sábado, 26 de diciembre de 2020

Reflexiones de una ondjundju-¿Qué nos quedará?-Juliana Mbengono



¿QUÉ NOS QUEDARÁ?


Estimado lector, voy a decirle dos cosas muy obvias y no tan obvias como parece.

Primero: no es bueno que los árboles se caigan. ¿Por qué debe caerse un árbol con las raíces aferradas al suelo?

Si se cae un árbol viejo podemos entender que sus raíces se habían debilitado después de tanto tiempo abrazando el suelo. Si se cae un árbol viejo podemos decir que su cuerpo había perdido la batalla contra el tiempo y cuidar de los retoños para que crezcan y ocupen su lugar, pero si se caen todos los árboles a la vez, jóvenes y mayores ¿Qué nos quedará?

Ahí donde la brisa nos saludaba bajo la sombra del Okume, solo quedan los rayos del sol, el aire polvoriento y esa rara sensación de que volveremos a escuchar una voz que ya no está o recibir una palmada en el hombre de quién sólo sobrevive en los buenos recuerdos que tenemos de él.

No es normal que los niños se mueran, un bebé no tiene razones para morirse, un joven no debe morirse. No es normal. La muerte es un adiós a este mundo para descansar después de tanto trabajo. Los jóvenes siguen teniendo fuerzas y energías para trabajar, su muerte no tiene sentido, es absurda y más que doler, irrita, enfurece.

Al mundo se le están cayendo todos los árboles y Guinea Ecuatorial no se queda al margen. Todas las muertes no son por el Covid 19, pero todas duelen, todas me duelen. En el mundo de la cultura podemos contarnos con los dedos y seas de danza, teatro, literatura, cine o artesanía, en algún momento nos habremos cruzado en el centro cultural español, en el centro cultural ecuatoguineano o en el centro cultural francés, por citar los tres grandes centros culturales que tenemos. Porque tenemos otros espacios culturales que no son centros culturales como la guardería papaya, el espacio Locos por cultura y las plazas de Ela Nguema y Ewaiso. En algún momento habremos disfrutado del arte del uno o del otro creando ese sentimiento de aprecio y admiración.

¿Por qué hablaremos más de la gente cuando ya no está entre nosotros? Porque ya no están entre nosotros. Se nos acabaron las oportunidades con ellos. Porque notamos el hueco que dejaron en nosotros. Caemos en la cuenta de que hemos estado esperando oír los pasos de Don Carlos Nvó en el Centro Cultural Español de Malabo cuando él ya no está y eso nos hace tener presente que todo es vanidad, que no debemos tener minutos de rencor, envidia, ni odio con aquellos que nos rodean.

Don Carlos no era precisamente un artista, pero era un Okume para muchos artistas, un señor de trato fácil para jóvenes y mayores. Don Carlos ya no está, hace meses que no está y con cada actividad que se organice en el centro cultural echaremos de menos sus presentaciones, sus intervenciones, sus invitaciones al público. La primera vez que hablé con Don Carlos, al final de una tarde de cine en la guardería Papaya, me sentí… iba a preguntarle si podía presentar una propuesta en el centro cultural, él no sólo me respondió que sí, también me orientó y me explicó todo lo que necesitaba saber para ponerme manos a la obra. Como yo, muchos jóvenes escritores, cantantes, bailarines, etc. podrán contar sus experiencias con el mejor gestor cultural que hemos conocido.

Como Don Carlos, la tía Chuli (Julieta Martina). Mientras ella instruía a todos los jóvenes del Ballet Nacional era difícil imaginarse que algún día partiría con toda su gracia, con todo su conocimiento, con toda su hermosura. La primera y la última vez que vi a la tía Chuli fue en un taller de fotografía ¿Qué hacía una bailarina en un taller de fotografìa? Apoyar, ella vino con sus niños del ballet nacional Ceiba para que el resto de participantes pudiéramos practicar con ellos como modelos. Y esto, querido lector, es lo que tiene el mundo de la cultura en Guinea Ecuatorial: coincidimos en todo y en todos los lugares, nos apoyamos y creemos que siempre estaremos aquí y llegaremos a viejos como la independencia nacional o Don Julian Bibang Oyé.

Ahora que se nos ha ido Hilda Salvador, caigo en la cuenta de que en la finca de la cultura en los centros culturales y en los escenarios sin conciertos musicales, no sólo están cayendo los viejos, se nos están yendo todos ¿Qué nos quedará? Nada, sólo nos quedará el recuerdo de Hilda interpretando a la protagonista principal de la obra “La bastarda” de Trifonia Melibea, nos quedará el recuerdo de Hilda en el corto “Mi vida en un sueño” de Daniel Asedu. Nos quedará el recuerdo de una gran actriz de teatro con ganas y fuerzas para vivir, que se fue demasiado pronto.

Antes de que otros se nos vayan, querido lector, quiero invitarle a conocer a nuestros artistas, la mayoría son muy jóvenes. Esta es la segunda vez que le digo algo demasiado obvio. La mayor parte de la población ecuatoguineana es joven, la mayor parte de los artistas son jóvenes, la mayor parte de los que se mueran no deberían ser jóvenes.

No hay nada que justifique la muerte de un joven, por eso nuestros antepasados y nuestros mayores no daban por terminado el entierro de un joven sin haber completado el ritual de venganza contra aquello o quien quiera que estuviera detrás del accidente o de la enfermedad que le quitó la vida.

Hilda Salvador se ha ido, al igual que Don Carlos, Julieta Martina, Trinidad Morgades y María Angué. Al resto de la compañía Fenix o Séptimo Arte y a su familia les quedarán los recuerdos de una hermana, amiga, compañera... A aquellos que sólo disfrutábamos de su talento cuando nos daba el privilegio desde el escenario o la pequeña pantalla sólo nos quedará eso, los recuerdos de ella como una gran actriz que hemos perdido.

No hay comentarios: