No me gusta el enrevesado “Aullido”
de Allan Ginsberg.
Sin embargo me seduce la humildad
y la frontera emocional de Linus Torvalds.
Yo no soy hipster, según las lumbreras
soy un garrulo de cornetín y carta certificada..
No tengo nada en contra de Ginsberg,
pero resulta newyorquinamente provinciano.
Un periodista de Telecinco,
la televisión de los casposos, confundió “beat”
con “Beach”, o beatnik con surfista.
Es un horror para mí escribir por la mañana,
y aquellos que disciplinados viven con horario
de oficina ya son grandes enemigos del spanglish.
No tengo más remedio que usar Linux.
Me tocan las pelotas los mercaderes.
Free no significa gratis, dijo Richard Stallman,
sin embargo lo gratuito es un lujo
que llena de luz los ojos de mucha gente.
Alguien con estudios superiores
me diría —calladito estás más guapo.
Y puede que tengan razón.
Yo quisiera estar callado y que mis ojos
no fueran un aullido permanente.
Silicon Valley es un paraíso para Geeks
o Nerds; los Loser y los outsiders
viven apurando las babas del asco.
Quisiera saber programar un código HTML
y romper la esclavitud de los software privativos.
Mientras Julian Assange y Eduard Snowden estén cautivos
no tendré ganas de aprender a usar Python 3,
vas por la ciudad y te encuentras con un hipster
y éste te dice: —Calladito estás más guapo.
Vas a pesarte y te dicen: —Habla cuando te pregunten.
Y como los necios saben que no salgo a la calle
me pesan creyéndose adivinos de la telepática
manera de crucificarte.
Te dicen: —Capplannetta, seguro que ya pesas 200kg.
Y se equivocan, se equivocan constantemente.
Peso mucho menos, porque calladito estoy más guapo.
Pero mi peso no cotiza en bolsa,
ni paga aranceles en la migra.
No tengo Green Card pero soy ciudadano Schengen.
Quizá me convierta en un peso pesado
para la hidalguía chupando de una botella.
Jamás en un perro fronterizo,
odio señalar por el olfato.
Me digo:—Calladito estoy más guapo.
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