El ángel y la tierra
Abdennur Prado
La tierra emerge como si fuera un abismo
o un vaso de cristal
como si fuera puerta o puente de obsidiana.
Y de la tierra surge, colosal, la silueta
de lo que está en su inicio
como una comadrona de fuerzas ancestrales
como columna mineral que flota
en el abrirse de lo prodigioso.
Y de la silueta, nacen, diseminadas
a veces como llamas las voces sempiternas
y el espectral gemido de ese poder que crece
en las enredaderas y en los besos.
Y de la voz volátil la mirada
del ángel se hace presa
o tal vez relicario de una luna perdida
entre sucios pañales y ríos de esmeralda.
Elogio del afuera
No hay nada más propio que el afuera
Afuera del saber, afuera del sentido
Afuera del sí mismo que se escapa
Fuera de nuestro cuerpo, muy lejos de la esencia
Más lejano que toda lejanía
Más exterior que el interior sellado
por el fracaso de un amor sagrado
¡Oh fronteras del sol abridnos como esferas
de espuma y mansedumbre desgarrada!
Sin lo impuro lo puro es una araña.
Sin corazón la piedra se deshace.
Sin humedad la espada no se clava.
Sin destino los cuerpos no se encuentran
Todo lo que perdura en el celo de Dios
reconoce la muerte como amada.
Todo lo que se hunde se abre paso
en manos del secreto del sexo como anillo
En el afuera brilla tu interior
como brilla en la infancia el sol de la otra vida
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