,
lástima de sudores de azada,
los míos, los nuestros, los pobres,
sudores que caen en la tierra
como semillas ciegas y fértiles,
como semillas de la que se espera algo.
¡Qué pena me doy por que soy pobre!
Rabio de pobre, envidio de pobre,
lucho de pobre, enmudezco de pobre,
ironizo de pobre, me escondo de pobre,
enveneno de pobre, ruina de pobre. 
¡Pero tengo la suficiente dignidad!
Una dignidad mayor
que la de los árboles que otorgan fruto,
una dignidad tan perfecta como cien
plegarias al Dios que no conozco,
tan digno y tan decente
como aquellos que detestan
la obsolescencia programada,
tan digno y tan hombre
como los caminantes que retornan.
He sido cien veces poema
y mil veces canción,
he sido capitán de ningún barco
y he sido amigo, sobre todo amigo.
He sido un amante de la palabra
y vivido en las dos mitades del mundo.
Tengo la dignidad de decir no
en el momento preciso,
cuando el asunto lo requiere.
Gracias a que soy pobre
no soy un pobre diablo,
un mandamás en un rincón,
un hombre encadenado al dinero,
yo estoy encadenado a las sonrisas,
a los besos que se exilian
en las zonas erógenas,
estoy encadenado a las risas puras,
y a las alas de la euforia que el vino ofrece.
Quiero ver libres a los enamorados
 en su zenit,
quiero que se amen
hasta el gritar de gozo,
yo no estoy encadenado al amor
 que no me incumbe,
estoy encadenado a la literatura justiciera,
estoy encadenado al amor
pero también al naufragio.
Al auténtico naufragio de los derrotados.
Pierden el brillo todos los cuchillos
y se opaca la mirada como noche de páramo.
Tengo la dignidad arrinconada
en el orgullo serio
que mis ancestros tuvieron.
¡Qué pena me doy por que llamo sin dar voces!

***

SAGRADOS MOTORES
(Homenajeando a Leos Carax)

Va con su hijo por la acera de la mano y su hijo le repite:
-Papá, ¿me llevarás a la feria? ¿De veras Papá?
Sí hijo, claro que te llevaré. Por supuesto que sí.
Al rato su hijo empezó a contarle un episodio
ocurrido en el colegio con un compañero.
Mientras su hijo contaba, él asentía,
automáticamente, sin escucharle, ignorando la historia,
como si ya conociera la historia,
como si las palabras del hijo no valieran nada,
como si el hijo no tuviera criterio alguno y fuera un inútil
al que llevan de la mano casi por inercia, tal vez por que sí.
El hijo carcajeaba mientras le contaba,
y él también reía, pero en realidad
ni sabía lo que le estaba contando el niño.
Dejó al niño en casa de su madre,
ella y él estaban divorciados hacía cinco años,
ellos dos gozaban de la custodia compartida.
Gozaban de un pacto extraoficial y a la manera de ambos.
Todavía mantenían cierta complicidad gracias al niño.
Lo dejó en el portal y le dijo:
-Después vendré a recogerte para ir a la feria, anda y sube.
Vale Papá, lo vamos a pasar de cine.
Él ríe (automáticamente) y dice:
-Sí, jeje, de cine hijo, de cine. Él ríe con desgana.
Ya en su casa se dispuso a poner música.
Sin saber por qué le dio a la música más volumen del habitual.
Escuchaba a Nina Simone, esta vez sonaba Mr. Bojangles,
sonaba Nina Simone arrebatadora, estremecedora,
sensual, él se quedó estupefacto ante tanta hermosura,
inesperadamente mientras escuchaba
le dieron un golpe tremendo en la cabeza,
caía al suelo, sorprendido, sin reaccionar,
eran dos tipos encapuchados,
mientras que sonaba la música alta
todo parecía fuera de lugar, como sin importancia,
como si al sonar la música alta, y esos dos tipos
robando en la casa, poniéndole cinta aislante alrededor
de su cabeza, a la altura de la boca, para tapársela,
también en las muñecas y en los tobillos,
para inmovilizarlo, para reducirlo,
mientras ocurría todo eso, todo emanaba de un halo
de extraña poesía, la música alta quitaba importancia,
le estaban maltratando, le estaban robando,
mientras sonaba Mr. Bojangles todo era absurdo,
absurdo y poético a la vez.
Todo respiraba de un efluvio ridículo y a la vez poético.
Poético por que parecía un sueño incoherente.
Absurdo por que la música era cómplice
y Nina Simone les había venido como anillo al dedo.
Los ladrones ya se habían ido
y el disco volvió a reproducirse otra vez,
él se sentía idiota, se sentía inútil,
sonaba la música automáticamente
y se decía: -Tengo que llevar a mi hijo a la feria.
Allí estaba paralizado, atado de pies y manos,
con una mordaza en la boca y la música alta,
música que se reproducía una y otra vez,
los vecinos no se habían percatado de nada,
todo seguía en su mundana rutina aparente,
el vecino tenía la misma música de siempre alta,
como siempre, todo funcionaba como tenía que funcionar,
con la inercia de lo que se deja llevar.
Sagrados motores, ahora que funcionáis sin el descanso,
sagrados motores que actuáis automáticamente.
Rugid por que sois motores. Sagrados motores.
Con un sesgo que os hace previsibles,
como pensamientos repetidos hasta la extenuación.
Sagrados motores, recordad vuestra buena acción. 
Recordad que sois motores y nunca pecáis.     

***

PERDERSE DEL MAPA

Yo compré en Lima un mapa, un señor mapa,
un mapa de América Latina,
lo desplegué cuando lleguemos a casa,
lo compré no sé por qué,
quizá buscaba por Bolivia la tumba del Ché,
o quizá lo comprara para encontrarme
con Gabo, con Cortázar, con Onetti,
yo los buscaba entre sus fronteras en rojo,
¡América Latina, ¿qué te hicieron esas bestias?!
Yo buscaba a Borges, a Maradona, a Galeano,
no los encontré, estaba en Lima,
buscaba por el territorio del Perú a Vargas Llosa,
a José María Arguedas, a Vallejo,
a José Watanabe, a Bryce Echenique,
no encontré ni sombra de ellos,
me revolcaba por el mapa
para perderme en sus selvas, en sus sierras,
en sus costas, me imaginaba tucanes y otorongos,
me imaginaba un Amazonas infinito,
me revolcaba por el papel buscando el qué,
al poco tiempo tuve que regresar a Europa,
en el aeropuerto perdí el mapa, pero
no solo perdí el mapa, perdí a Macondo,
perdí a la mano de Dios, perdí hasta la victoria,
siempre, perdí el libro de arena,  
perdí mi colección de Cronopios,
perdí a doce Heraldos Negros,
perdí una conversación en La Catedral,
perdí poemas, perdí historias de Indios,
perdí una canción desesperada,
perdí la flor de la canela, perdí tantas cosas,
también me perdí yo, me perdí del mapa.

***

LO ESCUCHARÁN

Lo escucharán, lo sé, me aterroriza
que escuchen esa debacle asquerosa,
sé que lo escucharán tarde o temprano.
Sonará como un aviso de que ya ocurrió,
de que ya lo he hecho, los vecinos sabrán
de que ya cometí ese escarnio horrible.
Lo escucharán, lo sé, puedo asegurarlo,
pared con pared será delator el sonido,
no hay paredes para el sonido envolvente,
lo escucharán, lo sé, tengo cierto pudor,
un pudor que me desnuda progresivamente,
escucharán que ya tiré de la cadena
y todo lo que me afligía se fue al garete.
Otra mierda más que pisa el mundo.

***

CUANDO FALTA NOS HACE

Se ha ido la electricidad de mi domicilio.
¿Por qué nos acordamos
de lo que no tenemos cuando nos falta?
Un día, espero que tarde, te irás tú.
La electricidad apunta en la esperanza infalible
de que tarde o temprano volverá.
Repito, espero que sea tarde cuando me faltes.
Espero sea tarde. Te quiero demasiado.

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CRISTALES

         Observabas los movimientos casi espasmódicos de la mujer que limpiaba los cristales de la puerta. Parece una danza macabra o histérica, como la de un ataque epiléptico, pensaste y en verdad no debía de ser fácil limpiar aquellos cristales que no conformaban, por lo demás, una superficie única, sino que estaban cuarteados por unos hierros con formas florales. Recordaste que el cristal era en realidad un líquido y que si dejabas un vaso durante años y años, al final se reducía la altura, y si se mantenía aparentemente estático, era porque siempre se mezclaba el cristal con algo, plomo o arena en el caso de muchos ventanales, cualquier otro material en otros casos. No lo recordabas muy bien de tu época de estudios, apenas fueron unas pocas clases de la escuela laboral a la que asistías hacía ya mucho tiempo, casi lo habías olvidado y ahora mismo estabas más concentrado en la mujer que se esforzaba por cumplir su función limpiadora que en rememorar aquellas aburridas clases que, por lo demás, tampoco te sirvieron de mucho.
         La mujer se irguió y observó el resultado de su esfuerzo. Parecía estudiar detenidamente la puerta para evitar que algún rincón se quedara sin limpiar. Repasó con el mismo detalle con que los había limpiado los cristales y luego desapareció en el portal. En ese momento llegó Julio. Se subió al coche y te pasó la botella de agua que le habías pedido.
−¿Sin novedad?
−Sin novedad.
         Sabías que hasta y media no saldría de casa. Era un hombre rutinario, aparecería el coche negro oficial, matrícula oficial y banderita incluida en la parte derecha delantera como juez militar que era, y a los dos minutos saldría él con la intención de subir al vehículo y seguir el mismo trayecto de siempre hasta su destino, las mismas calles y avenidas, casi la misma hora en cada esquina y en los semáforos, para al final pararse el coche frente a la entrada central de la Audiencia, un edificio enorme, clásico, y descender del coche para subir las escaleras hasta la entrada, donde un policía le saludaría de forma convencional, posición de firme con la mano derecha sobre la ceja derecha.
         Llevabas casi un mes detrás de él y conocías sus movimientos tan repetitivos al dedillo. Por lo demás, las indicaciones habían sido precisas, debéis conocer hasta el mínimo detalle de sus movimientos, nada debe quedar sin saber, se trataba a todas luces de un hombre importante, muy protegido, con exceso y celo. Te extrañó por eso todavía más que no cumpliera con las medidas de seguridad mínimas que sin duda había recibido del Ministerio y de la policía. El gobierno había sido incluso alarmista, no estaban los tiempos para facilitarles las cosas a los terroristas, afirmó un portavoz gubernamental a los medios de comunicación, lo recordabas muy bien, terroristas, repetiste, “no estaban los tiempos”, se te quedó grabada la expresión que tantas veces habías escuchado aquí y allá, no están los tiempos fáciles, no están los tiempos para zarandajas, no están los tiempos para fruslerías.
−Hoy es el día –te dijo de pronto Julio. Le miraste sorprendido.
−¿Hoy?
         No te respondió. Él, al fin y al cabo, tomaba las decisiones, así quedó establecido, Julio tenía las responsabilidad de cumplir con lo que habíais ido a realizar y ni tú ni Sara debíais saber mucho más de lo que él os iba indicando. Por eso había indicado esa misma mañana a Sara que se quedara en el piso. Tampoco te extrañó en ese momento, no siempre ibais los tres juntos a todas partes, el seguimiento se repartía. En esta ocasión, además, os tocaba a vosotros, contra lo que solía ocurrir, cumplir con el objetivo.
−¿Tú o yo?
−Tú –respondiste. No quisiste pensarlo mucho. Pasado el tiempo quisiste distinguir un punto de disidencia, de discrepancia, de horror ante la cotidianidad de la muerte. Pasado el tiempo.
−Ponte al volante.
         Cambiasteis de asiento. Al poco llegó el coche. El chófer descendió y volteó el vehículo. Julio esperó unos segundos aún y bajó. El hombre salió a los dos minutos y Julio te dijo «enciende el motor», diste media vuelta a la llave mientras él atravesó la calle, sacó la pistola y avanzó por el lado delantero de su coche y disparó varias veces. Regresó rápido, subió y arrancasteis. Tuviste tiempo de ver que una bala había impactado sobre el cristal de la puerta, haciendo también añicos, pensaste, el esfuerzo de la mujer.

Juan A. Herrero Díez

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CARTAS
Por Marcelo Juan Valenti
Estimado Lucrecio:
                               Recibí tus datos del “Club Mundial de Amigos por Correspondencia”. Me llamo Mauricio. Tengo 27 años. Trabajo en una oficina.
                               Me gusta el cine y leer novelas policiales.
                               Los fines de semana juego al tenis.
                                Espero que me cuentes de vos. Escribime pronto.

                                                                                  Mauricio.

¡Hola Lucrecio!:
                          Me llamo Ignacio. No hago demasiado, pero sueño mucho.
                          Comencé a cartearme con gente desde hace poco tiempo. Pero el tema se ha infiltrado en mi producción onírica. Hace un mes soñé que me ahogaba en un mar de cartas. Un par de semanas atrás , soñé que abría un sobre  y de su interior brotaba un multitud vociferante.
                           Anoche, antes de acostarme, revisé la lista  de personas a las que tenía que escribir. Tu nombre me quedó grabado. En el sueño que tuve, nuestras primeras cartas se cruzaban y luego ocurría lo mismo con las segundas y así......Nunca llegábamos a ponernos de acuerdo.
                          Espero saber de vos.
                          
                                                                                     I.



Lucrecio:
               No puedo creer que no te guste ningún deporte. ¿Qué hacés en tu tiempo libre?
                ¿Tenés a tu bisabuela con vida? Me parece increíble. Yo no conocí ni siquiera mis abuelos. No tengo hermanos, ni primos, ni tíos.
                Jamás leí el libro sobre el que me comentás. ¿Es policial?
                Escribí pronto.
                                             
                                                                                    Mauricio.


                                                                                   J.
Lucrecio:
               Me impactaron tus sueños. Tanta tristeza me recordó los que cuenta un amigo mío que se llama Redshir.
                Si podés, mandame una foto. Ya soñé con vos dos veces, pero como no nos conocemos, aparecés sin cara.
                 El sueño mas interesante de los últimos tiempos ha sido así: camino por una gran oscuridad. Escucho gritos:”Fuera, fuera” y gemidos, que deben ser de la persona a la que están echando. Intento descubrir quienes son los protagonistas sin lograrlo. Luego levanto la cabeza. Hay un cuadrito de luz, una silueta se desplaza en actitud vigilante.”Es Iván, me espera”, pienso, “En la oscuridad no todos duermen.
                 No sé quien será el Iván del sueño. No conozco a nadie con ese nombre.
                                                                               Ignacio.



¿Lucrecio?:
                  ¿En serio te llamás así?¿Creerías que yo me llamo Víctor?
                  ¿Te interesaría cartearte conmigo?¿Será posible que nos hagamos amigos?¿Te escribís con mucha gente?¿Cuánta?¿De dónde?
                  ¿Me contestarás pronto?

                   ¿Víctor?(¿Qué es el ser?¿Un nombre propio?)



Hola Lucrecio:
                        Soy Gonzalo. Tengo 30 años, soy docente. Enseño idiomas en un colegio secundario. Estoy casado desde hace tres años. Mi mujer, Catalina (27) está embarazada.
                         Leo muchísimo. Conocer idiomas me permitió acceder a los textos originales de autores extranjeros.
                          Contame de tus cosas. Contestá pronto.

                                                                                           G.



¡Hola Lucrecio!:
                          La temporada es prolífica.
                          Te enumero los sueños.
1)   Una mujer sube a un colectivo. Se lastima sin darse cuenta, al pagar el boleto. De la herida salen hormigas, hasta que se convierte en un hollejo vacío.
2)   Me corren por las escaleras de una torre. Me encierro en la parte superior. La puerta comienza a ceder. Se abren dos opciones. Ser devorado o arrojarme al vacío. Abro la ventana y salto. Caigo en la cama de una mujer que está soñando conmigo y me salvo.
3)   Paso frente a una florería. Veo a la empleada rubia, lánguida, aburrida. Entro y pido rosas. Asesino a la chica en una forma brutal. Huyo, manchado de sangre, con el ramo de rosas.
4)   Un monstruo del pasado sale del interior de una estatua de vidrio. Asesina gente. Me echan la culpa a mi y voy preso.
              
                            Sueño y soy feliz.
                                                                                Ignacio.



¿Lucrecio?
                 ¿Te resulta increíble que vuelva a escribir?¿O no?
                 ¿Por qué soy tan preguntón?¿Será un atascamiento en la etapa de los “por qué”?
                 ¿Cuál es la fuente de todas las respuestas?¿Es tentador responderlo todo?
                 ¿La verdad existe?¿Y la realidad?
                                                                                  ¿Víctor?



Yuju, Lucrecio:
                         Soy Emilia, 25 años, soltera.
                         Mido 1,70; cabello rubio, con ondas, ojos verdes.
                         Leo de todo (libros de autoayuda, la serie “Grandes novelistas  románticos”, floricultura, ángeles) Practico yoga.
                        ¿Me escribís?
                                                                                          E.



Lucrecio:
               Espero que cuando recibas la presente, te encuentres bien de salud.
              Yo tengo 22 años, no puedo caminar, tuve un accidente, hace seis años, en el que murieron mi mamá y una tía. Mi padre murió cuando yo era chica. Estuve viviendo con mi abuela, pero está muy mayor para seguir atendiéndome. Ahora estoy en la casa de unos tíos, en un pueblo ínfimo.
               No tengo amigos, mis otros parientes me visitan poco. Paso mi tiempo mirando televisión o través de la ventana.
               Cualquier cosa que me cuentes va a ser una novedad.

                                                                                          Aurelia.






Estimado Lucrecio:
                               Entro directamente en materia. Mi Ultimo Gran Sueño: La dama de peinado alto; traje largo, negro y triangular; le habla a una criatura presa en una pecera de cristal rosado, que carece de espesor.
                               -Llegó la hora de salir.¿Has aprendido todo lo bueno?
                               La criatura apenas pudo burbujear un pálido “no”
                               -En fin, al menos, espero que hayas aprendido todo lo malo.
                              La criatura se inquietó y desde su atmósfera enrarecida pudo articular:-No digas esas cosas. Mi ama tiene un oído en cada habitación y su ojo inmenso es la bóveda del cielo...............
                             ¿No te parece un sueño maravilloso?

                                                                                                   Ignacio.



Lucrecio:
                No puedo creer que no me digas la edad de tu bisabuela a causa de “una prohibición jamás pronunciada”. Te hacía un tipo moderno.
                Para mi que te sugestionás con esos libros que leés. Te comprendo. A mi, de tanto leer novelas policiales, también me pasan cosas. Me quiero hacer el detective o todos los que me rodean me parecen sospechosos. En fin.......
                                                                                   Mauricio.



Lucrecito:
                No sé si fui suficientemente clara. Soy soltera, SIN COMPROMISOS, pero no me rindo. Sigo buscando el amor. En estos tiempos parece difícil....PERO NO IMPOSIBLE.
                También me parece importante cuidarse en forma integral. Si no armonizás todos tus aspectos entre si, y a su vez, estos con el mundo.....Hay que partir de una actitud positiva, porque sino.....
                La mención de tu familia no me pareció muy clara. Esos chicos que mencionás,
¿Son tus hijos, hermanos, primos?¿Amigos que comparten una casa grande?¿Okupas?
               Hasta la próxima.

                                                                                  Emilia.
  



Lucrecio:
               La programación televisiva se compone, en gran medida, de deportes. A mi me deprimen. Sé que hay gente en silla de ruedas que los practica adaptados. Hasta organizan olimpíadas para discapacitados. Yo no era buena para eso cuando podía caminar, imaginate ahora.
              Hay varios canales de películas, pero repiten siempre las mismas.
           La ventana del living da a la calle. Conozco las caras y los autos de memoria. Mis vecinos ignoran hasta que punto se repiten diariamente.
          Me gustó lo que contaste de ese libro. Voy a ver si me lo compran.
         
                                                                                                  Aurelia.



Estimado soñador Lucrecio:
                                             Sí, esos sueños inmóviles son terribles. Una parte de uno mismo quisiera levantarse, empujar, caminar, correr. Me ocurrió hace poco. Yo entraba en una biblioteca. Había pocas personas. Nadie decía nada, había un clima de tensión, que mi pedido pareció intensificar. La bibliotecaria no volvía, yo cambiaba de posición, carraspeaba. Los lectores me lanzaban miradas de reojo. Tuve la impresión de que transcurría una eternidad.
                                          Por suerte, para compensar, la aventura onírica de anoche fue buena.
                                         Yo estaba en la cama. Sentí pasos. La puerta se abrió y se asomó un compañero de la secundaria. Pensé “¿De dónde vendrá? Es tardísimo. Si cree que duermo  no se va a acercar” Cerré los ojos pero mi compañero vino y me sacudió el hombro.
                                         -Ignacio, Ignacio, sh shesioh levnanen.
                                         -¿Qué?
                                        -Se suicidó langlanam
                                        -¿Quién?
                                        -Se suicidó la enana.
                                         Me lo dijo con una sonrisa tan idiota que me dieron ganas de pegarle.
                                         ¿Qué tal?

                                                                                  Ignacio.



Estimado Lucrecio:
                               La mejor literatura del mundo me ha incitado a escribir. Aún no he decidido en que idioma.
                             Vos pensarás: en el propio. Pero no me resulta tan fácil. ¡Mi manejo de lenguas extranjeras es tan bueno!
                             Incluso, no sé si me voy a quedar en el país.
                             ¿Será conveniente hacer versiones de lo que escribo en todos los idiomas que conozco?

                                                                                           Gonzalo.



Lucre:
          No sé si seguir escribiéndote. Los temas que te propongo nunca te parecen interesantes.
         ¿Te gustan las chicas por lo menos? Yo sigo libre.
                                                                                   
                                                                             Emilia.



Lucrecio:
                Una vez mas, aquí no ocurre nada.
                Cuando quedé a cargo de mis tíos, pensé que me iban a tratar mal, a echar en cara el hecho de que tuvieran que cuidar a una inválida. Esperaba el rencor. Pero ellos son eficientes, inalterables.
                Y no tienen hijos, casi parecen agradecer al cielo de que caí en sus manos.
                En todo se manejan con cortesía. Me bañan, me visten, me trasladan. Mi tío es absolutamente púdico Me deja con las ganas de una insolencia.
                Yo fantaseaba con un degenerado y una bruja. Todo el mundo los define como dos ángeles. Creo que son dos sombras.

                                                                              Aurelia.



Lucrecio(soñante fantástico y por eso amigo):
                                                                         Tu sueño sobre el ascensor caníbal me pareció soberbio, casi literario. Pero ese tono lo tienen todas tus producciones oníricas. ¿No me mentirás?¿No inventarás esas cosas para contarme? No, no, sé que no. Y si lo hcieras, creo que no me importa. Me gusta leer lo que contás.
                                                                       Paso al relato del último sueño que tuve.
                                                                       Me detengo frente a una puerta de muchas hojas, como de garage. La ventana no tiene vidrio y por los barrotes veo una habitación blanquísima, extensa e irregular. Su dueña es una enfermera. La presiento en la profundidad. Ella me escucha telepáticamente. Lloro mentalmente, le suplico que me acepte, que abra su casa. Ruego, juro, temo. Insisto hasta el fin. Ella me desprecia a fuerza de ausencia, con una táctica de escondite. Y no sólo eso. Se ha robado todos mis secretos, que son muchos y terribles. De ella llegará, en mala hora, una daga directa a mi esternón.
                                                                                 Ignacio.



L.:
     Hay idiomas que tienen muchas palabras para definir lo que en el nuestro llamamos con una sola. O a la inversa, multiplicamos significantes para cuyo significado en otras lenguas se condensa en uno solo.
    Hay al menos un idioma en el que el tiempo presente no existe( si se lo piensa un poco, mas que un tiempo es una convención)
    Lo que hoy tiene un significado, mañana puede tener otro. Un vocablo, según el tono en que se pronuncia, puede significar el sentido contrario al habitual.
   Nuestra lengua se habla en muchos países. En otros lugares son una grosería  palabras que aquí son cotidianas. Y viceversa.
  Toda esta mutación me impide escribir, no sólo en las distintas lenguas que he estudiado, sino en cualquiera de las versiones que conozco de la nuestra.
  No sé si podré continuar el acto de la correspondencia
  Mi temor es llegar a una comunicación imposible. Es decir, a una absoluta incomunicación.   
                                          S O C O R R O

                                                                                  Gonzalo.




¿Lucrecio?:
                   ¿Aún ahí?¿Me habías olvidado?¿O yo me olvide de contestarte?¿Quién recuerda nada en este mundo?
                   ¿Te molestan mis preguntas?¿Por qué las respondés con tanta dedicación?¿Cuál de los dos abusa de la retórica?¿Somos algo mas que un discurso?
                                                                            ¿Víctor?



Lucrecio:
               Ninguna palabra me suena mas absurda que la libertad.
               Te voy a contar mi última gran aventura: quise huir de la casa de mis tíos.
               ¿Te los podés imaginar? Una fuga en silla de ruedas.
               Me preparé la noche anterior. Guardé en un bolsito todo mi dinero, algunos recuerdos, el libro que me recomendaste y que mis tíos me compraron.
              Amaneció bastante nublado, pero yo estaba decidida.
              Desayuné y le dije a mi tía  que iba a salir por primera vez sola a la calle. Como de costumbre, ninguna oposición. Le parecía que después de vivir seis meses en el pueblo ya era hora de que comenzara a manejarme por mi cuenta y que no había ningún peligro.
             Me acompañó a la puerta y me dio el primer empujón. Me imagino que pensó que no iría mas allá de una vuelta a la manzana.
             La casa está en lo que podríamos llamar el centro del pueblo. Me alejé de allí cuanto antes. Primero por las veredas, pero enseguida llegué a calles con muy poco tráfico y tomé la calzada.
            Me sentía Helena rumbo a Troya, la cabellera agitada por los vientos marinos (porque, en efecto, se levantó viento y el cielo se oscureció)
            Cuando llegué a los límites urbanos, me asaltó el ramalazo a campo. La ruta se abrió a mi vista....no tan sugerente como esperaba, por que el viento era mas fuerte y levantaba bastante polvo.
           No me amilané.
           Estuve varias veces a punto de ser arrollada por un camión. Sentí la estúpida mirada de las vacas. No faltó alguna casa precaria superpoblada de chicos sucios, que me recordara que era presa fácil para el robo o la violación.
           Empezó a llover. Yo ya estaba bastante cansada. Al principio me pareció un obsequio mas de la libertad. He visto demasiada televisión. Perdí el control de la silla, me fui a la banquina, las ruedas se atascaron y me caí.
          No sé cuanto tiempo estuve tirada. No pasó nadie en siglos. Finalmente vi un auto que se acercaba en dirección al pueblo y le hice señas. En el interior venía mi tío, que estaba trabajando en una ciudad cercana. Mi tía lo había llamado por teléfono. Delicioso azar.
          Llegué a casa embarrada y tiritando. Me bañaron y me dieron algo caliente. Con una sonrisa insólitamente cómplice, mi tía me pidió que no volviera a hacer una cosa así.  Me pasó la mano por el pelo y se fue a ver la tv.
         Hubiera preferido morir.
                                                                              Aurelia.




Lucrecio:
                Esto va a causarte gracia.
                Fui a un curso sobre sueños. Primero nos llenaron de material sobre fisiología, un saber neutro, esterilizado. Pero por esa misma razón, menos aberrante que la cátedra dedicada a la interpretación. Eso si que fue grotesco.
               Lo tienen todo tan parcelado, prolijo. Armaron un rompecabezas en el que todo encaja.
              ¿Y el placer de soñar? Yo tendría que haber hablado sobre eso. Lo quise plantear en charlas informales con otros asistentes y me miraron como a un extraterrestre.
               ¿Te estás riendo? Seguro que si. Soñé que lo harías al enterarte.

                                                                         Ignacio.
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SELECCIÓN DE POEMAS
Por Gonzalo Salesky

AGUA DE LLUVIA


No mata, tampoco fortalece
sentir el odio correr como la sangre.
Como una especie amenazada, o un ladrón
que teme mucho más de lo que sueña.

Lavando pecados con agua de lluvia
no me encontraré. Saldré por la vida
temblando de sombras,
masticando el viento y olvidando todo:
carne sin espíritu, heridas sin rosas.

PREGUNTA


Todo es historia, ya casi nada queda
en el tintero. A veces es mejor
dejar la pluma en alto, mirar hacia la luna,
saltar sin ver el sol en cada página.

No habrá motivos para no sentir culpa
en la distancia que aclara tantas cosas…
Pregunta, si en aquello que dejé,
también dejé mi alma y mis derrotas.

Pregunta si es posible la verdad,
si vale más pelear que la victoria.
Si en cada huella descubro lo que fui
y nada más. Nada menos, pregunta.

UN POCO MÁS


Me duele ya no ser
aquel guerrero desafiando las tormentas.
La pureza y los límites abruman
(siguen vivos).

Para abordar, entero, a la nostalgia,
sólo necesito un par de sueños,
un poco más de tiempo y un abrazo.
No pasará de largo tu silencio.

Degustando pasión,
explorando lo efímero,
los años pasan de golpe y nuestro brillo
opaca lentamente la rutina.

TUS PASOS


Quizá el espíritu no dote de sentido
ni aquel orfebre diseñe tus pecados.
No creas que tu vuelo pudo ahogar
en tanto aire, todo lo que lloramos.

En esta oscuridad, aún sigo vivo.
Espérame, aún no sigo tus pasos.
No dejes que camine hacia el abismo
sin que antes recuerde mi naufragio.

Buscando ese silencio que no llega
me dejarás dormir, en esta infancia
lánguida de fe y expectativa.
¿Me soñarás despierto en cada página?

Por eso, no pronuncies aquel nombre
ni te permitas dejar atrás su sombra.
¿Desde cuándo la vida es sólo piel?
¿Por qué en la espina casi no quedan rosas?



VIENTO Y MAREA


Serás la brisa, soplando en cada página
de mí. ¿Por qué tanto desvelo
en pretender que la vida no cuesta?

Tendré que estar atento a los detalles,
sintiendo por los dos, sufriendo como pocos,
pensando como siempre que nada importa tanto.

No me preguntes más qué es lo que pasa,
es cómodo contemplar las estrellas
desde adentro. Mi sombra va, indecisa.

Me apuran los fantasmas,
y en una sola noche de nostalgia
sólo serás, al fin, viento y marea.

VICTORIA AJENA


¿Cómo contemplar la victoria ajena?
¿Cómo pretender que perdí todo?
Una vil derrota puede más
que un poco de amor y de distancia.

¿Cuándo lograré sentirte mía?
¿Cómo brillaré al caer la luna?
Sé que al fin el tiempo no me miente
y, como siempre, se saldrá con la suya.

Viví escuchando cantos de sirena
y arrullos de paz en mi horizonte.
El semblante es otro
desde que descubro el final del viento.

Todo vuela hacia abajo,
no dura para siempre la condena.
La lluvia de verano va a secar
mis ganas de encontrarte en el camino.

¿Cuánto tiempo nos queda?
¿Cuánta vida?
¿Cuánto brillo fugaz?
¿Cuánta nostalgia?

TIERRA PROMETIDA


Me sumerjo, nado, vuelo y respiro
en la estirpe impoluta de las lágrimas.
A veces, intento soñar despierto.

Oigo tu voz llamarme desde el fondo
del alma condenada y es inútil.
Te seguiré buscando aunque no quieras.

Como toda mi vida sospeché,
no somos más que tierra prometida.
Un mundo gris, un ave sin bandera,
una promesa al viento, una plegaria.

En hogueras tímidas sabrás
inmolar, en silencio, la nostalgia.
En tu boca, un sepulcro blanqueado
me esperará, callando cada grito.

Allí, en la inmensidad,
estarás más que nunca
muy lejos, de Dios como de mí.

POLVO Y CENIZA


Serán tu nombre y el mío
recordados para siempre.
Como un ave sin bandera,
serás mi corazón latiendo en otro pecho.

Porque creí más en Dios desde el momento
en que llegaste a mi sed, a mi locura
vacía de paz, a mi valle de lágrimas.

Porque fui, sólo una vez, polvo y ceniza
y fue difícil romper esa armadura.
Serán tu nombre y el mío, para siempre,
lo que soñamos ser algún verano.

PERDIENDO LA FE


Pierdo la fe todos los días,
siento que ni la sombra me acompaña.
Me cuesta ver la luz en mi epitafio
y en el silencio, ya no sabré callar.

No encontraré el reflejo de mi alma;
tu soledad, la mía y nuestro orgullo
quedaron, para siempre, en madrugada.

SUEÑOS EN VELA


Nos interpela el tiempo... ¿Acaso pasó tanto?
He perdido la cuenta de los sueños en vela,
del día que buscamos el milagro.

Está la misma luna mirándonos de frente,
¿acaso pasó tanto?
Ya nada se parece a aquel arrullo,
tu voz me desconoce para siempre.

CONTRA EL OLVIDO


Una forma mínima. Palabras
que dotan y quitan el sentido.
Afuera, la ciudad ya no descansa
y no hará más lugar para los tibios.

¿Qué extraña luz habrá llegado ahora
que todo lo que quema está naciendo?
Dentro de un laberinto con espejos
vuelvo a nacer, príncipe despojado,

a desangrar todo lo que no quiero,
a comprender lo poco que aún estimo.
Afuera, la ciudad se ha vuelto otra
y empezará a pelear contra el olvido.


VIENTO DE AGOSTO


Mi cuerpo hambriento no responde,
tu aliento y mi sangre no se mezclan
y seré esclavo, una vez más, de tu crepúsculo.

En este valle cada día es más difícil
retener el alma, descubrir la mentira,
y se van, se me van, siempre tan lejos...

la esperanza detrás de cada duda,
la paz en cada lágrima,
las flores con el viento de agosto.


PERSEGUIRÁN MI SOMBRA


Seré un reflejo, atado a la marea.
Una promesa al viento, una plegaria,
un acorde violento que se apaga,
un ángel merodeando tu silencio.

Nada podrá detenerme, sólo el tiempo
se adueña de lo poco que me queda.
Tuve una vez o dos, o casi siempre,
tantos deseos de arrojarme por la borda...

No me preguntes más, no volveré;
los tiburones perseguirán mi sombra.

REY A OSCURAS


No somos más que un poco de nostalgia,
una sonrisa al viento, un rey a oscuras.
Una plegaria que nace sin aliento,
un dios que apaga la luz sin ver la luna.

Derramando la siembra, ya no espero.
La tristeza será nuestra enemiga
y borrará todo lo que soñamos.
¿Por qué es más fácil creer en las espinas?

PREFIERO


Salgo intacto del amor, pero no es fácil
caer, una vez más, en esa trampa.
Sólo un momento tuve polvo y arena
en mis manos, escurriéndose de a poco.

Siempre vuelvo a tropezar con mi tibieza
y no me alejo de vos, de tus pecados.
No viviré de nuevo aquel intento,
por eso aún estoy ciego, entre tus brazos.

Porque prefiero perder a seguir vivo,
prefiero lastimarme a no quererte.
Elegiré las cartas, como antes
y no seré otra cosa que un motivo
para alejarme de mí, de mi distancia.
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¡QUÉ MALA QUE ES LA GENTE!

 Frida  trabajaba de administrativa para un hospital y Helmut que era químico, para una empresa de yogures controlando el comportamiento de unas bacterias. 
De vacaciones a México. No les gustó de entrada. Mucha piel morena.  Muchos olores. Mucho picante en la comida. Pasaron la mayoría del tiempo entre  la piscina y el bar del hotel donde se aburrieron cortesmente con otra pareja de alemanes, Otto y Gretel, un poco mayores que ellos. Ninguno quiso probar  la comida típica que según Frida tenía un “aspecto sospechoso”. Lo de aspecto sospechoso se convirtió en una broma privada entre los cuatro y terminaron usándola para todo. De hecho, fue de lo más divertido que les ocurrió durante el viaje y el comienzo de una aburrida amistad.
Una noche,  al volver de un espectáculo de mariachis programado en el paquete de excursiones que les habían vendido, encontraron su habitación vacía. Los ladrones se habían llevado absolutamente todo, excepto la cámara fotográfica que quedó sobre la cama y que debieron olvidarse en el apuro. Además de los cepillos de dientes no quedaba nada más. Nada.
Hicieron las reclamaciones pertinentes  y hasta intervino el consulado. Sobradamente recuperaron el valor de sus efectos y el hotel como compensación les ofreció una semana de estadía gratis, pensión completa y canilla libre, como hasta ahora. Pero ya deseaban volver y a Helmut lo esperaban las bacterias. También a Frida la esperaban.
Pasaron por la pastelería, Otto y Gretel  los habían invitado a cenar. Luego retiraron las fotos del viaje de la tienda de revelado, las verían todos juntos, así  intercambiarían negativos de las más significativas.
Cuando Gretel destapó la bandeja, Otto dijo que aquello sí tenía “aspecto sospechoso”
pero ellos se apresuraron en negar, todo está muy bueno Gretel, muy bueno. Con el café  Gretel trajo un enorme album, con fotos desde cuando ella tenía 1 año, y andaba cerca de los 50. Por fin, Frida pudo sacar las suyas. Entre ellas apareció una que  a primera vista les pareció velada y que Frida descubrió al volver a pasarlas rápidamente. Había una imagen  que sus cerebros no podían acomodar, qué es esto? Qué era eso? La foto pasó de mano en mano. Era una cosa negra indefinible y peluda de la que salía algo verde y amarillo. Fue Otto quien lo descubrió “esto parece el culo gordo y apestoso de un negro, Helm ” dijo. Frida y Helmut le sacaron la foto de las manos  y al mirarla se les completó el rompecabezas. Frida se levantó picada por la víbora y dijo que mañana debían  madrugar, que lo habían pasado genial y que repetirían la próxima semana en su casa, yo te llamo  Gretel sí sí yo te llamo.
 Helmut se guardó la foto en el bolsillo, le echó una nueva ojeada allá afuera y la rompió en 4,  no podía ser y sin embargo ahí estaba!
Al llegar a casa Frida fue directo al baño y tiró los cepillos de dientes a la basura, y anotó “2 cepillos de dientes” al final de la lista de compras que debía realizar mañana .      
 Leonardo Morgan-Finkelstein

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UN VIAJE MAS BIEN COMPLICADO


El siguiente relato es un poco fuerte, por consiguiente recomiendo a la gente impresionable, los que tienen problemas cardíacos y los que hace mucho que no tienen sexo... que se abstengan de leer esto.

Once de la noche, estoy esperando el bus, el 152 precisamente en la calle Cabildo y Loreto, el viento arreciaba y la lluvia se me colaba por todas partes, del frío mejor ni hablar, se imaginarán que era para estar en cualquier lado ... menos allí y para colmo el bus tardaba más de la cuenta.

Cuando de repente aparece raudamente un vehículo todo iluminado y me dije, bueno, por lo menos es una unidad nueva y moderna, era hora que se acordaran del sufrido usuario, le hago señas para que pare, me llamó la atención que no tenía el número de la línea, pero me dije... ma si, yo lo paro igual.

Se abre una puerta, subo y viene hacia mi alguien con un uniforme raro, lo primero que atine a pensar fué, "garcamos" pusieron guarda y seguro que el pasaje es más caro, traté de poner mi mejor cara de salame y le dije... ¿me da uno de dos pesos por favor?.

De ahi en más no se que pasó, lo único que recuerdo fué que el "chabón" me dijo: pipí mumu onk onk y para colmo con cara de pocos amigos, cuando levanto la vista hacia el fondo, me doy cuenta que hay unos cuantos como él, parecían clonados de tan parecidos que eran.

Tomé conciencia en el acto que estaba en serios problemas, pero como "carajo" hacía para salir de allí, comencé a temblar y el miedo inundó todo mi cuerpo, es increíble lo que puede llegar a hacer un individuo cuando está atacado por el terror, eso se los puedo decir con conocimiento de causa, porque en mis cabales ni estando borracho hubiese llegado a decir lo que dije, ustedes pensarán y con razon que en una circunstancia como esta, a lo primero que uno atina es a gritar a voz en cuello ¡SOCORRO!...

Craso error mis amigos, lo que dije fué: YA QUE TENGO QUE MORIR... ¡QUIERO UNA MUJER!.

En el ambiente se hizo un silencio sepulcral, me miraron como si no hubiesen entendido lo que les dije, y adelántandose  el que parecía el jefe, con una horrible y gutural voz me respondió... ¿ASI QUE VOS QUERÉS UNA MINA?, NOSOTROS TAMBIÉN.

Sentí como una explosión de sucesos dentro de mi y a la vez... ME DI EXACTA CUENTA QU ERAN ¡ EXTRATERRESTRES!.

Por consiguiente se me ocurrió pensar algo trágicamente posible: ¿Y SI POR CASUALIDAD , YO ERA COMO UNA ESPECIE DE MUJER PARA ELLOS?.

No deja de ser algo muy triste, que un porteño canchero, que se las sabe todas como yo, termine perdiendo "el invicto" arriba de un plato volador, y para colmo con estos tipos que eran más feos que pisar caca dezcalzo.

Me resisto grite desaforadamente, haciendo el más grande despelote intergaláctico, quiero bajarme en la esquina ... pero ya mismo, que tanto joder, se miraron entre todos, era evidente que nunca habían lidiado con un trastornado como yo, me agarraron, me levantaron en vilo y cerré los ojos esperando que pase lo peor, en eso noto que el vehículo se para, se abre la puerta y me tiran afuera como si fuera una bolsa de papas, mientras escucho que me gritan... REVENTADO, ANDÁ QUE TE AGUANTE TU HERMANA.

Después de esta experiencia llegué a la conclusión que los extraterrestres... TIENEN UN CARÁCTER... REPODRIDO

Autor: Boris Gold
Buenos Aires-Argentina

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POEMA


I

una corona de luz
salpica
los despojos de este ocaso


II
tu rostro en el espejo
es un
mar inasible

vacío alucinado
donde se pierde tu voz


III
no puedo llegar
y abrasar tu sombra

desde este
frío cuerpo insomne y olvidado


IV
los amantes indescifrables
semejantes a la noche desconocida
pierden la mirada en el umbral de los cuerpos

como agua condenada a morder eternamente
la desnudez de la roca
 sus manos recorren la memoria palpitante de la piel

agonía de la despedida
clamor del silencio que labra el olvido
desesperada fuga de la nube en la tormenta

desde el hueco del tiempo
los amantes llueven

y preguntan

V
la noche / regresa /
sueña / duda / grita / calla /
niega / revela / atrapa / duele / llora /
parte / encadena / hiere /
olvida /

la noche
apenas un secreto
donde el amor golpea


VI
he habitado los naufragios /
los huracanes de la noche / las manos del alba /
la soledad de los otoños / el dolor del olvido / el silencio de la ausencia /
la niebla del insomnio / las grietas del espejo /
los eclipses / el abandono de los sueños /
el cielo y el infierno /
la sed estremecida del deseo /

he habitado
mi cuerpo


Francisco Romano Pérez
Ledesma – Jujuy – Argentina
franrompe@yahoo.com.ar

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TRES POEMAS
Por Elsa Solís Molina

SILENCIO
 
Esa ausencia de ruidos que penetra, los umbríos follajes en las sombras
que detrás de los párpados inventan siluetas imprecisas, mares, odas....
Ese dorado púrpura , azulado, que juega por los techos en las noches
cuando el insomnio creador y alado, descubre entre las sombras las razones,
 
desmembra el arco iris y recrea sueños disparatados de los grillos...
habitantes ignotos de malezas, submundo del afán, la paz, el sino
silencio que acaricia los oídos, que deja al alma desvaída y sola
y se pierde en las hojas y los nidos, mientras se duermen las palomas.
 
***
HISTORIA ETERNA
 
Mundo de noticias,guerras...tumultuosas marejadas
de alaridos que los sueños, perdieron en madrugadas.
¿Donde se fue la esperanza y aquel sol de las mañanas?
Ya sólo escuchas lamentos, el estruendo y la metralla.
 
Mirando vivir quedamos, mirando morir, sufrimos
a los niños mutilados en mitad de los caminos
¡La mirada horrorizada, el alma de sal sentimos
mirando morir quedamos, mirando morir morimos...
 
Vida surgente, explosiva en conjunto con la tierra
garantizando la Vida...eclosiona entre la hierba
en rosadas hojas nuevas, en pétalos de azucenas...
¡Un nuevo ciclo y colores, para ganarle a la guerra!!!

***

EL MOMENTO DEL ADIOS
 
Cuando tus ojos rehuyen mi mirada y la sombra del hastío esconde
el dolor de mirarnos nuevamente...
Cuando nuestra alegría es tedio y la sangre se muere en el abrazo
y las cuerdas del alma se silencian...
Es el momento del adiós
 
Cuando el vuelo de tus párpados me oculta el fondo de tus sueños
y el amor en lágrimas se pierde...
Cuando ya el sol, no es nuestro abrigo, ni compartimos las estrellas
ni me ilusiona tu camino
Es el momento del adiós
 
Cuando la espera es indiferencia y necesito buscar en lo profundo
y revivir la ilusión de lo pasado
Cuando hay que inventar todos los días, en un presente incomprensible
como desear y amar tu compañía.....
¡ Es el momento del adiós!!!
 
Elsa Solís Molina

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SELECCIÓN DE POEMAS
ANTERIORES AL 2004
Por Rolando Revagliatti




La muy lista


La teta lista me traspasaba
¡Y que esa teta lo diga!
La teta lista me compelía
a pasar a ella:
la notable notada

La teta actuaba una escena de aquellas
donde se prueban Las Grandes
en sus transiciones
He sido cabalmente el espectador confundido por el asedio
de esa Diva en el personaje
al filo de la corazonada

Soy demasiado excesivo
¡Y que esa teta lo diga!
Perro de presa en el coto de caza.



*


Me hiciste



Me hiciste creer
que me necesitabas arriba
Me hiciste creer
que me necesitabas abajo

Arriba
y abajo
Y con suficiencia
Y con desparpajo

Arriba
y abajo:
rodemos.



*



De lo rosa y lo celeste


Sólo cubierta por el talle cien de un corpiño rosa de encaje
dejándose interceptar los labios por el filtro de un cigarrillo árabe
esperó que ese gigante
cubierto apenas por celeste estuche peniano

decidiera.



*



Hacete


Hacete famoso y no te dejarán dormir:
así de minas

Si con todas
no con una

Pensá en tu madre.


*



Para mejor


Alardeabas con tu cabellera violeta y esponjosa
de una laya calificable de furibunda
atiborrada por aritos y otros adminículos
prensores en zonas tiernas

Estabas, en efecto, robusta, impresionante
desnuda por completo

Para mejor
eras entonces lo que fuiste siempre
y para siempre
                        lo que siempre serás:

mi prima.
 ***

*A partir del poema “Recuerdos de un mes de junio” de Rogelio Ramos Signes.



*


Jovenzuela mira a veterano


Mi espíritu se eleva porque
fijamente
estás mirando cómo
esto que yo tengo
todavía
se me eleva

Se me eleva por el cómo
me mirás
fijamente

Esta materialidad
traqueteada
que yo tengo por acá
me eleva
el espíritu

Le debo
a la transparencia de tu mirada
mi espesa
elevación

Esperaría que ya
mismo me permitas complacerme
y así despejarte la curiosidad
simplificándome el descenso
hipnopómpico a tu abismo
apretadito
o craso infierno.



*


Zahorí


Que te advertiría en la multitud
que te incluiría en mi agenda
que te cantaría en exclusiva el suave murmullo
que te dilapidaría en mi cama
que te obsequiaría un poemario de Bukowski
que te abandonaría

Que me moriría quince años después
atropellado por el subterráneo.


Estelas de la calle Argerich


La Estela varonera me trataba
de igual a igual
y que no se supiera que yo
le gustaba

La otra Estela me trataba
                                        intrigante
haciéndome notar que ella
portaba una incógnita

¿Qué plus me da
                            hoy
once lustros más tarde
recordarme perturbado
por sus femineidades?

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CONVERSACIÓN EN LA TABERNA
(ANÓNIMO)



-¿Qué vas a tomar?


-Una Alhambra especial

-Por favor, dos Alhambras especiales

-Oye, ¡cuánto tiempo sin vernos!

-Sí, ya era hora que echáramos unas cervezas y charláramos.

-¿Cómo te va?

-No me puedo quejar. Sigo aún con el taller en el pueblo. ¿Y tú?

-Bueno, pasé por el tribunal médico y me dieron la invalidez gracias a Juan
Sola, el abogado del pueblo, pero sigo atendiendo el negocio con mi mujer
aquí en la capital.

-Has hecho bien porque está muy jodida la situación. Yo tenía a tres
trabajadores contratados en el taller, pero hablé con ellos y llegamos a un
acuerdo de despido, pero siguen trabajando.

-¿Están despedidos y siguen trabajando?

-Sí. Nos viene bien a todos: yo me ahorro los seguros sociales, que son
altísimos y ellos cobran el paro y el sueldo, pero claro les pago menos que
cuando tenían contrato. Todos contentos: Ellos ganan más y yo también.

-¿Y si te enganchan?

-¿Quién va a pasar por el pueblo? Además, los tres talleres del pueblo
hacemos lo mismo y no nos vamos a denunciar unos a otros porque nos
perjudicaríamos.

-¡Ah¡ vale. A nosotros, en el negocio, un día nos visitó un inspector de
trabajo y, por suerte, yo me encontraba en la puerta del local, fumando un
un cigarrillo.

-¿Pero estaría tu mujer?

-No, que va, el negocio lo llevo en realidad lo llevo yo, pero les dije que
lo regentaba mi mujer, que es la que aparece en los papeles, y que yo estaba
allí ocasionalmente porque ella había salido un minuto a un asunto urgente.
Suerte que al ‘panchito’ que tengo allí sin contrato estaba ese día en el
médico..

-¿Y se lo tragó?

-Al parecer sí. De hecho se fue y no ha vuelto más. Pero sí, me acojoné un
poco ya que si el inspector no se traga aquello nos multa y a lo mejor
hubiera perdido yo la paga. Al menos eso me dijo Juan Sola.

-La verdad, es que estos inspectores son unos crédulos o a lo mejor es que
están desmotivados porque ganan menos. Total, para lo que hacen, mucho ganan
aún. Hablando de inspecciones, mi hija pequeña estuvo a punto de perder la
beca porque alguien fue por ahí contando que el taller no estaba declarado y
nos daba muchos ingresos y tal. Desde ese día le he prohibido que vaya con
su BMV A3 y su iPhone 5 a clase.

-¿Y qué pasó?

-No nada, no se pudo demostrar lo que decía el cabrón anónimo ya que lo
tengo bien atado. La niña sigue cobrando todos los años la beca máxima, unos
5000 euros, que son para ella solita.

(Irrumpe un tono de teléfono móvil: ¡¡Por mi hija maaaaato!!)

-Tío, que me he llevado un repullo con ese tono de la tipa esa de la tele
¿cómo se llama…?

-Sí, la Esteban, esa sí que es lista, jeje, perdona, que es un proveedor.
¡Oye, que significa esa factura con IVA del otro día!
¿Cómo? Nada de eso. Me la emites de nuevo sin IVA o no cobras…sí, hasta
las seis estoy allí. Hasta luego.

-¿Te quieren meter el IVA?

-Sí, se lo he dicho al tío de las pizzas mil veces  y sigue dale que te pego
con el IVA de los….,y para colmo ahora que lo han subido los chorizos
estos del Gobierno.

-Sí, vaya mierda de país, con tantos impuestos.

-Por cierto, sabes que me he comprado un Audi.

-¿Sí ¿Cuál?

-El Q7

-Joder ¡el que llevan los futbolistas!, que pedazo máquina…te habrá
costado un pastón.

-Sí, es caro, pero me he ahorrado una pasta. Si quieres te digo cómo.

-Dime, dime…

-¿Tienes a algún minusválido en tu familia o  a alguien de confianza que lo
sea?

-Pues no sé, tendría que verlo…

-Yo lo he puesto a nombre de mi padre que, como sabes, tiene una gran
minusvalía. Me he ahorrado el Impuesto de Matriculación, me han hecho una
rebaja en el concesionario, no pagaré jamás el Impuesto de Vehículos al
Ayuntamiento y, para colmo, aparcaré donde me salga de los güevos, en
cualquier plaza de aparcamiento reservada para minusválidos ¿Por qué te
crees que hay tanto coche de gran cilindrada con el cartel de minusválido en
las calles?

-Estás en todo, macho, pero ¿se tragarán que tu padre conducirá eso con 80
años siendo  minusválido?

-Éstos del Ayuntamiento se lo tragan todo. Por cierto, hablando del
Ayuntamiento ¿te has enterado lo del alcalde del pueblo? ¡Qué cabrón!
¡Que bien amañado lo tenía todo! ¡Qué poca ética! A mí me extrañaba que la
recogida de basura siempre la ganara la misma empresa.

-Sí, ¡qué cantidad de corruptos nos gobiernan! Y para colmo hay que
sostenerlos a todos. ¿Y el asunto de ese que era presidente de la Junta,
dándole un pastón a la empresa de la hija?, por no hablar de las comisiones
del niño…que maná de corruptos, ¡vaya mierda de país!

-Ni que lo digas, vaya país de sinvergüenzas y corruptos nos gobiernan. No
hay que votar a ninguno, que son todos iguales. Van a lo que van.

-Oye, quieres otra cerveza.

-Sí, si, vale. Pero disculpa un segundo, que voy a asomarme a ver el coche,
que está en segunda fila.

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