viernes, 1 de septiembre de 2023

Relatos de verano:1-Margarita Bokusu Mina

 


Ya mismo me voy a comer, pero quería contarte algo,  bueno, quiero contarte por lo menos dos cosas. Una es ya muy repetida, de lo que me gustaría que nos pasara, la otra es la siguiente, una anécdota: el otro día el Borjamari de Orujo y Cantimpalo me falló y encontré casualmente a Pitita de Lux. Le regañé por lo de la última vez ¿Te acuerdas? Aún me queda algo medio fundido con el plástico que lo envolvía. Menuda mierda de lomo en manteca, le dije. Total, que me llevó al casoplón donde es interna: limpia y cocina sin contrato a cambio de alojamiento, comida y dinero de bolsillo y no quería que me fuera, quería que la oyera y se enrolló muy bien con lo que me dio, me vendió, que aquí, ya tú sabes "miamolll", nadie da "na", compensó en todo caso. Está esperando que le envíen una carta para entrar en el talego, 7 años le echan por culpa de un chivato, así me lo contó y porque tiene una basura de abogado ya que no puede pagar (vendiendo lomo en manteca casero, por muy exquisito que esté, si no has pasado el cursillo de manipulación de alimentos es a lo que te arriesgas, ya les vale. Una cosa que a otros hace ricos y a los de abajo, como Pitita, ni les da para subsistir). Le conté que antes de encontrarla estuve con una amiga común que atiende un salón de té, una chavala que más canija, más consumida no puede estar. Su novio, alto y bien parecido, más joven, estaba borracho y le exigía que le sirviera, ella lo miraba con malos ojos, él se metió en la barra y la empujó, no se desnucó de milagro, pero se golpeó la cabeza y las costillas, sangraba. Imagina la vergüenza que le estaba haciendo pasar, el daño, delante de las señoronas que humedecían las pastitas y con aparente calma se las llevaban a la boca después de haber sacudido con servilletas impolutas las migas que sus esposos dejaban en las suyas mientras miraban de reojo lo que estaba sucediendo y se mantenían como si no ocurriera nada. Cuando salí del salón de té a ella le tomaban declaración y a él se lo llevaban esposado. Luego le conté a Pitita que tú me habías amenazado con un cuchillo y un hierro y me habías golpeado la cabeza con un tronco y Pitita de Lux ya no pudo más, olvidando sus clases en el Liceo, de vela y squash (adonde tiene que llevar a los hijos de los señoritos), su vermut a medio terminar y llorando se levantó de un salto y se plantó en medio del hall y casi gritándome y señalándose la entrepierna con las dos manos, te la puedes imaginar: "¿Sabes lo que les pasa? ¿SABES LO QUE LES PASA? QUE NOSOTRAS TENEMOS 3 PARES DE COJONES, ¡3 PARES DE COJONES! ¡3 PARES DE COJONES! Y ¿CUÁNTOS TIENEN ELLOS? ¿DIME? ¿TÚ SABES LO QUE TIENEN ELLOS?" Y contesté: "Un par y a veces ni eso." Y se calmó y se tiró en el diván ¿o era un chaise longue? abrazándome y llorando. 

 

Para reír recordamos a Rober, que lo tiene en grande en "su" pequeña habitación, en el ala derecha de la mansión, y ella venga decir: "El ijoputa este ¿Te acuerdas cuando...? Y ja, ja, ja. En fin. 

 

Pero que mis novelas molan más, sepan ustedes, y como en ellas digo para curarme de espanto: cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, ya que ella, la realidad, ya saben, supera a la ficción. 

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