sábado, 19 de diciembre de 2020

Olivero y Duquende: un flamenco actual pero distinto (Casimiro Oquedo Medrado)



El uno nos viene de Austria nada menos,  el otro, de Sabadell nada menos, y están haciendo un flamenco puro fusionando lo justito, ya que estamos hablando de Flamenco, patrimonio de la humanidad reconocido por la UNESCO. He buscado al guitarrista por Internet y es todo un misterio, el porqué se llama Olivero, y de qué parte de Austria viene. He visto su página en Facebook, y ya tiene más de nueve mil seguidores. Su guitarra suena a flamenco aunque con un aire distinto, renovador, se podría decir. He escuchado por Spotify sus tres singles y es un aire que le hacía falta a este flamenco último, eso después del descalabro de Rosalía y El Niño De Elche, aunque considero que es un giro de tuerca hacia el flamenco necesario, lo de Rosalía es un fiasco, pues se ha convertido en música latina, tipo Shakira o otra pop star de tantas que hay, con respecto al Niño de Elche se puede elogiar su valentía en darle al flamenco otro color, lo que no es factible politizarlo. Pero ahora hay que hablar de Duquende, este cantaor, con voz prodigiosa, fue coronado por Camarón de la Isla, nada menos, como su sucesor, o si no su sucesor, elogió su talento grandioso y con gran duende, es decir, que le viene el nombre que ni pintado. Duquende es de Sabadell, y lleva el flamenco en la sangre y no es la primera ni la última que graba un disco. Tiene Duquende discos apoteósicos con fantásticas guitarras como Tomatito, incluso con Manzanita, ya fallecido. Pero hay que decir que ha recorrido el mundo como cantaor de primera fila de Paco de Lucía, pero el maestro Duquende se merecía encontrar un guitarra al toque como Olivero, con un estilo propio y único. Sin duda, era la pieza que le faltaba al Flamenco de siempre, es decir, al flamenco por antonomasia. Busquen en Google tanto a Duquende y a Olivero y escuchen su mezcla que promete buen flamenco para el aficionado exigente. Para el aficionado ortodoxo también, dejémonos de monsergas y etiquetas, el flamenco es como la poesía, de acero inoxidable. Se adapta a cualquier música, género, instrumento o lo que se ponga. Es música parida como los antiguos gitanos la crearon cantando así cuando remaban en galeras sus cantes al ritmo de cada empalada. Cuando en fiesta se bailaba y se cantaba por bulerías, ya sea en Andalucía o en el Somorrostro barcelonés (ya desaparecido). Son músicas únicas, como el jazz, el country, el blues, el soul, y otras vertientes musicales. No estamos descubriendo América, esto del Flamenco debe de ser como ha sido siempre, dentro de la experimentación y del hecho de crear bajo influencias nuevas, el flamenco está abierto a todo tipo de corriente. Pero escuchen a Olivero y Duquende. Músicos interesantes donde los haya. Ya pasaron para Duquende los tiempos que al toque tenía a los hermanos Cañizares o también Chicuelo. Recuerden: tres singles para abrir boca. Uno se titula Viento de Estepa, el otro Bendito el Amor, y por último Castillo de Cristal. Todo cabe esperar que grabaran un disco, de momento la acogida va siendo buena. En el panorama Flamenco están surgiendo nuevos cantaores como Israel Fernández, o Sandra Carrasco, o Naike Ponce, el músico Lin Cortés con su éxito Novia Moderna, hacen un flamenco fusionado con pop del momento con un toque aterciopelado de rumba y ecos árabes, un cantaor de éxito en el mundo flamenco Antonio Reyes con canciones ya casi olvidadas como Alameda, del grupo de rock andaluz Alameda. 

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