miércoles, 19 de mayo de 2021

Reflexiones de una ondjundju-El COVID-19 en África-Juliana Mbengono



LAS MEDIDAS DE PREVENCIÓN DEL COVID NO ESTÁN PENSADAS PARA ÁFRICA 


Se sabe que el coronavirus está teniendo menos impacto en África. Pero es muy probable que se quede con nosotros por los siglos de los siglos aumentando la brecha intelectual, tecnológica, democrática, económica, etc...que hay entre nosotros y el resto de continentes. 

Quizás nuestro primer error haya sido copiar las medidas de prevención de occidente sin analizar nuestra situación.

Si en Europa se habla de confinamiento, también se habla de clases por internet. Pero, si yo que soy universitaria no tengo clases en línea porque la universidad apenas está capacitando a los profesores para ello, no hace falta hablar de mis hermanitas que llevan un año sabático y dos cursos casi perdidos desde que el Covid llegó a nuestro país el 14 de marzo del año pasado. Puede que sus maestras sí estén capacitadas para dar clases a través de WhatsApp, que es la vía adoptada por algunos de mis profes para encargar trabajos, pero mis hermanitas no tienen teléfonos inteligentes ni tabletas y si los tuvieran ¿Quién cubriría el coste mensual de la WiFi cuya tarifa más barata se aproxima a la mitad de lo que cobra la mayoría? 

Hablar de cultura es hablar de vida y hablar de vida es hablar del día a día y el día a día en Guinea Ecuatorial con la pandemia no difiere mucho de países africanos.

Sí que África no es un país, pero las naciones que lo forman comparten muchas miserias, entre ellas: la falta de agua corriente, electricidad, comunicación y un largo etcétera que incluye que internet cueste un ojo de la cara.

Meses atrás, mi primito y yo seguíamos un concierto en homenaje a un señor llamado Amed Bakayoko. Estábamos seguros de que se trataba de una redifusión de algo que ocurrió hace años, hasta que apareció uno de los más grandes artistas y activistas que tenemos en todo el continente, el inventor de la palabra democratura (democracia y dictadura): Alpha Blondy.

El viejo estaba vestido de Blanco como el abuelo de Kirikú y con sus canas blancas parecía más santo que el papa, sólo le faltaba el halo de luz en la cabeza, pero iba escoltado por varios militares ya que el público irrumpió en el estadio. Toda esa gente quería tocar al mítico Primer Bandido, Alpha Blondy. Parecía algo de otra época, hasta que un hombre blanco con un cámara apareció junto a otros dos que cargaban micrófonos y los tres llevaban guantes y mascarillas: el homenaje era algo reciente y posiblemente se emitía en directo.

Como en el concierto en homenaje a Bakayoko, la gente vive apiñada en todos los países de África y no es precisamente porque se esté rebelando contra las medidas de prevención del coronavirus: las medidas de occidente no están hechas para África.

Por citar un ejemplo, se recomienda mantener la distancia para evitar el contagio, pero cómo se mantiene la distancia si todas las mañanas debemos apiñarnos en el grifo público para coger agua antes de que lo corten; o en el peor de los casos, en los barrios como Santa María y Los Ángeles que llevan meses sin agua ¿cómo la gente cumplirá con la norma de lavarse las manos constantemente? Lo más gracioso es que cuando me fui al hospital para ponerme la vacuna había tanta gente que era imposible mantener la distancia; igual que cuando llega el fin de mes y todos se van al banco a pagar la luz y cobrar.

Por otro lado, es difícil que la gente deje de creer que el Covid es un invento y su vacuna un arma para reducir la población mundial. Anteriormente bastaba con decir que se ha hablado de tal cosa en la Televisión Española y cualquier ecuatoguineano se lo creía, la TVE era una referencia fiable para nosotros. Pero con internet revelando, desmintiendo y desacreditándolo todo y los gobiernos cuya ineptitud ha quedado al descubierto, ya no sabemos en quien confiar.

Lo más triste es que, las medidas impuestas sólo afectan a quienes viven en los barrios marginales, sin olvidar que casi todos nuestros barrios son marginales; mientras que los pijos pueden permitirse el lujo de celebrar cumpleaños, bodas y lo que les pegue la gana. 

Con esta situación y el agobio que causa ver a tantos militares armados en la calle, no es de extrañar que en el corazón de los barrios la gente se pase las medidas de prevención por el forro y que estas nunca vayan a cumplirse aquí.

En Guinea Ecuatorial, el plan de erradicación del paludismo incluía el rociamiento gratuito de los hogares acompañado de la donación de telas mosquiteras; también recuerdo que se solía ir de casa en casa vacunando a los niños contra la polio, lo mismo se debería hacer con la vacuna del Covid en vez de esperar a que la gente se apiñe en los hospitales. En algunas ciudades, el gobierno ha puesto un grifo para cada casa, incluso en el patio de las casas en las que todavía se está levantando el fundamento; adoptar la misma medida para los Barrios de Malabo y Bata que son las ciudades más pobladas sería muy costoso, pero de gran ayuda. Tampoco estaría mal que el gobierno ofrezca internet de manera gratuita o a bajo costo para facilitar el acceso a internet de los estudiantes que deben enviar y recibir ejercicios a través de WhatsApp. 

El Covid se quedará con nosotros por los siglos de los siglos, pero no nos matará tan pronto como lo harían el hambre y la sed si nos quedamos encarcelados en nuestras casas. Así que no nos quedaremos encerrados, no podemos.

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