martes, 5 de octubre de 2021

Reflexiones de una ondjundju-El éxito está reservado-Juliana Mbengono



EL ÉXITO ESTÁ RESERVADO PARA LA JUVENTUD Y LA VEJEZ


¿Qué es el éxito? ¿Cuándo podemos decir que hemos tenido éxito en la vida? Ahora que todo va tan rápido, parece que la vejez también se ha vuelto prematura. Un día eres niño o niña para todo y al día siguiente te parece que ya es demasiado tarde para ir tras las metas que pretendías alcanzar cuando seas mayor; porque los demás las alcanzaron mientras jugabas al escondite con tus padres y te parecía que no hacía falta ir con tantas prisas por la vida.

Si no llegas a licenciarte u obtener el master antes de los 25 años, quizás tengas que esperar a cumplir 80 años para que te aplaudan con sinceridad por ese logro, en vez de recibir un frio “¡Enhorabuena!” o un “ya era hora. Al fin lo lograste”. Bueno, llegados a este punto, alguien dirá que no debemos vivir para impresionar a otros o esperar elogios; pero, el espíritu de la competencia y las comparaciones tiene mucha fuerza en los jóvenes. ¿Quién quiere ser un parado de veintisiete años que sigue viviendo con sus padres cuando el primo, vecino o amigo ya tiene una vida independiente y es quien cubre parte de los gastos de sus padres?

Tener treinta tacos ya es ser muy mayor, es estar al otro lado de la línea. Toda la vida se queda entre los quince y los veinticinco o veinticuatro. Si en esos diez u once años uno no consigue un título académico, ser la estrella del momento, formar una familia, crear una empresa u otra cosa que el mundo esté usando actualmente para medir el éxito, estará siendo el último en llegar a la meta. La única Salvación que le queda es lograr esas “proezas” después de los 70: siempre ha sido llamativo, entrañable y conmovedor que los ancianitos hagan cosas de jóvenes. 

La realización personal está siendo relegada a un segundo plano porque el éxito material tiene la cara de un joven. Incluso cuando las estrellas del cine, la música, el deporte y los hombres más ricos del mundo no sean precisamente jóvenes de menos de veinte años, los medios de comunicación se las ingenian para demostrar que ya eran grandes deportistas, cantantes o empresarios antes de saber atarse los cordones.

Parece que la gran mayoría de la gente necesita desarrollar una inteligencia emocional excepcional y una personalidad de acero con un grado de autoestima que roce la arrogancia. Sólo así podrán seguir emocionándose de verdad por sus logros en vez de sentir que al final pudieron acabar la tarea que los demás lograron realizar a tiempo

Es paradójico e incluso irónico que, actualmente, con los avances en la ciencia y la medicina, que suponen un aumento de la esperanza de vida, la gente esté más ansiosa por vivir deprisa antes de hacerse muy mayor para la mayoría. Bueno, quizás todos queremos ser Jay Z y JLo para vivir los cincuenta como si fueran los quince; mientras tanto, los quince pasan y nada nos garantiza que vayamos a tener el mismo “éxito” o que la vida no nos vaya a sorprender con uno de sus reveses. Lo peor de todo es que llegamos a tener buenas oportunidades y las dejamos pasar porque podemos aspirar a más, después de tantos errores y frustraciones acabamos conformándonos con cualquier cosa para no ser unos absolutos “perdedores”.

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