35º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA
DIGITAL MENSUAL
NEVANDO EN LA GUINEA
NºLXXIX desde inicios/03-05-2013
EDITORIAL LXXIX
José Luís Sampedro y José Manuel Caballero
Bonald
Hubo en el Renacimiento un modelo de
intelectual que no sólo tenía por ocupación e interés el ejercicio de las
letras, sino que se ocupaba también de otros asuntos, a veces más mundanos, y
poseía además una actitud ante la vida proclive a la curiosidad, a la
preocupación, al compromiso diríamos hoy –sin que el compromiso suponga la defensa
de un cuerpo fijo y cerrado de ideas-, y también a la sensibilidad. Ha habido
también algunos autores cuya dedicación a la literatura pudo ser hasta cierto
punto marginal, no era su actividad principal, sin que por ello mengue la
calidad de su obra. Hoy tal vez los llamaríamos, aunque no sea exactamente lo
mismo, “escritores de domingo”, en el sentido que dio a esta expresión el
profesor Alonso Zamora Vicente, nada que ver con el tono peyorativo que con
frecuencia se da a esa expresión. No se
trata en todo caso de dos modelos opuestos entre sí.
José Luís Sampedro tal vez quepa en las
dos definiciones. Economista de formación, trabajó durante mucho tiempo en
instituciones económicas y fue un fino analista en ese ámbito, lo que le llevó
no sólo a analizar las relaciones monetarias y financieras, sino también a
intentar entender las sociedades que muchas veces la economía ha moldeado con
excesivo celo y, al estudiar las sociedades, intentó a su vez entender a las
personas que las componen. Eso es lo que le convirtió en alguien cercano a esas
figuras renacentistas incapaces de limitarse a un solo ámbito, con una
curiosidad inmensa y una sed por ir al fondo de los hombres y las mujeres,
porque a todas luces el ser humano estaba en el centro de su reflexión. Gracias
a esa actitud abierta y curiosa, él mismo evolucionó como persona, no fue el
único caso entre quienes vivieron con intensidad los años centrales del siglo
XX que tuvieran esa capacidad de evolucionar ellos mismos, lo que desembocó en
un gran humanismo, en todos los sentidos que caben en este término.
Nacido en 1917, se hizo conocido como
escritor a partir de los años ochenta, aunque comenzó a publicar a mediados del
siglo pasado. Publicó poco por entonces, es cierto, aunque muchas de las
narraciones que escribió en esa época las sacaría a la luz mucho después. Se
sabe que reunía muchos de sus escritos en carpetas que rotulaba como «palotes».
Su escritura fue ganando en sensibilidad y profundidad, que era algo que
caracterizaba su literatura, como muestra en una de sus novelas más conocidas, La Sonrisa Etrusca. Sin duda, si
leyéramos su obra desde un punto de visto cronológico, nos daríamos cuenta que
el individuo iba ganando más y más importancia en su pensamiento, sin que por
ello perdiera, más al contrario, su sentido social, la relación de la persona
con todo lo que le rodea, otras personas, objetos y circunstancias.
Otra de las características de su
carácter humanista ha sido su intervención en muchos debates que afectaban a la
sociedad entera, pero intervino no convirtiendo su narrativa en arma arrojadiza
o panfletaria, sino como pensador, como ser que reflexiona y plantea cuestiones
y formula preguntas, y ello por eso mismo que venimos diciendo, porque sentía
una enorme preocupación por todo y ese todo estaba al servicio de los
individuos que componen la sociedad.
José Luis Sampedro ha muerto este mes
de Abril. Lo queremos recordar en estas páginas no sólo porque estuviéramos en
gran medida de acuerdo con sus planteamientos, incluso si no lo estuviéramos
tendríamos que reconocer su sinceridad y su profundo humanismo. Como siempre,
el mejor homenaje es leerle. Pero tampoco sobra que mostremos por él toda
nuestra admiración y simpatía.
***
En Nevando en la
Guinea no solo lamentamos la muerte, también celebramos la vida. Hace unas
semanas, entre la polémica política y la baja estima hacia la familia real, le
han otorgado a José Manuel Caballero Bonald el institucionalizado premio
Cervantes. Es importante decir que Caballero Bonald no es solamente un poeta,
buen poeta por cierto, es un magnífico novelista, ensayista e incluso
articulista de algún diario. Pese a que el galardón otorgado no ha tenido
ningún atisbo de reivindicación en su discurso de rigor, Caballero Bonald es un
poeta elocuente, un novelista interesante que difiere de escritores del género
en prosa lineales, artificiosos, e insustanciales, también es un gran
intelectual que muchas veces ha hecho declaraciones ácidas y muy satíricas e
irónicas, cabe decir que nunca sin perder su compromiso político y siempre con
una visión objetiva de la situación que nos gobierna a todos. Desde aquí
queremos hacer este breve homenaje hacia este otro escritor, y decimos escritor
en toda regla perteneciente a la generación de la segunda mitad del siglo
veinte, escritor que todavía tiene algo que decir en este siglo, siglo que está
cambiando la forma en que se lee y la manera de expresarse.
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PERDONEN LAS MOLESTIAS
Por Cecilio Olivero Muñoz
PADRAZOS DANDO ABRAZOS
Volvéis del doctor de
cabecera
empapelados de cansancio,
por que a vuestra hija
anginas le han
diagnosticado,
vuestro cansancio
se vuelve retardo y letargo,
pues tenéis que comprar
esas caras medicinas
para que vuestra hija
(en paréntesis amargo)
reduzca el simulacro
de suplantar a sus
toxinas
pues siempre sufre de
algo
para luego remediarlo,
en el coche vais los
tres,
con vuestra pequeña
tortura china,
vosotros sois suela que
camina
vuestro yo extenuado,
aparcáis el coche en una
esquina,
de ese, vuestro antiguo barrio,
hoy tuvisteis suerte,
siempre os toca caminar
algo,
la vida os hace
purpurina y pegatina,
hipocondría arrancada
de un programa de la radio,
parecéis un relicario
de vuestra propia luz
con vitamina,
luego los nietos lloran
por ese parque de
extrarradio,
vosotros por si acaso se
lo dais
como aquel que da un
abrazo,
remedio mejor que
cualquier aspirina,
o algún sustitutivo que
te mengüe
algún grado, un grado,
nada más, o nada menos,
que un grado
de agotada y exhausta
rutina,
parecéis remediarlo,
padres de todas las
cosas sois,
muy ocupados,
os convertís en
nitroglicerina,
estalláis sin con nadie
conversarlo,
os buscáis entre
pamplinas,
os entregáis
y os inclináis a la
obediencia
generosos y obligados,
vuestra velocidad se os
adivina
de repente y sin mirarlo,
no sois solo un padre y
una madre,
sois El Verdadero Milagro,
que sin segregar apenas endorfinas
os apartáis
de la sed que da el
bocado,
paraíso de sofá y ebrios
de gasolina,
dulces mandarinas y buen
calzado,
sueños que se fugan patizambos
por que la vecina os
alucina,
os comparáis con derrotas
de telediario.
Vuestra realidad de
cafeína
os recomienda tomar la
vida
en descafeinado.
***
PADRES DE LA CALLE
Ella sola ha tenido un
solo bebé
que le hizo un notas
llamado José
y la madre de ella ni lo
sabe,
al parecer la cosa
parece grave,
pues en la droga los dos
patean latas por la
calle,
José le da púa, le da
coz,
es burro que no monta
nadie
tomando su mazacote de
arroz,
le hace el avión el
miserable,
le da al basuco y todo
le vale,
gramos de duda sin Dios,
dos y medio viviendo en
un parque,
lo lava con la mano su
madre,
el agua está fría, el
frío es dolor,
suelta el agua que le
vela
como queriendo calor del
sol,
reproches como de
telenovela,
pelean interpretando,
dos niños son,
a ella en la calle el
frío la pela,
él en su hombría no es
culpable,
la culpa es toda de
ella,
pues ella es mujer, ella
la madre,
sin techo que los
proteja,
el bebé pasa frío, y
ellos hambre,
José en la droga se deja
la treta, la trepa, el
equipaje,
ella aborrece a su
pareja
y a veces llora lágrimas
de sangre,
él llama bruja a su
compañera,
ella parece hacer magia
verdadera
en el fingir de poco
importarle.
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La muerte del abuelo
El abuelo murió la semana pasada. No
por esperado pude evitar, al decírmelo mi madre, una punzada de dolor. Durante
días esperábamos el desenlace fatal, aunque inevitable. Mi madre me telefoneó
temprano.
−O avô morreu.
Le dije que iba de inmediato. En diez
minutos llegaría a la casa familiar. Salí de mi edificio y al ver la luz
primaveral de Lisboa recordé que a mi abuelo le gustaba sobre todo ese tono
radiante del aire que poseía la ciudad entera y que le apasionaba durante todo
el año, pero sobre todo en primavera, cuando el brillo alcanzaba un tono
especial y parecía abrazar todo lo que se encontraba, las casas y las calles,
los árboles y las farolas, a los paseantes de la, él mismo decía, mejor ciudad
del mundo y sobre todo el agua del Tajo, que parecía alumbrar todavía más la atmósfera
y todo lo que le rodeaba, como si el río se transformara a su paso por Lisboa
en un espejo.
−Aitatxi –murmuré y los ojos se me
llenaron de lágrimas.
Recordé que en Mayo iba a cumplir los
cien años, nada menos. Bromeaba con ello. Unos días atrás, cuando aún mantenía
la conciencia y no estaba tan aquejado por su enfermedad y por el cansancio, al
notar nuestra poco disimulada tristeza por lo que iba a ocurrir, nos regañó con
socarronería.
−¿Qué queréis,
aguantarme mil años? Acabo de hacerme viejo, ya está. No hay más que hablar y
no me pongáis esas caras de pena, que quiero morirme con algo de alegría.
De hecho, pensé, esa había sido siempre
su actitud ante la vida, una socarrona regañina que no impedía ocultar, por
otro lado, la necesidad de mantener la alegría y el buen humor, incluso en las
peores épocas de la existencia, que la realidad, nos repetía con frecuencia, no
le iba a amargar los buenos momentos.
Intenté imaginar
de nuevo cómo habría sido su vida antes de que yo naciera. Una y mil veces había
contemplado las fotos, no muchas, que se habían reunido en casa y una y mil
veces había escuchado sin cansarme nunca anécdotas e historias, muchas de ellas
contadas directamente por él.
Pero en ese instante, mientras avanzaba
por las calles hacia su casa para verle por última vez, no pude concentrarme en
ninguna anécdota o todas pasaban por mi cabeza al mismo tiempo. Vi a Afonso que
al verme a punto de cruzar por delante de su café salió para interesarse por el
abuelo.
−O avô morreu –me adelanté a su interés
más que evidente y sincero, lo sabía, al detenerme frente a él-, esta manhã.
La pena se dibujó en su cara, siempre
tan expresiva. Mi abuelo frecuentó el café de Afonso desde que llegó a Lisboa
hacía setenta años, con poco más de veinte años. De hecho, decía siempre que el
padre de Afonso, António, había sido el primer conocido y amigo que tuvo en la
ciudad, y su local el primer comercio en el que estuvo nada más bajarse del
tren y cuando ni siquiera había ido al hostal donde se alojaría para comenzar a
buscarse casa y la vida.
No hablaba una
palabra de portugués, pero contaba que mantuvo en aquel primer instante en
Portugal una intensa conversación con el dueño del café y que éste, al saber
las intenciones de aquel navarro un tanto excéntrico de quedarse en Lisboa, le
dijo todo lo que era imprescindible para vivir en ella.
Desde entonces acudía al local todas
las mañanas, a veces también antes de comer, para tomarse un vino y seguir
charlando con António, con quien mantuvo, creo, una única conversación
ininterrumpida aunque escalonada, hasta la muerte de António, tras cincuentas
años de amistad.
Muchas veces, de
niño, yo les acompañaba los sábados y les escuchaba hablar, comentar los
acontecimientos políticos que tanto les interesaba a ambos, y aunque se
mantenían con más o menos convicción en la defensa de sus respectivas
posiciones, se respetaron siempre y fueron buenos amigos. Mi abuelo era
defensor del carlismo, que fue lo que le hizo salir de la España republicana y
no volver tras la guerra porque no veía claro desde el principio el régimen de
Franco de quien acabó directamente echando pestes, sobre todo al dar a los isabelinos el trono, y António era un
comunista nada doctrinario.
Afonso me mostró
todo su pesar. Me constaba su apreció y recordé que muchas veces se quedaba
absorto junto a mí cuando el abuelo nos contaba historias de su Navarra natal,
de las guerras carlistas y de seres mitológicos que habitaban los bosques del
país. Yo ya estaba acostumbrado, pero Afonso ponía los ojos como platos cuando
el abuelo soltaba parrafadas enteras en vasco, que yo apenas entendía por
habérselas escuchado cientos de veces y haberme enseñado palabras y frases en
aquel idioma, pero que a Afonso fascinaba por la sonoridad de la lengua y por
el misterio que desprendía. Supe que años más tarde mi abuelo había actuado de
consejero de Afonso para resolver sus cuitas y las angustias producto de la
vida, como las llamaba él, y que también medió entre padre e hijo al brotar las
naturales diferencias generacionales. Qué menos hacia sus amigos del alma.
Prometí a Afonso
que le diría la hora del entierro y seguí mi camino no sin antes contemplar
desde aquel rincón el Tajo, que se veía a cierta distancia. Allí, me contó mi
abuelo, se quedaba siempre quieto y abstraído.
−Aquí me enamoré
de Lisboa y de tu abuela –me confesó un día.
Era una mañana de otoño. Unas nubes
grises y amenazantes comenzaban a cubrir el cielo lisboeta. A él también le
gustaba el otoño en la ciudad porque los colores y la luz se intensificaban
todavía más. Tras salir del café de António, ascendió la cuesta hacia su casa
y, como era costumbre, se quedó concentrado ante las vistas. En ese instante
salió una muchacha de una tienda y, al decir del abuelo, pudo más la belleza en
el rostro de ella que la belleza del Tajo y de Lisboa. El resto fue un proceso
de seducción que, sospeché siempre, para el abuelo, imbuido de un repentino
sentimiento poético, debió de resultar fácil, lo complicado vino después, al
intentar convencer a la familia de la seriedad de aquel insólito español. Sin
embargo, consiguió su empeño y se casó con la muchacha. Al fin y al cabo,
soltaba socarrón, él no era castellano y no se aplicaba en él lo de ni buenos
vientos ni buenos casamientos.
Seguí mi camino rememorando las largas
comidas de domingo en la casa de los abuelos. Le gustaba la comida portuguesa,
que menos, pero algunos domingos, imbuido por la nostalgia de su tierra, se
arremangaba y, sin dejar a nadie que entrara en la cocina, se encargaba él de
preparar las viandas y ese día había un verdadero festín en el que el abuelo
nos hablaba, además de disfrutar de los platos que nos había preparado, de
espárragos, truchas, chistorras, pimientos, cochifritos, pochas, habas,
estofados, quesos y tortas.
Las sobremesas se alargaban hasta la
anochecida y se imponía entonces, si no tronaba, un paseo hasta el Paseo de San
Jorge, en otoño e invierno, o hasta los muelles y el Rocío, en primavera y
verano.
Torcí la esquina y vi el portal del
edificio donde habitó el abuelo durante toda su vida lisboeta, aquel
apartamento que considerábamos, y así la llamábamos todos, la casa familiar. Me
acordé de las largas conversaciones con él en aquel enorme primer piso apacible
y tranquilo, sus relatos cuando yo era niño y sus explicaciones sobre la
historia de España que relataba sin cesar y también sobre lo que pasaba en el
presente, de lo que siempre opinaba no exento de acierto y perspicacia. No
ocultaba su emoción al hablarme de la Casa de Borbón-Parma y bromeaba sobre el
exilio durante años, en Estoril, de los isabelinos,
a los que no reconocía en absoluto, aunque hubiesen vivido a tiro de piedra. No
obstante, aun cuando pareciera que se hubiese quedado en tradiciones sucesorias
añejas y que a pocos interesaban ya en nuestros días, muchas de sus opiniones
escandalizaban a los más conservadores y no pocas veces afirmaba rotundo y a
todo aquel que se le acercara, viniera o no a cuento, que uno de los días más
felices de su vida fue el veinticinco de abril del setenta y cuatro, cuando el
ejército portugués dejó de matar a pobres africanos que bregaban con toda
justeza por su libertad y se ocupó de darle una patada a lo dejado por Salazar,
a ver si aprenden los soldados españoles, dicen que repitió durante más de un
año para horror del embajador español que intentaba con él ganar adeptos hacia
un régimen que, mal que bien, saltaba a la vista que iba a desaparecer de un
modo u otro.
Llegué al portal y abrí la puerta.
Entré en el zaguán y sentí el frío de los mármoles. No encendí la luz, la
penumbra me permitía ver la escalera. Me demoré un instante antes de subir el
piso. Quería absorber aquel instante antes de la última visita. Apreciaba a mi
abuelo, lo veneraba. Siempre me apoyó y me defendió cuando a mí también me tocó
tener cuitas y angustias por la vida. Recordé sobre todo cuando me enfrenté a
mi padre, en una de aquellas comidas de domingo, porque su yerno quería que yo
estudiase derecho y a mí esos estudios no me atraían lo más mínimo. Mi padre
insistía una y otra vez que aquella carrera era lo mejor para mí mientras que
yo ponía pegas y acudía a mis aficiones literarias, por las letras en general,
para plantear que tal vez fuera mejor para mí cursar Humanidades, algo que no
parecía gustarle a mis padres. De pronto atronó la socarrona voz del abuelo.
−El Derecho es
cosa de burgueses y mercachifles.
Nos quedamos todos en silencio,
mirándole. A todas luces la discusión quedó allí zanjada. Me miró y con la
misma socarronería volvió a hablar, dirigiéndose hacia mí de modo categórico.
−Si es lo que
quieres, estudiarás letras. Pero me has de prometer que vas a aprovechar tu
tiempo y aprenderás lo máximo posible.
Tragué saliva antes de responder que
sí, que aprovecharía mi tiempo y aprendería todo lo posible. Me apoyó también
cuando en el segundo curso decidí marchar a Madrid para continuar mis estudios
de hispánicas.
Subí los
escalones de dos en dos. Opté por llamar al timbre y no abrir la puerta con mis
llaves. Fue mi madre quien me abrió, me sonrió y me dio un abrazo
reconfortante. Entra, me dijo, ve a verlo –y me lo dijo en castellano, cuando
ella casi nunca empleaba este idioma con nosotros, supuse que como homenaje,
una forma de estar más cerca de su padre muerto. Crucé el apartamento donde ya
habían llegado amigos y familiares. Entré en la habitación y lo vi estirado
sobre la cama. Estaba pálido, como dormido. Alguien había colocado sobre la
cabecera una bandera con la Cruz de Borgoña, como él había indicado más de una
vez que se hiciera. Me acerqué a él, acaricié su mano.
−Agur, Aitatxi, beti arte. Hasta siempre
En la cocina me reuní como mis padres,
mis hermanos y mi tía Ágata. Alrededor de la mesa no pudimos menos que
rememorar con humor tantas, tantas anécdotas de un tiempo que no podíamos
olvidar.
Juan A. Herrero Díez
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SELECCIÓN DE POEMAS
Por Gonzalo Salesky
EN TU VOZ
En tu voz, las palabras
son eternas.
En tu vientre, serás paz
en mi rebaño.
En tus besos, fulgor y
en el verano
mis hojas seguirán su
recorrido.
Siempre estaré en tu voz
y en las mañanas,
tendré en mis manos
todos nuestros anhelos.
TANTA CULPA
En un espectro perdido
veo al pasado
atenazando mi
conciencia.
En tu voz
dormida y en silencio,
escucho los fantasmas,
la pasión.
Y en cada llanto fugaz,
bebo tus lágrimas.
No dejes que el otoño se
desangre
entre tanto esplendor y
tanta culpa.
MENSAJEROS DEL OLVIDO
Todavía están los perros
merodeando mi súplica,
saboreando mis restos.
Soñando con mi sangre,
oliéndola en silencio,
nadando entre las
lágrimas,
bebiéndolas.
Cómplices del mar y la
soberbia,
no pueden sentir culpa.
Sólo son mensajeros del
olvido.
Los caminos se
estrechan,
los párpados se cierran.
Comparo mis fantasmas
con obras del silencio.
Allí, en cada penumbra,
no alumbra la nostalgia
ni el talento.
Sólo en la ilusión de
aquel pasado
sigue la aurora, jugando
con el viento.
FINGIENDO ESTRELLAS
Si alguna vez me fui,
hoy estoy lejos.
Si alguna vez mentí,
no tengo nada.
Si alguna vez dejé de
amar,
estoy perdido.
Me voy despierto,
si alguna vez soñé
soñar,
soñar tus sueños.
Lo sé, porque no soy
heridas.
Lo sé y no soy mis
cicatrices.
Aunque la tarde siga
fingiendo estrellas
sé que allí hay mucho
más, aunque sean grises.
TAL COMO ES
Aún están
enteros
tus sueños.
Quizá tu voz
se aleje de repente.
Tu sombra sigue,
sin mí,
y en esa escarcha,
veo tu alma
tal como fue.
Vives aquí
junto a toda la
nostalgia.
Me abandonaste
junto a un pequeño
arrullo.
Sé que de noche
esperas por mis pasos.
Sálvame,
tu piel es la culpable
de mi sangre.
Despierta de una vez
de toda tu penumbra,
todo será inmortal
por la mañana.
ABRIR HERIDAS
Mis fragmentos de
memoria piden alas,
quieren que te acompañe
hacia el vuelo final,
sin sentir vértigo.
Debes saber
qué triste es la mentira
cuando calla,
qué ausente es la verdad
que no libera.
Cómo bate las alas el
silencio
cuando es mejor callar
que abrir heridas.
FARO
Como un faro en medio
del desierto,
una coartada imperfecta.
Una lágrima dulce,
un buen secreto.
Mi oración o tus
plegarias
en el límite salvaje de
lo inútil.
Tu espíritu soñando con
mi aliento
y el párrafo perdido en
tu memoria.
No queda aquí otra cosa
que tormentas
en aquel faro, en medio
del desierto.
REFLEJO
Otra vez
me permito soñar
con otro rumbo,
lejos de mis prisiones.
Se acerca el fin,
no valdré la pena
si sigo reflejándome en
tu espalda.
Todos están malditos,
y tengo que alejarme
porque el miedo no
espera.
Las estaciones de tren,
los postes viejos
siguen retrocediendo
cada día.
En mi despedida,
no habrá flores.
Sólo el viento
arrullará tus pasos.
En aquel día,
no habrá lágrimas,
tan sólo melodías en
colores.
Perdida en la llanura,
serás un día más hacia
la noche.
Espero en el limbo,
sin trompetas ni
máscaras.
Sin llaves,
sin suspiros,
sin dolor.
Espero demasiado
lo que no esperé nunca.
Espero ciego,
sin saber lo que sueño.
Espero el día
en que todo sea negro
y pueda ver tu alma
tal como fue alguna vez.
SOMBRAS Y OTOÑO
Las sombras y el otoño
serán piel en tus huesos.
Tendré una copa de vino
en la batalla,
un sombrero por cada
pensamiento.
Una sonrisa inútil que
nadie más verá
porque voy solo,
navegando en tus lágrimas.
¿Para qué seguir
callando? Una verdad
se ocultará en la cruz
de tus ojos.
No podrás jugar con tu
sonrisa,
mi vida no te espera. No
podrás.
Poemas ausentes
me llevan de la mano a
mi temor,
a aquella fortaleza del
comienzo.
Daré gracias que no
siento,
devolveré mis sueños a
la aurora
porque ya no tengo nada.
Nada,
porque el rebaño se ha
ido.
Porque las flores me
encuentran
desde arriba, perdiendo
mi reflejo.
UN POCO MENOS
Salva tu piel de toda
aquella angustia,
deja que el árbol suene
y traiga piedras.
Tira del mar, que pronto
habrá un desierto
y en tu refugio,
cansado, estaré alerta.
Trataré de soñar un poco
menos
si me abandonas y dejas
tu maleta.
Como el dictado
invisible de un poema,
como el tejido sangrante
de una mueca,
prefiero ser la voz que
te acaricia
aunque disfrace el dolor
de un alma inquieta.
Afuera, la lluvia se ha
llevado
por siempre lejos, las
noches y la angustia
de saber que nada es
fácil, de saber
que todo muere, que todo
se marchita.
DUDAS
Madera fútil,
ceniza de la aurora.
Pasado atroz
que anuncia tus
preguntas.
Pienso que el viento
sabrá de lo que hablamos
y en esa escarcha, en tu
voz, verás mis dudas:
¿Por qué tu Dios
disimula un presagio?
¿Por qué el fulgor
precede a la derrota?
¿Me invitarás a salir de
mi encierro?
Cuerpos sin manos me
esperan y, de a poco,
entierran lo que queda
de mi boca.
DESDE ADENTRO
Desde adentro,
respirando profundo
porque el aire es poco,
el cielo no es azul y
cada noche...
cada noche es más larga
que la noche.
Sueño con verte otra
vez,
con ver la luna
que desde aquí no
sonríe.
Sueño que un día
volveré a encontrar
viejos caminos,
un nuevo hogar, una
nueva esperanza:
poder valerme de mis
manos,
de mis sueños.
Miro mis pasos hasta
aquí
y, desde adentro,
siento que el alma se me
escapa,
que puedo volar cada vez
más alto.
Que falta poco para ver
la luz del sol
y mi futuro, hecho
presente,
entre tus brazos.
DESIERTO Y CICATRICES
Esta noche perfumarás
mis sueños,
esta noche me fundiré en
tus brazos.
Fui tanto tiempo
desierto y cicatrices...
Espero ser oasis,
primavera,
puesta de sol. Dejar de
ser naufragio.
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SELECCIÓN DE POEMAS
Por Francisco Jesús Muñoz Soler
RECONOCIMIENTO A UN SER QUE VIVE Y VIVIRÁ
ENTRE NOSOTROS
La voz del poeta se quebró
sus ojos casi ciegos se humedecieron
todo había valido la pena
ahora que presiente el final de su vida.
Jorge Luis Borges el poeta
que embargado por la emoción
emanó lágrimas de gratitud de sus ojos
casi ciegos en el momento de expresar
con su voz trémula que su vida
había tenido sentido porque su ser
su poesía ha arraigado en los corazones
de sus semejantes
se sentía realizado al recibir él
solitario poeta en el último trazado
de su existencia la confirmación
de haber cumplido su objetivo como hombre
a pesar de tu solitaria existencia
siempre estarás acompañando
a tus semejantes a través de los tiempos,
ese era tu destino Jorge Luis Borges,
poeta.
CONCLUSIONES DE
UNA VIDA SANTA DEL MEDIEVO
Amar la vida sin temor, amar a nuestros semejantes,
Amarnos a
nosotros mismos, es amar a Dios.
-I-
Lo dice la leyenda, lo escribió Don Gonzalo,
que hubo un santo en las Españas
de nombre Santo Domingo natural de Cañas
mas adoptivo de Silos donde lució su halo,
de infante graves sentencias tomaba
para el cuerpo creyendo que así se suministraba
la gracia de Dios pues de la vida dada desconfiaba
porque en ella veía al demonio que le rondaba,
la vida con sus prójimos le tenía aterrorizado
porque si en él pecara otro se sentía culpado,
temeroso de Dios prefería vivir apartado
desdeñando el amor de los hombres por ser pecado,
acumulaba sufrimientos, su cuerpo marchitaba
renunciando a los dones que la vida le otorgaba
así creía servir al Señor al que tanto amaba
cuanto más dolor hallaba, más santidad lograba,
más entendió que había seres que debían ser ayudados
pues en esta vida hay muchos desgraciados
que sufren flagelaciones y merecen ser amados
y ayudó a sus semejantes sin descanso como buenos
heredados.
-II-
Heredados de una vida que hay que vivirla
en la que es tan gratificante el amor cristiano
porque nos une como verdaderos hermanos
pero donde los yugos y las mordazas envilecen las
almas,
porque en Dios que tanto nos ama
no busquemos nunca castigo que el temor
es un arma arrojadiza contra su comprensión
que mayor dolor que causar miedo con el amor
celestial.
Vivamos la vida, amemos como hermanos,
sintamos por nuestros poros la vida
queriéndola, buscándola, soñando con ella
porque nos la ha dado Dios como seres humanos.
CARTA A CÁNDIDO DE VOLTAIRE
Cándido a ti que naciste en un paraíso de Wesfalia
que fuiste apartado de el
por conocer los olores del amor
correspondido de Cunegunda, flor inocente,
a ti, que te cubrieron con uniforme
por la fuerza de unos grillos
y por creerte el privilegio
de tu libre albedrío cual animal eres
te fustigaron a baquetazos generosamente
y al pedir la muerte hallaste clemencia
de un soberano que cuidaba celosamente
de ser justo con sus vasallos que mueren en batallas
llenas de heroicas matanzas engalanadas
por los cánticos del Te-deum, incendios,
muchachas tomadas por héroes y saqueos.
A ti, que sobreviviste a las desventuras
de tempestades, naufragios, terremotos
y al sambenito en un auto de fe cristiana
donde te azotaron en cadencia con los cantos,
a ti, que mataste a pesar de tu condición
amable y apacible
por la ex flor inocente Cunegunda
y por salvar tu vida de manos de un inquisidor,
a ti, que huyendo del derecho público
a la justicia de los hombres cruzaste
el océano Atlántico hasta donde te siguieron
razón que te separó de tu flor silvestre.
Te refugiaste en el Paraguay de los padres
jesuitas, nobles gobernadores y celosos
guardianes de los bienes de Dios
en la tierra y de sus hijos a su libre entender,
de donde huiste bajo el ropón
de un reverendísimo padre coronel
que atravesaste hasta la guarnición
llevándote el olor de su noble sangre,
a ti, que gozaste el vivir del Dorado
donde se entonan solemnes alabanzas
en reverencia al Señor en armonía
lejos de hogueras, auto represiones y miedos,
donde existen inmensos edificios públicos
y carecen de tribunales de justicia
cárceles y establecimientos correctivos
para la moral de las personas,
a ti, que abandonaste el Dorado por la desmedida
ambición de ser más opulento que todos los reyes
esperando así tener la seguridad de no temer
a inquisidores y rescatar a Cunegunda,
a ti, que perdiste tu fabulosa fortuna
entre engaños de los hombres de mundo
y tu extremada y dulce ingenuidad
más te viste con tu idolatrada Cunegunda casado,
dime ahora que gozas acompañado
de tus seres queridos y cultivas la tierra
alejado del fastidio, el vicio y la necesidad
¿qué debe hacer para ser feliz, un hombre como yo?
LOS HUMANOS
La humanidad busca el porqué de su singular existencia
y espera que su voz esa que no calla ni en sueños
no se apague después de esta vida tediosa y desplazada
del eje que trata de equilibrar sin éxito
aunque pone todo su tesón e ilusión amanece
con el mismo desasosiego con que el ocaso
del día anterior le dio las buenas noches
y con la misma amargura con la que ve irse el amor
en destellos de gestos, miradas y pensamientos hacia
la muerte
donde espera que su voz, incansable y única
tenga la resonancia y la verdad que le negaron
en su ambigua e impuesta existencia humana
a él, ese ser único que lleno de sentimientos
que igual que su voz espera amanezcan
después de su muerte física, esa que ve en otros
y le parece ajena, esa que sesgará su vida
y tal vez su voz….
MONOTONÍA RAMPLONA Y VACUA Y RABIA CONTENIDA
La verdadera infelicidad viene cuando no se tiene
ninguna esperanza
y entonces de nada sirve estar bien y no
necesitar nada.
Alberto Moravia
Por las noches al
acostarme
no siento ninguna
ilusión
ni tengo ningún deseo
inmediato.
Me levanto ahíto de
dormir
no de soñar, pero sí
de postrar
mi cuerpo en un no
vivir
de mi espíritu
envuelto en tinieblas
de ensueños borrosos
y lánguidos,
mis días rezuman
pensamientos ramplones y vacuos,
y mi vida monotonía
en su continente
encadenado al carro
de la vida
deslizándome con el
por el tubo
del tiempo voy
contando las ranuras
por donde atisbo luz
del mundo
soñado, del que pudo
y puede ser,
del que repele el
convencionalismo,
la monotonía, el
tedio, el interés,
el egoísmo, la
represión y el cinismo.
Mis días pasan
inconsecuentes
sin el más mínimo
alarde de importancia
con el más absoluto
desinterés
en la más repugnante
de las indiferencias.
Sólo queda un poco de
esperanza
para llenar mis
pensamientos
y una rabia contenida
que oprime mi pecho.
LA JUSTICIA
ACABA DONDE EMPIEZA EL PODER
La justicia acaba
donde empieza el poder.
(sensación que experimentó el
pueblo romano
durante la
dictadura de Sila, 84 a.d. Cristo)
Si el destino de un
hombre va asido
a la voluntad o
capricho de terceros
que utilizan para su
mayor provecho
qué será sin duda la
penuria
del necesitado, de
poco valdrán
sus ingenios,
esfuerzos y sudores
porque sus necesidad
ha sido dada
precisamente por el
mayor poder
de sus segundos y
terceros semejantes
que se la han creado
para acrecentar
la base de su
privilegiada situación social
esa que ha de
mantener a costa del hombre
más débil en la
sociedad que ellos
regentan y que no
cesaran de expoliar.
El hombre ese animal
evolutivo
ojalá se dirija hacia
la vía
que desemboca en el
sendero
donde el poder pierde
su trascendencia
y donde esa maraña de
normas
represivas del hombre
hacia el hombre
que perpetua su
propio cáncer
deje de representar a
la justicia.
BUSCO UNA
RESPUESTA
La muerte, la vida, la sombra, la luz, lo
irreversible.
Ilusión de vida es la fecundidad de las madres.
He conocido en unos días a dos ángeles
de madres abatidas por el irreductible cáncer
viajaran inmediatamente hacia la muerte
dejando el germen de sus vientres en su estación más
celeste
en la más ingenua de las etapas de la vida de los
hombres
en la infancia, más dolidas por la separación
inevitable
de sus hijos, más preocupadas por las atenciones
que ellos necesitaran en el peregrinar ineludible
de sus existencias terrenas que por el dolor
persistente
e irresistible con que la cruel enfermedad absorbe sus
fuerzas.
Quisiera tener la lucidez para decirles a esas madres
que saben su destino cercano e inamovible
la razón por la cual ellas
en plenitud de su amor hacia sus hijos
dejarán este mundo,
cuando la flor de sus vidas tenían el talle lozano y
esbelto
y sus pétalos tienen guardados aún sus mejores
perfumes.
Yo no tengo la respuesta a esa sinrazón:
quisiera que mi mente se acercara a mi fe
aunque fuera solo un instante y poder explicarles y
explicarme
el porqué la muerte llega de una forma tan cruel
e inoportuna a los corazones benditos de las madres
y por qué sus tiernos hijos serán padres/madres
habiendo crecido sin el cariño que nunca debieron
perder.
La vida, la muerte, la luz, la sombra, lo
inexplicable.
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NUEVOS POEMAS
Por Rachid Boussad
Azucena inmaculada
y rocío dolorido
Tu pénsil sabe a
albahaca y hierbabuena,
Y tu fragancia huele
a flores amadas.
Éstas nos hacen
cómplices amadores.
La mariposa de tu
rostro encendido,
Una promesa de
placeres tan deseados.
¡Qué paisaje tan bien
afiligranado!
Es más que un acto de
fe,
Un don del Demiurgo
Justiciero.
Tu pénsil, un poema
tan sentido.
Tu fragancia, un
verso,
Sí, un verso
amadamente compuesto
Para que en ti me
mire
Y conmigo mismo me
rime.
¡Oh flor gauchesca,
indomeñable e inmarcesible!
T me mueres de
azucena inmaculada,
Y me arrobas con tu
rocío afligido.
El néctar
ponzoñoso de tu pasión
“De la contemplación
Nace la rosa;
De la contemplación, el naranjo
De la contemplación, el naranjo
Y el laurel:
TÚ Y YO del beso aquel.Tú y yo del beso aquél”.
TÚ Y YO del beso aquel.Tú y yo del beso aquél”.
Miguel Hernández
¿Cuántos campos de
recuerdos
Te guardas del ósculo
aquél,
Socorrido por
alambradas, ejércitos
Y ametralladoras?
Y entre mis amorosos
navajazos,
Te derretías cual
rocío,
Rocío entre las
densas arboledas,
Agredido por los
colmillos del sol.
¡Ay princesa de los
siglos y sus siluetas!
¿De qué sombras, de
qué estrellas,
Amapola y gloria de
verano,
Te olvidas y te
escapas?
¡Oh, planta sagrada!
¡Ven a mí!
Déjame regar mi
cráter vulnerable
Con aquel néctar
De fuegos
salvajes.
!
Ven a navegarnos!
A Majda Meskrot
¡Ven a navegarnos esta tarde a mi puerto!
El capitán está dormido,
Y de la jornada muy agotadora,
Los marineros, tremendamente fatigados.
¡Ven a hundirnos un poco!
Quizá esta noche sea mi consuelo
De viejas canciones tediosas,
Y de la tristura de estelas imborrables.
¡Ven a llovernos!
¡Ven a florecernos!
¡Ven a germinarnos leyendas!;
Leyendas de primavera sin otoño.
¡Ven a navegarnos a mi puerto!
Ya los párpados de esta tarde
Acarician tímidamente los pómulos de mi silencio,
Y me sintetizan en palabras.
¡Ven a navegarnos esta tarde!
De mucho tiempo el viento no dispone
Para que nos reúna,
Y el vacio nos lo llene.
¡Ven!, ¡ navega en mí!
Pues, mi amante puerto anhela:
tu preciosa bengala mirar,
Y tu misteriosa sirena escuchar.
El
cenzontle embalsamado
Te fuiste de un
reflejo,
Dejando en mi ojo
Desdichas a manojo.
En aquellos ayeres memoriosos,
Tu presencia desvanecióse,
Dejando en mi ojo
Desdichas a manojo.
En aquellos ayeres memoriosos,
Tu presencia desvanecióse,
Y así de lánguidos se
quedaron
Mi cenzontle y mi
caverna,
L
A
G
R
I
M
E
A
N
D o sus hoyes jubilados sin tiempo.
y allí en el pecho,
A
G
R
I
M
E
A
N
D o sus hoyes jubilados sin tiempo.
y allí en el pecho,
Pervive afónico el
canto
Y SE R E V U E L C A
implícitamente
En mañanas
prisioneras aún
En las garras decididas de la medianoche.
¡Oh Majakech, palmera frondosa!
Ten por bien sabido
Que la luz me habita
Pero de espaldas;
Que tu presencia se olvida
Mas intensifica tu
existir,
Y tan solo la Luz Inigualable,
Y tan solo la Luz Inigualable,
Y altamente
calificada,
Es mi único elixir.
Madrid,
2012
El arpa de sueños suicidas
A Majda Meskrot
En las membranas de mi corazón
dolor hay en cada palpitación
dolor hay en cada palpitación
Y en todos los ángulos de mi mente
efigie suspendida en cada instante. .
(Ardiente, ardiente,
cual picadura de la serpiente).
En mi corazón fontanoso
dolor venenoso
donde fluyen mares
de pesares y sinsabores.
efigie suspendida en cada instante. .
(Ardiente, ardiente,
cual picadura de la serpiente).
En mi corazón fontanoso
dolor venenoso
donde fluyen mares
de pesares y sinsabores.
En las aceras del tiempo
Y los balcones de mi pasatiempo
Recuerdo en mi mente
dolor tan punzante.
! Ay del arpa que fatigas mi amante mente,
y que los himnos de mi alborada extenúas a cada instante
dolor tan punzante.
! Ay del arpa que fatigas mi amante mente,
y que los himnos de mi alborada extenúas a cada instante
Y sin átomo de compasión,
tus colmillos clavas en mi exangüe corazón.
tus colmillos clavas en mi exangüe corazón.
En las membranas de mi corazón
dolor hay en cada palpitación
dolor hay en cada palpitación
Y en todos los ángulos de mi mente
efigie suspendida en cada instante.
efigie suspendida en cada instante.
Alhajas de
primavera
A Majda Meskrot
Las hojas de otoño
Se curvan hacia
abajo,
Y se suicidan a
regañadientes.
Los recuerdos de
antaño
Encandecen los
filamentos,
Los filamentos de mi
memoria.
El cielo desnudo
Encanece lúgubremente
El paisaje arropado
Por mis soledades
crónicas,
Aislamientos
depresivos,
Y ostracismos
vistosos e invisibles…
Aunque parezca
cierto,
La brisa de alguna
ribera,
Pronto reverdece el
campo
Y me hablará
confidencialmente:
¡Despierta tu
plantío,
Es un milagro
abierto,
Ya llega la tan
esperada primavera!
El Hoyo y yo
¡Qué poema tan libre eres tú!
Libres somos tú y yo.
“Oum Er- Rbia”, tu verso
Yo, tu fiel conejillo, buscón;
Tahúr y vagamundo.
En la Cueva del Bohemio
Te canto y te cuento,
A bombo y platillo.
Te miro, te admiro y te rimo
A solas, y las estrellas se
sustentan como testigo,
Y aun desde lejos, desde muy
lejos
La Roca del Gigante además.
Dime, ladrona de vidas, di
¿! Cuándo te me adentras!?
¡Yo qué sé!
¿!Cómo formas parte de mi,
Y a qué confines infinitos me
llevas!?
Las vidas me robas,
Y el alma entera me arrobas.
Dime, ladrona de anhelos, di
¡Cuéntame tus andares, tus
lejanías!
¿Por qué en tus cipreses?
¿Por qué encinas, y eucaliptos?
Escucho yo tu mutismo,
Tu mutismo cómplice y sensato.
¿Por qué motivo les pones
candados de plomo
A tus oídos?
Dime, ladrona de vidas y
anhelos, di
¿!Te enorgullecen este
regimiento,
Esta brigada de monos,
Que de tus altos y gigantes
cedros frondosos,
Baja con gestos y gimnasias
A gozar de la limosna del
turista perezoso!?.
En tus montañas, éstas que te
abrigan
Hay una leyenda que alucina y no
engaña.
En tus lagos abondosos,
De aguas diáfanas y luciérnagas,
Hay un manantial de secretos que
fascina.
¡Qué pera tan fresca eres tú!
Fresca como una lechuga,
Y mermelada rojo carmesí
(Eso pienso yo).
¡Qué poema tan libre eres!
Libres somos tú y yo
Pero, cuando de noche,
Paseando y los perros por
compañía,
Mi pobre corazón y aliento,
Inseguros y sin tarjeta,
Bien seguro de bruces caerán
En algunos de tus hoyos;
Hoyos indeseables y sin
luces.
Y el temor de que la cordillera
despiadada
Me delate a algún verdugo
De aspecto un tanto excéntrico,
Algún
guardia imbécil indeseable y sin luces
Khénifra, 2011
Tacita de plata
A Majda Meskrot
Cádiz es más que un espacio geográfico,
Es arte y parte ingente en mi vida.
Aquí he dibujado una hoja de ruta idílica.
¡Ay, Cádiz, Cádiz,
Cómo te tengo en alta estima!
Tu recordar en mi revive
Las fisuras del espejo de un pretérito;
Pretérito idílico esculpido
En estos remiendos viejos
Que en mi alma enamorada llevo.
Cádiz,
2010.
Deliquio
A Majda Meskrot
Al son y al tono del
Destino,
-Grandiosa obra
etérea-
Bella muchacha
surgiste.
Con amor acendrado,
Proyectaste tu luz
verde
Sobre mi cansado
cuerpo.
Fieros combates,
luchas encarnizadas
Y sombras sonoras
Erraban sin ponientes
y sin levantes;
Y constantes
inquietudes
Yacían en un ponto;
Un ponto de mutismo
amador.
Al son y al tono del
Destino,
-Grandiosa obra
etérea-
Bella muchacha
surgiste.
¡A Dios doy gracias…
…Gracias sean a Dios!
Tedio
A Maily Esparza
El sol se despidió a
regañadientes.
La luna, con tono
imperioso, se impuso.
Dios sujetó el sol y
la luna,
Prosiguiendo los dos
su curso,
Hacia un término
fijo.
Algunas facciones
recientes
De una transeúnte tan
inocente y decente;
Dulce compañía me
hicieron.
Con tiritas de su
ternura,
Tapó las brechas de
mi tristura.
Entre el ayer y el
hoy
Pocas sonrisas,
Mucha simulación,
Y demasiado tedio.
¿Por qué tu Edén
mandó recluirme
En este Erebo de
claras tinieblas?
La calma y la tormenta
A Majda Meskrot
En el café Ouzoud
estoy.
¡Qué calor tan
vengativo!
Lejos de ti, algo
soy:
Erebo pasional, o
Edén fugitivo…
Una errante brisa de
brasa
Las mejillas de mi
memoria
Acarició tímidamente,
Sacudiendo
terriblemente
El ponto aletargado
De mi amor
desmesurado.
Pénsil eras tú
A Majda Meskrot
Yo antes con alma de
poeta,
Deponía que pénsil
ignoto eras tú;
De flores impolutas
perlado,
Y de suntuosas
fragancias pululado…
Mas ora, determiné
Tus flores
traicioneras,
Y tus espurias
fragancias.
¡Qué desazón sin
tregua!
Yo antes te veía
vistosa.
Ahora, viciosa,
Porque flores de tu
pénsil
Algunos olieron y
cortaron.
El
día catorce de febrero
A Zaki
El día catorce de febrero
Fecha de mucho esmero.
Estado de zozobra
El verbo sobra.
Razón murrio
Corazón amatorio.
Ingente esfuerzo hago
Este día radiante y de órdago.
Buscar no me canso
Regalarte demasiado pienso:
El verbo sobra.
Razón murrio
Corazón amatorio.
Ingente esfuerzo hago
Este día radiante y de órdago.
Buscar no me canso
Regalarte demasiado pienso:
¿! Una rosita!?
Mas marchita.
¿! La vida!?
Mas es ida.
¿!El sol del amanecer,
o tal vez, la luna del anochecer!?.
Mas marchita.
¿! La vida!?
Mas es ida.
¿!El sol del amanecer,
o tal vez, la luna del anochecer!?.
Mi Esperanza te regalo eterna,
Es mi lengua sempiterna.
Con ella mi querer inconmensurable,
De tu amor se nutre incansable.
Es mi lengua sempiterna.
Con ella mi querer inconmensurable,
De tu amor se nutre incansable.
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EL GRAN BORIS GOLD
CON SUS NUEVOS TEXTOS
LOS
ORGASMOS VAN AL CIELO
Peno por
aquellos
sedientos de
guerras,
que tan
solo piensan
en matar,
nada más,
lo digo y
lo confirmo
que un
buen orgasmo,
es la
gran cruzada
a la
ansiada...paz.
Sentirán que
la vida
tendrá otro
sentido,
cambiarán las
formas
de ver y
razonar,
hagan caso
de esto
fruto de
experiencias,
súbete a
un orgasmo
y después...a
volar.
No hay
academias
que nos
dé diplomas,
ni gente
que diga
que poses
usar,
tu cierra
los ojos
métete en
la cosa,
apunta con
ansias
y déjate...llevar.
Que
jamás las armas
tengan voz
ni voto,
el amor
tan solo
es la
gran verdad,
si el
flaco mimoso
empuja adelante,
es un
bien valioso
que hay...que
cuidar.
A veces me
pregunto
donde se
refugian,
todos los
orgasmos
después de
gozar,
yo creo
que ellos
se van
hacia el cielo,
cuidados por
ángeles
que saben...de
amar.
Estas son
ideas
de un
viejo guerrero,
que con
gran cariño
lo quiere
homenajear,
a ese que
me ofrece
orgasmos de
ensueño,
por eso
mi flaco
será...eternidad.
***
Mi humilde homenaje a los anónimos
“hacedores de milagros”
Al doctor Adrián Gold y a todo el
equipo de terapia intensiva del hospital RAMOS MEJÍA
“HOSPITAL PÚBLICO”
Son las dos de la mañana...o
las tres, a quién le puede importar, aquí el tiempo es parte integrante del
inventario, los médicos de guardia haciendo su habitual recorrido, siempre
acompañados por alguna abnegada enfermera, ángeles guardianes haciendo
milagros, uno de ellos: que estos sufrientes seres puedan recuperarse y salir
al ruedo nuevamente. La habitación en penumbra, se vislumbra una
silueta acostada, una sombra alta con la cual pareciera hablar el ocupante de
ese habitáculo, sería por demás interesante saber que le estará platicando.
Cuando la vista se va
acostumbrando a la oscuridad, uno se sorprende al darse cuenta que la susodicha
sombra, es un tubo de oxígeno que a su vez soporta una sonda de plástico,
perdiéndose en las fosas nasales del paciente, ¿quién es? ¿porque está
allí?¿qué le pasa?.
El nombre del individuo ¿a
quién le importa? Solamente a los médicos, que pasan a ser para ellos algo así
como Dios (pues esperan el milagro de salvarlos de sus males). Esto es algo
personal entre él y la “parca” que siempre espera a algún “cliente” este es el
pedazo de vida que la está peleando , ¿su vida? bueno, de alguna
manera debemos llamar a esos ojos sin luz y a ese respirar como auto que le
falla un cilindro.
Me interesé por él en
particular y me dijeron: “ES EL DE LA CAMA NUEVE DE TERAPIA INTENSIVA, aferrado
a la existencia gracias a un respirador, gambeteando la muerte en un desigual
combate, que nadie sabe como terminará, que destino cruel para alguien que es
simplemente ¡UN SER HUMANO!.
Mientras observo esa figura
inerte, me pasan por la cabeza infinidad de pasajes que muy bien podrían ser la
de ese hombre: un hogar, esposa, hijos, problemas cotidianos, tal vez un jefe
que pretende lo que no puede ser, al fin de cuentas...cosas que nos pasan a la
mayoría de los mortales, ¿sabremos entender que es diferente?, es el anónimo
propietario de su bien más querido: LA CAMA NUEVE.
Me quedé escuchando el
tic tac de un reloj, que va desgranando las horas que le faltan para
despegarse de ese aparato, que ya parece un apéndice natural de su cara, o las
que le faltan para irse a morir al cruel cemento de la ciudad.
Fue pasando el tiempo y un día
cualquiera en que a bordo de mi automóvil, realizaba mis tareas habituales
,sucedió algo que también ya es por demás cotidiano, un piquete de gente
protestando me obliga a desviarme de mi camino y en ese trajinar en busca de
una salida, desemboco en la calle .Urquiza a dos cuadras del hospital y me
dije: ¿qué será de la vida de ese internado? y hacia allí me fui..
Observé la marea de gente
dirigiéndose a los distintos consultorios, en fin, lo de siempre, me introduzco
en el edificio y a lo lejos lo veo con un bagallito de ropas en las
manos, lo seguí hasta la recepción donde un joven con un libraco enorme frente
suyo, estaba preparado a escribir los datos del paciente que se iba
de alta y alcancé a escuchar lo siguiente: ¿nombre? CAMA NUEVE DE TERAPIA,
¿apellido?.RAMOS MEJÍA.
Mientras se perdía en esa
serpenteante aglomeración de seres que buscan la salida, como si allí estuviese
esperando alguien para decirles: ya todo pasó, ahora salgan a disfrutar.
Pero desgraciadamente el
destino es el que mezcla las cartas y decide quién va al cielo…o al infierno.
El que lo iría a recibir son
los brazos de una gran ciudad , que al no tener corazón no
se conduele con nadie, menos con él…SIMPLEMENTE UN PARIA.
En tanto, yo notaba que la
vista se me nublaba cada vez más, era un cúmulo de lágrimas que pugnaba por
salir de mis ojos y no hacía nada para contenerlas...
“ME HACÍA MUY BIEN DESPRENDERME DE ELLAS”
Boris Gold
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SELECCIÓN DE POEMAS
Por Ana Romano
Intermediario
Perforan escondites
los astronautas
¿qué sostienen los
débiles
en su tribulación?
El poema los enlaza
en versos
que obsequia
al lector.
Escoriación
Fragmentan
dormidas
Acordonan
antiguos
Y la realidad
¿qué despide?
Es en el ahora
que naufraga
la voluntad
Glotón
el sopapo
zurce
los instintos
¿Y la cabriola
dónde
espolea?
Escape
En
busca de pruebas
quebrada
descalza
es
que
camino
En
silencio
corren
El
frío
es
precipitándose
¿Qué
esconde
-aun
sabiendo dónde-
la
pena?
Elevación
Como
notas
resbalan
barriletes
Un
crisol
Y es que flotan
los cuerpos.
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POEMAS SELECTOS
Por Rolando Revagliatti
“The adventures of Baron Munchausen”
Airearse de Quijote
mecerse con arañas
telón que decapitas
después
pero también durante
el tic-tac de la arena
de nuestros relojes
(y en trance de sultán
tanta pasión
el oro)
aletargados
por la Infausta y su Tradición
de consistencia incuestionable
¡Mi reino por mis funciones!
Bucéfalo, ¿me hallas acaso
abandonándote?
“The adventures of Baron Munchausen” (“Las aventuras del Barón Munchausen”), filme dirigido
por Terry Gilliam.
Divina
Divina
Para el gran público
fue un éxito
Divina
Para los críticos
el filme abusaba
Divina
En la trama
el Maldito se consumía
odiándola
Divina
Ese Maldito
la odiaba
y la odiaba
Divina
Y apuraba el vino
añejo de su odio
Divina
No sería suya
Divina.
“Down by law”
Apuntan muertos
desde encierros
y repugnantes
encerronas
Apuntan fugados
al halo
de la justicia
Apuntan canes
a parias
naden y fuguen
o no naden.
“Down by law” (“Bajo el peso de la ley”), filme
dirigido por Jim Jarmusch.
“Amantes”
Rompan filas
rompan cirios
rompan trenzas
rompan Victorias
rompan derrotas
rompan guarradas
rompan Arbolitos de la Navidad
rompan Trinis
rompan Nochebuenas
rompan frentes
rompan Santas Pascuas
rompan
El
Cuento del Novio.
“Amantes”, filme
dirigido por Vicente Aranda.
“Gothic”
Realizo al poeta
sobre la agitación de las alas
del pajarraco que se lanza
a los relámpagos
Realizo al poeta
en el pajarraco de los fogonazos
Realizo al relámpago.
“Gothic”, filme
dirigido por Ken Russell.
“Naked tango”
Guapo túnel
de contraluces colorados
consuma el florilegio
Guarda la debida memoria
y el Cholo no la mata
Vendas para el artificio:
mis testículos.
“Naked tango” (“Tango desnudo”), filme
dirigido por Leonard Schrader.
“Roseland”
No te duermas
en los espejos
Confluye
Huérfanos
los zapatos
en la pista
En el cielo
los pies
danzaban como números.
“Roseland”, filme
dirigido por James Ivory.
“Mr.
and Mrs. Bridge”
La
vida sirve
La vida sirve
aun cuando cimbra
La vida sirve
a fines desproporcionados
Se nos queda
desproporcionándonos.
“Mr. and Mrs. Bridge” (“Señor y
señora Bridge”), filme dirigido por James Ivory.
“Let
him have it”
Ahora
mismo
es ahora cuando lo hacen
con nuestro hijo
y
hermano
Ahora mismo
mientras
nos
abrazamos
Es también ahora
cuando ellos
son eficaces
Funcionarios
deciden y lo hacen
Ahora mismo ratifican:
lo están
ahorcando.
“Let him have it” (“La muerte
cumple condena”), filme dirigido por Peter Medak.
“Zabriskie Point”
A la parrilla modernista
las cadenas de mandos
En las parrillas modernistas
ni horizonte
Los bronces
de la inmortalidad
A la parrilla
le han explotado los desiertos
Y mañana serán
restos los hombres
Vuelan los explotados
y alucina (dinamita)
una chica.
“Zabriskie point”, filme
dirigido por Michelangelo Antonioni.
“Passion
fish”
Usted
baila, ríe, llora
eso sí
a riesgo del mundo real
Yo revelo mis fotos, perduro
sobre las ruedas de mi silla
al fin
apasionadas
¿Logrará usted que vuelva yo a lograr?
¿Cómo es así lograr?
¿Lograré yo que usted me necesite?
“Passion fish” (“Escrito en el agua”), filme
dirigido por John Sayles.
“La double vie de Veronique”
El anillo y el ojo
y las coordenadas
Primera persona del remolino
que desfallece
Segunda persona de la culminación
de las campanas
Se corta por la voluptuosidad
su electrocardiograma
y por lo más delgado
A mí recurren los reflejos
La otra es ardua
cuando río
en mi madera.
“La double vie de Veronique” (“La doble
vida de Verónika”), filme dirigido por Krzysztof Kieslowski.
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EL MARAVILLOSO SONETISTA
Rodolfo Leiro
LITURGIAS
Yo abrevé en la liturgia soberana
entre duelos, crespones, desafíos,
enfrenté los fracasos y desvíos
trizando en el cristal de mi ventana;
fue el acíbar que urdió cada mañana
con su azufre de nérvidos deslíos.
¡Así fueron rodando sueños míos
en el plato infeliz de mi romana!
Y a pesar de la túrbida otomana
que envolvió con su pátina bardana
cada sueño de jónicos bravíos,
desde el invierno azul de mi fontana
siembro mi verso grana en mi besana.
¡Pues que
truenen sonoros mis estíos!
SONETO EN AZUL
A mi hijo Eduardo Oscar Leiro
(1992)
Yo no tengo un azul en mi retina,
ni es azul el color de mi ventana,
no es azul el color de mi mañana
ni hay azul en la tarde que declina.
No hay azul en mi noche de desvelo
ni en la vasta planicie de mi día,
no dibujo en azul mi sinfonía
ni gesto algún azul del azul vuelo.
No dispongo de azules compañeros
que surcando la mar, azul maderos,
flotando en un azul de mi azul viaje,
me arrojen sus azules esplendores
para pintar de azul mis viejas flores
con el azul pincel de mi coraje!
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*GRITO DE MUJER*
Grito de mujer que brama
como cierva en un desierto
por corrientes de agua clama
con sed, al que esté despierto.
Instrumento descartable
de una sociedad machista
deja de ser codiciable
presa de amor egoísta.
Grito de mujer ¡reclama!
solamente sus derechos
ser mujer, esposa y ama
de lo que criaron sus pechos.
Culturas que hicieron de ella
un objeto deleznable
siendo en perlas la más bella
para ella no hay trato amable.
Grito de mujer que espera
ser tratada como igual
que halle el eco en la frontera
su distancia es abismal.
La lucha será constante
no hay que temer al rechazo
ni al poderío arrogante
pie con pie brazo con brazo.
Grito de mujer hay auroras
que juntas descubriremos
Dios nos hizo "coadjutoras"
Y con EL transitaremos.
¡BASTA YA! Es suficiente
queremos se haga justicia
quita el velo ¡Se valiente!
en vez de azote, caricia.
Libia Beatriz Carciofetti // Argentina
Derechos reservados para compartir Nº
452298
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MUJER
DESCONOCIDA
Me hubiera gustado conocerte,
recoger tus manos abnegadas
y pedirte perdón por las mías,
pero ibas ajena, vencidos los ojos
acaso ensimismada en el paisaje de otros ríos,
y pedirte perdón por las mías,
pero ibas ajena, vencidos los ojos
acaso ensimismada en el paisaje de otros ríos,
de otras tierras que no nos pertenecen
y traía anclados tu mirada.
y traía anclados tu mirada.
Niña mujer o mujer niña de arenas sin parques
te leías triste en un siento;
te leías triste en un siento;
yo iba contigo
pero no pude encontrarte: tu cansancio
viajaba lejos, mucho más lejos que el mío.
viajaba lejos, mucho más lejos que el mío.
Lo siento.
No pude regalarte una sonrisa.
Esther González Sánchez
Vigo-España
Miembro Honorífico de Asolapo-Argentina
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