martes, 27 de octubre de 2020

Reseña Literaria (Juan A. Herdi)



Pedro Ugarte

Antes del Paraíso

Páginas de espuma, 2020


A todas luces es motivo de alegría entre nosotros que el relato breve, el cuento literario o la narración corta, como quieran llamarlo, haya alcanzado en España carta de naturaleza como género. En la literatura medieval hubo algunos ejemplos de maestría en lo breve, y tal vez sea El Conde Lucanor el más conocido en la tradición castellana, o mejor dicho en castellano, pero con el tiempo apenas pasó a considerarse un medio para aprender a escribir, un proceso de aprendizaje para el novelista en ciernes, todo lo más un subgénero o género menor. Hasta que la literatura latinoamericana, con verdaderos maestros en el cuento literario, nos mostró su importancia y contribuyó a darle al relato breve un valor por sí mismo.

En los años cincuenta, no obstante, poco antes de la mencionada influencia latinoamericana, aparecen ya en España los primeros autores que destacan en el arte del cuento literario, Ignacio Aldecoa o Medardo Fraile son quizá los más reconocidos. A partir de allí ya surgen varios escritores que adquieren a su vez pleno dominio del cuento. Incluso hay alguna que otra editorial que se especializa en la narración corta. Siguiendo tal estela, es Pedro Ugarte ahora mismo un buenísimo heredero de esta tradición y uno de los autores fundamentales para quien guste disfrutar de la literatura breve.

Antes del Paraíso es su última propuesta, un volumen de ocho relatos que de algún modo es la continuación de Nuestra historia, publicado en 2016 por la misma editorial. Cada uno de los cuentos es una foto de la mera cotidianidad, pero no una foto fija, sino que el ojo atento del lector reconocerá entre líneas, en los silencios, en lo giros de las frases una historia, apenas una anécdota, tras la que brota la sospecha de lo que hay al otro lado de la aparente normalidad: algo de tedio, una pizca de infelicidad y esa monotonía que se resquebraja poniendo siempre en peligro el orden de las cosas.

Son situaciones que al principio pueden parecer banales las que nos cuenta Pedro Ugarte, las relaciones familiares, la intimidad de los amigos, los gestos con que intentamos romper la estrechez de nuestras vidas, pero dejan de serlo cuando aparece la duda, la desconfianza, se pierde la paciencia o simple y llanamente asumimos la certeza de lo que nos decía Gil de Biedma, que la vida iba en serio y siempre acaba asomando la desagradable verdad.

Todo ello lo va hilvanando el autor con un estilo envidiable, la de quien cuenta la vida con una esmerada sencillez que no es fácil de conseguir, se trata de una prosa muy trabajada que sin embargo pasa a un segundo plano, no sin inocencia, para que prime la historia y nos demos de bruces con lo que se nos va por las rendijas de nuestra propia vida. Una propuesta fundamental para disfrutar de buena literatura y hasta para entender muchos aspectos de este presente tan extraño que vivimos.


jueves, 22 de octubre de 2020

Reseña Literaria (Cecilio Olivero Muñoz)



Fernando López Guisado

Vestido de verde hacia Nunca Jamás

Ediciones Vitruvio, 2020


En primer lugar quiero recordar aquellos días de confinamiento en que salíamos a las 20:00h. para aplaudir a los valientes sanitarios. Ahora volvemos a estar mal según los telediarios. Volvemos a estar mal por la mala cabeza de algunos, pero ahora de lo que voy a hablar es de héroes. De héroes y no de villanos, en este poemario sin muchos adornos, aunque con unos versos intrincados en el tema amatorio de manera que nos hace pensar en nuestras vidas de pacientes impacientes. Digo todo esto, porque, Fernando, además de ser uno de aquellos héroes que aplaudíamos algunos, es un poeta sensible que se autodenomina friki, es porque le atraen los cómics, y los juegos, digamos que no ha perdido el niño aquel que fue, por eso lo de friki, por eso el arquetipo de Peter Pan y su país de Nunca Jamás, no perder la patria del hombre que es la Infancia y como poeta no dejar de soñar un mundo al revés. Digamos también que es un héroe posmoderno, ya que aglutina en este poemario interesante y fácil de entender, una serie de narraciones (ya que su poesía es narrativa) valientes y repletas de sensibilidad, pero no entendamos por sensibilidad que sea hipersensible o empalagoso, no, es un poemario de amor, ya que el lector puede encontrarse en él unos poemas de amor, otros de idiosincrasia elegíaca, y otros de humor, o mejor decir, de pura ironía sanadora, porque hace justicia. Hace justicia como Peter Pan cuando se viste de verde y se convierte en amante para su Campanilla que él describe con un amor sincero y puro. 

Lo mejor de este poemario es que no aburre, y como no aburre se lee de una sentada, aunque sí lo lees despacio, como ha de leerse la buena poesía, encuentras tesoros en imágenes, en metáforas, en un compendio de virtudes que invitan a darnos cuenta lo complicada que nos hacemos la vida y lo breve que resulta en una sala de rayos X, o en un quirófano. Eso, sin olvidar nunca a su campanilla, y a hijos, y familiares y amigos. Porque este poeta es un padre de familia como muchos, pero con la materia inexplicable con que se tejen los hilos de los sueños. Léanlo a paso lento, o como lo prefieran leer, pero léanlo, lean a Fernando López Guisado en esta crónica o foto fija vista en primera fila de esta terrible pandemia. Cuando lean este poemario preciso y precioso, verán a un hombre que arrastra con él una experiencia que conmueve, que invita a reflexionar, y nos hace entender que la vida es efímera, que el amor es lo único por lo que vale la pena vivir, y nos conmueve con su experiencia como un personaje más que debemos de tener en cuenta, y cuidarnos, y vivir los días, ya que los días buenos son menos frecuentes entre la rutina hospitalaria, pero debemos, eso, cuidarnos y valorarnos. 

viernes, 16 de octubre de 2020

Elmyr de Hory como Pinocho-Eleine Etxarte



Elmyr de Hory como Pinocho

                        Eleine Etxarte


No dudo de que Elmyr pusiera en jaque al mundo del arte y que, como él decía, siempre fue inocente, una inocencia que me recuerda a la del muñeco de madera, así como Legros al zorro y Lessard al gato del cuento. Ambos, marchantes estafadores, sacaron una buena tajada del falsificador-imitador Elmyr. El afirmaba que no conocía el destino de sus cuadros, nunca los firmó.

Pinocho, como Elmyr, era tan inocente que no sabía distinguir entre el bien y el mal.

Elmyr colocó más de 1000 de sus cuadros en los mejores museos y colecciones del mundo; Pinocho, también aconsejado por el zorro y el gato, sembró sus monedas en el monte mágico.

Pobre Elmyr, él no tuvo un Pepito Grillo que le fuera aconsejando en los momentos más delicados y no me refiero a su trabajo como gran imitador o falsificador, sino a su propensión a no prestar atención a sus finanzas, que otros manejaban a su antojo. 

Hizo ganar mucho dinero al selecto grupo que siempre lo rodeaba, aristócratas, pintores, escultores, actores y directores de cine, críticos, expertos, marchantes, ricos coleccionistas, embaucadores, farsantes, escritores, aduladores, gente ansiosa por hacerse su hueco en ese infinito que es el espacio que ocupa el arte, tan grande, donde todo el mundo se conoce pero no se reconoce, un mundo peligroso, profundamente inestable.

No puedo evitar mencionar el aprecio que siento por Elmyr. Después de visionar “F for Fake” de Orson Welles, donde otros analizan la figura del falsificador, y “Elmyr, the true history”, él en su mismisidad, entiendo a este personaje moldeado por sus circunstancias: su homosexualidad, la etapa de refugiado húngaro, la captura por los Gestapo y su fuga después de la tortura junto con su profundo amor por la dolce vita. 

Una personalidad también falsificada con un auténtico don que le llevó al suicidio en su casa de Ibiza en 1976.

Pienso en la Paradoja del Mentiroso. Sabemos que cuando Pinocho miente su nariz crece. Pero si Pinocho afirma que su nariz crecerá y no lo hace, estaría mintiendo. Entonces, está debería crecer. Y de nuevo, si resulta que crece, está diciendo la verdad y no debería hacerlo. ¿Qué pasaría entonces?

En fin, el gran pintor falsificador tenía una nariz pequeña y respingona y nunca creció como la del muñeco de madera pero no dejo de pensar en la siguiente escena: Inauguración de su nueva casa en Nueva York.

Invitados: Zsa Zsa Gabor, Anita Loos, Lana Turner y d`Harnoncort, director del Museo de Arte Moderno de Nueva York.

Elmyr, la gran atracción, preside la mesa que es redonda, tiene a su derecha a Zsa Zsa , a la izquierda está Anita, junto a esta se encuentra Lana y cierra este selecto círculo de señor d´Harnoncort.

La mesa está muy bien abastecida y hermosamente decorada, el refinado centro ocupado por las flores más primorosas perfuma el banquete.

El pintor no para de hablar sobre las obras de Matisse y Picasso que poseía su aristocrática familia y que él se vio obligado a vender. Sus comensales muestran su interés afirmando con la cabeza, es en ese mismo instante cuando la nariz de Elmyr comienza a crecer, primero alcanza una copa hermosamente trabajada y después tira la botella de Mouton-Rothschid cosecha de 1929, seguido y sin parar de aumentar quedó enredada en el hermoso centro de flores.

No voy a contar como continúa la escena, es fácil imaginar el asombro de sus distinguidos comensales, pero esta sería otra historia. 

sábado, 10 de octubre de 2020

12 de Octubre-Reflexiones de una ondjundju-Juliana Mbengono





12 de octubre: Día de la Hispanidad, Fiesta Hispanoamericana y Día de la Independencia de Guinea Ecuatorial

El día conocido mundialmente como “Día de la hispanidad”, “Fiesta hispanoamericana”, “Día de Cristóbal Colón”, el día en el que se celebra el descubrimiento de América por Cristóbal Colón en 1942, es el mismo día que los ecuatoguineanos o guineo ecuatorianos celebramos nuestra independencia.
Guinea Ecuatorial tiene muchas cosas en común con los países hispanohablantes de América y con España. Sin embargo, a pesar de que está aislada en el continente africano porque los demás países tienen como lenguas oficiales el inglés, el francés o el portugués, tampoco está creando lazos con los países americanos de habla hispana que, lingüísticamente, son sus aliados y hermanos con los que podría desarrollar relaciones de intercambio cultural, social y mucho más. 
Al hablar de intercambio con los países americanos de habla hispana, no pienso ni por un solo minuto en relaciones diplomáticas ni en nada que tenga que ver con el trabajo de funcionarios públicos, me refiero más bien a ese intercambio cultural que ya existe entre España y Latinoamérica y del que, se diga lo que se diga y por más centros culturales españoles que tengamos en el país, se ha excluido a Guinea Ecuatorial o simplemente no se ha contado con ella como otro país hispanohablante en el planeta Tierra.
Aunque existen otras zonas africanas u otros países africanos en los que se hable español, Guinea Ecuatorial es el único que lo usa como primera lengua oficial y casi única lengua oficial, ya que, además de los programas informativos de la televisión nacional las otras lenguas oficiales no son muy empleadas… bueno, también se utilizan en hoteles y otros establecimientos públicos para indicar cosas como “lávese las manos”, “Prohibido fumar”, etc. 
Es muy común que las páginas web de organizaciones españolas dedicadas a la promoción del arte en lengua española (literatura, cine, etc.) presten una atención especial al público latinoamericano; y es comprensible, porque se trata de varios países con millones de habitantes, mientras que Guinea Ecuatorial es sólo un país que no alcanza ni los cuatro millones, pero se trata de un país con una población mayoritariamente joven y con ganas de mostrar su talento al mundo.
En guinea celebramos varios certámenes literarios al año, el más grande de todos ellos es el certamen literario “Miguel de Cervantes”, con cuatro modalidades y premios de entre 500000XAF y 1000000XAF, pero nunca se anuncia en páginas como escritores.org donde cualquier escritor sabe que encontrará certámenes para escritores en lengua española. Esas organizaciones tampoco hablan del premio literario internacional “Justo Bolekia” a pesar de que sus creadores se encuentran en España. 
El trabajo y la iniciativa de organizaciones como Mujeres por África que ofrecen una salida para la producción literaria en lengua española en África es encomiable y yo doy gracias por ello. 
Los escritores ecuatoguineanos se parten el lomo trabajando con editoriales españolas a las que pagan una cantidad de dinero que difícilmente logran recuperar con las ventas. Estas obras que se publican con editoriales como Círculo rojo, tendrían que ser diluidas a fin de que se adapten a los requisitos de certámenes “sin restricciones por residencia o nacionalidad”.
Pese a que no estamos integrados dentro de la comunidad hispana formada por España y sus hermanas de América, la antigua Guinea Española, hoy Guinea Ecuatorial, sigue conservando su herencia colonial, por ejemplo: los annoboneses tienen apellidos como Catalán, Santander, Estrada, Castellón; todas las etnias, excepto la fang, han sustituido su nombre tradicional por el europeo; la gente usa sus nombres tradicionales como apellidos  y fácilmente uno puede encontrarse con una Leticia Mpanga Alais o un Felipe Ichaikoto Sepa. Los fang son un caso particular de resistencia a medias, pues, aunque no se hayan resistido del todo a adoptar el nombre europeo u occidental, tampoco han renunciado a sus nombres tradicionales; por lo tanto, lo más común será encontrarse con un fang que se llame Santiago Ntutumu Osá Nchama. Cuando sea un viejo con nietos, Santiago querrá que se le llame Ntutumu Osá Nchama o simplemente Ntutumu que, es su nombre tradicional y Osá Nchama son los nombres tradicionales de sus padres y sus apellidos.
Además de los nombres y la lengua, otra cosa que seguimos compartiendo con el resto de la comunidad hispana es la religión, la religión católica es la predominante en Guinea Ecuatorial.
A pesar de todo esto y muchas cosas más, parece una simple casualidad que el día de la independencia de Guinea Ecuatorial sea el día de la Hispanidad. La elección de esta fecha podría haber servido para estrechar lazos con el aislado país africano, pero este no fue ni es el caso.



Para nosotros, el 12 de octubre es únicamente EL DÍA DE LA INDEPENDENCIA DE GUINEA ECUATORIAL, un día de júbilo y gozo. Por aquí tampoco se conmemora como el día de la hispanidad ni se menciona el descubrimiento de América. Dentro de poco celebraremos el 52º aniversario con un desfile, bailes y otras actividades tanto formales como informales, mientras España y Latinoamérica también lo celebraran o conmemoraran a su manera. La misma fecha será motivo de celebración para dos comunidades hispanas entre las que no hay ninguna o muy poca colaboración cultural.
El 12 de octubre no es sólo el día de la hispanidad, también es el día que el único país africano que tiene el español como lengua oficial obtuvo su independencia de España.

lunes, 5 de octubre de 2020

Músicos Africanos: una corriente de frescura (Cecilio Olivero Muñoz)



MÚSICOS AFRICANOS: UNA CORRIENTE DE FRESCURA


Fue en Tombuctú donde nació el músico maliense fallecido en el 2006 llamado Ali Farka Touré, guitarrista y difusor de la música africana. Todos sabemos que la ciudad de Tombuctú era la ciudad a la que los surrealistas, encabezados por André Bretón, eligieron como ciudad de peregrinaje, ya que es la ciudad de los 333 santos y en ella existe la prestigiosa universidad llamada Universidad de Sankore, dicen que es la primera en el mundo. En esta ciudad ancestral nació el cantante y guitarrista maliense Ali Ibrahim “Farka” Touré. También hay otros músicos malienses como Amadou & Mariam, recuerden su disco Dimanche a Bamako y en especial el tema Djanfa, es necesario decir que éstos dos músicos son ciegos y se conocieron en el centro para ciegos de Bamako. Si nos dirigimos a la parte oeste del gran continente africano y nos vamos a Senegal nos encontramos con el músico Ismaël Lo, nacido en Dogondoutchi (Níger) aunque con  raigambre senegalesa,  ya que es de madre nigeriana y padre senegalés, en Europa se le conoce por la banda sonora en su canción Tajabone (1992) en la película Todo sobre mi madre de Pedro Almodóvar y su otro tema Jammu Africa (1996) y también es de su autoría el tema relativamente reciente Jiguen (2006). 

También es un dato curioso que músicos cubanos como Eliades Ochoa hayan publicado un disco como Afrocubismo, en él nos podemos deleitar con músicos africanos como Kasse Made Diabaté -originario de Kela, Malí-; en estos momentos Malí está en todo su apogeo musical y está abierta a la fusión de las músicas de todo el mundo. A pesar de los cambios políticos que está padeciendo el país últimamente. 



Ahora les hablaré de lo que he encontrado en Internet sobre música ecuatoguineana, ya que desconocía bastante. Pero lo poco que he ido recabando en diversas plataformas ha sido lo siguiente: 



Las Hijas del Sol (Paloma y Piruchi) no fueron las primeras artistas ecuatoguineanas en pisar España, pero lo hicieron, de la mano de la discográfica Nubenegra, con más impacto y trascendencia que el resto de grupos del mismo país. Tras un primer disco (Sibèba, 1995) claramente arraigado en la tradición de la etnia bubi (desde el idioma a la técnica vocal, pasando por los giros melódicos y las armonías), el dúo se metió de lleno en la emergente escena de “músicas étnicas” (world music en el mundo anglosajón), atrayendo la atención del público y de la prensa especializada en varios países europeos. Los dos siguientes álbumes (Kottó, 1997, y Kchaba, 1999), fruto de una extraordinaria fusión de la tradición musical ecuatoguineana con sonidos y ritmos de géneros tan variados como el reggae, el funk, el afrobeat y el highlife, deben ser considerados como unos de los más importantes trabajos nunca realizados por un grupo ecuatoguineano. Con Pasaporte Mundial (2001) alcanzaron la cima de su carrera, pero el grupo no tardaría mucho en disolverse y en caer en el olvido, dejando un hueco que ningún otro artista de su país ha podido cubrir.


Por otro lado están otros músicos ecuatoguineanos, como por ejemplo Maelé, Efamba, Bessoso, Malabo Strit Band, Luna Loca, Chiquitin, Dambo de la Costa, Ngal Madunga, Lily Afro y grupos exiliados en España como Super Momo, Hijas del Sol y Baron Ya Buk-Lu, Concha Buika y Chojín de raíces ambos ecuatoguineanas pero nacidos en España, Negro Bey, Jamin, Desmali y su grupo Dambo de la costa. 



También, y volviendo a Malí,  está el músico maliense albino Salif Keita considerada la voz de oro de la música africana, un dato curioso es que es familiar o descendiente del rey Sundiata Keita, fundador del imperio de Malí. También es importante decir que la Orchestra Baobab es un grupo senegalés con reminiscencias en su música cubanas, hacen o crean una música multiétnica y multinacional. También podemos hablar del músico Ugandés fallecido en 2018, su nombre es Geoffrey Oryema, un músico con talento y podemos destacar su canción Ye Ye Ye. También hay música de un cantante de Angola llamado Bónja y musicalmente nos trasmite en Folk y Semba de Angola. Echen una ojeada a su tema Mona Ki Ngi Xica, sin duda es un músico con una gran personalidad, tiene su propia versión del Sodade de Cesárea Évora. También quisiera resaltar la figura de la cantante de Burundi, Khadja Nin y su tema famoso en España, llamado Sina mali, Sina deni (FREE). No están todos los músicos de África, pero sí los que he creído más relevantes. Agruparlos todos sería una labor intensa que seguramente dejaría músicos en el tintero, espero los escuchen y se deleiten con estos grandes de la música. Algunos conocidos, otros, no tanto, pero en definitiva son músicos que merecen nuestro lugar en las playlist personalizadas. Siento no haber añadido a otros músicos de otras latitudes, aunque siempre África. Siempre África. Aunque a veces nos salgamos del mapa del continente africano para reencontrarnos que el africanismo es un amplio mundo que, de manera global, nos lleva a encontrarnos con músicos afrodescendientes esparcidos o diseminados por cuestiones pasadas, de años pasados de esclavitud, y de una anómala época de oscuridad como en los magnolios del strange fruit, nos narran dos divas de la canción en clave de jazz. Que tan bien nos cantaron Billie Holiday y Nina Simone. 

Parece que lo africano, sea de la nacionalidad que sea, tenga en su impronta una clara armonía en son con el arte de danzar, de cantar, de tocar música, en fin, que es todo una manera de vivir. Desde el blues de Muddy Waters, a la elegancia melódica de la voz de Ella Fitzgerald, al Respect de Aretha Franklin, como a las Four Women de Nina Simone al piano, todos han demostrado su talento arraigado al África moderna. 


Escuchen música, interpreten música, también escríbanla. La música empieza donde terminan las palabras decía Beethoven, pero yo añadiría que mejor si esa buena música va ligada a unas bonitas y certeras palabras. Como diría el colombiano Andrés Caicedo: ¡Viva la Música!




Fuentes: Google, Wikipedia, YouTube, Spotify. 


jueves, 1 de octubre de 2020

Reflexiones de una ondjundju-Escritores ecuatoguineanos-Juliana Mbengono



De “Cuando los combes luchaban” a “Suspéh”: fotografiando Guinea con letras


La nueva generación de escritores ecuatoguineanos es tan atrevida que ha decidido hacer capturas más fieles del presente utilizando jergas locales y expresiones en lenguas vernáculas pese a la falta de editoriales, la barrera del español, el coste de la publicación en el extranjero, etc. 

Hablando de literatura ecuatoguineana, si nos alejamos de las obras populares o anónimas, sería difícil hablar de ficción al 100%. Los escritores siempre usamos el escudo de “todo parecido con la realidad es casualidad”. Pero, por aquí se cuenta que “la tortuga dijo que la bestia que mató a su madre tiene manchas y el guepardo se sobresaltó; por lo que la tortuga le preguntó si era el único animal con manchas”. Y como se dice por ahí, quien nada debe, nada teme. Y los escritores de Guinea tenemos mucho miedo al contexto social.

La primera obra ecuatoguineana con un autor reconocido fue “Cuando los combes luchaban” (1953) de Leoncio Evita Enoy. Y la segunda fue “Una lanza por el Baobí” (1962) de Daniel Jones Matama. Ambas, publicadas durante el periodo colonial, han sido catalogadas como literatura de consentimiento debido al rechazo que los autores manifiestan sobre su propia identidad, presentando lo negro o africano como salvaje en comparación con la “civilización” de los colonos.

El hecho de que ambas obras sean clasificadas como literatura de consentimiento puede deberse al contexto en el que se escribieron: el negro debía transformarse en todos los aspectos por la necesidad de parecerse al civilizado colono y ser aceptado por él. Desde aquí, ya vemos como la literatura ecuatoguineana, desde sus inicios durante la colonia, es un espejo social; quizás no siempre de los acontecimientos históricos, sino también de las ideologías, costumbres y sentimientos de la sociedad.

La literatura producida en Guinea Ecuatorial a partir de 1968, año en el que el país obtuvo su independencia un 12 de octubre, día de la hispanidad, puede subdividirse en dos partes: la producida durante el gobierno del primer presidente, Francisco Macías, y la producida durante el gobierno del presidente actual, Teodoro Obiang.

Al investigar sobre los escritores del primer gobierno, veremos que gran parte de la literatura ecuatoguineana producida entre 1968 y 1979 se produce en el exilio. Muchos de los escritores ecuatoguineanos se exiliaron en España. Esta generación de exiliados ha recibido diferentes nombres por los mismos escritores. Juan Balboa se refiere a ellos como la generación perdida, mientras que Ciriaco Bokesa llama a ese periodo la Época del mutis y Donato Ndong la ha llamado Once años de silencio. Al igual que los otros, las obras de los exiliados también reflejan su presente: su deseo de volver a casa y sus sentimientos hacía Guinea.


El tercer periodo para la literatura ecuatoguineana, después de la colonia y el gobierno de Francisco Macías, comienza con trabajos como la antología de la literatura ecuatoguineana y la creación del Centro Cultural Hispano-Guineano (1982) desde el que se fomenta la literatura ecuatoguineana a través de herramientas como la revista África 2000 y una emisora de radio homónima. Unos años después, en 1985 la Universidad Nacional de Educación a Distancia publica la novela “Ekomo” de María Nsue, conocida como la primera novela escrita por una mujer ecuatoguineana. 

Tanto en Ekomo, como en otras obras aparecidas en la revista África 2000 y otras de la misma época archivadas en los documentos del Centro Cultural Español de Guinea, también se refleja la realidad ecuatoguineana, a veces de manera simbólica.

El autor de la obra “El párroco de Niefang”, Joaquín Mbomío, ha clasificado a los escritores ecuatoguineanos en corrientes como la Corriente Popular, la Corriente Independiente y la Corriente Neoguineana. En las obras de los autores de todas esas corrientes, como “Tres almas para un corazón”, de Guillermina Mekuy o “Avión de ricos, ladrón de cerdos”, del escritor ecuatoguineano más prolífico de todos los tiempos, Juan Tomás Ávila Laurel; seguimos viendo un esfuerzo constante por capturar la realidad y el presente entre papeles o simplemente hacer un esbozo de lo que se vive o se ve.

Los autores de la literatura ecuatoguineana actual, nacidos entre 1980 y 2000, podrían considerarse como la cuarta generación debido a sus particularidades. Aunque esta nueva generación también captura el presente en sus obras y utiliza la escritura como medio de expresión, tiene ciertas particularidades que la hacen única. Por citar un ejemplo: “Suspéh” es el título de la última obra del autor de “Barlok, los hijos del gran Búho” y “El albino Mico”, Estanislao Medina Huesca.

Aunque Trifonia Melibea, activista LGTBQ+ y la escritora más prolífica del momento, ha llamado “escritoras rebeldes” a las escritoras contemporáneas. Esta rebeldía es una característica general de la nueva generación que, al parecer, no se ajusta a los requisitos del público internacional e intelectual, en vez de eso, dirige sus obras a los propios ecuatoguineanos y en especial, a la juventud. 

Este afán por describir el día a día y la realidad de cada uno, nos permite ver diferentes panoramas del país. Mientras que en “Suspéh”, Estanislao nos permite conocer un poco de Guinea Ecuatorial a través de los delincuentes juveniles; en “Juntos antes que anochezca” de Chris Adá y en “Yo no quería ser madre” de Trifonia Melibea se nos permite conocerla a través de los testimonios de jóvenes homosexuales; en “Ebihi Nga Mbot” de Isabel Rope se nos acerca al infierno que supone la poligamia para muchas mujeres y en “Mbura Mbot” Matías Elá, al igual que Maximiliano Nkogo en “Nambula”, expone el perfil de los funcionarios públicos, su incompetencia y muchas cosas más que descubriremos dejándonos llevar por estas joyas.

Por lo tanto, la literatura ecuatoguineana es un medio excelente para conocer esta pequeña excolonia española.