martes, 29 de diciembre de 2020

Al final, Joseph Beuys (Por Eleine Etxarte)



Timur miraba lleno de curiosidad a ese ser que había caído del cielo. No encontraba sus alas por ningún sitio, mientras sus padres le cubrían de sebo animal de pies a cabeza.

Era un trabajo laborioso. No se podía hacer ni lento, ni rápido. La grasa tenía que estar caliente, ni mucho ni poco y ser abundante.

Timur había pasado por esa experiencia cuando tenía cinco años y recordaba haber llorado mucho. Cuando todo hubo terminado se sintió seco por dentro pero calentito por fuera. Sus padres le habían contado que estuvo a punto de formar parte del mundo de los espíritus, el hielo le puso una trampa hacía ya tres inviernos.


Zifa y Azat, sus padres, hablaban en susurros mientras terminaban la primera parte del ritual.

El fieltro ya estaba preparado para recibir el cuerpo del ser venido del cielo.

Siempre teníamos un montón de estas mantas en nuestra Yurta. Nunca sabíamos cuando las íbamos a necesitar. A mí me producía una inmensa tranquilidad respirar el olor leñoso que desprendían, me hacía sentir seguro.


El niño tenía curiosidad por conocer el nombre de esa criatura tan desamparada que totalmente abrasada mostraba su carne roja y azul con tan poco pudor. Las alas, quizás, las había perdido en el fuego como su piel, tampoco comprendía como podía haber provocado semejante estruendo; incluso la tierra se había quejado.

Los días pasaron y el hombre del cielo no hablo en ningún momento, permaneció quieto y silencioso junto al fuego pero ya tenía nombre, sus padres lo llamaban Stuka y él también.


Una noche Stuka habló y esa misma madrugada vinieron unos hombres y se lo llevaron en trineo a la aldea. Mi madre lo despidió con una olla llena de estofado de liebre que introdujo bien calentita entre las mantas de fieltro que lo envolvían cuando se marchó.


Mucho tiempo después esos hombres volvieron y explicaron a mis padres que el hombre venido del cielo no se llamaba Stuka sino Joseph Beuys y que era un gran artista. Creo que es como ser un gran chamán.


A partir de aquí me gustaría explicar a Timur, el niño tártaro de esta historia, al que yo me permito tomar como representante de todos los mortales consumidores o no de arte, quien era y que hacia este escultor social, tal y como él se definía.

Te describiré dos de sus trabajos en el mundo del arte.

Comenzaré con su acción “Como explicar los cuadros a una liebre muerta”


Es el 11 de noviembre de 1965: Joseph Beuys se pasea por una Galería de Arte de Düsseldorf vestido con un traje de fieltro y la cara untada con miel y polvo de oro. En sus brazos lleva una liebre muerta y de vez en cuando le susurra al oído la explicación a los cuadros expuestos. El artista por su parte, no parece reconocer la presencia de su audiencia durante las tres horas que dura su obra.


Explicar cosas a un animal muerto, querido Timur, sobre todo si son cosas del mundo del arte contemporáneo es más sencillo, según el autor de esta acción, que hacerlo comprender a la mayoría de los seres humanos.

No te extrañes, el arte es cada vez más críptico e incomprensible.


Ahora te voy a contar la primera performance o acción que realizó Beuys en la galería Rene Block de Nueva York. La llevó a cabo en 1974 y se tituló “Me gusta América y a América le gusto yo” o “El Coyote”.

La obra comenzó justo en el momento del viaje desde Düsseldorf a Nueva York. Al llegar al aeropuerto, Beuys se envolvió en una manta de fieltro y se apoyó en un bastón de pastor, siendo conducido en ambulancia hasta la galería donde compartió habitación durante tres días con un coyote salvaje.

Los espectadores observaban a los dos especímenes tras una malla metálica y fueron viendo como el artista hablaba con el animal, le ofrecía diversos objetos e interactuaban juntos. El coyote mordía el fieltro, rodeaba a Beuys o se meaba en el Wall Street Journal, todo un símbolo del capitalismo.

Al final de los tres días, el artista abrazó al coyote. Al parecer se habían hecho amigos y tal y como vino, regresó a Alemania sin haber pisado suelo neoyorquino en todo el viaje.


Querido Timur te preguntarás ¿qué significa todo esto?

Beuys pretende hacer una dura crítica al daño causado por el hombre blanco a los nativos americanos y a su cultura. A través de esta acción quiere curar a América del trauma causado por el conflicto con los indios. Busca la reconciliación entre hombre y naturaleza.


Pensarás que los artistas, como los chamanes, tienen variadas formas de comunicarse con las personas, también hay mucha magia en el mundo del arte, a veces creer en él es un auténtico acto de fe.


Muchos cuestionan la historia de Joseph Beuys, algunos dicen sobre el rescate de su accidente aéreo que fue encontrado por un comando alemán y llevado a un hospital militar donde no había ni fieltro ni grasa y menos un niño tártaro.


Algunos reclaman que incluso después de la guerra conservaba ideologías racistas provenientes del pensamiento de Rudolf Steiner. Este punto lo toca una biografía escrita por Hans Peter Riegel, para quien Beuys no fue un simple artista desquiciado o un genio inocente, sino que, por el contrario, era una figura reaccionaria y peligrosa.


 

Igual tú tampoco existes Timur, pero yo te he dado un nombre como Beuys dio voz a muchas causas silenciadas a través de su arte. También quiero pensar que su vida es una historia de redención.


Por mi parte, nunca olvidaré la intensidad con la que sentí el silencio en aquel espacio totalmente forrado de fieltro en cuyo centro se encontraba, igualmente forrado, un piano. No recuerdo la ciudad, si fue en Londres,  París o  Barcelona pero cuando vuelvo mentalmente a aquel lugar se produce en mi interior una fuerte reacción, es como un viaje hacia dentro, mis sentidos se despiertan pero no traducen lo que me rodea solo alcanzan quietud, una especie de paz. Beuys pensó el silencio Timor y nos lo hizo sentir a muchos, espero que tú y yo podamos quedarnos con lo que él nos hizo sentir y con lo que comunico a lo largo de su trayectoria artística.

Después de todo; “Todo ser humano es un artista”, y cada acción, una obra de arte.

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